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Chantaje (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

No sabía cómo sentirme al respecto, me sentía aterrado, sin embargo al mismo tiempo todo me parecía muy excitante, sin embargo no puede intentar asimilar todo ya que un nuevo mensaje llegó.

Estoy fuera de los dormitorios ven aquí y sube al auto. Aún sin saber que hacer salí del dormitorio y me dirigí afuera, pensaba en cómo convencerlo para borrar aquél vídeo, incluso pensé en enfrentarlo, por un momento me imaginé a mi mismo intentar golpearlo, pero no tenía que ser muy listo para saber que me vencería con facilidad y probablemente aria conmigo lo que el quisiera sin siquiera poder evitarlo, al pensar es ese escenario comencé a excitarme de nuevo no tenía idea de que me ocurrirá.

Mis pensamientos llegaron a su fin al abrir la puerta del auto y verlo ahí, no pude siquiera hablar él era tan imponente que sin decirme nada hizo que entra al auto y cerrará la puerta.

— Profesor… Yo… En realidad yo…

— Shhhh… — Me dijo mientras daba la última inhalada a su cigarro.

— Yo…

— No me hagas callarte, créeme que no te va a gustar… O tal vez si

Me dice mientras ponía su mano sobre mi entrepierna, comenzando a frotar suavemente.

— N… No.

— No te gusta… — Me bajo el cierre y desabrocho el pantalón.— ¿Me detengo?

— Sss… ¡No! ¡No! Por favor siga ¡Haaa! ¡Siii!

Comenzó a masturbarme, muy rápido.

— Te masturbaste como una puta con mi leche en tu cara verdad.

— Si… ¡Haaa! Me corrí como nunca.— Dije sin dejar de gemir estaba al límite.

— Es porque eres una perra… Mi perra.— Al decir eso dejó de masturbarme.

— Por favor, sigue.

— ¿Me estás diciendo que hacer?

— No, no es solo que… —No podía más, sentía mi pene estallar así que acerque mi mano para terminar, pero antes de poder este me sujeto muy fuerte la mano alejándola.

— Ni se te ocurra…

— Por favor, solo un poco se lo suplico.

— Podrías terminar… Si té portas bien ¿vas a ser una buena putita?

— Si… Si are lo que diga, me portare bien solo por favor déjame acabar

— Bien…

Dijo mientras tomaba mi mano dirigiéndola a mi verga, el controlaba mi mano mientras me masturbaba, no dure nada antes de expulsar todo mi semen manchando mi ropa y el asiento del auto.

— Mira lo que hiciste zorra, esto lo pagarás, lame todo del asiento.

— S… si lo siento.— Sin decir nada más me voltee y comencé a lamer el semen de su asiento.

Al terminar este me dijo que me sentará y arranco el auto, no tardamos mucho en llegar a su casa, mi corazón palpitaba rápidamente no podía mencionar palabra alguna. Entramos a la casa e inmediatamente me ordenó quitarme toda la ropa.

— Mientras estés aquí, no puedes usar ropa, ahora eres mi propiedad.

Sin decir nada comencé a desvestirme hasta quedar totalmente desnudo, el me miró y sonrió.

— Me voy a divertir tanto contigo.

Al escuchar esto mi verga comenzó a endurecerse este al notarlo se Burló de mi.

— No puedes ocultar lo puta que eres, desde la primera vez que te ví supe que lo que eras.

Camino hacia mí me puso de rodillas y bajo su bragueta, sacando su enorme verga, sin decir nada me tomó del cabello y me hizo comérmela entera, comenzó a follarme la boca de la misma forma que en el baño.

— Eso es… Ufff… Chupa pedazo de zorra, eres una perra que solo sirve para mamar verga… Mírame puta.

Me decía sin soltarme yo lo miraba a los ojos sin dejar de chupar, mi verga estaba nuevamente dura, luego de un rato me levanto del suelo me arrojo al sofá acomodándome en un lado dejando mi culo a su disposición, escuché como abría un cajón de incómoda pero no me atreví a voltear me sentía aterrado jamás había tenido sexo y mucho menos con otro hombre, de pronto me puso una esposas y antes de poder decir algo sentí algo frío en mi ano era lubricante.

— Ufff… Mira nada más este culito.— dijo al mismo tiempo que comenzaba a introducir un dedo en este.

El dolor me hizo, quejarme al mismo tiempo que me hizo apretar mi culo.

— Quieta puta, no te gustará que pierda la paciencia.

El volvió a introducir un dedo en mi culo, comenzando a meter y sacar repetidas veces, el dolor era inmenso por lo que suplicaba que se detuviera, sin embargo esto solo lo alentaba a continuar

— Por favor… Ya no.

— Esto no es nada, el día que yo quiera te meto el puño completo putito.

Luego de unos minutos este me introdujo dos dedos, para ese momento comenzaba a acostumbrarme, mi ano comenzó a dilatarse por lo que dejó de hacerlo, coloco más lubricante en este al igual que en su verga, pude sentir está en la entrada de mi culo.

— No… Por favor, me va a destrozar.

— Esa es la idea putita.

Dijo para posteriormente introducir la cabeza de su gruesa verga en mi virginal cavidad anal, el dolor fue inmenso, intenté apartarme sin embargo esté me tomo de las esposas sometiéndome con facilidad en la misma posición, al hacerlo este empujó por completo su verga, pude sentir sus testículos contra mis nalgas, di un fuerte grito sentía que el dolor me aria desmayarme, sus embestidas eran cada vez más rápidas y violentas, intentaba ahogar mis gritos con uno de los cojines mientras escuchaba su testículos golpeando mis nalgas y no podía explicarme cómo era que mi verga se ponía cada vez más dura a su vez aquel inmenso dolor se convertía poco a poco en placer y pronto mis gritos de dolor se transformaron en gemidos de placer

— ¡oooo! ¡Siii! ¡Siii!

— Ufff, que culo tienes zorra… Te gusta verdad, te encanta que te den por el culo.

— Mmm, siiiii, que rico, más, más… Ufff me estás destrozando.

Mis gemidos se hacían cada vez más fuertes y pronto sentí como mi culo comenzó a llenarse de un líquido caliente y espeso, el sacó su verga y jalándome de las esposas me quito del sofá me puso de rodillas.

— Límpiame bien la verga puta.

Así lo hice y una vez que está estuvo limpia me quitó las esposas y dijo.

— Tráeme una cerveza de la cocina.

— Si señor.

Dije caminando torpemente, de pronto sentí una fuerte nalgada la cual me hizo dar un leve lamento, sin embargo continúe con mi orden. Al volver este se encontraba sentado en el sofá, lentamente me acerque a él y le di la cerveza.

— Bien… Abajo, mientras no te esté usando para follar vas a tener que servir para otra cosa y serás un buen reposapiés.

Inmediatamente me puse en cuatro y esté puso sus pies en mi espalda, encendió su televisión y comenzó a tomar su cerveza. No me hablaba ni me miraban en ese momento no era un ser humano era simplemente un mueble más.

Continuará…

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