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Cogerse a tu yerno es delicioso
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El semen aún escurre fuera de mi vagina, mientras lo veo acomodarse el pantalón. Lo veo con un dejo de culpa en su rostro; cogerse a tu yerno es muy excitante; forzar la situación para gozar de un deleite prohibido.

Mi hija y mi yerno llegaron de visita por unos días; siendo una pareja joven, buscan cualquier momento para gozarse mutuamente. Tenemos un pequeño negocio que mantiene a mi marido fuera de casa todo el día y estoy sola en casa la mayor parte del tiempo; su visita me haría compañía unos días.

Iba a salir a comprar algunas cosas para la comida y ellos se quedarían solos unas horas. Tuve que regresar a los pocos minutos porque olvidé mi bolso.

Al entrar en la casa, escuché ruidos en la habitación. Mi curiosidad fue grande y subí las escaleras tratando de no hacer ruido. La puerta estaba abierta y sin subir por completo, podía ver lo que sucedía; mi hija estaba sobre la cama a gatas y su marido la penetraba por detrás; ella gemía de placer, mientras él le azotaba las nalgas y le decía cosas sucias; ella parecía disfrutar de ello; él bajó su mano y la empezó a masturbar mientras la bombeaba. A los pocos minutos, todo su cuerpo de ella comenzó a temblar; él sonrió y le dijo que era muy sucia por venirse de ese modo; le sacó su falo y ella cayó sobre el colchón. Al ver su verga, me pareció descomunal, ella seguía temblando sobre el colchón.

El la volteó boca arriba como si fuera una muñeca; se subió sobre ella e inició a mamarle los pechos; ella solo gemía, él bufaba de placer. Se metió dentro de ella de un golpe, ella jadeó al sentirse invadida, él bombeó más rápido; él se enterró hasta el fondo, ella le clavó las uñas en la espalda; las nalgas de él reflejaban los chorros que le inyectaba.

Salí sin hacer ruido; iba yo muy mojada, el roce de mi propia panty, me estaba excitando más. En ese momento, sabía que me lo tenía que coger.

Al día siguiente, mi marido se fue y mi hija iría a ver a una amiga al hospital; tenía yo unas horas para hacer lo que quería. Compré una pastilla azul, la molí y se la di a mi yerno con jugo de naranja en el desayuno; la pastilla tardaba 15 minutos en hacer efecto; él se sentó en la sala a ver la televisión; hacía calor y me puse a cocinar con una blusa de tirantes y un pantalón corto, sin bra y sin panty; pase por la sala varias veces; él me veía, mis pezones y mi vagina se transparentaban; él volteaba disimuladamente y trataba de ocultar su erección con un cojín; yo sentía su mirada desde la sala hasta la cocina y trataba de mover mi trasero y buscar cosas en anaqueles bajos para darle una mejor visión de lo que se podía comer.

Lo vi de reojo y sudaba; con una actitud de no saber que hacer. En un momento, creí que él esperaría a mi hija para desfogarse y yo perdería mi oportunidad.

De repente, sentí sus manos agarrar mi pechos, llegando detrás de mi; su boca besaba mi nuca y mi cuello, sentía su respiración agitada en mi oído. Me volteó y, quitando mi blusa, me chupó las tetas, besándolas, chupándolas, mordiéndolas, sabiendo cómo excitar a una mujer; su mano entró dentro de mi short y encontró una mata de pelo, ya humedecido por mi jugo. Su dedo medio entró en mi sin dificultad y su pulgar acariciaba mi clítoris.

Le dije que ahí no y lo llevé a mi cuarto; al llegar me desnude por completo; mi cuerpo de cincuenta y pocos se descubrió ante él; me hinqué, le desabroché el pantalón; su verga saltó, manaba tanto líquido como si se estuviera viniendo, estaba muy excitado. Me lo lleve a la boca y lo empecé a mamar, su líquido era delicioso, fuerte, distinto al de mi marido. Solo estuve chupando un poco, inmediatamente me levantó y me puso sobre la cama boca arriba; levantó mis piernas, metió su cara y comenzó a darme sexo oral; a mi marido no le gusta y muy pocas veces me lo había hecho y por pocos minutos, mi yerno se deleitaba con el sabor de mi jugo; lamia de arriba abajo, juntando todo y tragándolo con fruición; mientras, se quitaba la ropa y se quedó desnudo.

