Durante mucho tiempo mi novia y yo fuimos los viernes por la noche a un bar que estaba en la planta baja de un hotel y al paso del tiempo fuimos haciendo amigos entre los clientes frecuentes, con el músico que amenizaba el lugar y su esposa y eso hacía que la pasáramos muy bien.
Desde siempre me ha gustado que admiren a la mujer que me acompaña y tratándose de mi novia me gustaba más y era súper excitante que la vieran y la desearan, además por ser una mujer hermosa y porque estaba muy buena (en la actualidad está buenísima) me excitaba que los hombres que la veían en el bar, no le quitaran los ojos de encima. Yo le pedía que se quitara la tanga que usaba los viernes, usaba minifalda y nos sentábamos en una barra que estaba un poco más alta, y en ese lugar se le veía su vello púbico desde casi todo el pequeño bar, siempre se mojaba por caliente y porque me encargaba de excitarla.
Entre los amigos, había una pareja donde él deseaba muchísimo a mi novia y cuando se le subían las copas me pedía que hiciéramos un intercambio de parejas y me insistió durante casi 6 meses.
Él no le gustaba nada a mi novia e incluso le caía mal, sin embargo su novia, la Güera, era una mujer muy agradable, simpática, rubia, nariz recta, unos ojazos grandes, redondos, cafés, con unas pestañas muy largas que acentuaban lo bonita que era y además tenía un cuerpo espectacular, caderas anchas, nalgas paradas, pechos grandes y duros, muy acinturada, unas piernas de campeonato mundial y siempre muy arreglada.
Una semana antes de ir a hablar con el padre de mi novia para pedirle la mano de ella, fuimos al bar como cada semana y después de platicarle el plan para el siguiente viernes, el novio de la güera me propuso que, el día que fuera a pedir la mano, para celebrar, hiciéramos un intercambio de parejas y ya entrado en copas acepté y le prometí que hablaría con mi novia para que el viernes siguiente, por fin hiciéramos lo que venía proponiéndome hacía tiempo.
El viernes siguiente pedí la mano de mi novia y cuando le dije que fuéramos al bar a celebrar me dijo que prefería quedarse en su casa. Yo tenía ganas de celebrar y me fui al bar. Ahí me senté con la pareja y cuando le avisé a él que no iría mi novia, se molestó y estaba tan enojado que sin razón se peleó con su novia (la güera) y se fue dejándola en el bar sola.
Me quedé en la mesa con la güera y me di cuenta que su novio no le había dicho nada del intercambio de parejas, yo tampoco le había dicho nada a mi novia, jejeje, pero yo estaba muy contento por haber pedido la mano de mi novia y todo había salido muy bien, así que le dije a la güera que se quedara, que la invitaba a que nos corriéramos una buena parranda y ella aceptó, así que pedimos unos tragos y nos la dispusimos a pasarla muy bien.
La güera y yo estuvimos platicando todo el tiempo y por el volumen de la música nos teníamos que acercar mucho y comenzamos a platicarnos acercando nuestras bocas cada vez más, poco a poco nos acercábamos más y más, pero en lugar de platicarnos al oído, platicamos de frente, sentí su aliento tibio tocar mis labios, sentía el calor de sus labios acercarse hasta que, platicando, sus labios tocaron los míos, no nos besábamos, solo rozábamos nuestros labios mientras platicábamos disfrutando la excitación de besar sin besar, de sentir la humedad de sus labios y cuando pasaba su lengua por ellos yo la sentía pasar sobre mis labios.
En un momento ya no nos detuvimos, era mucho el deseo, muy cachonda la situación y la tomé de la cintura la acerqué a mí y nos besamos, primero de piquito, solo poniendo sus labios sobre los míos abriendo un poco la boca, y me dijo:
-no sabes desde hace cuánto tiempo quería besarte, que estuviéramos solos tu y yo.
Me lo decía con sus labios sobre los míos, pasaba su lengua por mis labios, me besaba muy delicadamente, sin ningún morbo, hasta que ninguno de los dos pudimos más y nos dimos un beso intenso, largo, excitante, nos comíamos uno al otro.
