Mi hermana mayor tiene un hijo que estudia en Argentina. En las vacaciones de medio año vino a Lima, de paso hacia Trujillo, con un amigo paraguayo, que estudiaba con él en Buenos Aires.
Se quedaban una noche en Lima y luego viajaban a Trujillo, donde mi hermana. Ella me consultó si podían quedarse esa noche y acepté. Me pareció bien ver a mi sobrino, años que no nos reuníamos.
Llegó con su amigo como a las 5 de la tarde. Un chico enorme y realmente atractivo. Mi sobrino, a pesar de tener ya 22 años se veía todavía muy aniñado. Su amigo, de la misma edad, era todo un hombre fornido y bien puesto.
Llegaron cansados. Los instalé en el cuarto de visitas, que tiene dos camas, pero no baño privado. El que hay disponible se encuentra en el pasadizo.
Estaba en mi cuarto acostada cuando veo salir al amigo de mi sobrino al baño. Sólo cubierto con una toalla. Realmente estaba delicioso, no pudo evitar mirarlo con deseo, aunque él ni cuenta se dio que desde mi cuarto lo vi pasar hacia el baño. Me vinieron mil ideas locas a la mente mientras él se duchaba. Lo vi de vuelta y en ese instante me quedó mirando sobre la cama. Juraría que me sonrojé un poco.
A los segundos que él entró al cuarto, salió mi sobrino para ducharse también. Dejó la puerta semiabierta. Desde donde estaba podía ver a su amigo, que se desnudó para secarse bien y claramente pude ver una verga gruesa, no de las más largas que he visto y disfrutado pero seguro de las más gruesa y atractivas.
Me quedé mirándolo como hipnotizada y él en un momento volteó y se dio cuenta. Con la frescura de su edad y sabiendo que no tenía nada que perder, pues era yo quien estaba en falta, vino a mi cuarto. Así desnudo, al todo o nada.
Entró y antes que me dijera algo le dije con la voz más molesta que intenté poner ¿qué te pasa? No me respondió, siguió avanzando. Yo seguía acostada y antes que pudiera reaccionar tenía su pene junto a mis labios. Él me dijo, usted decide señora. Que me diga señora y “usted decide” fue más de lo que pude soportar y empecé a chupársela desesperadamente, con locura diría. Tenía más casi 20 años más que él. En ese momento tenía ya 40 años y él sólo 22 años. Me sentí muy puta y le chupaba la verga como tal.
Comenzó a decir cosas que no entendía, por un instante pensé que estaba loco, pero luego siguió en castellano y me dijo que me había dicho “perra de mierda” en guaraní. Eso me calentó más. Estuve disfrutando su verga un rato más hasta que las ganas de tenerla dentro me vencieron. Le dije “cógeme”.
Se acostó junto a mi y me dijo que lo monte. Lo obedecí y comencé a cabalgarlo desesperadamente, con ansias de mujer madura dispuesta a todo. Estaba así disfrutándolo con los ojos cerrados cuando siento unas manos que me empujan hacia él. Abrí los ojos y no entendí. Volteé y vi a mi sobrino desnudo detrás mío.
Intenté levantarme y sacarme la verga de su amigo. Pero entre ambos me contuvieron. Mi sobrino me empujo con fuerza y su amigo me jaló hacia él. Yo intenté zafarme, pero no podía.
Sentí como mi sobrino untaba saliva con sus dedos en mi culo. Le pedí que no lo hiciera, pero más que un no lo hagas, yo misma sentí que era un penétrame ya.
Y eso hizo. Me penetró. Sin verlo supe que tenía un pene grande, más largo que el de su amigo, pero no tan grueso, felizmente que no. Estuve allí en medio de ambos por un buen rato, tuve un orgasmo y otro y otro más.
Estaba sudorosa y plenamente satisfecha. Y ninguno de ellos llegaba. De pronto mi sobrino se levantó y se acostó al lado. Su amigo me empujo y supe que había que cambiar de posición. Me subí sobre mi sobrino, pero me dio algo de vergüenza mirarle a la cara, así que me acomodé de espaldas sobre él, que siguió disfrutando mi culo. Su amigo se puso encima mío y siguió comiendo mi concha.
Tuve un par de orgasmos más y ellos como si nada. De pronto mi sobrino dijo “tía ponte como la perra que eres”. Supe que tenía que obedecerlo y eso hice. Me solté y me puse como perra. Su amigo se puso detrás de mi y comenzó a cogerme por el culo. El grosor de su pene me hizo doler inicialmente, pero pronto me acostumbre. Mi sobrino se arrodilló delante mío y me puso su verga en la boca. Comencé a chupársela y se vino en quizás dos minutos. Me dijo “eso quería tía que te tomes mi semen”. Y uff me puse muy puta con el pene de su amigo entre mis nalgas. Pensé allí acabaría, pero no, la sacó y la puso en mi boca e igual, me la lleno de semen.
Mi sobrino me dijo “tía que rico coges”, su amigo me dijo “señora coge muy bien”. Y se fueron a cambiar. Me quedé desnuda un rato en la cama y cuando me di cuenta faltaba poco para que llegue mi esposo. Me cepillé los dientes, me metí a la ducha y me lavé la concha y el culo y me vestí.
Mi esposo llegó con pizza a los minutos y cenamos los 4 juntos.