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Carlos me intercambió con su mejor amigo
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Hola mis amores, no crean que los he olvidado, ya saben soy Alexa, de 26 añitos, 100% mexicana actualmente estudio mi Master en Contabilidad en Playa del Carmen. Soy morenita clara, cabello largo negro, tengo unos senos no muy grandes pero si duritos, apetecibles en su lugar, acinturada y lo que más me gusta y me chulean son las nalgas y las piernas que ahora que subí un par de kilos me siento y veo más sabrosa. No me siento bonita, pero sí muy atractiva, ya que mi 1.75 de altura más unos lindos tacones pues de verdad sobresalgo a donde me paro, además practico Voleibol, marcadita y me encanta coquetear.

Esto que les contaré pasó ya hace 6 años casi 7, acababa de cumplir 18 añitos y estaba en ese inter del cambio de preparatoria a la universidad.

La relación que llevaba con mi novio Carlos había sido estable, pocas ocasiones peleábamos, y cuando lo hacíamos siempre nos reconciliamos en la cama, en el sillón, en el patio o donde nos agarrara la loquera. Nuestra vida sexual era bastante activa y para ese entonces para mi casi todo era nuevo.

Era fin de semana y yo me había quedado a dormir en casa de Carlos, mis papás se habían ido a Toluca y los suyos a Cuernavaca. Tuve la oportunidad de saber uno de sus secretos mejor guardados y perversos de mi noviecito santo y puro según yo.

Resulta que ese sábado habíamos ido muy temprano al autódromo a patinar, regresamos cansados y sudorosos, nos duchamos por turnos, primero él ya que era su casa y luego yo. Cuando salí del baño envuelta en una toalla lo hice sigilosamente, lo escuché en su cuarto hablar por teléfono, sólo alcanzaba a escuchar algunas cosas y adivine lo que pasaba sin tener la certeza de estar en lo correcto. Me acerque y me quede en la puerta escuchando. Parecía que llevaban mucho tiempo hablando y la curiosidad me ganó, quise enterarme de lo que hablaban y no quedó más que poner atención.

Hablaba con Gerardo, uno de sus mejores y creo único amigo. Lo primero que escuché fue la voz de mi novio que decía:

-Está bañándose, no escucha nada.-

Lo que oí a continuación me sorprendió. Mi novio le decía a Gerry, Gerardo que le gustaba mucho su novia Vianey, que le parecía muy atractiva y que le encantaría tirársela.

Me resultaba increíble que Carlos mi novio fuera capaz de decirle a Gerry algo así más estando yo en el baño según en la regadera, tan normal como si se tratara de una cosa como su coche y no de su novia.

Pero lo que dijeron después me sacó de onda aún más:

-JA está difícil, Alexa es muy conservadora y no aceptaría un intercambio, si le digo terminaría mandándome al carajo.

¿Qué estaba pasando? Mi novio quería intercambiar? Conservadora?

-¡Ya sé cómo hacerlo! -Gritó emocionado.

-Dejémonos el camino libre con ellas, yo finjo no darme cuenta que cortejas a Alexa y tú haces lo mismo mientras conquistó a Vianey, y veamos quién se coge primero a la novia del otro, ¿qué dices?

Un silencio horrible por 10 segundos y siguieron:

-Pues si te quieres arriesgar acepto, Alexa no te va a hacer caso, me es muy fiel es mía y yo me voy a dar el banquetazo con Vianey y ambas serán mías.

-Bueno, en eso quedamos, luego te llamo, apostaríamos pero creo ya va a salir del baño.

Corrí al baño de nuevo y jale la puerta, Carlos salió de la recamara y me encontró de frente, me hice la sorprendida.

-¿Por qué tardaste tanto amor?

-Estaba muy cansada y me quedé unos minutos más en el chorro de agua, no quisiste enjabonarme ehhh.

Hice un gran esfuerzo por ocultar mis emociones, no sabía si reír o llorar, estaba realmente enojada, la vergüenza, el rencor y los celos se mezclaron en mí en ese instante. Hubiera querido reclamarle ahí mismo, pero algo me decía que ya iba a tener mi oportunidad.

En toda la semana que siguió no pude concentrarme en la escuela, en mis tareas y últimos exámenes, solo pensaba en lo escuche ese día y en la manera de desquitarme y sacar provecho. La ocasión fue casi inmediata, no esperaron mucho ya que al parecer decidieron poner en marcha su plan de intercambio.

Carlos, mi novio me salió con que su familia iba a visitar a unas amistades a no sé qué mentado pueblo por Irapuato, que regresarían hasta el domingo ya muy tarde.