El sexo oral me provocó un orgasmo como hace mucho no sentía; mi cuerpo temblaba y yo le agarraba la cabeza, empujándola contra mi pubis y moviendo las caderas incontrolablemente; terminé en su cara con un grito de satisfacción, él seguía chupando todo lo que salía. Mientras yo respiraba agitadamente, se subió sobre mí y me mamaba las tetas; después del orgasmo mis pechos estaban muy sensibles y me excitaba rápidamente. Se detuvo y me jalo a la orilla de la cama. Se paró y puso su falo en mi entrada; me dijo que viera como se metía dentro de mí; voltee a verlo, su verga me parecía enorme, gruesa, larga.

Puso la cabeza en la entrada, su jugo seguía saliendo; movió su tubo de carne, arriba y abajo; mezclando sus jugos y los míos; poco después la comenzó a meter, me excitaba ver como se introducía en mí. A la mitad, eché mi cabeza hacia atrás, él me dijo que siguiera viendo; pude ver como la piel de arriba de mi monte de Venus se levantaba por el tamaño de su tronco; la sentía hasta leo estómago y aún no terminaba; cuando estuvo completamente dentro; de movió en círculos amoldándome a él; él ver como me invadía me aceleraba más; se tumbó sobre mí; me chupaba un pezón, con una mano, me acariciaba el otro pecho y la otra mano me acariciaba el clítoris.

Empezó el bombeo y todas las sensaciones se acumulaban en mi cabeza; no quería rasguñarlo y dejar rastros, pero lo que me estaba haciendo obnubilaba mis sentidos.

Sabía lo que hacía, cambiaba de pezón para chupar; me acariciaba las nalgas; su dedo empujaba la entrada de mi culo; le acariciaba todo el cuerpo; me besaba el cuello; perdí la cuenta de cuántas veces me vine, mi cuerpo temblaba y se retorcía de placer. De repente, su verga se hinchó, estaba por terminar; le grité que no acabara adentro, pero mis manos le agarraron las nalgas y lo empujaron a mi pubis. Soltó el primer chorro caliente dentro de mi hasta lo más profundo y me volví a venir; él ver su cara descargándose dentro de mi, ver sus ojos en blanco al venirse, sentir que aún soy sexualmente apetecible, me provocó otro orgasmo.

Se salió de mi; su verga seguía dura, quería volver a terminar. Me puso a gatas, tomó un poco de crema, me unto en el culo y metió un dedo; pocas veces mi marido ha usado mi culo y tenía miedo de aquel falo. Se tomó su tiempo para dilatarlo con uno, dos y hasta tres dedos; había una gran cantidad de crema en mi entrada trasera; su verga aún erecta, se acomodó en la entrada y empujó; la sensación de la cabeza entrando y el tronco ocupando mi espacio, me provocaba mucho morbo, sus gemidos de placer y satisfacción, me excitaban; se acostó sobre mi espalda, mientras bombeaba, sus dedos encontraron mi clítoris y con la otra mano metía tres dedos en mi vagina. No había sentido algo así, tantas sensaciones en tantos lugares a la vez; y sus dientes arañándome la espalda; volví a tener otro orgasmo.

Al sentirme terminar, el bombeo fue más rápido; su falo se volvió a hinchar, ahora dentro de mi culo; la sensación de su leche ardiente y los estertores del falo dentro de mí es deliciosa; sentí un vacío en mis orificios cuando terminó.

El semen aún escurre fuera de mi vagina, mientras lo veo acomodarse el pantalón. Lo veo con un dejo de culpa en su rostro; cogerse a tu yerno es muy excitante; forzar la situación para gozar de un deleite prohibido…

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