Y el día llegó, después que mi Ama, Señora y dueña de la llave de mi cinturón de castidad, que seguía encerrando mi pija, me estuviera adiestrando durante todo el sábado, me permitió descansar el domingo, (siempre tirada a un lado de la cama como una perra), porque este lunes que es feriado iba a venir Sofi, la pendeja de 19 años, que ya había estado con nosotros y que tenía la fantasía de ver un macho cogerse a un puto, para muchas mujeres es normal calentarse viendo sexo entre dos tipos, creo que es el equivalente a un hombre hetero que disfruta viendo dos lesbianas.
La chiquita además quería tener la experiencia de que un veterano se la coja, entonces a Alicia se le ocurrió que Carlos, el que le había hecho el culo delante mío la última vez que invitó a alguien para encamarse, y mostrarme como goza con otros hombres, era ideal para que nos garche a Sofi y a mí.
Como me había anticipado, me dio la ropa interior femenina para vestirme de puta, tanga, portaligas, medias de nylon, sandalias de taco alto y peluca, yo reconozco ser muy puto, pero nunca antes, me había vestido de mujer con un tipo, nunca había usado más que una tanguita, hacerlo delante de Alicia era muy embarazoso para mí, la verdad que me sentía ridículo, una cosa es dejarme coger y otra travestirme, no es mi onda, ya saben, es mi obligación aceptar las ordenes de mi Señora, pero le supliqué que me deje esperarlos solo en tanguita, le rogué y aseguré que mi actitud iba a ser la que ella esperaba, la ropa solo iba a inhibirme y le propuse que si no le gustaba estaba dispuesta a que me castigue delante de las visitas, y aceptó diciéndome que si no le gustaba, me iba a arrepentir mucho.
La primera en llegar fue Sofi, y tuve que ir a abrir la puerta de casa, la recibí y cuando me vio, me miró despectivamente (por lo menos yo lo sentí así) de la cabeza a los pies, y me dijo:
-hola Conchita ¿por qué no estás vestida de puta?
-La Señora me dio permiso para estar así hoy
Se ve que ya Alicia le había dicho cuál era mi nuevo nombre, y como debía llamarme, supongo que Carlos también estaba enterado.
La hice pasar y se sentó junto a mi dueña en el sillón del living, entonces Alicia me dijo…
-veni Conchita, sácale los zapatos a Sofi y chupale los deditos, sabes que es tu obligación adorar los pies de todas las mujeres que pisan el piso donde vos te arrastras.
Le saqué los zapatos y le lamí dedito por dedito, eran muy pequeños y muy cuidados, luego chupé delicadamente esos hermosos pies, que bellos eran por favor, de inmediato Alicia se tentó y me ordenó que también chupe los de ella, la verdad es que me da un gusto indescriptible tener esos pies en mi boca, además porque sé que a ellas les gusta mucho y se lo merecen. Es un acto de sumisión y respeto y me recuerda que soy un siervo y un ser inferior.
Mientras lo hacía, conversaron sobre la decisión de permitirme no usar más que una tanga y se rieron cuando Alicia dijo que no imagino lo que me espera sino cumplo lo que prometí.
Unos minutos después llegó Carlos, tan apuesto como siempre, el solo verlo hacia que me haga pis encima, era un macho hermoso y solo su presencia me hacía sentir muy marica.
Lo hice pasar y Alicia y su compinche, me ordenaron que lo lleve frente al sillón y que le quite la ropa al machote que me iba a coger, estaban ansiosas por vernos.
Así que lo acompañe ante mi Diosa y su amiga y frente a ellas, nos besamos en la boca, agarró uno de mis pezones, me lo chupó dulcemente mientras apretó el otro y buscó mi ano con sus dedos, y cuando me lo metió, mordió mi pezón, luego de manosearme, me puse de rodillas, él permaneció de pie, le bajé los pantalones, esta vez no tenía puesto ni bóxer ni nada, así que enseguida apareció esa verga divina, de 20 x 6.5 que cada vez que la veía parecía más grande, era una belleza y me hacía temblar.
Estaba tan caliente con ese machote divino que no me importó que Alicia y Sofi me vean tan mariquita, sentía, pensaba, hablaba y actuaba como una hembra, que era lo que ellas querían, no necesitaba ropa de mujer para sentirme una de ellas.
-vamos Conchita chupa esa pija que queremos ver cómo te la comes toda, mostranos lo puta que sos.
