Un jueves cualquiera en mi vida, mi nombre es Alexis, de camino al trabajo me llama Javier (un algo más que amigo), me sorprende ya que él no me llama casi nunca, me dice de quedar por la tarde para ir a tomar algo y después ir a cenar, me sorprende más porque cuando quedo con Javier es para follar en su casa y pasar un buen rato.
Al finalizar el trabajo, me voy a casa y mi mente caliente me dice que esa noche voy a follar como nunca y que me tengo que preparar para la ocasión pero tampoco que se note mucho, busco en el armario, no me quiero vestir muy provocativa pero sí una prenda de roba con buen acceso a mi coño, solo de pensarlo… me pongo más cachonda. Al final me decido por un top sin sujetador, que se me marquen los pezones y una falda con un corte lateral y sin medias, con unas zapatillas blancas y una chaqueta tejana, todo muy casual, cómodo y a la vez provocativo.
Quedamos a las 19 h en un bar que no conozco, es un lugar muy acogedor, con luz cálida y muy buen ambiente. Cuando llego, Javier ya está dentro, sentado en una mesa con una copa de vino, nos damos dos besos, me pido una copa de vino igual que Javier y empezamos a hablar de la vida, del día a día… pero mi mente va pensando que esa noche tiene que cambiar, no puede ser una noche sin más, tiene que ser una noche “para follar como nunca”. Javier mientras va hablando voy pensando, que se acabe la noche, pero también tengo curiosidad del que va a pasar por que con Javier esto es nuevo y aún me pongo más cachonda. Nos acabamos las copas de vino y Javier me dice que ha reservado mesa en un restaurante muy cerca de donde estamos. Esto aún me sorprende más, todos estos detalles y reservas… la curiosidad me puede y noto que estoy mojada.
Una vez en el restaurante, nos sentamos en una mesa que tiene un sofá que hace esquina, nos sentamos de lado dejando la esquina del sofá en medio de los dos, pedimos cena para compartir, mi mente piensa: “estoy tan mojada y cachonda que no tengo ni hambre… pedimos algo rápido por favor”…
Antes de que nos traigan los platos Javier me da una cajita y me dice que vaya al baño. Me levanto y me dirijo al baño con mi cajita y una sonrisa perversa y mirada cachonda, mi corazón va a mil de lo caliente y excitada que estoy. En la caja hay un pequeño vibrador y una nota que dice, “Póntelo y a cambio quiero tus bragas”, me introduzco el vibrador, me quito las bragas y las dejo en la caja y casi me corro solo en pensar lo que voy a vivir esa noche.
Una vez en la mesa, le entrego la caja, ya nos han traído la cena y Javier saca las llaves del coche con un mando a distancia, nos miramos y con una sonrisa empezamos a cenar, sin darme cuenta Javier le da al botón y noto como se enciende el vibrador muy lento y mi mente piensa “empieza el juego señores”. Nos miramos y Javier sigue hablando como si nada. Al cabo de un rato, sube la frecuencia de vibración y se acerca a mí, estando a mi lado, en una esquina del sofá y gracias al mantel de la mesa que no se ve nada, Javier se chupa los dedos, lleva su mano debajo la mesa, me sube la falda y empieza a masturbarme muy lentamente subiendo más la frecuencia del vibrador. Yo no puedo más, estoy muy cachonda, mojada, excitada y necesito que me folle duro. Javier me mira y me dice, ahora voy a pagar y quiero que te levantes y vayas al baño que está subiendo las escaleras en el fondo del pasillo.
Estoy en el baño, Javier entra, sin decirme nada se pone de rodillas, me levanta la falda, saca el vibrador, lo chupa y empieza a lamerme el coño, introduciendo sus dedos en mi vagina, cuando ya casi estoy a punto de correrme, se levanta, me gira y me penetra por detrás, muy duro, me agarra una mano y hace que con la otra me masturbe, estamos muy cachondos, poseídos por la excitación, por estar en un sitio público, me tapa la boca con la mano para no hacer ruido, el me penetra muy duro hasta que no aguantamos más y nos corremos, me mira y con una sonrisa de que esto aún no ha terminado, me pone el vibrador dentro de mi vagina y me dice que salga en dos minutos y que me espera delante de la puerta con el coche.
Me subo al coche y nos miramos, no nos decimos nada, solo hay tensión sexual, yo vuelvo a estar muy mojada, Javier pone en marcha el vibrador mientras vamos camino a no sé donde, pienso que me da igual donde vayamos… mi mente está en que quiero follar más. Javier me mira, se desabrocha su pantalón, baja la cremallera y me dice que se la chupe, él está muy excitado, su pene está erecto, lo empiezo a lamer, sabe a mí, me lo introduzco en mi boca y empiezo a masturbarle con mi lengua, mis labios mis manos, Javier sigue conduciendo, sube la intensidad de vibración, yo me excito más. El pene de Javier está a punto de explotar de placer hasta que se corre en mi boca. Se abrocha el pantalón… yo ya no puedo más, estoy a punto de correrme y él me dice que no, que me espere… baja la intensidad de vibración.
Llegamos a su casa, entramos, me tumba en la mesa del comedor, sube al máximo la intensidad del vibrador, me abre de piernas y empieza lamerme el coño, me pasa la lengua… muy lentamente, la empieza a mover por todo mi clítoris, vagina… le pido más, más rápido pero él va lento pero con la lengua muy dura, notándola como si fueran sus dedos mojados que me están tocando, de repente acelera sus movimientos, no puedo más, voy a explotar de placer hasta que le cojo la cabeza, aprieto su cara contra mi coño, notando su nariz, su lengua, su barbilla… que me aprietan el clítoris, vagina y parte del ano… no puedo más y me corro en su cara, el continua chupando mientras me voy corriendo, se levanta y me penetra, noto su pene dentro de mi muy duro, mi vagina está apretada y aún con contracciones, me levanta las piernas y me folla hasta correrse encima de mi barriga y mis pechos. Nos miramos, sonreímos y pienso, no estaba equivocada, sabía que sería una noche que follaría como nunca.