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Carla: con Richard, albañil y dos voluntarios
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Esta vez corresponde relatarles algo ocurrido el pasado feriado del 25 de agosto, bien reciente; mientras aguardamos hacer la despedida a uno de los embajadores amigos que es trasladado a prestar servicios en otro país, y a la espera de que el tío de Carla pueda venir por tercera vez, ya ha estado con nosotros dos veces, ocurrió que Carla se sintió “con ganas de manos ásperas”.

Esa expresión, que usamos mucho entre nosotros dos, lleva a hacer algo con algún conocido o desconocido, justamente de manos ásperas… puede ser, y suele ser, algún albañil, otras veces han sido pisteros de estación de servicio, electricista y un carnicero.

Pero han sudo, de a uno o dos, los albañiles los preferidos. Uno de ellos, Richard, o “el Richard” como lo suelen llamar sus compañeros, ha estado con nosotros dos veces, una de ellas en una obra, delante de varios de sus compañeros, y otra vez, en un apartamento, acompañado, justamente de un carnicero que vivía en la misma pensión que Richard.

Para los que no conocen el término “pensión”, son casas, en general antiguas y grandes, con varios dormitorios y uno o dos baños compartidos, donde suelen vivir hombres solos, o a veces, parejas, pero en general no hombres solos y parejas en la misma pensión.

Richard, vive en una de ellas en el Barrio Sur de Montevideo, allí también vivía el carnicero amigo, que se mudó a otra, y ya los habíamos do a buscar allí, con el consiguiente revuelo de algunos otros inquilinos, que preguntaron quien era esa señora tan fina que había ido a buscarlos en SUV (aclaro, SUV alquilado, por razones de privacidad).

Hablé con Richard, para ver si estaría disponible, y, encantado (es un semi enamorado de Carla, impresionado porque una señora tan fina como Carla, delicada elija a veces salir con él), aceptó de inmediato.

Arreglé una escapada en día feriado, convinimos para las 16 y para no perder tiempo quedamos de hacerlo en la pensión, aprovechando que ese día feriado, el dueño no va y que varios inquilinos viajaban a sus lugares de origen.

Planificamos todo con Carla, incluso lucir para impresionarlo mas, algún cambio de outfit, y llevar sábanas nuevas, nunca confiar en las de la pensión ja ja. Por precaución, también alcohol gel y forros, aunque Richard está autorizado “sin” pues yo periódicamente le pago sus análisis para que siempre esté a la orden aunque no nos veamos.

Además Carla ésta vez puso énfasis en que los análisis estuvieran al día pues Richard me comentó, cuando comenzamos a planificar todo, que hace mes y medio no va a su pueblo y no ve a su mujer, con la acumulación láctea de imaginarse.

Cuando ya llegábamos, nuevamente en vehículo alquilado, a la pensión, llamada de Richard que había salido y demoraría unos 40 o 45 minutos. Cero drama, le dijimos que lo esperábamos enfrente o adentro, si nos dejaban entrar.

Llegamos y dos inquilinos parados a la entrada, tomando mate. Estacioné y bajamos a preguntar si Richard había llegado, sabiendo de antemano que no. Nos miraron extrañados, nos dijeron que había salido y si precisábamos algo. Dijimos que íbamos de visita, Carla ya abrió su abrigo, con vestido mini debajo y botas largas arriba de la rodilla.

-Podríamos esperar adentro? Para no exhibirnos afuera…

—Sí, pasen…

Pasamos a un patio central de aquellos con claraboya, algunas sillas, una mesa, al cual dan algunas habitaciones y dos baños de uso común, otras habitaciones, a un pasillo lateral.

Y conversación inevitable luego de rechazar invitación de mate, que realmente no nos gusta.

—Son amigos de Richard?

-Lo conocimos en una obra y tuvimos un par de encuentros con él ja ja.

—Sí? Algún trabajo que les hizo?

-Digamos que sí, buenos trabajos a satisfacción dijo Carla, y se sonrió.

—Ahhh y hoy? Vienen por algún presupuesto?

