Tras la primera semana de campaña electoral, Sofía Ruiz, la número uno del partido conservador por la provincia de Albacete se distinguía como una de las mujeres más atractivas de la política del momento.
El sábado había comenzado con la asistencia al Congreso Mundial de la Familia donde el partido encontraba un gran nicho de votos. Por aclamación popular tuvo que subir al estrado y dirigir unas palabras a los asistentes. El director del acto acabó proponiéndola como ejemplo de mujer trabajadora, familiar y católica.
Por la tarde estuvo en un mitin en la provincia de Guadalajara apoyando al candidato local. Aquí tuvo que defender las últimas medidas de ajuste económico llevadas a cabo por el gobierno autonómico de su partido. Dada la entrega que mostraba el auditorio, y su carácter, arremetió de manera vehemente contra la oposición a la que culpó de la herencia política recibida.
Por fin, después del duro día de trabajo salió del baño de la habitación de hotel donde se hospedaría esa noche. Estaba envuelta en un albornoz crema y su melena castaña caía mojada sobre sus hombros. La tenía alborotada dándole un toque de sensualidad. A sus cuarenta y siete años sus preciosos ojos marrones estaban delimitados por unas pequeñas patas de gallo y alrededor de su boca grande se marcaban unas líneas de expresión que imprimían carácter a su bonita cara.
En la televisión sonaba la voz de la presentadora del informativo dando paso a la información donde se le veía a ella asistir al congreso matutino. Sofía sonrió y se encendió un Marlboro antes de sentarse en un pequeño sofá y coger el teléfono para llamar a su marido. Mientras oía los tonos telefónicos miraba al frente y sonreía. Con el cigarro entre los dedos se pasó el corazón por la lengua extrayendo una pequeña mota de tabaco, momento en el que su marido, David, descolgaba el teléfono:
-Hola cariño, ¿qué tal? –preguntó ella de manera convincente.
-Ah, muy bien. Acabo de verte en el informativo –decía su marido –vaya papelón te ha tocado en el mitin con lo de las medidas de ajustes…
-Bueno ya sabíamos que nos iba a tocar defender esas medidas en los mítines. Pero tenemos que sonar convincentes y que la población no piense que nos gusta darles por culo…
Tras unos minutos de conversación la pareja se despidió con un beso hasta el día siguiente. Después de apurar el cigarro y apagarlo en el cenicero, Sofía se puso en pie, miró al frente y sonrió. Despacio fue hacia la cama dos por dos, lentamente.
Allí, Víctor, el cámara que la seguía durante toda la campaña estaba tumbado sobre la cama totalmente desnudo acariciando su impresionante miembro.
Éste, era un chico rastafari de veintiséis años. Curiosamente pertenecía al movimiento 15M y estaba muy ligado a movimientos de izquierdas y casi anarquistas. Pero la productora encargada de llevar la campaña electoral del partido de Sofía Ruiz le había contratado como técnico de imagen. El trabajo, aunque agotador, estaba muy bien remunerado. En el reparto de candidatos que la empresa había hecho tuvo la suerte de ser elegido personalmente por Sofía para que fuera su cámara.
Víctor tenía un cuerpo de surfista perfectamente esculpido. Desde su espalda y sobre su hombro llevaba un gran tatuaje tribal. Sus rastas negras, su piel morena por las horas de sol y unos profundos ojos negros, observaban como la candidata se acercaba a él:
-Así que ejemplo de mujer trabajadora, familiar y católica, ¿no? –preguntó Víctor haciendo referencia a la información que había dado el informativo.
La mujer le miró levantando una ceja y media sonrisa:
-¿Qué pasa? ¿Qué vas a poner pegas? –Sofía hablaba en un tono muy bajo y sensual.
Subió a la cama y se colocó sobre el cámara con una rodilla a cada lado de éste. Abrió el albornoz por delante mostrando un precioso sexo de vellos rizados que lentamente fue empalado por el chico. La mujer fue soltando un largo suspiro a medida que sentía como cada centímetro de carne horadaba su ser. Una vez la notó toda dentro centró los ojos y echando la cabeza hacia atrás dejó que la parte superior del albornoz se deslizase sobre sus hombros dejando a la vista dos pechos a los que la gravedad ya reclamaba. Una inmensa areola de un color marrón claro ocupaba buena parte del gran volumen de cada seno.
