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Cogida en el autobús (2): un trío inesperado con 2 machos
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Tiempo de lectura: 13 minutos

Enlace a la primer parte del relato al final.

Cómo les había relatado, Diego me había cogido en el autobús rumbo a la ciudad de Puebla para asistir a la convención de la empresa de cosméticos en la que me había afiliado.

Después de registrarme en la convención y saludar a Diego con un beso en la mejilla, dónde me susurró que en la noche me daría la mejor cogida de mi vida, estuve curioseando un rato, observando los múltiples stands que se habían instalado con los nuevos productos y platicando con otras afiliadas, intentaba parecer normal, pero la verdad estaba tremendamente excitada, llegó la hora de la primer conferencia y me dirigí al auditorio a tomar mi lugar, las conferencias iniciaron, en resumen fue sobre la historia de la empresa, videos motivacionales, asociados narrando en video sus historias de éxito y lo que me había platicado Diego sobre formar mi red de afiliados para ganar una comisión de sus ventas y así aumentar mis ingresos, sin embargo, no ponía mucha atención, seguía con mi calentura al máximo, imaginaba como me cogería Diego, estaba ansiosa por disfrutar de su enorme verga, aquella que tanto placer me había dado y que no pude disfrutar como hubiera querido por encontrarme en un autobús lleno de gente.

Nos dan un receso de dos horas para comer y descansar, la comida es cortesía de la empresa, mientras nos sirven la comida busco con la vista a Diego, no lo encuentro, me siento un poco decepcionada, mil cosas pasan por mi mente, incluso que tal vez se hubiera arrepentido, estuve a punto de llamarle, pero me contuve, no quería parecer desesperada o que pensara que lo acosaba, preferí esperar que fuera él quien me llamara.

Terminando la comida todavía queda alrededor de una hora libre, subo a mi habitación a darme un baño, a fin de calmar mi calentura y cambiarme de ropa ya que mi ropa íntima estaba completamente empapada, me vestí en forma provocativa, un conjuntito de medias negras, tanga y sostén de color negro y un vestido corto de Lycra rojo muy sexy y sensual, se me pegaba como guante al cuerpo, mis pezones se marcaban sobre la tela y hasta mi minúscula tanga no pasaba desapercibida, zapatos de tacón alto, quería verme sexy y sensual.

Regresé al auditorio para la última conferencia del día, después que terminó sube al escenario un hombre maduro, como de 50 años, con canas en las sienes, pero con buen cuerpo y un porte elegante, se presenta como un Gerente Regional de la empresa, seguido de mi Diego y una hermosa chica, muy joven, más joven que Diego, la vi tomarle de la mano y susurrarle algo al oído, Diego sonrió, al instante sentí que me hervía la sangre, seguro había algo entre ellos, sentí celos, ella era seguramente el motivo por el cual no lo había visto en casi todo el día, llegaron a mi mente imágenes de Diego y esa linda chica cogiendo, me sentía furiosa. El hombre maduro empieza a hablar y me saca de mis pensamientos, nos da las gracias por asistir a la convención, por nuestro esfuerzo, que somos una familia y bla, bla, bla, pero al terminar nos dice que nos tiene preparada una sorpresa, en ese momento sacan dos tómbolas, una la colocan al lado de Diego y otra al lado de la chica, es un sorteo con premios para las asistentes, la chica saca de la tómbola los premios y Diego saca de la tómbola el nombre de los ganadores, los premios son dotaciones de productos de belleza, electrodomésticos y estancias en hoteles de lujo todo incluido para dos personas por 5 días y 4 noches. Casi al finalizar escucho que Diego grita mi nombre, me he sacado una estancia en un hotel de lujo de Cancún, grito de la emoción, me dirigí al escenario, herida en mi amor propio, saqué pecho y me contoneé al caminar, moviendo suavemente mis caderas y sacando mi culito respingón, quería causar sensación y opacar a la hermosa chica, vaya que lo logré, todo el auditorio se puso en silencio, los pocos hombres que había se quedaron boquiabiertos, incluyendo al Gerente Regional, sonreí al ver la cara que puso Diego y por revancha, miré en forma coqueta a su jefe. Cuando recogí mi premio todo el auditorio me dio un estruendoso aplauso y me retiré caminando lentamente sin perder mi porte de diva.