-No, no, hoy me va a hacer un trabajo dijo Carla… y si me disculpan voy a adelantar trabajo, cual es el cuarto de él? Voy a poner sábanas nuevas…

Asombrados, le indicaron el cuarto, se fue sacándose el abrigo, y ya luciendo, a distancia, piernas y botas.

—Pero amigo… como es la cosa? Porque parece que…

-Sí, es lo que parece, de vez en cuando le gusta variar, y él es buena gente…

—Ahhh. Que increíble, una mujer preciosa, impresiona, y Ud. la deja? Disculpe la pregunta…

-Sí, me encanta ver como le dan, lo hacemos muy seguido, a veces con señores de alto nivel, a veces como dice ella con chicos de manos ásperas.

—Pahh que lo parió, que increíble, en serio?

-Ya lo van a comprobar.

—Como?

-A lo mejor los dejamos mirar…

Aparece Carla… -Listo, ya venía oyendo que hablaban cosas pícaras, le contaste a los chicos? (son de mas de 40, pero les dice chicos a todos).

-Sí, les conté, me preguntaron a que veníamos y fui sincero…

-Bien, tampoco para todos, ja ja ja…

—Nosotros a la orden!

-Mmmmm no sé, a lo mejor otro día… pero a lo mejor quieren mirar algo ahora…que te parece Sergio? -Por mi perfecto.

Saco del bolsillo el frasquito de alcohol gel, me limpio las manos, se los paso a ellos “por si se tocan”…

Carla se arrima a mi, me paro y pasamos a lo que tanto nos gusta: comienzo, con Carla de espaldas a ellos, a levantarle el vestido, uno de los micro vestidos elastizados, tipo tubo… de tela plateada en este caso, las botas negras arriba de las rodillas, impresionantes.

Sube y sube el vestido, medio culo al aire, hermoso, redondo, firme. Ellos miran impresionados, en ese momento llega Richard, dice Hola! Y queda mirando. Le digo, es solo un dulce para tus amigos que nos dejaron entrar para no esperar en la calle.

Se sonríe, sabe que lo mejor va a ser para él.

Levanto un poco mas el vestido y parece que no hubiera nada de tanga, todo el culo al aire, pero la acerco a ellos y ven una diminuta cinta de silicona color piel que sube entra sus nalgas, y arriba se divide en dos ramas que van a cada cadera. Veo que se han limpiado las manos… -Quieren acariciar? Acariciar dije, nada mas!

Le acarician la cola, maravillados, “Que suave” “Divina” “te vas a comer esto Richard, suertudo”.

Le levanto algo mas el vestido y la hago girar, para que esté de frente a ellos. Hay un “Ahhhh” unánime de los tres.

Lo que ven les encanta, más aún, los enloquece…

Las dos bandas de silicona que venían de atrás, calzando arriba de cada cadera, sigue siempre en color piel hacia abajo y cerca del pubis se unen a una tela de gasa transparente, en forma de Y, es la parte de tanga que le cubre el sexo (que le cubre es un decir, pues es mínima y de gasa, transparente).

La parte vertical de la Y vuelve a ser de silicona y es la que pasa por la entrepierna y reaparece atrás.

Pero el mayor golpe de efecto es que desde hace unos 20 días, a pedido del embajador que será homenajeado, fanático de los pelitos o pendejos, como quieran llamarlos, Carla se ha dejado una tira vertical, muy prolija y ya sedosa, de unos tres cm de ancho, desde la comisura superior de la concha hacia arriba.

La mayor parte están por encima del límite superior de la tela, aunque algo así como un cm, queda por debajo.

Miran encantados… les digo: -Pueden rozarlos, vean que suavidad, después serán de Richard…

Acarician, los rozan se miran, nos miran… —Nunca vimos algo así, que divina es!

-Les gusto? En serio? Quisieran verme coger? Los autorizamos? Richard y yo asentimos, sin dudar.

-Me voy a cambiar y los llamo… dos minutitos… Ayyy que hermosos bultos veo! Las voy a querer ver, sí? Y se va.

