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¿Cocinando?
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Estoy en la cocina, concentrado cortando el tomate y siento una mano que se mete dentro de mi pantalón, por abajo de los calzoncillos, y me acaricia ahí. Me siento un poco invadido, un segundo, pero sé quién sos. Me recostás todo el cuerpo en la espalda, me empujás un poco con las manos hacia vos, y me apretás el culo contra tu sexo. Acaricias tus tetas en mi espalda. Me besas el cuello. Suavemente y con creatividad me acaricias, agarras mi pene con tu mano, todavía chico, descubrís el glande y lo cubris otra vez. Frotas tu mano abierta.

Me desprendes el cinto, el pantalón y me bajas todo hasta los pies. Te seguís refregando con mi espalda, ya empiezo a tener una hermosa erección. Me seguís besando el cuello y jugando con mi pija y mis huevos.

Te pones de costado, seguís vestida. Es un poco raro que sigas vestida y yo desnudo, pero me gusta y te dejo hacer. Con tu mano derecha me seguís acariciando la chota y con la izquierda me tocas las nalgas, me acaricias con los dedos suavemente en la raja del orto, suave, sin entrar entre las nalgas. Me besas, te beso, te paso toda la lengua en la boca, en tus labios, en tu lengua, babeo, te encanta, sonreís, acariciamos nuestras lenguas en el aire.

Me das la vuelta, me recuesto contra la mesada de la cocina, con los pantalones en mis pies. Me seguís haciendo la paja, con energía, me chuponeas, me calentas, me metes la mano bien en el culo y acaricias con fuerza. Te arrodillas y te metes el pene en la boca de golpe, entero, suave, le das una chupeteada como a la cosa más rica del mundo. Seguís con tu mano entre mis piernas, aprentando entre los huevos y el culo. Cuando llegas a la punta pasas tus labios húmedos, besas, chupas, babeás, gemís, me mirás.

Te sacas la camiseta, tus pezones sobresalen, rosados. Te parás, me agito, te quiero agarrar, tocar, chupar el culo, besar, tocarte el clítoris, meterte los dedos, la verga. No, me pones la mano en el pecho, sigo con los pantalones a los pies. Te desnudas y volves a arrodillarte. Con la cola bien parada te masturbas mientras me la seguís chupando. Tu libertad, tu erotismo, tu búsqueda de placer me hace amar quedarme así, quieto, acariciándote el pelo, teniéndote así, agradeciendo mi existencia.

Nunca me había quedado tan rica una ensalada.

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