Víctor se incorporó para besar a la mujer y recorrer con sus manos la fina piel de la política. Agarró con fuerza las caderas de Sofía donde se acumulaba algo de grasa y la encajó perfectamente sobre su pene. Ella se agarró en los grandes hombros del cámara quien había comenzado a mamar los gordos pezones haciéndole sentir un placer indescriptible.
Comenzó un movimiento de sube-baja lento sobre el grandísimo pene del cámara quién le retiró por completo la prenda descubriendo un maravilloso desnudo pese a las imperfecciones que la edad dejaba tras de sí. Se adivinaba una pasada y joven belleza hoy un tanto ajada. Pero aún así resultaba tremendamente morbosa.
En el centro de la cama King Size, Víctor servía de montura para Sofía Ruiz, la candidata conservadora, quien comenzaba a cabalgar con ganas. Sintiendo como la cabeza de la polla de aquel “perroflauta” le llegaba hasta la cerviz y provocaba calambres en su columna. El hombre seguía recorriendo con la lengua desde su boca hasta sus pechos, quieto, sin moverse. Dejando que fuese la mujer quien derritiera su polla con su coño en erupción.
Sofía sintió la necesidad de acelerar. Tumbó a Víctor y cabalgó con más ganas sobre el potente miembro mientras se masturbaba. Comenzó a notar como una sensación de placer la invadía y se concentraba en su clítoris haciéndola estallar en un grito antes de que su cuerpo se aflojara por completo y cayese derrotada sobre el torso lampiño de su amante. Abatida por el orgasmo y el cansancio.
El chico la abrazó y rodó con ella de manera que la mujer era quien estaba ahora tumbada mirando al techo. No podía ser, pensaba para sí. Estaba demasiado cansada como para aguantar otro asalto.
Víctor volvió a recorrer el cuerpo de su jefa que, con los ojos cerrados y las piernas abiertas, la única resistencia que ofrecía eran unos pequeños gemidos. El cámara hundió su cabeza entre las piernas de la diputada y comenzó a lamer de manera lenta cada pliegue de aquella experta vagina inundada de flujos que le supieron a gloria. Tras unos minutos de movimientos de lengua consiguió que la mujer volviese a estar excitada, pese a su cansancio.
Sofía tiraba de las rastas de aquel “puto anarquista” veinte años menor que ella al tiempo que le pedía que se la follase con fuerza. El hombre sintiéndose provocado se colocó sobre ella y dirigió su polla a la hendidura vaginal de la política y comenzó a penetrar hasta el fondo. La mujer puso los ojos en blanco al sentirse totalmente ocupada por el hombre y se dispuso a recibir los empujones de su amante. Estos no se hicieron esperar y durante varios minutos estuvo sobre la mujer bombeando con violencia, empotrándola contra el colchón mientras ella intentaba rodear el cuerpo de su agresor con sus piernas. Su cabeza golpeaba el cabecero con cada embestida de Víctor. Tras varios puntazos fuertes él estaba a punto de correrse y así se lo anunció. Sofía respondió arañándole la espalda al notar el semen caliente salir del interior de su vagina y resbalar por su entrepierna manchando las sábanas.
Sofía permaneció tumbada boca arriba relajada con la intención de levantarse al baño para limpiarse pero incapaz de ejecutar la idea. Notó como Víctor se levantó de la cama y le oyó encender un cigarro.
De repente una agradable sensación de cosquilleo sobre sus pezones la traían de nuevo de su duermevela. Con un suspiro y una sonrisa le hizo saber a su amante que agradecía sus caricias y temió que la recuperación de éste se consumase de nuevo.
