Despertamos torpemente. Parecíamos exhaustos. Demasiado sexo, demasiado alcohol, demasiadas emocionas sentimentalmente agotadoras. Esta vez nos quedamos medio dormidos platicando débilmente unas 2 horas antes de salir por algo.
Al final me arrastré débilmente fuera de la casa de campaña por algo de beber, todo estaba desértico, en nuestro ya conocido “centro de mando y alcoholes” solo estaba Randal sentado y fumando ¿él nunca se cansaba o qué? Sentí un escalofrío cuando lo vi, me vinieron flashbacks de él sosteniendo el culo de mi novia firmemente y verlo follándosela tan fuerte que me parecía surreal, recordar entre penumbras su cara de lujuria usando a mi novia como un juguete barato… se me revolvió el estómago. Me arrepentí sinceramente, nada de pensamientos confusos está vez, sabía que me había equivocado.
Por un momento dudé si ir o regresar, no quería hablar con él, lo odiaba de algún modo, yo tardé casi 2 años en follar a mi linda novia, había semanas enteras que no obtenía sexo, que ella simplemente no estaba interesado y yo había aprendido a aceptarlo, yo jamás me atrevería a usarla como él lo hizo, pero sentía más frustración aún de pensar que no es que no quisiera follármela así, aunque me esforzara no podría, y aunque pudiera, aunque me ejercitara y tuviera ese cuerpo y esa resistencia, me detendría mi amor por ella para podérmela follar así de sucio, por último, no tenía esa verga y eso no había manera de cambiarlo y seguramente ella no me dejaría ponerle la mano encima como él lo hizo en apenas 2 malditos días.
Lo odié como cuando odias a alguien con envidia y la odié a ella por ser tan perra e hipócrita, lo odié por follarse a Tiffany porque ella solo me veía apenas como amigo y ni en sueños podría siquiera besarla nunca, lo odié por follarse a Gabriela que abiertamente me había rechazado en alguna ocasión que rompí 1 mes con Alejandra, argumentando que solo me veía como amigo, yo ni siquiera quería follármela, solo salir a charlar, ella mal entendió todo y ni siquiera quiso salir, pero con él le había dado el culo cada noche sin importarle que todos supiéramos y escucháramos, lo odie por obtener todo lo que yo hubiera soñado, me odie por ayudarlo y odie a mi novia por ser tan puta, ¿que importaba si yo conspire? Ella falló la prueba.
Caminé directamente hacia ahí dispuesto a ignorarlo. El me saludaba amablemente y yo rompía mi propia promesa saludándolo, el me pedía que le pasará una cerveza, por alguna estúpida razón lo hice, y cuando me dijo que me sentará con él lo hice también.
Randal: ella está agotada ¿eh? – decía riendo burlonamente
Yo: si, follamos 3 veces en la noche – mentí intentando salvar mi dignidad
Randal: igual que otras noches, pero tú y yo sabemos porque está agotada esta ocasión jaja – decía riendo y yo intentaba reír con él, el no parecía notar mi rechazo, o intentaba sacarme de ahí o no le importaba
Yo: jaja si puede ser que si – dije secamente
Randal: ¿viste todo? ¿Qué te pareció? En serio necesitaba ese lindo culo, ella tiene el coño muy apretado, increíble – decía mientras seguía fumando
Alejandra: ¡hey! – gritaba mi novia a algunos metros y se me fue la sangre a los pies, volteé a saludarla aparentando naturalidad
Randal: solo actúa normal – dijo rápidamente
Yo: ¡vete! – le dije histérico en voz baja
Randal: no, eso sería demasiado sospechoso, va estar rara conmigo, pero al rato me da el culo otra vez no te preocupes – respondía rápidamente, escuchaba los pasos de Alejandra demasiado cerca, el proseguía fingiendo una conversación a medias – por eso creo que estaría bien que dejáramos esa carne para el último día
Yo: si, suena bien – intenté fingir nerviosamente, mi novia llegaba y se sentaba a mi lado, notablemente lejos de Randal, sin saludarlo, sin verlo
Alejandra: ¿de que hablan? – preguntaba sin vernos intentando fingir desinterés, pero ella obviamente quería averiguar, si mi actuación era mala, la de ella era atroz
Yo: amm sobre el último día – dije torpemente
Randal: le decía que deberíamos dejar los mejores cortes para la fiesta final del sábado – decía con tono seguro, mi novia solo asentía sin verlo, parecía furiosa o jodidamente incómoda con él, de algún modo me tranquilizó
Alejandra: te amo tanto – me decía y me besaba, fue el beso más incómodo que jamás habíamos tenido, me sentí como un adolescente tímido besándola frente a mis padres, era evidente que quería probar algo, Randal se quedó en silencio, cualquier otro día hubiera bromeado
Platicábamos y ella dejaba fuera a Randal deliberadamente, ella reía y parecía bien, pero yo no dejaba de pensar sobre lo que él dijo “va estar rara conmigo, pero al rato me da el culo otra vez” él había tenido razón en todo con precisión casi sobrenatural, tuve más miedo que cualquier otro día, sentía dirigirme a un destino aciago sin poder hacer nada, como una condena de muerte inevitable. Randal se despidió 20 minutos después y Alejandra básicamente ni siquiera volteó a verlo ni a despedirlo
Yo: ¿estás enojada con él? – pregunté curiosamente, ella se puso a la defensiva de inmediato
Alejandra: ¿por qué estaría enojada con el ¿De qué hablas? Ya basta con el Franco que cansino eres con este temita, no quiero saber de él ¿ok? Ya basta neta – dijo rápidamente sin verme a los ojos, poniendo una muralla de lenguaje corporal entre los 2, me sentí tan furioso de su descaro que casi le grito en la cara, solo me quedé callado y nos quedamos bebiendo un jugo en silencio.