-Te invitaría, pero sé que no te gusta salir mucho con mi familia.

Me dijo como resignándose cuando él sabe que mientras yo estoy con su familia soy la consentida, me dejó el teléfono de donde según iban a estar.

-Diviértete mi cielito, unos días sin mí no son nada, te cuento el lunes como me fue.

Se despidió de mí dándome un beso largo, apretado y una nalgada como marcando territorio.

Y curiosamente ese mismo día, el viernes por la tarde, me llamó Gerry para "invitarnos" a salir:

-Oye mi novia no va a estar, se va a Cuernavaca con la familia de una amiga y pensé en aburrirles el fin de semana.

¿Casualidad?, definitivamente no.

Le comente que Carlitos se había ido con su familia, fingió (y fingió muy bien) que le daba sorpresa.

-¡Qué lástima! y yo que tenía tantas ganas de que saliéramos juntos.

-Yo también, pero ni modo, ya ves.

Aún no sé porqué conteste así, pero me salió natural, quizás mi subconsciente quería desquitarse, sabía que era el momento.

-Alexa, no hay problema, si no te molesta, podemos salir tu y yo a donde quieras.

Gerry estaba muy insistente, quería mucho verme y acercarse a mí. Estuve a punto de decirle que no, pero recordé las palabras de mi novio – "Alexa me es muy fiel, no te va a hacer caso…" , y pensé que quizá él y Vianey se la están pasando muy bien juntitos, así que me decidí a divertirme yo también.

Ok, ¿qué tienes en mente?

Se quedó callado con una carita de idiota, seguramente no pensó que fuera a decir que sí, pero respiro y se controló:

-Pues no preparé nada, esperaba que ustedes sugirieran algo, pero qué te parece si vamos a Plaza Universidad y tomamos algo, además hay una película que quiero ver, después vemos qué hacer.

-De acuerdo, ¿a qué hora pasas por mí mañana? -pregunté de inmediato

-Paso por ti a las cuatro y media ok?

El primer paso estaba dado y ya no había marcha atrás, aunque no tenía pensado serle infiel a mi novio, quería darle una especie de advertencia saliendo con su amigo, conservadora yo? él seguramente como es ya estaba metiéndole mano a Vianey muy confiado de que yo estaba esperándolo sentadita en mi casa, y no soporté la sola idea.

El sábado me levanté como siempre y me di un buen baño, me depile cada rincón de mi cuerpo como siempre, me quite el exceso de agua y me puse cremita hidratante en mis piernas, en mis nalgas, en mi pancita, en mi cara. Fui al cajón de mi ropa interior, aún tenía dudas de mi cita, tome un bra rosita de media copa para realzar a mis nenas, busque la tanguita para hacer conjunto y encontré una pequeñita lisa que apenas me tapaba el coñito recién depiladito y de atrás se me metía bien en el culo, termine de vestirme de tal forma de hacer sudar al buen Gerry, me puse un pantalón a la cadera caqui, una blusita rosa ajustadita y tacones rosas haciendo conjunto, realmente me veía sumamente tierna y linda.

Lo escuché llegar en el auto de su papá, tocó el timbre, tomé mi pequeño bolso de mano, me detuve frente al espejo a ver detalles por si algo se me escapaba y claro asegurarme de verme impecable.

Al abrir, lo saludé con un beso en la mejilla y noté su asombro al verme. Muy caballerosamente me invitó a subir al coche y yo abordé, permitiéndole verme por detrás y por arriba antes de meterme al auto.

En el camino hablamos de varias cosas sin importancia, y yo hice como que no me daba cuenta que venía viendo mi bra en la abertura de los botones de mi blusa, así que él ya venía haciendo su primera tarea.

-Tengo mucho calor, pero no quiero bajar la ventana para no despeinarme, ¿no tienes aire acondicionado?

Pregunté y él rápidamente lo accionó, y wow que si enfriaba. Inmediatamente mis pezones se pusieron duros y bueno era de más ayuda para atraer la atención de mi anfitrión.

Seguimos platicando mientras manejaba, un botón de mi blusa se abrió dejando más vista, dejando ver una parte de mis tetas dentro del bra y eso vi que le encantaba.