Terminó el sorteo, estaba contentísima, mis celos se esfumaron, me dirigía a mi habitación cuando me llegó un mensaje de Diego que decía:

– ¿Te gustó tu regalo?, me dejaste maravillado, estabas despampanante, dejaste a todos anonadados, ven te espero en el bar del hotel.

Le contesté:

– ¿Te refieres al hotel de Cancún?, Si mucho, ¿no me digas que tuviste algo que ver?

– Ja, ja, la verdad tuve que hacer una pequeña trampita, pero me alegro mucho que te haya encantado.

Pensé que si se había tomado la molestia de arriesgarse a realizar esa trampita para darme gusto, le seguía interesando, tal vez todo habían sido ideas mías y contenta me dirigí al bar del hotel.

Al llegar al bar no estaba sólo, su jefe estaba ahí, el señor maduro que dirigió el sorteo, el cual no perdió detalle de mi figura y me recorrió de pies a cabeza, de una forma un tanto lujuriosa, Diego me lo presentó.

– Mi jefe, el señor Don Javier, Gerente Regional de la empresa.

– Quítale el Don, me hace sentir viejo, simplemente Javier, hermosa, y es un gusto conocer a la asociada más bella, nos dejaste impactados con tu presencia – intervino.

– Gracias y mucho gusto en conocerlo, Javier- lo saludé con un beso en la mejilla…

Las mesas del bar eran tipo cafetería, en pequeñas cabinitas con asiento fijo pegado a la pared, nos sentamos, yo al lado de Diego, trajeron algunas bebidas y Diego empieza a hablar:

– Sabes, ya te había comentado que puedes ganar muchísimo creando tu red de asociados y queremos ayudarte

– No entiendo, ¿Cómo?- le expresé

– En ocasiones, se inscriben personas por cuenta propia, sin ser referenciados por otro asociado, podríamos apoyarte para que formen parte de tu red de asociados.

– ¿No es eso ilegal?, Me parece que te podrías meter en problemas – respondí.

– Ningún problema, Don Javier está de acuerdo y queremos ayudarte-agregó Diego

– No te preocupes, al contrario, a mi me beneficia que tengamos redes lo más grande posibles, es la filosofía de la empresa – intervino Javier.

– Está bien, entonces, supongo.- respondí, no totalmente convencida.

Brindamos, Javier me miraba fijamente, notaba deseo en su mirada, me le quedé viendo también, a pesar de su edad, era tremendamente atractivo, irradiaba virilidad, muy seguro de sí mismo, su ropa era fina, se notaba que era un hombre de mundo, seguimos brindando, siento la mano de Diego posarse en mi pierna, me acariciaba suavemente, sus caricias fueron subiendo, llegó hasta mi falda y su mano acarició la parte interna de mi muslo, siguió avanzando, sus dedos se metieron bajo mi falda hasta rozar mi tanga, intenté cerrar las piernas, ya que estaba presente Javier, siguió insistiendo e hizo a un lado la telita de mi tanguita, encontró mi coñito empapado y uno de sus dedos masajeó suavemente mi clítoris, no pude evitar dar un suspiro y para disimular di un sorbo a mI bebida, justo en ese instante suena mi celular, era mi esposo, fue mi salvación, le digo a ambos que me permitieran contestar, Diego saca su mano y se levanta para permitirme salir.

Estuve platicando con mi esposo por unos 20 minutos, me preguntaba cómo estaba y le dije que fenomenal, le conté que me había sacado de premio la estancia en un hotel de Cancún, se puso muy contento y me felicitó.

Al terminar mi llamada ya me estaba esperando Diego en la puerta del bar, Javier ya se había marchado.

– Te esperaba, vamos a mi habitación amor.

Rápidamente tomamos el elevador, en el trayecto me apoyaba su verga en mi culo y yo me repegaba más, provocándolo, llegamos a su habitación, entré y me quedé de piedra, frente a mí se encontraba Javier, sentado en la cama, en ropa interior y con un vaso de licor en la mano, Diego cerró la puerta y tomándome de la cintura y frotando su verga en mi culo me dice:

– Te dije que hoy tendrías la mejor culeada de toda tu vida, la recordarás por siempre.