El músico terminó ese turno y se sentaron él y su esposa con nosotros y se empezaron a burlar que estábamos como novios, agarrados de la mano y besándonos todo el tiempo, nos dijo ella:
-Vaya hasta que se les hizo a los dos, creímos que no se iban a besar nunca, hace rato que se les notan las ganas.
Hasta ese momento ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta de la tensión sexual que existía entre nosotros y que los demás notaban.
Seguimos en el bar besándonos y en el último turno de música y antes de que terminara la tomé de la mano nos paramos y la llevé hacia una habitación que había pagado previamente cuando pedí la cuenta del bar y ya tenía la llave.
Llegamos a la habitación y solo dejé una luz tenue y nos quedamos parados la recargué en la pared junto a la cama y seguimos besándonos, disfrutándonos, yo le acariciaba la cara, el cabello, la veía y ella acariciaba mi cabello.
Los besos eran pausados, lentos, nos mordíamos los labios suavemente, nuestras lenguas se entrelazaban explorando nuestras bocas, deseándonos con cada caricia que sentíamos.
Me quitó la camisa y yo le quité la blusa lentamente, desabroché su brasier, se lo quité, nos abrazábamos fuerte mientras nos besábamos, yo sentía sus grandes tetas en mi pecho, sus pezones se recargaban en mi excitándome, yo la jalaba de la cadera para que sintiera mi erección y ella recargaba con fuerza su pubis sobre mí.
Nos sentamos en la cama y rodamos hasta quedar los dos sobre las sábanas. Nos desnudamos cada uno por su parte completamente y quedamos de lado, todo esto sin dejar de besarnos, se recostó y me jaló para que quedara sobre ella, quedé en medio de sus muslos y acerqué mi miembro a la entrada de su vagina, la penetré lento, sin prisa, sintiendo como mi miembro que estaba muy erecto iba abriendo su cuerpo mientras avanzaba hacia adentro de su vagina hasta que se lo metí totalmente, me apretó de las nalgas para que no me moviera.
Me mantuvo un rato así, los dos sentíamos como estábamos compartiendo un momento increíble y aflojó la presión de sus manos sobre mis nalgas así que comencé un vaivén, entrando hasta el fondo y saliendo casi hasta salir de su vagina, fuimos acelerando el ritmo, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, acelerando más y más, gemíamos los dos, nos besábamos, le comencé a morder el cuello hasta que no pudo más y mi cuerpo se puso rígido, ella lo sintió y se abandonó al placer y tuvimos un orgasmo simultaneo delicioso, sentía su vagina palpitando, caliente, lubricada por una cantidad increíble de semen y de flujos vaginales y otra vez nos quedamos sin mover por unos minutos, mientras nos seguíamos besando, no sé cuánto tiempo pasó pero me salí de ella despacio para que los dos sintiéramos el placer del rose de nuestros sexos separándose y me recosté a su lado. Ella se acostó en mi pecho y comenzamos a platicar de lo delicioso que había estado hacer el amor.
Pero yo seguía caliente y ella también, después de un ratito la acosté y le empecé a lamer el cuerpo, nunca la había visto desnuda, su piel era muy blanca llena de pecas por todos lados, sus pechos grandes estaban coronados por dos pezones parados, duros, pequeñitos, rosas, sus aureolas eran rosas también, los lamí los succioné, ella solo cerró los ojos y me dejó hacer disfrutando, lamí su abdomen y fui bajando hasta encontrar su coño sin rasurar, era castaño claro, lamí toda su raja desde el clítoris hasta el ano, me metí su clítoris en la boca y lo lamí y succioné, me di cuenta que se excitaba mucho pues su clítoris creció mucho y se puso muy duro, seguí lamiendo su coño, le daba mordiditas a sus labios vaginales hasta que gimió más fuerte, apretó las piernas y se vino, temblaba, escurrían sus flujos por su raja hasta el ano y me los comí con mucho gusto, eran calientes y deliciosos.