Llegamos a Plaza Universidad y dejamos el auto en el estacionamiento, al bajar, a propósito me incliné más de la cuenta para que él viera bien las armas que portaba, me reí al ver el botón desabrochado que era su única vista, reímos por un momento en lo que me lo ajustaba. Subimos y comenzamos a recorrer el centro comercial, muchas parejas iban y venían y nosotros veíamos las tiendas. Veníamos muy despegados, pero como si todo se hubiera puesto de acuerdo para acercarnos, un joven que vendía en una florería se nos acercó y me dio una rosa: – ¡flores para su novia! – le dijo a Gerry, quien después de salir de la sorpresa atino a decir – ¿Cuánto es? – y mientras le pagaba la rosa, el hábil vendedor dijo:

-¡Hacen bonita pareja! diviértanse mucho.

-¿Ya ves? nos dijeron que hacemos buena pareja, imagínate que lo fuéramos -pregunté riéndome.

-Lo dijeron por ti, que vienes muy guapa hoy.

-Gracias, ¿te gusta cómo me arreglé? – inquirí coquetamente dándome una vueltecita.

-Sí, te ves espectacular, luces súper sexy y tus ojitos negros me fascinan- dijo seriamente

-exageras amiguito, pero gracias por decirlo – y tomé su mano como si nada, así nada más.

Fuimos a tomar un helado, platicamos largo y tendido, yo lo coqueteaba, lo miraba, me mordía el labio, me agarraba el cabello, me reía de sus malos chistes y al dirigirnos al cine, ya íbamos bien abrazados, yo le dejaba tener mucho contacto, mucha cercanía, ya muy en confianza, yo con mi brazo derecho alrededor de su cintura o sujetándolo de la bolsa trasera de sus jeans y él con el izquierdo suyo sobre mi hombro. Tenía la mano colgando en mi hombro izquierdo, y se la tomé con la mía jalándola hacia abajo casi sobre mi teta, y entrecruzamos los dedos como novios, yo acercaba su mano para que rozara mi seno izquierdo y se diera cuenta de las tremendas tetas que se me hacían con esa media copa.

Para cuando compramos los boletos y nos formamos para entrar, ya iba severamente excitado, pues además de rozarme las tetas al abrazarme, me puse de espaldas a él y permití que me abrazara por la cintura desde atrás mientras yo tenía la charola con las palomitas. No perdió la oportunidad de desaparecer cualquier distancia entre nosotros, mi trasero quedó a la altura de su entrepierna y pude sentir que se estaba poniendo durísima su cosa.

Entramos a ocupar nuestros asientos y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, elegimos uno de los lugares más apartados y oscuros de la sala, no había mucha gente tampoco, él estaba a mi derecha.

Aún había luz, y crucé mis piernas, girando un poco hacia él y ya mi botón había hecho la travesura nuevamente lo que llamó poderosamente la atención. Lo primero que hizo fue abrazarme acercándome hacia él. Todo iba muy normal, el título de la película no lo recuerdo muy bien, Bajo la misma estrella, una historia de amor de 2 enfermos terminales.

Pasaron algunas escenas y empezamos a aburrirnos entonces cambiamos un poco la temática de nuestra cita “no cita”. Como no había nadie ni atrás de nosotros ni a los lados en muchos asientos, él se animó a iniciar la acción y comenzó acariciando mi cabello para luego acariciar suavemente mi cuello, ciegamente accedí, yo con una mano tomé la suya inquieta y la bajé hasta la altura de mis tetas, él de inmediato con la mano abierta comenzó a masajear mi seno izquierdo y yo me acomode para facilitar las cosas.

Él lo hacía muy lentamente, y ambos seguíamos viendo la película. Yo me estaba poniendo cachondísima. Con su mano izquierda atendiendo mis tetas, Gerry acercó ahora la derecha a mis piernas cruzadas y las sobó de la rodilla hacia arriba, metiéndose entre mis piernas tocándome mi cosita de arriba a abajo. Yo abrí las piernas descaradamente y con los ojos aún cerrados sentí su aliento muy cerca, y para cuando los abrí sus labios ya estaban pegados a los míos. De inmediato su lengua se abrió paso dentro de mi boca y comenzamos un largo y silencioso beso francés que duró mucho tiempo.

Diablos, no estábamos viendo la película, no tenía caso quedarnos, le habíamos perdido la trama. Salimos del cine y más rápido que inmediatamente nos dirigimos al estacionamiento para irnos.

Dentro del coche me volvió a besar y yo desabotoné toda mi blusa, él perdió el aliento al ver mis tetas en ese bra que me hacía ver fabulosa y después de salir de su asombro solo atinó a decir:

-¡que tetotas! ¿Qué talla eres?

-Deberías medirlas e investigar -dije orgullosa y coquetamente.