Mas tarde pasaba el siempre impertinente Fausto por ahí, intentaba hacernos charla y bromear sobre cualquier estupidez, no soporté y me retiré con cualquier pretexto y me fui a la casa de campaña. Entre y me acostaba sin saber que hacer o pensar, ¿había arruinado mi relación? Llevábamos 5 años increíbles y todo parecía irse al carajo en apenas unos días. Luego me vinieron pensamientos aún peores, él se la había follado sin condón ¿y si la embarazaba? No estoy seguro de si ella querría conservar al bebé, eso nos destruiría definitivamente, aún no terminábamos la universidad ¡¿qué haríamos?! ¿Y si él podría contagiarla de alguna ETS? Quise llorar por haber sido tan idiota.
De pronto recordé que ella guardaba una pastilla de emergencia siempre precisamente por emergencia, ella muy rara vez me dejaba follármela al desnudo, y siempre era con las cuentas a favor, siempre era planeado y hablado, pero la guardaba por si en alguna ocasión se rompía el condón o si le metía la verga un poco al desnudo antes de comenzar. Cerré bien la casa de campaña y rápidamente revise su mochila, busque entre sus cosas, después de sacar toneladas de estupideces por fin encontré la dichosa pastilla y respiré aliviado, pero seguía nueva dentro de su empaque ¿que esperaba para tomársela? Decidí tomarla, no sé porque ¿para joderla? ¿para obligarla a tomársela? Yo que sé, solo la tomé y la guardé.
Me seguía sintiendo exhausto, me quedé dormido sin quererlo realmente. Desperté algunas horas más tarde, el sol se había posado y escuchaba al idiota de Randal hablando con Gabriela cerca de mi casa de campaña, platicaban alguna estupidez sobre su auto. Salí de mi casa de campaña con ánimos renovados, asegurándome de tener la pastilla en el bolsillo, fui por agua y cuando vi en la orilla del campamento a mi novia platicando con Tiffany me dio demasiada curiosidad saber que podrían estar hablando, o sea, era obvio que estarían hablando ¿no? Ellas ni siquiera eran tan amigas, apenas se conocían, parecían bromear y reír, Tiffany escuchaba atentamente, luego reían ambas, luego el proceso se repetía al inverso, Tiffany hablaba mientras mi novia escuchaba y ambas reían, luego parecían serías, luego reían de nuevo, luego serías otra vez. Pensé furioso que ellas compartían notas divertidas y lujuriosas sobre Randal. Esperé unos minutos viéndolas, ellas lo notaron, mi novia se despedía de Tiffany y pasaba hacia nuestra casa de campaña, ella no alzaba la vista para saludarme, yo no la llamé.
Esperé a que mi novia se encerrara en la casa de campaña, luego Tiffany entraba a la cabaña y salí corriendo detrás de ella, quería asegurarme de que no llegara al cuarto con mi amigo Carlos, llegué detrás de ella y la llamaba antes de que siquiera se acercara a la puerta.
Yo: ¡hey tú! – le gritaba amistosamente y ella se daba la vuelta saludándome
Tiffany: hey Franco ¿qué onda? – me decía amistosamente saludándome, ella parecía que seguiría su camino y lo dejaría solo en un saludo, yo no iba a permitirlo, me senté y la llamé a qué me acompañara
Yo: ven ven we – le decía rápidamente, ella veía la puerta un segundo y luego se dirigía conmigo y se sentaba en el rústico mueble
Tiffany: ¿qué onda que pasó? – preguntaba curiosamente, pero con naturalidad
Yo: oye necesito saber algo… – dije tomando un tono serio, ella me miraba
Tiffany: ok ok ¿qué pasa?
Yo: hablabas con mi novia sobre Randal ¿verdad? – quise ser directo, ella no pudo ocultar una sorpresa desagradable en su rostro
Tiffany: ¿eh? No, o sea no, ¡¿por qué?! – respondía a la defensiva, parecía casi molesta
Yo: tú sabes porque – dije igualando el tono
Tiffany: ni idea la verdad – decía condescendiente, casi grosera
Yo: Randal se la folló anoche – dije con seguridad y ahora tenía una maldita erección otra vez, me sentí casi alegre de sentir algo agradable ese día, aunque viniera de un lugar tan retorcido ¿por qué carajos me ponía cachondo contárselo?
