Esto pasó hace unos días, estaba con mi esposa Celia, eran las 18 h y nuestra bebé recién se había quedado dormida por lo que la acostamos en nuestra cama.
Aprovechamos el tiempo para hacer un trabajo de Celia de la facultad en la computadora, dado que ella no es muy buena con Word y necesita mis servicios como su escritor.
Al finalizarlo le comienzo a relatar mi fantasía de amarrarla con cintos de cuero y una mordaza de bola, insertarle un plug y hacerle el amor. Esto debido a que al tener la labor de padres nuestra vida sexual cambió totalmente, quedando el sexo relegado a los momentos de sueño de la niña, que tampoco duerme mucho por lo que el sexo debe ser apresurado y se pierde gran cantidad de esa emoción que es el ritual lujurioso.
El caso es que me permitió atarla, pero como el tiempo corría contrarreloj por la bebé todo fue con ropa puesta. Celia es delgada, morocha y bajita, toda una petite con sus pechos lactantes y un lindo trasero.
Nos colocamos por el final de la cama y saqué de nuestro mueble los cintos y las esposas para atarla.
Comencé por las muñecas a la espalda con las esposas que hace tiempo no usábamos, luego le coloqué dos cintos uno por encima de los pechos y otro por debajo de modo que sus brazos estuvieran pegados al cuerpo. Seguí por sus piernas a la altura de los muslos y luego los tobillos. La observé y los dos sentimos lo mismo, ese morbo y esa especie de corriente que fluye por el cuerpo. La comencé a besar primero los labios y luego el cuello, siguió el manoseo y caricias en sus pechos lactantes, su entrepierna y su trasero.
Lo que más me calentaba era verla retorcerse mientras la manoseaba sin poder hacer nada y ella poniendo esa cara de placer que tanto me prende parecíamos tener todo el tiempo del mundo, procedí a liberarle las piernas para que camine, la observe parada y le agregué un cinto más a la altura debajo de los codos, de manera que estaba totalmente inmovilizada en la parte de arriba. Le pedí que girara sobre si misma para observar el espectáculo visual, ya la podía desnudar con la mirada.
Después de observarla decidí que era mi turno de ser inmovilizado dado que antes de ser padres nuestra relación bdsm siempre fue con cambio de roles donde generalmente yo era el sumiso.
La desaté y rápidamente ella me hizo las mismas ataduras solo que sin atar mis piernas por lo que mi parte superior quedó totalmente inmovilizada, al terminar las ataduras ella comenzó a besarme, a sentir que tenía el control total, me acarició la entrepierna mientras me besaba, sentía que no aguantaba más, le rogué que me amordazara con una ballgag negra bien ajustada.
Apenas terminó de amordazarme nos reímos y le decía entre balbuceos que la amaba que es mi ama y yo su servidor. Poco duró el momento porque sentimos la puerta de casa abrirse y entró mi suegra, por instinto y desesperación de pasar un momento embarazoso mi esposa abrió la puerta del baño donde entré a esconderme así atado y amordazado y cerró la puerta. Y ahí quedé mirándome al espejo inmovilizado y riéndome por dentro de la situación, mi suegra comenzó a hablar Celia y por como venía la charla parecía ser larga y ahí estuve en el baño unos 15 minutos. Mi saliva comenzó a chorrear por la mordaza y sentía ese morbo, mi miembro estaba que explotaba por la situación, nunca nos había pasado estar tan cerca de ser descubiertos!!
Después de un buen rato la bebé comenzó a llorar y mi deber de padre me trajo nuevamente al mundo real, pude desatarme solo por mi flexibilidad, comencé por las esposas y luego los cintos fueron fáciles de quitármelos, me quité la mordaza y salí del baño como si nada hubiera pasado a cuidar de nuestra bebé.
Al llegar la hora de acostarnos le pregunté a Celia que sintió y los dos acordamos en que fue esa corriente que sacude nuestros cuerpos de pasión por lo que se darán mas situaciones similares y más picantes… Estaré escribiendo.