Me sentí turbada, tal vez un poco tonta, los dos machos habían armado todo y querían cogerme entre ambos.

Javier se levanta y camina hacia mí, sonriendo y sin decir palabra me besa, primero en la mejilla y luego en los labios, Diego mientras tanto me lamía el cuello y la espalda mientras me iba desnudando, sin dejar de besar y lamer mi cuerpo se desnudaron.

Me llevan a la cama y Javier se tiende en ella, su verga era ligeramente menos gruesa que la de Diego y tampoco tan larga, pero no dejaba de ser una buena tranca, me puse en cuatro patas con mi culito en pompa y abrí mi boca para mamar su verga, levanté mi mirada para verlo a los ojos y saboreé la cabeza, tenía un sabor dulzón, una verga muy limpia, me gustó saborearla, desprendía un olor varonil y me excitó, saqué la lengua y poco a poco me la fui tragando, notaba como ese trozo de carne se deslizaba por mi boca, caliente y tersa, me la metí todo lo que pude, lo escuché gemir y puso una mueca de placer, después empecé a subir y bajar mi cabeza, entrando y saliendo repetidamente su verga de mi boca, salivaba en demasía y mi saliva escurría por el tronco de su verga.

– Aghhh, nena, vaya que te gusta mamar.

Diego me toma de la cintura y hunde su cara entre mis nalgas, su lengua recorrió toda mi rajita desde mi culito a mi clítoris, las sensaciones eran únicas, cada que su lengua recorría mi raja me hacía ver estrellas y arqueé mi cintura para entregarle todo mi culo, me acariciaba las nalgas, las apretaba, gemidos ahogados salían de mi boca sin dejar de mamar la verga de Javier, me dio una fuerte nalgada que me excitó y me sacó un gemido.

– Vaya nena, te gustan las nalgadas- dijo Diego.

Sentí otra nalgada y luego otra, mis pobres nalgas se pusieron rojas, las volvió a acariciar y las sentía ahora más sensibles, besó mis nalgas y las recorrió con su lengua, nuevamente las abrió y su lengua recorrió la raja entre ellas, cuando su lengua se posó en mi esfínter, sentí una descarga eléctrica y se me aflojaron las piernas, entonces sentí que se incorporó y me tomó de las caderas, su mano hizo presión en mi espalda para levantar más mi culo, sabía que había llegado la hora de que me empalara y abrí más las piernas, pronto sentí la caliente, gruesa y tersa cabeza recorriendo mi rajita, la restregaba una y otra vez por mis labios vaginales, lubricando su verga con mis propios jugos, buscó mi entrada y cuando la ubicó empezó a abrirse paso lentamente hasta lo más profundo de mi vagina, sentía la punta de la cabeza empujar en lo más profundo, completamente llena, y al mismo tiempo un placer tan pleno, mis gemidos se ahogaban al tener la verga de Javier en mi garganta, quien me tenía agarrada firmemente de la cabeza para que siguiera mamando, ahora tenía el miembro de dos machos dentro de mi cuerpo, ensartada por mi coño y mi boca, en mi imaginación me llegó la imagen de un pejelagarto, un pez oriundo del sureste que es atravesado por una estaca de la cola a la boca y se asa a las brasas, empezaron las embestidas, se sincronizaban a la perfección, Diego me embestía con fuerza, clavándome su verga hasta que sus huevos rebotaban en mis nalgas, balanceándome hacía adelante y haciéndome atragantar con la verga de Javier, quien posteriormente me embestía por la boca y me hacía ensartarme la verga de Diego, olas de placer recorrían mi cuerpo, mis tetas se balanceaban hacia adelante y hacia atrás.

De pronto, siento que Diego abre más mis nalgas y deja caer un escupitajo justo en la entrada de mi anillito de carne, su dedo pulgar masajea la entrada y empuja, siento como mi culo se abre y su dedo se cuela dentro, la estimulación fue máxima, todo mi cuerpo se estremece, sentía como mi ojete se relajaba y contraía apretando su dedo, mi coñito hacía lo propio con su verga, empecé a correrme, dejé de mamar la verga de Javier y me puse a gritar como loca.