Tiffany: ¡¿qué?! – decía ella algo histérica, no creo que haya estado sorprendida de saberlo, sino más bien porque se lo dije
Yo: se la folló en el jardín de ahí atrás… – ella me evitaba la mirada, tomé aire y decidí atacar un poco – dónde mismo que te folló a ti… – dije débilmente con la verga durísima, ella sonrió irónicamente con furia y resopló sin verme a los ojos, como si fuera un golpe bajo que ella estuviera esperando
Tiffany: me pase de pendeja – decía y parecía querer llorar de la rabia
Yo: ¿ella te lo contó cierto? – pregunté curiosamente, ella tomó aire y volteaba a ver de nuevo la puerta de la habitación donde seguramente estaba Carlos
Tiffany: si si me contó – me respondía débilmente y volteaba a verme a los ojos, no lograba identificar si ella me veía con lastima, con furia o incluso intentando averiguar que sentía yo también precisamente
Yo: él se la folló sin condón, ella ni siquiera tienen ningún tipo de control natal – por alguna razón disfrutaba darle detalles, ella me evitaba la mirada de nuevo viendo a la banca donde estábamos sentados
Tiffany: lo siento mucho en serio, pero ella me dijo que te ama, neta, ve y habla con ella we – me decía intentando abogar por ella
Yo: ahora tengo miedo de no complacerla, ya sabes, por el tamaño, tú sabes bien que él es enorme – disfrutaba demasiado esa clase de confesionario/interrogatorio sádico, disfrutaba hacerla sufrir y hacerle sentir culpable por ser tan puta y disfrutaba humillarme
Tiffany: eso no importa Franco, ella te ama eso es lo importante – decía evitando responder nada ni insinuarlo
Yo: se sincera… – dije y ella asentía viéndome fijamente – el folla súper bien ¿verdad? Tengo miedo de que él se la haya follado mucho mejor que yo nunca – decía y creo que mi actuación de cornudo llorón era convincente ¿por qué carajos disfrutaba este ejercicio tan masoquista y sádico con ella al mismo tiempo? ella tartamudeaba
Tiffany: ammm o sea si algo así, mmmm pe-pero ¿eso qué? O sea, solo es algo físico – decía torpemente, yo quería que ella admitiera algo
Yo: dime la verdad – de nuevo ella asentía – ¿te gustó cómo te folló? ¿Ella te dijo que le gustó mucho? – ella resoplaba — solo dímelo, por favor, nunca se lo diré en serio – dije y ella respiraba profundamente
Tiffany: pues si… Ella lo disfrutó bastante… Perdón – decía tomando mi mano consolándome – pero ella quiere decirte y arreglar las cosas, neta neta ella no se les va acercar más en serio y a mi pues si me gustó, pero fue una pendejada, amo a Carlos, y es exactamente el mismo caso con Ale, habla con ella yo no puedo decirte lo que me dijo lo siento – me decía y se ponía de pie caminando directamente a la puerta, yo solo le decía que estaba bien y la dejaba ir, ella agregó algo más antes de irse definitivamente – por favor nunca le digas nada a Carlos sobre esta conversación ¿ok? – me decía preocupada, yo asentía, ella se quedaba un segundo mirándome, pensando, yo la miré esperando, ella me dio algo a cambio – en serio habla con ella Franco, es que ella me contó lo de la mamada que le dio aquí detrás y sus charlas cuando hacían el amor… ella piensa que ustedes se pusieron de acuerdo o algo así y está algo triste por eso, no sabe que pensar, ella no tiene mucha experiencia, bueno eso me dijo y como que todo esto la superó – me decía a modo de recompensan por mi silencio, yo no dije ni hice nada, ella simplemente se dio la vuelta y se fue
¡Carajo! ¡¿Ahora qué?! Me puse histérico ¿era mejor mantenerme a raya para que ella lo superara y hablarlo más tranquilos luego? ¿O mejor tendría que ser directo? Salía de la cabaña pensando que hacer, ella estaba por ahí vagando, me vio y vino hacia mí, se me aceleró el corazón.
Alejandra: oye ammm – parecía nerviosa y sumisa – ¿revisaste mis cosas? es que fui a la casa y como que todo estaba muy movido ¿crees que alguien más se haya metido? Es que no encuentro algunas cosas – me decía nerviosa viéndome a los ojos, parecía una pequeña tregua, era obvio que ella buscaba la píldora y eso parecía preocuparle más
Yo: ¿buscabas esto? – le dije enseñándole la píldora, ella veía la caja detenidamente, parecía que quería llorar
Alejandra: si… – decía débilmente y me veía a los ojos suplicando perdón, a ambos se nos cristalizó la mirada – perdóname por favor – me decía tan triste como nunca la había visto
Yo: si follaste con el anoche ¿verdad? – dije y me odié por ser un hipócrita igual que ella, ella me veía detenidamente, pensando sus palabras
Alejandra: si… – bajaba la mirada y veía sus lágrimas caer al piso, pensé que era mi oportunidad y la abracé dulcemente, ella se retiró histérica – no me toques ¡¿ok?! – me dijo viéndome a los ojos con cara de furia y sus lágrimas en el rostro, yo retrocedí sinceramente asustado – ya no estoy segura de que creer Franco – me decía esperando respuesta
Yo: ¿sobre qué? – pregunté débilmente, pero me sentía evidentemente atrapado, ella negó con la cabeza riéndose sarcásticamente, con furia