Esa verga hermosa, grande súper gruesa y fibrosa, apenas inclinada hacia abajo, necesitaba muy poca estimulación para ponerse bien erguida, pase mi lengua delicadamente por su frenillo, enseguida la tomé suavemente con una mano y la puse hacia arriba, dejando libre ante mí sus bellos testículos, que se veían tan apetitosos, no dudé en lamerlos, Dios mío, esa piel, ese aroma, ese olor a hombre, los saboreé como quién bebe el elixir de la vida, luego de un par de minutos, no pude resistir la tentación de empezar a meterme esa verga en la boca muy de a poco pero decididamente, rodeé su glande con mis labios húmedos y la fui introduciendo lentamente, noté su excitación, me la metí y saqué de la boca con frenesí como si lo estuviera pajeando, me la tragué entera, sus gemidos se confundían con los míos, sentí que la tenía redura dentro mío, y llegó a tocar mi campanilla, dándome arcadas, lo miré desde mi posición y lo vi inmenso, era como una deidad, un ser supremo y yo un siervo dándole un poco de placer, o mejor dicho una sierva a sus pies.
Pude ver como las dos espectadoras privilegiadas, veían extasiadas y excitadas la escena, estaban abrazadas tocándose mutuamente sus vaginas, brindando otra escena súper caliente, de pronto las perdí de mi vista estando yo ensimismado en mi labor oral y no me di cuenta que Alicia se había colocado uno de los cinturongas que tenía siempre a mano, le dijo a Carlos que se siente en el sillón y a mí que siga arrodillado entre sus piernas abiertas.
Seguí comiéndome esa pija maravillosa que estaba en todo su esplendor, dura como piedra, ella tiró un almohadón detrás mío para no lastimar sus rodillas y se acomodó para penetrarme con esa poronga artificial, ella sabía por experiencia propia de lo que yo era capaz chupando el sexo de alguien mientras tengo una pija en mi culo, como aquella vez en que Manuel me la puso hasta los huevos y yo me comí literalmente su concha.
Ahora ella estaba metiéndome esa cosa bien dura y yo tragándome hasta las pelotas la chota de Carlos y para completar la escena Sofi no se podía quedar afuera y se arrodilló al lado de su mentora sexual y le chupaba sus tetas, ya estaban las dos totalmente desnudas.
Lo único que se escuchaba era una suave música de fondo y los gemidos de los cuatro, hasta que mi macho rompió el silencio…
-que bien la chupas trola, cometela toda mariquita, ahora te voy a coger delante de tu mujer para que ella vea lo puta que sos.
-si Carlos, quiero ver cómo le rompes el culo a ésta puta que tengo de marido, hacela gritar como una perra, quiero que la sienta bien adentro, como me la hiciste sentir a mi el otro día.
-si y después a mi Carlos, yo quiero tener en mi concha esa pija enorme, nunca me cogió un hombre como vos, solo me acosté con chicos de mi edad -dijo Sofi casi rogando.
Estaba todo el menú a la vista, yo estaba tan caliente que no tenía noción exacta de lo que estaba pasando, no me importaba nada, mi mente estaba en blanco, se me caía la baba por sentir esa poronga entrando en mi culo y no sentía ningún pudor en mostrarme como el puto maricón que soy, así que agregué…
-por favor papi, llévame a la cama y dame esa pija mi amor, no puedo más, la deseo tanto.
-si putazo, vamos que le mostramos a tu mujer como te dejas coger.
Alicia me miró entre asombrada y satisfecha, al fin me escuchaba expresar claramente mi deseo de ser cogido, y no pudo dejar de decir…
-que puta sos, maricón de mierda, no puedo creer que no me haya dado cuenta antes.
-Si amor, ya no puedo fingir más, lograste lo que querías, soy puto, siempre lo fui, siempre me gustó la pija, siempre me sentí una hembra, ahora quiero que veas como me dejo coger.
No era el momento para ponernos a hablar mucho sobre el tema, Carlos me tomó de una mano y me llevó al dormitorio, me hizo poner en cuatro al borde de la parte final de la cama con mis pies afuera, mi cola quedó bien a su disposición abierta y expuesta, él se paró detrás mío listo para sodomizarme, Alicia se puso en cuatro con su cola pegada a mi cara para que le chupe el ano y Sofi se acostó a la inversa de mi mujer con la boca debajo de su concha, para chupársela y hacer un 69 entre ellas, todos contentos, cada uno tenía lo que quería.