De inmediato se acercó y se abalanzó contra ellos con ambas manos, para luego llenarlos de besos y ensalivarlos a lengüetazos.

Yo no aguanté la tentación y sobé su pitote por encima de su pantalón, estaba grande y duro, listo para darle amor.

No sé cuánto tiempo estuvimos fajando deliciosamente, pero aprovechando un momento que nos escapamos del trance él me dijo:

-Vamos a un hotel ¿sí? hay uno saliendo.

-ajá -El piramidales que ya lo conocía, fue lo único que salió de mi boca antes de abalanzarme sobre él a besarlo nuevamente.

Se nos hicieron una eternidad los pocos minutos que tardamos en llegar al Motel. Cuando llegamos, apenas pago y cerró el portón, no pudimos aguantar y nos volvimos a enredar en un faje descomunal en el estacionamiento del hotel, solo que esta vez yo bajé su cierre y tomé su animal que ya luchaba por salir con mis manos, subiéndolas y bajándolas, masturbándolo mientras el manoseaba a voluntad todo mi cuerpo. Delicadamente tomó con una mano mi cabeza y la empujó levemente hacia abajo, como invitándome a mamársela.

Obviamente aceptó la invitación y bajé la cabeza para besar tiernamente la punta de su pito, buen tamaño, grosor, buen olor. Besé y luego pasé a abrir un poco, solo un poco mis labios y probarlo, delicioso. Mi lengua entonces se asomó y comenzó un recorrido por todo su falo, de arriba abajo, lo sujetaba hacia arriba para lamer sus bolas que le encantaba por los movimientos y ruidos que hacía. Yo me decidí a chupárselo en toda su longitud, entraba y salía de mi boca, yo apretaba mis labios lo más que podía para saborearlo mejor; y cuando menos lo esperé y sin avisarme él dejó salir un gemido al tiempo que se vaciaba en mi boca, rico, espeso, saladito, lo ame. Salió tanto y con tanta fuerza que sentí que me ahogaba y me retiré, claro que me los había comido todos, solo regrese a limpiarla bien y que supiera que esa era mi especialidad mientras lo veía hacia arriba.

-¡Te salió muchísimo! -le dije sorprendida y sonriendo coquetamente

-No te preocupes nena, queda todavía más -aclaró

Por fin entramos a la habitación y al cerrar la puerta inmediatamente nos volvimos a abrazar y dar de besos, encendimos la luz y vimos que era amplio y bien ordenado. El me apretó el culo juguetonamente y me dijo:

-¡ven que te voy a comer sabrosa!

Me le fui encima, nos abrazamos, me besó, me desabrocho el pantalón y después me tomó por la cadera, me levantó en el aire y me sentó en el tocador, me lo quitó y yo abrí mis piernas mientras él admiraba mi microtanga rosa al mismo tiempo que la hacía a un lado para después tocar mi pubis bien depiladito.

Desabrochó su cinturón y quitó sus pantalones hasta el piso, sacó su animal hinchadísimo nuevamente, le coloque un condón que de casualidad encontré en el cenicero de la habitación y fue ahí que me penetró por primera vez. Tuvo dificultades para hallar el camino, por lo que tomé su pitote con mis manos y la encaminé a la entrada de mi panochita, yo estaba tan mojada que no le costó ningún trabajo entrar.

Comenzó a bombearme deliciosamente, muy lento y apretadito, mordía mis labios y masajeaba mis tetas, cerré los ojos y puse las piernas alrededor de su cintura, entraba y salía como todo un maestro, yo estaba en el cielo. Mientras me gozaba, por fin me quito la blusa y alcanzó mi bra y lo liberó, dejando libres mis tetas, que se movían al compás de la tremenda cogida que me estaba dando. Los capturó con sus labios y chupó hasta que se cansó de mis pezones, éstos se pusieron durísimos y yo alcancé mi primer orgasmo, ese recorrido eléctrico por todo mi cuerpo y que puso mi piel chinita, esas contracciones en mi cuquita se acrecentaron por la postura en la que me encontraba y un grito de placer salió de mi garganta mientras yo empapaba el tocador con mis jugos.

Él no tenía para cuando terminar, y cuando se dio cuenta de que yo había tenido un orgasmo salió de mí y me cargó a la cama. Comenzó nuevamente a lamer mi vagina y acariciar mis piernas, yo me retorcía del placer, necesitaba un minuto y él no me lo daría.