Alejandra: eres un pendejo – me decía y lloraba más sin hacer ruido, solo sus lágrimas fluyendo a toda velocidad – ¿qué ganabas con esto? ¡¿Es alguna clase de retorcida fantasía?! – decía furiosa, yo decidí no esconderme más
Yo: no lo sé Alejandra, creo que estoy tan confundido como tú – ella me veía y parecía querer perdonarme
Alejandra: ya sé que es culpa de ambos, pero tú fuiste a mis espaldas a decirle o planear no sé qué, no sé cómo no lo pensé ayer, era tan obvio, tu desapareces, el viene, luego aparezco y apenas preguntas donde estuve, ¡¿qué le dijiste?! – me preguntaba histérica, me atacaba, y como todo animal arrinconado ataqué también
Yo: y tú fuiste a mis espaldas a follar con él, no eres una víctima ni nada Alejandra – dije igualando el tono y usando inicialmente sus mismas palabras, ella sonreía irónicamente, las lágrimas no paraban
Alejandra: ni tú ¿ok? ¿Por qué hicimos esto? ¡Eres un idiota! Ya no sé qué pensar Franco – decía y pensaba, proseguía – ¿cómo sabes que la necesitaría? ¿él te lo dijo hoy en la mañana que los vi? ¿Te dio detalles? – preguntaba furiosa
Yo: ¡me dejaste comerme su corrida de tu coño! ¡No lo evitaste! Pude sentir la diferencia ¿sabes? ¿Disfrutaste humillándome así? – dije furioso, ella volteaba la cara, gané ese pequeño round, bajó la guardia y decidí no atacar más, quería reconciliación – te amo Alejandra – ella me volteaba a ver con infinita tristeza
Alejandra: yo también – decía enchuecando la boca – pero no sé ¿ahora qué? – decía buscando respuestas en mi rostro desesperadamente
Yo: ¿por qué no te tomaste la pastilla de inmediato? – pregunté
Alejandra: ya sabes que me duele la cabeza y el vientre con esa madre, y creo que dan cáncer, estuve haciendo cuentas, creo que estoy a salvo, pero pensé que tal vez sería buena idea para asegurarme no se – decía desesperada – además duran hasta 72 horas los efectos de esa pendejada, son menores, pero duran hasta 72 horas, leí bastante hace rato en mi celular
Yo: ¿te la tomarás? – le pregunté ofreciéndole la caja, ella la veía sin saber si tomarla de mi mano
Alejandra: no se ¿qué opinas? – decía viéndome a los ojos
Yo: deberías tomarla, tal vez mañana, así solo sufrirías un día antes de irnos a descansar y puedo cuidarte – dije dulcemente, ella me vio con ternura
Alejandra: ¡ay Franco! – decía con tristeza y las lágrimas rodaban – si se pusieron de acuerdo ¿verdad? – me decía suplicando la verdad, fui débil ante sus lágrimas
Yo: si… Perdón – ella me veía como quien confirma una terrible verdad que ya sabía, pero que aun así era duro de enfrentar
Alejandra: ¿y estás contento? Mira lo que nos pasó por tu culpa – me preguntaba irónicamente y negando con la cabeza, odie tanto que ella omitiera el hecho de que ella lo hizo, como si yo la hubiera amarrado y obligado ¿cómo se atrevía? La vi con cara de incredulidad
Yo: no te hagas la víctima ¿ok? – decía y ella me veía atentamente como si no pudiera creer mi descaro, cuando ella estaba siendo la descarada – no sufriste en lo más mínimo, lo disfrutaste bastante, te folló súper duro y gritabas como loca y ¿ahora te haces la víctima? ¿En serio? – ella abrió los ojos histéricamente
Alejandra: no fue así ¿ok? Fue menos importante de lo que crees, ni siquiera fue la gran cosa – me decía y yo no podía creer su descaro ¿quién era esa mujer? No la reconocía, negué con la cabeza y reía irónicamente, tomé aire y lancé la bomba, una bomba suicida
Yo: ¿los vi ok? – lo dije y ella abría los ojos tanto que parecía que se le iban a salir – estaba en la casa del árbol, te folló tan fuerte que gritabas como sádica – ella me veía fijamente con la boca abierta – hiciste ruidos que jamás te había escuchado hacer – dije a modo de victimización, tomé aire – te encantó que te hiciera su perra – dije y me arrepentí de inmediato ella me abofeteó tan fuerte que me mareó
Alejandra: eres un pendejo – me decía decepcionada y llorando de nuevo
Yo: ¿te gustó más como te folló el que yo? – dije demandando respuesta viéndola fijamente, ella resopló irónicamente – ¡responde! – le dije furioso, ella frunció la boca, abandonó el drama y tomaba un tono sádico y cruel
Alejandra: si, la verdad si, folla mejor que tu – me decía viéndome a los ojos con actitud de “¿y qué más?”
Yo: ¿disfrutaste su vergota dentro de ti? – pregunté guiado por mi otra vez confusa erección
Alejandra: mucho, ni siquiera sentí la tuya ayer en la noche, pero quise ser amable – me decía y el golpe bajo me dolió – pero neta no sentí nada, ese wey en serio me la metió fuerte – me decía sádicamente
Yo: entonces ya no deberíamos follar – le dije estúpidamente cavando mi propia tumba
Alejandra: no pensaba hacerlo, de hecho, no se siquiera si seguir contigo – me decía y en el último tramo de su frase parecía triste de nuevo, vio mi cara de tristeza, volvió a ponerse seria – perdón, pero no sé si debamos seguir juntos Franco
Nos quedamos ahí viéndonos y ella lloraba, “tómatela” le dije dándole la caja, ella la rechazaba, “lo pensaré” y ella se iba, esa última frase tenía doble sentido supongo.