En cinco minutos viene… -Decidí venir así me ven mejor…

Ahora, zapatos negros de taco altísimo, caminata de modelo, y de “ropa” bueno… un collar de perlas fantasía de dos vueltas, que le llega al comienzo del canal entre los senos; las tetas al aire, divinas, apenas medianas, paraditas, pezones ya erguidos y rosados y a la cintura una cadena dorada, de la cual cuelgan por delante, al centro dos cadenitas cortas y una central mas larga que caen sobre el vello púbico hasta la concha.

Gira, por detrás, de la cadena de la cintura cuelga una sola cadena, al centro, que se pierde en la raja del culo.

Gira y gira, todo se agita y “vuela”, collar y cadenas.

-Carla, le digo, vas a estar incómoda con eso, mejor te lo sacan los muchachos no te parece? -Ayyy amor, siempre con buenas ideas… sí, por favor.

Se les acerca, uno le quita el collar, el otro el cinturón.

Sugiero: Aprecien bien… uno le pasa suavemente un dedo por la concha, el otro sugiere: —Podemos ver mas?

Separa las piernas, dobla la cintura… ven a full la concha y el chiquito, rosado, de estrías perfectas, cerradísimo, perfecto.

Uno de ellos dice: Algún día… tendré algo así.

Y Carla: -Pórtense bien y me tendrán… algún día.

No se cansan (no nos cansamos) de mirarla, uno saca la pija…

—Pides tocarte pero no va a pasar nada mas…

Y se va al dormitorio, con Richard de la mano. Los seguimos, les digo “si quieren traigan sillas” y lo hacen.

Richard, desesperado por todo el pre calentamiento, se prendió a besarla, lo cual a ella le encanta, debe ser la mejor besadora de Uruguay y alrededores, ja ja. Lenguas enroscadas, a veces uno le metía la lengua al otro a fondo, se les escurría saliva, Carla le lamía las mejillas y el cuello, lo que le encanta hacer.

Las manos de él no paraban de ir del culo a las tetas, le acariciaba la concha, cada pasada de las manos por los pelitos decía “que ternura, que delicadeza”. Le besaba las tetas, le pellizcaba suavemente los pezones, se notaban la calentura en ambos.

Los dos observadores se tocaban el bulto cada vez mas, yo les hice señas y me quedé en boxer. Ellos hicieron lo mismo.

Se decían “que cuerpo” “fijate el culo” “es re fina, por algo la cogerán los ricos” “le pagarán?” “si pudiéramos cogerla”…

Ya muy excitados, Carla y Richard se tiraron en la cama, y C empezó a chuparle la verga, dura, babosa, a esa altura. Ella la chupaba con gusto, lamiendo la cabeza, la llevaba hasta la garganta, le lamía las bolas y el tronco. Pero al poco rato dijo: -Me comentó Sergio que estás muy cargado, no quiero que te vengas ahora, quiero toda la leche adentro… Así tus amigos me ven como te vacío…

Ellos ya se pajeaban despacio y yo me tocaba, el clima era de fuego total.

Carla se montó, agarró la pija y se la metió apenas, la dejó en posición y comenzó a bajar y subir y bajar metiéndola cada vez mas. La pija se veía brillosa de los jugos de Carla.

No es muy grande, y le entró fácil… ahí si ella se acostó sobre él a besarlo y quedó unos momentos besándolo, con la pija adentro, se reincorporó y comenzó un sube y baja hermoso no muy rápido, se oía el ruido al pegar sobre él cuando bajaba, plaf plaf plaf… los tipos se pajeaban abierto y yo aceleré, eufórico.

En pocos minutos, fue evidente por la expresión de su cara que Ricard empezaba a acabar… Carla dijo sííí… mas mas, divino, que tibieza, como acabás…

Comenzó a escurrir semen por la base de la pija, un lindo chorro blanco escurría de la concha… y nos dijo -Ahora ustedes, en el cuerpo!

Para qué!