Cuando Carlos apoyó su glande en mi hoyito, y comenzó a empujar, el primer grito fue el mío, de inmediato pasé mi lengua por el hermoso agujero trasero de Alicia, ella empezó a gemir por doble efecto, ya que al mismo tiempo que la lengua de Sofi estaba lamiendo su clítoris, a la vez recibía la lengua de mi mujer en el suyo, fue una delicia escuchar ese concierto de voces, gemidos, grititos, y mis quejidos al sentir los primeros embates de esa pija tan ancha, tan gruesa, que parecía partirme en dos, sentía que me estaba perforando, sentí mi culo lleno, con ese pedazo de carne duro.
La excitación de los cuatro era descomunal, estábamos gozando todos, cada uno a su manera, yo no podía ni quería ocultar mi placer, y lo expresé abiertamente, ese hombre era una maravilla de espécimen varonil, y recordé que como les dije en otro relato, hacia 20 años atrás, siendo yo un putito joven e inexperto, había tenido el placer de que me coja y me haga su hembra un par de veces, yo estaba tentado de confesarle esto a Alicia, pero los dos guardamos silencio.
Después de un rato cogiendo y lamiendo cada uno lo que tenía a su alcance, se escuchó decir a Sofi…
-Porfi Carlos, guarda tu lechita para mí, no olvides que quiero ser tuya también.
-cómo voy a olvidarme de eso, es imposible nena, vení acá ponete en el lugar de Conchita así te hago toda mía, me voy a cambiar el forrito.
Cuando se sacó el forro, Alicia se abalanzó sobre él y le chupo la pija un ratito para sacarse un poco las ganas, mientras Sofi intercambiaba su lugar conmigo, y le pedía…
-no te pongas nada, quiero sentirla a pelo y que me des la leche.
Así que Carlos, no se cuidó y la penetró desde atrás pero en su vagina, la nena no estaba preparada todavía para recibir esa monstruosidad en la cola, (por el momento).
Yo, por orden de mi Ama, me coloqué con mi boca debajo de su vagina y Sofi ocupó mi lugar en ambos aspectos, recibió la verga de Carlos desde atrás en su conchita y lamió el culo de mi mujer, mientras yo succionaba el clítoris de Alicia y ella jugaba con mi jaulita moviéndola como un badajo y volviéndome loco.
Minutos después se escuchó un coro de orgasmos, Carlos empezó a decir que se venía, Sofi le rogó que le dé la leche, acabó y grito como loca, él la llenó con su esperma, Alicia, gemía y gritaba mostrando a todos que estaba acabando y dejándome empapada la boca con su cremita, el único que no pude fui yo, porque lo tengo prohibido por mi mujer y además con el cinturón de castidad es casi imposible.
Mi dolor de huevos a esta altura, era ya insoportable, estaba a punto de llorar por él.
Luego discutieron sobre el tema del polvo dentro de la vagina de Sofi, ella dijo que tomaba anticonceptivos y no tenía miedo de embarazarse, Carlos aclaró que tenía análisis de HIV con resultados negativos de hace seis meses y que podía traer el que iba a hacerse esa semana.
Entonces Alicia ni corta ni perezosa, le dijo que ni bien tenga el nuevo resultado, venga con él a casa a darnos a ella y a mí su esperma en la boca.
Así fue como tres días después llamó diciendo que tenía el nuevo análisis negativo y Ali le pidió que venga esa misma noche.
Yo no estaba de acuerdo con esa teoría porque creo que hay un periodo ventana que queda sin cubrir, no sé bien como es, pero mi opinión nunca era tomada en cuenta y no tenía validez.
A eso de las 9 de la noche llegó y Alicia estaba decidida y desesperada por hacerlo, mi Ama y yo nos arrodillamos juntas como dos nenas y le besamos los huevos y chupamos la verga entre las dos como si fuéramos amigas compartiendo un macho, de hecho lo estábamos compartiendo, después de mamársela un buen rato alternativamente, Carlos nos avisó que iba a acabar, realmente era un tipo de soltar mucho semen, así que las dos preparamos nuestras lenguas para recibirlo, nos tiró un chorro en cada una y fue dándonos toda la leche en las dos bocas, era bien espesa, por supuesto terminamos de limpiar su verga y nos tragamos hasta la última gota que nos dio.
Yo hacía años que no tragaba leche. Alicia no quiso decir si alguna vez lo había hecho, de lo que yo estaba segura era que lo había disfrutado tanto como yo.
Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].
Besos mis amores.