– Aggg, siii, siii, me vengooo, que ricooo.

Fue un orgasmo larguísimo, Diego seguía clavándome su verga sin cesar y su dedo seguía ensanchando mi culo, mientras que Javier restregaba su verga contra mi cara, cuando terminé de correrme, Javier pidió cambiar de posición;

– Es mi turno, me muero ensartar a esta rica nena, se nota que es una putita deliciosa.-

Diego me saca la verga y saca de un cajón un tubito de lubricante que le entrega a Javier, quien agradece el gesto al momento que le dice

– Ya le dejé el culito abierto, jefe, no necesitará dilatarlo.

Esas palabras me confirmaron que no era la primera vez que se cogían a una mujer entre ambos, sabía Diego que Javier me iba a encular y me había preparado.

Diego se recuesta enfrente de mí, restregándome la verga por mi cara y dándome azotes en mi mejilla, llamando mi atención, puse mis labios alrededor de la brillante y rojiza cabeza y tomándome del pelo fue avanzando hacia adelante, al tiempo que me decía:

– Mmmm, así mami, sigue, mámame toda la verga.

Cada vez tragaba y tragaba más verga, igual que con Javier me le quedé viendo mientras lo hacía, sé que les da mucho morbo a los hombres ver cómo va desapareciendo su verga en el interior de mi boquita, me encantaba su sabor, sabía a verga de macho, pero también a mí coño, entretanto ya Javier se había puesto detrás de mí y sentí un líquido resbalar justo en medio de mis nalgas, me embadurnó mi ano por fuera, recorriendo con sus dedos mis arrugados pliegues en forma circular, presionó mi anillo de carne y sin ningún esfuerzo se coló dentro de mi anito, me lo refregaba por dentro moviéndolo en forma circular, metió otro dedo y me hizo estremecer, los abrió dentro en forma de tijera, abriendo mi colita y otro chorrito de lubricante se coló dentro de mi hoyito, tal vez, no necesitaba tanta preparación, pero me dejé hacer, por último se embadurnó la verga y posicionó la cabeza de su verga justo en mi hoyito, presionó un poco y toda la cabeza se coló dentro, venciendo la resistencia de mi esfínter con facilidad.

– Ya está nena, tienes toda la cabeza dentro, que bien se siente, ufff, tu culito es tan suave y caliente, aggh que rico se siente.

Me tomó de la cintura y despacio pero sin detenerse me fue empalando, sentí centímetro a centímetro como me iba entrando, hasta que sentí sus huevos apoyados a mis nalgas,

– Ayyy, mami, ya la tienes toda dentro, ¿La sientes?

Se recostó sobre mi espalda y me apretaba los pechos y pellizcaba mis pezones, sin dejar de empalarme y decirme cosas sucias al oído, me encantaba su forma tan apasionada de coger, parecía un pulpo, acariciando todo mi cuerpo, notaba su verga, me la hacía sentir en lo más profundo, empujando su cadera y golpear con su pelvis mis nalgas, gemía sin parar, la sacaba hasta quedar solamente la cabeza dentro y me la volvía a enterrar, en cada embestida sacaba una bocanada de aire, que escapaba por las comisuras de mis labios, al tener la boca llena de carne de macho, sentía el culo completamente abierto, cada vez Javier me empalaba con mayor fuerza y vigor, a Diego le seguía mamando su verga, sin dejar de acariciar sus pesados huevos con mi mano, me encantaba sentir la suave telita que cubría sus testículos.

– Espera princesa, ahhh, me vas a hacer correr y no quiero, quiero preñarte, correrme en tu dulce coño.- dijo Diego y me sacó la verga de la boca, Javier hizo lo mismo y me sacó la verga del culo.