Me senté a llorar despistadamente cuidando que nadie me viera, vagué por las cercanías del campamento por horas, pensando en lo que había hecho y que seguramente no nos recuperaríamos de eso, en algún punto me encontré con Randal, el vino a mí, me vio preocupado.
Randal: ¿pelearon? La vi sola hace rato – me decía ofreciéndome un cigarro amablemente
Ya había comprendido que él había causado todo esto, pero que no era su culpa, él era el causante, pero la culpa era mía y de Alejandra, el solo hizo lo obvio, vio la oportunidad de tomar un buen culo y lo hizo, no podías culpar a un niño por comerse unas galletas que dejaste descuidadas. Así que acepté el cigarro de la paz.
Yo: si, ella está furiosa, sabe que conspiramos – él no se inmutaba
Randal: no te lo tomes tan a pecho – decía tranquilamente consolándome en el hombro – esta clase de cosas son intensas para cualquiera, estarán bien créeme – me decía amablemente, yo asentía – simplemente la dejaré en paz, habla con ella, déjenlo atrás – decía tranquilamente
Nos quedamos fumando durante horas, hablábamos sobre cualquier cosa menos sobre ella. Se hacía tarde y decidimos regresar, pero él se adelantó, dijo que lo peor que podíamos hacer era dejarnos ver juntos por ella, accedí, él se adelantó y yo llegué minutos después.
Ya era noche, todos estaban ahí alrededor del fuego, incluso Carlos y Tiffany, incluso Juan y Ramón que se la pasaban en sus mierdas hípsters de senderismo, el alcohol fluía y mi estado de ánimo se veía abrumado por el contrastante ambiente festivo. Mi novia charlaba con Fausto y Laura, ella reía y parecía feliz. Decidí tomar carne, algo de alcohol e ir hacia Carlos y Tiffany. Hacíamos chistes y cantábamos todos juntos, la pasábamos bien y en momentos me sentía incluso alegre. Mi novia y yo ni siquiera nos mirábamos, pero ya que todos éramos amigos, nadie preguntó, nadie lo notó, solo pasábamos el rato con nuestros amigos ¿cierto?
Conectaban las enormes bocinas a los generadores que habíamos llevado y poníamos música a todo volumen, primero bailábamos todos juntos, luego se hacían parejas. Estaba con Carlos y Tiffany, aunque la pasábamos bien, Tiffany me miraba constantemente intentando averiguar algo, o como si quisiera decirme algo, pero Carlos estaba ahí.
Pasaba Fausto con una enorme botella de tequila, una de esas que llaman pata de elefante, sirviendo la mitad de un pequeño vaso, simulando un shot y obligando a todos a beber uno, haciendo porras y riendo. Todos entrábamos en la convención.
Cuando llegaba con mi novia ella hacia una seña con la mano como de voltear una botella, Fausto y Laura que tenían la botella reían, entonces Alejandra alzaba la cara y le daban a beber directamente del chorro de la botella, “¡fondo fondo fondo!” Gritaban todos alegremente, Tiffany me hacía una mirada preocupada. El trajo fue bastante largo y Fausto festejaba cuánto había bebido de la botella, “¡¿cómo una mujer tan pequeña puede beber tanto?! Jajajaja” Y mostraba la botella en alto indicando con el dedo donde estaba el nivel antes del trago estilo “fondo Tijuana” de mi novia. Alejandra reía, todos le aplaudían y ella alzaba ambos brazos festejando.
Apagamos algunas luces de la pequeña explanada del campamento para darnos la sensación de estar en un club nocturno y bailábamos todos juntos. Laura se sacaba el brassier y dejaba sus lindas tetas al aire, Gabriela le seguía y mi novia lo hacía sin vergüenza también, ella estaba evidentemente ebria, con la cara colorada y sus pasos torpes. Todos aplaudimos por a agradable vista, Tiffany se negaba a quitarse nada, la abucheábamos y ella se encogía de hombros riendo y abrazando a Carlos.
Me ponía más ebrio de lo necesario, comenzaba a tener dificultades para mantenerme en pie, la gente desaparecía, me dio un escalofrío cuando vi a Randal bailando con mi novia y Gabriela, si, con las dos, ellas con las tetas al aire bailaban de frente muy cerca de él, parecían reír, por la cercanía ellas rozaban sus tetas contra él y entre ellas mismas con el movimiento. Tiffany vino a mi rápidamente apenas Carlos desapareció unos minutos, “ve y arregla eso Franco, te vas arrepentir no seas pendejo” me decía casi molesta apuntándome al pequeño trio.
Yo no supe que hacer, Fausto me preguntó en algún momento si no me molestaba, ellos no se ocultaban, pero de algún modo el que estuvieran los 3 juntos irónicamente le restaba importancia, si fueron ellos 2 sería más privado y real, al estar los 3 parecía un morboso juego, además estaban a la vista de todos, lo cual lo hacía peor porque todos veían, pero no pasaba nada “sexual” como tal, “pues equis solo están bailando” dije y la respuesta convencía a Fausto que miraba sin vergüenza las lindas tetas de mi novia rozándose con las de Gabriela.