Quizás comenzamos no tan mal pero el orden no altera el producto, me dijo que quería que hiciéramos un 69, de un brinco me acomodé sobre el, avente el condón que le había puesto y comencé a darle la mamada más fenomenal que he dado en toda mi vida. Su lengua se paseaba por entre mis labios vaginales tocando de vez en vez mi clítoris, que al recibir estímulo, me provocaba una sensación de placer que me latigueaba desde la vagina hasta la espalda.

Me retorcí de placer como no lo había sentido en largo rato, sentí tanto placer de estar en esa postura tan rica, que las ganas de ser penetrada me volvieron, me levanté, me di la media vuelta y me ensarté en su mástil dispuesta a cabalgar hasta tener otro orgasmo. En esa posición él me acercaba para besarme, mamar mis senos y con sus manos repasar mi trasero, mientras yo subía y bajaba presa de un placer indescriptible, pues su pito, a pesar de que no era más grande que el de mi Carlos, si estaba muchísimo más grueso, deliciosamente ancho, llenándome hasta el fondo.

Yo gritaba de placer, gritaba, gemía y casi lloraba de lo rico que sentía, y mi reacción lo excitó aún más. En eso estábamos cuando me dijo que quería cambiar de posición. Yo me levanté y lo miré esperando que me indicara como quería hacerme suya ahora.

-Ponte de culo Alexa, ahora te quiero coger de a perrito -dijo en tono como triunfante

Yo me acomodé en la posición y levanté mi culo al aire, casi de inmediato él me tomó de las caderas dándome una rica nalgada, rápidamente tomé su pito con una mano y lo guie a mi panochita mojada que lo pedía a gritos.

Comenzó de nuevo el mete y saca, solo que ahora lo hizo muy fuerte y muy rápido, esa posición le encantó.

-¡que culote tienes Alexa!, ¡estás bien rica!

A mi novio le excita también esa postura porque tengo la cadera muy amplia y mi trasero es grande y firme.

Empezó él va y ven más rápido, más duro, alcanzó con una mano mis tetas las cuales estrujaba y apretaba, sentía como sus bolas chocaban con mi trasero.

Yo me bamboleaba hacia adelante y hacia atrás, y el placer me capturó de nuevo, sentía como empezaba ese toquecito eléctrico recorrer mi cuerpo, volví a gemir y a gritar como nunca, él también jadeaba y gemía.

Finalmente sucedió lo que tenía que suceder, volví a sentir un orgasmo desvastante, mientras él gritaba más fuerte derramándose dentro de mi vagina, maldición el condón se lo había quitado pero ya era demasiado tarde para preocuparme, me dejó tanto semen que cuando nos separamos, escurrió abundantemente, manchando la colcha de la cama. Sudorosos y cansados nos quedamos recostados.

Después de un rato, me abrazó y me habló al oído, diciéndome que era muy linda, que me quería mucho y que me agradecía por todo el placer de ese día.

Yo también le manifesté mi satisfacción por lo ocurrido.

Por supuesto nuestra amistad seguiría como si nada, yo con Carlos y él con Vianey.

Fue hasta entonces que me pregunté -¿qué estarán haciendo?

Antes de irnos nos dimos otro buen faje, lo había excitado nuevamente y esta duro como si fuera el primero de la noche, cuando me levanté a tomar mi ropa, él sentado en la orilla de la cama, me tomó por la cadera y me sentó en él dándole la espalda, no quedaba más que cabalgarlo nuevamente.

Me di unos cuantos sentones deliciosos en él hasta que se volvió a venir en mi. Antes de que otra vez le volvieran los ánimos, me vestí frente a el mirándolo a los ojos de tal forma de que no se olvidará de mí ni de ese momento, empecé a subirme la tanga y acomodarla en mi pubis metiéndomela bien al culo, mi bra acomodando mis nenas nuevamente como si fuera a atacarlo, mi blusa con esos botones sexy y subiéndome el pantalón a la cadera dejando asomar mi tanguita por los lados, él optó por hacer lo mismo.

Pero no terminó ahí, porque al salir del hotel volvimos a fajar en el coche, y de regreso a mi casa en cada semáforo en rojo, pasamos a la farmacia y lo hice comprarme la pastilla del otro día y en compensación se la mamé otra vez.

Me dejó en mi casa, lo invité a pasar, pero era algo tarde y me dijo que tal vez otro día. Cogimos tanto, tan rico e intenso que quizás ninguno de los dos hubiéramos podido con otra sesión. Lo despedí, busqué algo de comer en el refrigerador, me tome la pastilla, me quité la ropa, me puse mi pijama y me puse a ver la tele. Ese día caí como tronco y dormí hasta muy tarde el domingo.

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