Levanté sus piernas, las puse sobre mis hombros y lamí su ano presionando mi lengua contra su ojete, la fui metiendo poco a poco, llenándolo de saliva, ella se retorcía de placer, me empujaba la cabeza y me decía que no siguiera pero levantaba las nalgas para seguir sintiendo mi lengua entrar en su ano, cuando mi lengua no alcanzaba a entrar más, cambié y le metí el dedo índice que entró con facilidad pues estaba muy lubricado por mi saliva y sus flujos y la empecé a masturbar doblando el dedo hacia su punto G, ella gemía muy fuerte, cada vez que apretaba el dedo contra la pared del ano gritaba de placer, la puse boca abajo y le mordí las nalgas y seguí masturbándola con el dedo, no aguantó más y gritó viniéndose otra vez en un squirt impresionante y se recargó contra la almohada para acallar el grito, yo no la dejaba de excitar, le mordía el interior de los muslos, las nalgas, me comí su venida y seguía sin parar masturbándola aunque ella me rogaba que parara, de repente me dijo susurrando, un poco un ruego un poco una orden:
-métemela por atrás.
Yo reaccioné y le pregunté:
-¿por dónde?
Y entonces si me gritó y me dijo:
-¡¡¡por el culo!!!
Le levanté las caderas, abrí sus nalgas, la lubriqué con sus flujos y mi semen que todavía escurría de su coño y puse la cabeza de mi verga en la entrada del culo y cuando sintió que estaba a punto de ser penetrada por mí, movió su trasero hacia atrás y ella sola se clavó mi verga hasta adentro, gritó y me dijo:
-no te muevas, me duele mucho.
Yo me quedé muy quieto viendo su enorme trasero, sintiendo como palpitaba su culo y después de un momento ella empezó a moverse, primero muy lento llevando el ritmo, cada vez iba más rápido, mandando, cogiéndome, gritando en cada embestida, acelerando de una manera frenética hasta que se volvió a venir gritando muy fuerte, sus flujos chorreaban por sus muslos, mojaban mis piernas y me vine dentro de su culo en un orgasmo que me volvió loco de excitación, ella levantó la cabeza y el tronco, medio se sentó en mi dejando mi verga metida en su culo, la abracé desde atrás, palpitábamos al unísono, no nos movíamos, solo nos quedamos así un buen rato, hasta que mi verga fue perdiendo la erección y cuando ella sintió que no la tenía tan parada se fue quitando lentamente hasta que me salí completamente.
Me recosté en una cama húmeda por sus flujos y ella se volvió a acostar en mi pecho para que descansáramos y me dijo que nunca lo había hecho por el culo pero que le había encantado, que fue una sensación maravillosa, increíble, indescriptible, estaba verdaderamente extasiada y yo sorprendido.
Pasaron unos minutos y me dijo:
-No te muevas, ahora yo quiero volverte loco.
Y se metió en medio de mis piernas y se metió mi verga semierecta en la boca, reaccioné rápidamente y se me volvió a parar la verga y cuando me intenté mover no me dejó y siguió mamando, lamia el tronco de mi verga, le daba pequeños mordiscos a la cabeza, lamia mis güevos y mi ano y volvía a subir a meterse toda la verga en la boca, subía y bajaba su boca por toda mi verga masturbándome, se la metía toda y así siguió hasta que no pude más, le dije que me iba a venir y en lugar de quitarse apretó sus labios y aceleró la mamada hasta que sintió mi semen entrando en su boca y aún y cuando le dije que parara no lo hizo y siguió mamando, la sensación era desesperante pero deliciosa, me hacía temblar, yo trataba que parara y no me dejaba, hasta que, cuando lo decidió, me liberó de esa tortura deliciosa y me dejó de mamar.
Se volvió a acostar en mi pecho y platicamos otro rato, eran las 5:00 de la mañana y le pregunté si nos íbamos a quedar a dormir y me dijo que no podía.
Después de quedarnos un rato más abrazados se levantó y se metió a bañar, yo la alcancé y nos bañamos juntos besándonos cuando podíamos y abrazándonos.
Salimos del cuarto, la acompañé a su carro y me besó y me pidió que no le dijera nada a su novio y prometió que íbamos a repetir el encuentro muchas veces más, sin embargo, por alguna razón que desconozco, no fue a mi boda y nunca más la he vuelto a ver.
Sin embargo la recuerdo con mucho cariño y recuerdo ese encuentro como uno de los mejores de mi vida.