Charlaba con Fausto y Laura, pero sin perder detalle del trío que bailaba, parecían hablar. Los perdí por un momento, solo despegué la mirada 30 segundos y ya no estaban, los busqué histérico con la vista aparentando tranquilidad con Fausto y Laura, ellos hablaban algo. Reencontré a Randal con las 2 chicas casi en la orilla del campamento, parecían hablar en serio, no había risas, Gabriela movía mucho las manos y parecía irse molesta ¡¿qué carajos pasaba?!
De nuevo me invadía el miedo, ellos charlaban ahora a solas ¿ella le agarraba la verga? ¡¿Ahí?! ¿Básicamente frente a todos? Miré desesperado alrededor buscando si alguien más veía, parecía que no, todos ebrios y en sus cosas, Tiffany y Carlos no estaban a la vista, Alejandra estaba dándome la espalda, el de frente a mí a varios metros de distancia, la posición no me dejaba ver bien, pero estaba casi seguro que ella lo acariciaba, parecían hablar muy de cerca, tuve miedo de que se besaran.
De pronto ella volteó como si también supiera donde estaba yo todo el tiempo y me llamó con la mano, Randal decía algo, ella volteaba rápidamente y le respondía, volteaba de nuevo y me seguía llamando, parecía sonreír, dudé un segundo, ella me veía esperando respuesta, me despedí de Fausto y Laura, fui hacia ellos. Ella le decía algo y reía, Randal me veía seriamente mientras me acercaba, cuando estuve lo suficientemente cerca vi que ella en efecto, le acariciaba la verga por encima de los shorts.
Yo: ¿que sucede? – dije nervioso viendo la mano de mi novia en el abultado paquete de Randal, el me evitaba la mirada, ella reía cuando notaba que yo veía eso, no dejaba de acariciarlo
Alejandra: Randal me va follar ¿quieres ver? – decía y reía histéricamente, yo estaba que no lo creía
Yo: estás ebria Ale, vamos a hablar – le dije tomándola de la mano e intentando llevármela, ella se soltaba violentamente
Alejandra: ¿quieres ver o no? Él me va follar como quiera y ya que te gusta ver, pues puedes ver – decía condescendientemente, yo la veía fijamente mostrando mi decepción – como quieras – decía ella sádicamente y volvía a acariciar la verga de Randal.
Yo: Alejandra hablemos por favor – dije suplicando de una manera casi patética, Randal seguía evitándome la mirada pero no hacía nada por retirar la mano de mi novia de su verga
Alejandra: ok hablamos mañana bye – me decía rápidamente volteando la mirada y buscando la de Randal – ¿nos vamos? – le decía más que como pregunta, cómo propuesta, Randal asentía y la tomaba de la mano, me abrumé
Yo: ok si – dije rápidamente
Alejandra: ¿si que? – me preguntaba sarcásticamente
Yo: si quiero ver – dije débilmente, me sentí patético
Alejandra: pero no voy a coger contigo ¿ok? Solo puedes ver – me decía cruelmente viéndome fijamente con su mirada perdida por el alcohol, creo que Randal sentía lástima por mi, no me veía
Yo: ok – dije débilmente, ella solo dijo "bueno" y comenzó a caminar con Randal
Randal me miró y se encogió de hombros en tono de "lo siento amigo" no parecía tener culpa, pero tampoco parecía regodearse de mi desgracia, el solo aprovechaba la oportunidad.
Caminé detrás de ellos en el espeso bosque hacia el jardín, ellos iban tomados de la mano, nadie dijimos nada. Llegamos, Randal caminaba buscando una buena zona, plana y cómoda supuse. Tomaba a mi novia, la acercaba a él y la besaba apasionadamente y yo estaba ahí, viéndolos como idiota con mi erección creciendo de nuevo.
Ellos me ignoraban mientras se besaban, Randal lamía el cuello de mi novia y le quitaba el bikini rápidamente, ella metía su mano dentro de sus shorts, todo parecía tan cruel y cachondo al mismo tiempo. ¿Qué pasaría después? No había vuelta atrás después de algo así.
Él se bajaba los shorts y ella descendía en sus rodillas rápidamente sin indicación alguna de él, como siempre, fue a lamerle las bolas, el hacia la cadera hacia enfrente y cuando lo escuché gemir profundamente sentí un escalofrío, ella me volteó a ver fijamente a ver con las bolas de Randal en su boca y su enorme verga en la cara mientras lamía profundamente. Randal le dijo que se acostara, ella se acostaba en el firme pasto de inmediato.
Me acerque tímidamente, ella se acomodaba en el cómodo y bien recortado pasto, Randal se ponía de rodillas frente a ella, tomaba sus piernas y las colocaba sobre sus hombros, recuerdo la sonrisa tan feliz de ella, no perversa ni cruel, tampoco de amor, no quería herirme, ella marcó una sonrisa sincera y emocionada, en su rostro mientras lo veía atentamente, fue devastador.