Aceleramos y empezamos a tirar leche en las tetas, la cara a la espalda. Ya flácido, el miembro de Richard se escurrió fuera de Carla, y un chorro de licor macho cayó de la concha a la sábana.

-Gracias, sos un divino, le susurró Carla al oído.

—Gracias a usted señora, le brotó a Richard, nunca podré saber por que me eligió para coger así. Me encanta, es divina, un sueño fuera de mi alcance, y cogemos! perdone Sergio.

-Nada que perdonar, es verdad. Ni se imaginan de que nivel es su familia, ni a que colegios fue.

— Pero es bien putita acotó uno.

-Te parece? Dijo Carla, muerta de risa.

Carla, sin preocuparse de todo el baño de semen sobre su piel, mas que preocuparse se masajeaba las tetas con él, dijo -Si tienen forro se las chupo un poquito…

—Yo tengo! Dijo uno.

Y fueron diez minutos de chuparles las pijas con forro, “debemos cuidarnos” les dijo con un guiño.

Mientras los chupaba, los dejó acariciarla, y mientras tanto Richard se tocaba para recuperarse.

Cuando lo vio casi a punto, Carla se separó de ellos, me la limpió sin forro, y ya se me puso dura nueva mente, y dijo, Cogeme Sergio así disfrutamos mas.

Se la puse en cucharita, para que de frente nos vieran bien como se la metí y le daba. Como siempre, acabé rápido, y le dejé el turno a Richard, para que le diera en cuatro.

Richard le daba y le daba, el plaf plaf plaf resonaba… y yo viendo el culito al aire, se lo empecé a masajear con el pulgar ensalivado. -Vengan y acarícienme el culo dijo Carla, pero áspero! Sin saliva! y ellos se acercaron encantados a secundarme. Todos se lo acariciamos, ella los miró y les dijo: Algún día ja ja…

Otra vez acabó Richard y otra vez goteaba y goteaba semen.

-Richard… te puedo pedir algo? Susurró Carla.

-Lo que sea amor, respondió él totalmente fuera de sí.

-Limpiame la concha por favor… acostate…

Cuando él se acostó boca arriba, ella se le sentó en la cara, y R la chupaba y lamía y tragaba desesperadamente.

Mientras tanto yo le chupaba las tetas y se las acariciaba. Los dos amigos se pajeaban, hasta me daban lástima, pero no daba para mas.

Al acabar volvieron a tirarle en la cara y las tetas, le chorreaba hasta la tirita de pelos.

Y Carla dijo, vamos a la ducha Sergio, y Uds. al otro baño. Se nos hace tarde.

Duchas, muchos besos entre ella y yo… “Que divino hace mucho no gozaba así, y esos dos van a rendir”…

Al salir, ellos a medio vestir, nos despedimos con un “hasta cualquier momento”, y yo atesoraba, no se los relaté, cuatro fotos de como le chorreaba licor masculino en el primer polvo.

Adiós… y por favor No se olviden de nosotros, somos sus humildes admiradores…

Viéndolos con cara de tristes, preguntó Carla: -Y ahora que pasa?

—Nos quedamos con ganas!

-Con ganas de que?

—De saber como besa!

-Vengan.

Los agarró de a uno y les clavaba la lengua hasta la garganta, ellos aprovechando el vestido mini le acariciaban la concha bajo la divina tanga blanca.

-Listo! No pidan mas! Sergio, anotá los nombres de los chicos para reservarles turno de análisis cuando le tique a Richard, así no pagan. Me gusta sentir todo adentro chicos, pero con orden.

—En serio? Gracias señora, es una genia!

Richard nos acompañó a la vereda, y aprovechando que había un par de vecinas en la vereda, Carla se prendió a chuponearlo, las mujeres miraban y no entendían nada ja ja.

Y confirmado lo que muchas veces hemos experimentado, estos encuentros son de lo mejor, nos fuimos, comentando como se pone Richard. Evidentemente no puede creer lo que le pasa, siente que llega al Paraíso, que es el mas afortunado de todo Montevideo.

Hasta la próxima amigos.

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