El cámara comenzó a recorrer con besos la fina piel de la política, desde su cuello hasta sus ingles provocando el aumento de temperatura de ella que luchaba inútilmente por no volver a encenderse dado el cansancio que tenía. Víctor le pidió que se girase cosa que Sofía hizo sin resistirse, el chico siguió besando cada centímetro de piel ahora desde la nuca hasta su culo blanco donde se entretuvo. La diputada se estremeció al pensar en la posibilidad de ser sodomizada pero esta idea de inmediato le provocó una excitación que su amante captó enseguida.
Le comió el culo y trató de dilatárselo con la lengua, para entonces Sofía se había ido colocando en posición. Dejando su cabeza sobre el colchón había subido sus piernas dejando a merced de Víctor su entrada trasera mientras ella comenzaba a acariciarse el clítoris. El cámara se situó justo detrás de su jefa y comenzó a untarse el pene en un gel que previamente había tomado de su maleta. Luego hizo lo mismo en la entrada del ano de Sofía. Ésta notó una sensación de frío al tiempo que notaba como se le dilataba el esfínter.
Respiraba muy fuerte con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en la cama esperando la entrada del glande de Víctor. Con mucho cuidado, el chico fue introduciendo su polla en el estrecho agujero de Sofía que con la cara arrugada por el esfuerzo comenzaba a gemir mitad dolor mitad placer. Durante unos segundos, Víctor permaneció parado con la cabeza de su polla a medio entrar hasta que por fin comenzó a franquear la entrada de aquel culo:
-Aagg… -Sofía se quejaba sintiendo como cada centímetro de aquel tremendo pene invadía su entrada trasera hasta muy adentro.
La mujer notó como los vellos púbicos del hombre topaban con su grupa:
-Cabrón me la has metido hasta el fondo. –Decía excitada la mujer preparada para el castigo anal al que sin duda la iba a someter aquel niñato de mierda.
El hombre no se hizo esperar y comenzó un mete-saca agarrado a las caderas de la política ejemplo de mujer familiar y católica, cosa que le producía un morbo especial. Sin previo aviso propinó un palmetazo en una de las nalgas antes de tirarle del pelo y seguir sodomizándola ahora con más violencia:
-Sigue cabrón, sigue joder. –Exigía la política deseosa de un sexo violento.
-Toma puta, te voy a reventar el culo –Insultaba Víctor con la imagen en la cabeza de la mujer en las imágenes del informativo.
Le excitaba comparar la imagen de mujer recta de los mítines con la de viciosa sexual que tenía ante sí. No pudo controlar más y después de un duro castigo anal se corrió con un grito en los intestinos de Sofía que esta vez ya no resistió más el cansancio y cayó sobre la cama casi inconsciente. Sentía como le ardía el culo y lo imaginaba totalmente enrojecido. De él salía una extraña mezcla que descendía hasta la cama y que no se preocupó en eliminar. Así cayó en un profundo sueño.
A las siete de la mañana sonó el teléfono de la habitación. Como pudo alargó un brazo hasta la mesita de noche y descolgó. Era el servicio despertador. Al girarse para levantarse se sintió dolorida por la sesión de sexo de la noche anterior. Estaba sola, no había oído a Víctor cuando abandonó la habitación. Pudo comprobar que entre los restos de fluidos que se depositaban, ya resecos, en las sabanas había algo de sangre. Sin duda, era de su pobre culo. Con mucho esfuerzo pasó al baño para arreglarse.
A las nueve de la mañana, en una mesa del restaurante del hotel junto a su hombre de confianza en el partido y con cara ojerosa preparaban el trabajo del día ante el desayuno. Un par de mesas a su izquierda Víctor desayunaba y reía a carcajadas junto con otros compañeros cámaras que seguían a otros miembros del partido. Tras apurar el desayuno, sobre las diez de la mañana el cámara estaba estratégicamente situado para grabar a Sofía Ruiz subir en el coche oficial que la llevaría a la misa con la que se cerraba el Congreso Mundial de la Familia. Antes de entrar en el A8 negro, la diputada echó una mirada a cámara con media sonrisa en lo que sería la imagen que se mandaría a los informativos para la información de la campaña de ese día.