El acomodaba sus delicadas y delgadas piernas en sus hombros, me senté lentamente para ver mejor, no me importaba ya nada. Él la tomaba de la cadera levantándola y la llevaba hacia su enorme y gruesa verga, entraba en ella despacio pero firmemente, ella torcía la cara con dolor y apretaba fuertemente los antebrazos de él echando la cara atrás histéricamente y bufando. Entraba en ella por completo y ver de cerca su delicado y pequeño coño con esa verga tan enorme dentro me hizo sentir patético, se veía más grande que nunca, la visión me abrumó, el dejaba su obsceno madero dentro de ella y disfrutaba sus apretadas y cálidas paredes
Randal: ¡¿te gusta perra?! – le decía histérico, me dio un vuelco el corazón
Alejandra: ¡MUCHO! – respondía histérica mi novia con la cara aún echada atrás viendo hacia atrás
Randal comenzaba a follarla despacio sosteniéndola firmemente por la cadera, veía atentamente como su enorme vara entraba en mi delicada novia mientras ella se retorcía y hacia ruidos histéricos, seguro al muy cabrón le gustaba ver cómo su enorme madero estiraba ese pequeño coño. Él podía sostener a mi novia sin que las manos le temblaran y llevaba despacio pero firmemente su verga dentro de ella, ella se retorcía y gemía como loca.
Ella alzaba la cara por fin y buscaba la mirada de su amante, se veían intensamente mientras gemían y el subía la velocidad, los húmedos sonidos me ponían súper dura la verga.
Él se acostaba sobre ella sin retirar sus piernas de sus hombros, se acostaba por completo sobre ella y las rodillas de mi novia quedaban a lado de su propia cara, la doblada de una manera tan extrema que parecía incluso un poco cruel, pocas veces yo hice eso. El pasaba las manos por debajo de ella y le sostenía su lindo trasero con ambas manos, una mano en cada nalga firmemente y la levantaba un poco del piso, para penetrarla mejor y más profundamente, se acomodaba en esa firme posición y descendía lentamente sobre ella clavando toda su verga en mi novia, ella le clavaba las uñas en los antebrazos, se retorcía desesperadamente y hacia esos ruidos guturales histéricos de dolor de nuevo que hicieron que la verga me diera un salto, el gemía profundamente con alivio sin retirarse de encima, disfrutando por fin por completo el coño de mi novia apretando toda su verga después del ritual de las primeras penetraciones de preparación.
La vista de ella por completo doblada como gimnasta rusa sobre si misma con sus rodillas a lado de su cara, su lindo culo ligeramente levantado del pasto en las manos de Randal, el tan enorme y musculoso encima de ella tan delicada, la vista era increíble…
El tenia las piernas estiradas por completo, por lo que se dejaba caer violentamente sobre mi novia y la gravedad hacia el resto, el dejaba caerse sobre ella con todo su peso, ella gemía histérica, la escandalosa penetración sonaba húmeda y fuerte, Randal solía quedarse dentro de ella un segundo o dos disfrutando su apretado coño gimiendo profundamente, mientras ella se retorcía como loca gritando intentando soportar su enorme y gruesa verga.
Randal comenzaba a tomar velocidad, un ritmo semi lento, iba hacia arriba, se deja caer sobre ella violentamente, ella gimoteaba, hacia esos ruidos escandalosos con la garganta, gemía, se retorcía, el caía por completo en ella, pero esta vez no dejaba descanso, iba hacia arriba de nuevo y se dejaba caer sobre ella otra vez, la escandalosas penetraciones se escuchaban de una manera tan erótica que tuve miedo de eyacular de tan solo escucharlos, no iba a toda su velocidad, más bien a un ritmo pausado pero contundente y sin detenerse.
Ellos se veían a los ojos, Randal subía un poco la velocidad, pero nada tan increíble como lo que vi la noche anterior, ellos gemían y disfrutaban, parecía una eternidad. Él se dejó caer sobre ella por completo.
Randal: me correré dentro – le decía a modo de comanda, no fue una pregunta
Alejandra: ok – ella lo dijo con un tono tan lastimero y entre gemidos, con una voz tan cachonda y desesperada que casi me corro yo más bien en vez de el.
El no salió de ella, parece que el solo le avisaba que ya estaba sucediendo, los 2 gemían y él se restregaba contra ella intentando meter aún más la verga dentro de mi novia mientras gemía y le apretaba las nalgas firmemente. Se quedaban quietos respirando y ella intentaba besarlo desesperadamente, él la besaba con desinterés y se retiraba lentamente de encima de ella. Dirigí mi mirada descaradamente a su coño y a su verga, el salía despacio e incluso parecía difícil salir de con tanta fuerza que parecía que ella lo apretaba, la morena verga de Randal estaba jodidamente cremosa, era casi asqueroso de ver, yo apenas lograba eso un poco algunas veces, ella en serio necesitaba lubricar con él. Su enorme falo que no parecía tener fin por fin salía de ella, él se echaba al lado de ella en el pasto, el coño de mi novia se veía casi asqueroso entre toda esa crema y tan boquiabierto que era algo jodidamente obsceno de ver, todo parecía tan surreal.