Diego, se acuesta en la cama con la verga parada, mirando al cielo, y me pidió subirme sobre él y montarlo, así lo hice, me puse en cuclillas sobre él y acomodó su verga en la entrada de mi coño, me tomó de las caderas y me fue haciendo bajar, enterrándome poco a poco su verga, primero entró la cabeza y me siguió empalando hasta que mis nalgas reposaron en su pelvis, apoyé mis manos en su pecho y moviendo mis caderas comencé a moverme en forma circular y a cabalgarlo, metiendo y sacando su verga en mí, veía su cara de satisfacción, de lujuria, entonces estiró sus brazos y tomándome de los hombros me hizo bajar para darme un tremendo beso, sus fuertes brazos rodearon mi espalda y me apretaron contra él, me acomoda jalando mis caderas de tal forma que quedo recostada sobre su cuerpo con mi culito levantado, mi vientre contra el suyo, mis pechos sobre su pecho, en ese instante, siento que Javier abre mis nalgas y coloca la punta de su verga en la entrada de mi culo.

Mi cuerpo se retorció, y un gemido sale de mi boca, me iban a empalar entre dos, pedí un poco de misericordia:

– Espera, despacio, por favor, no me lastimen

– No, tranquila, sólo relájate y disfruta- dijo Javier.

Javier abrió más mis nalgas, y la punta de su verga empezó a presionar, la verga en mi coño provocaba que mi orificio fuera más estrecho, se recostó sobre mi cuerpo y me dijo al oído:

– Relájate.

Sentí como mis carnes se abrían y entraba la gruesa cabeza en mi interior, un calor tremendo me envolvió, siguió empujando lentamente, pero sin detenerse, ambas vergas se rozaban entre sí separadas por un delgado pliegue, una sensación indescriptible de placer recorrió mi cuerpo, no fui la única que lo sintió porque Diego expresó:

– Jefe, siento como entra su verga a través de la nena, aghhh, que chingón se siente.

– Ahhh, si, que rico, que apretado se siente, no creo poder aguantar mucho, me avisas cuando te vayas a correr, quiero que llenemos de leche a la nena al mismo tiempo.

– Agggh, creo que nos vamos a correr los tres, ahhh, que rico siento, sigan me encantaaa- repliqué

Se movían acompasadamente, entre en éxtasis, los tres gemíamos sin control, el sudor bañaba nuestros cuerpos, hasta que Diego anunció su corrida:

– Ahhh, ya me voy a correr.

– Aguanta un poco- expresó Javier.

Me tomó de la cintura y aceleró sus embestidas, me daba con todo, sentía como me clavaba su verga hasta el fondo una y otra vez a un ritmo endemoniado, ya no pude aguantar más, todo mi cuerpo empezó a convulsionar, oleadas de placer recorrían mi columna, mi vista se nubló y me empecé a correr entre gemidos y soltando bocanadas de aire.

– Ahí te va mi leche, aggh- gruñó Javier.

Me dio una última embestida, hasta lo más profundo y sentí que su verga se hinchaba para lanzar su primer chorro de semen, en ese momento Diego dejó de aguantarse y tomándome de las caderas me la dejó ir hasta el fondo de mi coño para inyectarme su néctar.

Entre espasmos pude sentir cada uno de los chorros de leche que me iban inyectando, inundando mis dos agujeros con su esencia, quedamos recostados los tres, sudorosos, mis espasmos no paraban, seguía convulsionando como nunca antes en mi vida, poco a poco los espasmos fueron disminuyendo de intensidad, sus vergas perdían rigidez y fueron saliendo de mis agujeros, Javier se enderezó y se tumbó a un lado de la cama, hice lo propio y quedé recostada entre ambos machos, recuperando el aliento, me empezaron a llenar de elogios, les dije que me habían hecho gozar como nunca y recosté mi cabeza sobre el pecho de Diego, Javier se puso de lado también y su verga flácida quedó recostada sobre mi culo, así nos fuimos quedando dormidos.

Desperté casi al amanecer, Javier se había ido, pensé en irme a mi habitación, pero me sentía sucia, el cuerpo pegajoso, semen seco en mis nalgas y piernas, así que me metí a bañar en la habitación de Diego, en lo que me bañaba entró Diego y me dijo que tenía ganas de orinar, si no me molestaba que entrara, después de lo ocurrido, sería ridículo que no lo dejara pasar, y lo dejé entrar, de reojo vi su verga, aún flácida era de un tamaño considerable, escuché el potente chorro de orina, me puse shampoo en el pelo y cerré los ojos para enjuagarme, en eso siento una mano que me abraza de la cintura, Diego había terminado de orinar y se metió conmigo a la ducha, me aprieta y siento su verga en medio de mis nalgas, el agua resbalaba por nuestros cuerpos, tomó el jabón y me enjabona la espalda, su verga crecía y se ponía cada vez más dura, fue bajando hasta enjabonar mis nalgas, me hace inclinar sobre la pared, no puse resistencia, metía sus dedos enjabonados entre mis nalgas, la yema de uno de sus dedos encontró mi anito, lo masajeó muy suavemente, una caricia que me hizo ver las estrellas y empinar más el culo, al ver mi reacción me aprieta entre sus brazos y me susurra al oído:

– ¿Sabes que?, Todavía no he probado tu suculento culito.

Al instante siento la punta de su verga posarse en mi esfínter, me ardía un poco por el uso que le había dado Javier, pero no me importó, abrí más las piernas e intenté relajarme, empezó a empujar y sentí como poco a poco su verga se abría paso en mi interior, sin soltarme de la cintura y sin parar hasta que la tuve toda dentro, sentía su pelambre acariciando mis nalgas, así me empezó a coger, me la metía y sacaba despacio en forma acompasada, me cogió sin prisas, disfrutando mi culo como unos 20 minutos, mientras me susurraba mil obscenidades en mi oído, me encantaba la forma en que me cogía, por momentos aceleraba sus movimientos y después los volvía a ralentizar, sentí que me desmayaba de placer, su mano bajó a mi coño y acariciaba mi clítoris sin dejar de cogerme, llegó un momento en que las embestidas eran rápidas y profundas y ya no desaceleró, espasmos recorrían mi cuerpo, metió dos dedos dentro de mi coño al tiempo que me daba un último empujón y empezaba a descargar sus chorros de leche en mi culo, la sensación de su verga y sus dedos hizo que también me corriera entre aullidos de placer.

Cuando terminó de correrse en mi culo me volteó, volvió a abrazarme y me dio un cachondo beso, estaba alucinada, nos metimos nuevamente a la regadera y nos enjabonamos mutuamente, me secó como si fuera una bebé, muy delicadamente y salimos del baño, observé que Diego tenía una bata de baño y me la puse, recogí mi ropa y mi bolso y salí en bata a mi cuarto, que estaba al lado, no sin quedar de vernos en media hora para desayunar.

Bajamos a desayunar y mientras lo hacíamos se apareció Javier, desayunamos juntos, contando algunos chistes y anécdotas, al terminar el desayuno, Javier se llevó a Diego para que le ayudara, faltaba todavía una hora para que empezara el segundo y último día de la convención, así que subí a descansar un poco y hablar por teléfono con mi marido y mis padres.

Bajé al Auditorio con la esperanza de ver a mis amantes, pero ya no los ví, ese segundo día solamente presentaron nuevos productos y posteriormente una obra teatral, que no tenía nada que ver con el tema, pero muy divertida, al terminar subió nuevamente Javier para dar el discurso final y terminó la convención, terminó temprano, había que desocupar la habitación y posteriormente una comida de despedida, también a cargo de la empresa, ya no ví a ninguno de los dos, descansé un rato en lo que se daba la hora de salir a la central de autobuses, mi boleto de regreso era al atardecer, tenía que llegar muy temprano para llevar a mi hijo a la escuela.

A los pocos días de regresar recibí un mensaje de Diego pidiendo mi número de cuenta, había olvidado su propuesta, cumplió su palabra, cada mes que pasa aumenta mi red de afiliados y por lo tanto mis ganancias, al principio no fue mucho, pero mes con mes va aumentando, ya casi llega al nivel de mis ventas.

Mi esposo contento al verme tan feliz y asombrado por como crecen mis comisiones, no se cansa de halagar mi talento como vendedora, si supiera cuál fue mi talento para lograrlo.

De vez en vez recibo algún mensaje de Diego, quedamos de vernos en algún lado, y me da su rica y caliente “comisión” , a Javier no lo he vuelto a ver, pero espero con ansias asistir a la próxima convención que será dentro de muy pronto.

Cualquier comentario, les dejo mi correo, [email protected].

Primera parte del relato:

Cogida en el autobús por un desconocido”.

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