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Casa de playa familiar
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Este verano mi familia rentó una casa de playa para pasar las vacaciones. Éramos 5 en total: mi tía, mi tío, mi mamá, mi papá y yo. Todos rondan los 40 años excepto yo, que tengo 20.

Sería un plan familiar divertido a la par que relajante, la casa solo tenía una puerta, la principal, el resto de habitaciones estaban divididas por cortinas bastante finas.

Al llegar a la casa fue todo tranquilo, nos alojamos y guardamos nuestras cosas. Almorzamos y jugamos cartas en familia. Cabe recalcar que mis tíos estuvieron muy cariñosos durante todo el día. En ocasiones se iban a la cocina y regresaban riendo y con las caras rojas.

Después de cenar y acostarme en mi habitación, me puse a ver una película en mi celular para poder dormir mejor. Después de acabar la película fui al baño a orinar para ahora si, dormir. Pero al salir del baño escuché unas risas que venían de la habitación de mis tíos. Entre risas podía escuchar a mi tío describiendo el sensual cuerpo de su esposa y haciéndole cosquillas.

Pensé que era solo eso hasta que mi tía empezó a soltar pequeños gemidos, tuve una erección al instante y solo hice lo que cualquiera hubiera hecho en esa situación: fui a espiarlos.

Estaban cogiendo en misionero y mi tía no sabía como aguantar mas los gemidos, su esposo se movía como un animal y no se detenía en ningún momento. Lo único que silenciaba sus gemidos, eran unos besos apasionados que pausaban la situación.

Mi tío estaba casi gimiendo de lo fuerte que estaba moviéndose en la vagina de su esposa. Pocos momentos después, ambos se corrieron y gimieron mas fuerte aún. Siguieron besándose y abrazándose como demostrando su amor ante su bajas pasiones.

Una vez terminado ese acto, me di la vuelta con el pene aún erecto, solo para darme cuenta de que mi papá estaba atrás mío. Pensé que me iba a regañar pero solo me dijo "Vaya, ¿a ti también te excitó? Jajaja ¡anda a dormir, maldito mirón!". A él también se le había parado por escuchar los fuertes gemidos, pero eso quedaría entre nosotros dos.

A la mañana siguiente mis tíos bajaron como si nada hubiera pasado anoche. Pasamos toda la mañana viendo películas en familia. Hasta que al anochecer fuimos a acampar a la playa.

Las parejas tenían su tienda de campaña y yo la mía propia.

Mis tíos y mi mamá fueron al mar y yo me quedé con papá en la arena. Paso un rato de silencio hasta que me empezó a hablar de lo de anoche, yo intenté disculparme, pero él me dijo que estaba bien. Dijo que cuando vivía en el campo de joven, espiaba a sus tíos, padres y abuelos, cogiendo. Era su hobbie y solo vivía para eso.

Me quede sorprendido un momento pero luego entendí de quién había heredado el gusto por el voyeur.

Luego de cenar, cada uno se fue a su tienda de campaña y yo comencé a masturbarme. Por alguna razón me excitaba pensar en lo que papá había visto en su juventud, mis abuelos y tíos abuelos teniendo sexo.

Pero de todas formas no tenía que esforzar mucho mi imaginación. Al cabo de un rato empecé a escuchar a mi mamá gemir, mis padres estaban cogiendo dentro de la tienda de campaña, y luego de eso mis tíos también comenzaron.

Yo solo empecé a masturbarme mas fuerte y mas fuerte. Pero lo mejor estaba por venir.

Mis papá y mi tío comenzaron a discutir y escuchar quien hacia gemir mas a su mujer. En un momento dado los machos se llevaron a sus hembras afuera de las tiendas. Yo solo abrí un poco mi tienda para ver ese espectáculo.

Era una escena demasiado excitante, las mujeres también competían y hasta exageraban los gemidos solo para hacer quedar bien a su hombre.

Yo decidí salir de mi tienda para ver mejor y los cuatro ni se inmutaron.

Siguieron cogiendo un rato mas hasta que se vinieron. La arena de la playa se llenó de semen y sudor. Todos reímos y nos fuimos a dormir. Yo me masturbe dos veces mas antes de quedar dormido.

En la mañana, me desperté con algo me dejo desconcertado. Volvieron los gemidos pero esta vez al salir me encontré con las parejas intercambiadas. Mi tío estaba penetrando a mi mamá y mi papá a mí tía.

No podía creer lo que estaba viendo, sobre todo porque ambas parejas siempre fueron muy estables. Pero mi a mi erección no le importó. Me masturbé frente a ellos e incluso mi mamá y mi tía me miraban el pene con ganas. Los hombres penetraban duro por detrás y las mujeres se acercaron hacía mí.

Empezaron a chupármelo rico pero temblando por los penes que les estaban entrando. Desconocí a mi mamá, mientras chupaba era una puta y mi tía igual. Los hombres se corrieron porque ya llevaban un rato largo ahí dándoles.

Al final los dos se tiraron a mirar como sus esposas me la chupaban. Me corrí demasiado, jamás había sacado tanto semen. Mi mamá y mi tía se lo comieron todo y nos fuimos.

Mientras volvíamos hicimos un trato, nadie podía hablar de esto jamás y que no volvería a pasar. Las mujeres decían que eso solo había sido para demostrar que éramos una familia unida. A los hombres nos dio risa ya que en lo último que pensamos al tener sexo es en "familia unida", pero les dijimos que sí a todo para que estén tranquilas con su conciencia.

Hoy en día la relación con mi familia es completamente normal. El único que cambio fue mi papá, a veces me cuenta las cosas que hace con mamá. Y a mi tíos no les importa si voy a visitarlos y están desnudos.

Pero nunca volvimos a tener sexo.

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