Mi novia se tapaba el coño con una mano firmemente y me llamaba con una mano, yo acudía rápidamente a besarla, ella me detenía con la otra mano
Alejandra: cómeme el coño – me dijo lujuriosamente
Yo: no, estás loca – dije enfadado con cara de asco ¿ella tapaba su coño para no dejar salir la corrida? ¿Ella quería que me comiera eso? Randal veía atentamente
Alejandra: me quedaré embarazada sino te lo comes – me decía sonriendo y riendo un poco
Yo: tú sabes que no funciona así y aquí tengo la pastilla – ella me sonreía
Alejandra: comete sus mecos o te vas, o nosotros nos vamos, o te lo comes – me decía sería y me besaba dulcemente en los labios, yo no respondí ella solo me dio un pico – ¿entonces? querías que fuera su puta ¿no? eso me dijiste cuando me follabas – me decía malvadamente aún sujetando su coño firmemente
Yo: ¡¿por qué?! – le pregunté a modo de súplica, me sentía tan humillado
Alejandra: esto fue tu idea, tú querías ver, yo quiero esto – me dijo autoritariamente
Pensé 2 segundos, pero ella sabía que lo haría así que ya no dijo nada, solo esperaba, descendí acomodando mi cara entre sus piernas, ella me veía con lujuria ¿lo disfrutaba? ¿O solo por humillarme? ¿Por joderme? ¿por qué estaba furiosa? ¿O de todo un poco? La vi a los ojos preocupado, ella abría bien las piernas y acercaba su coño a mi cara levantando la cadera, sin soltarlo aún
Alejandra: todo o te vas – me dijo firmemente sosteniéndome la cabeza con la otra mano, yo solo asentí, jamás me había sentido más humillado en mi vida, no sé si Randal miraba.
Ella sacaba el dedo de su agujero de placer, me tomaba con ambos manos la cabeza y me llevaba ahí y cerraba sus piernas alrededor de mi cabeza. Viendo tan de cerca su coño cremoso y sucio, tan boquiabierto parecía uno de esos obscenos videos donde chicas se meten pepinos o cosas más grandes en el coño y muestran cómo les queda de abiertos, olía amargo, todo me hizo revolverme el estómago. Ella no me dejó ver más que un segundo, rápidamente jalaba mi cabeza hacia su coño y yo comenzaba a lamer, la crema era más espesa de lo que pensarías, sabía amarga y salada, ella se retorcía un poco sin dejar de verme fijamente.
Lamía la amarga crema del hermoso coño rosado de mi novia, sentía cosas tan confusas que simplemente decidí apagar mi cerebro, ella se retorcía con mi boca en su vagina y me manejaba firmemente con ambas manos sobre mi cabeza, no dejaba de verme, me sentí bien, de alguna retorcida manera, teníamos un vínculo en ese momento.
Creo que ella intentaba acomodarme, ella manejaba mi cabeza con ambas manos viéndome curiosamente, me llevaba a un punto específico de su coño, me quitaba de sus labios exteriores, me colocaba firmemente más al centro, su coño estaba tan grande que podía meter mi lengua sin problemas, ella se retorcía.
Alejandra: todo o te vas – me decía con la voz quebrada por sus gemidos
Ella soltó sus músculos kegel (o algo así) y pude sentir como "se abría la puerta" la corrida espesa y amarga de Randal caía en mi lengua, el esperma de Randal escurría y parecía no tener fin, en serio era mucho. Intenté no hacer caras de asco, para no darles el gusto, pero cuando tragué un poco ayudándome con la lengua, hice caras de asco, ella me veía con una cara tan lujuriosa que jamás olvidaré. "Todo o te vas" me repitió con la voz quebrada, tragué como pude la enorme corrida de Randal, sabia amarga y salada, estaba tan espesa y caliente que no pude evitar hacer caras de asco escandalosas, tragué y me retiré rápidamente con asco sincero, el sabor jodidamente amargo y la textura espesa casi me hacen vomitar, cuando me retiraba pude tener una mejor vista de su coño sin toda esa espesa y obscena crema, ella estaba en serio boquiabierta del coño.
Tragué con mucha dificultad y ella me veía atentamente, ella se dio cuenta de que tragué y parecía complacida. Randal se acercaba a ella y se acurrucaban en el pasto. Adopté mi papel, si había tragado, si había visto todo sin participar, cuando menos pensaba disfrutar mi papel de tercero ahí con algo de charla sucia
Yo: te la follaste increíble, ella no hace esos ruidos conmigo – dije viéndolo, el sonreía, ella estaba acurrucada en su pecho.
Randal: ella vaya que tiene el coño apretado y delicioso – decía sosteniendo el lindo culo de mi novia, ella comenzaba a acariciar su flácida, aunque aun así increíble verga morena y sus enormes bolas, ellos se besaban.
Yo: ¿te folla más rico que yo? – pregunté nervioso buscando la cara de ella
Alejandra: jaja ¿tú que crees? – decía y los 3 reíamos, por momentos todo parecía relajado de nuevo, me tranquilizó un poco
Yo: vas a seguir cogiendo con el cuando regresemos ¿verdad? – pregunté a modo de súplica y por cachondo, ella sabía que pregunté en serio, me vio dulcemente por un momento, me besó en los labios amorosamente.
Alejandra: si… perdón – me dijo y se volteó a verlo de nuevo.
Ellos se besaban y está vez parecía que se ponían a lo suyo de nuevo. Se acariciaban y besaban apasionadamente. El de pronto se puso de pie y la llevaba a la orilla del jardín, yo estaba por seguirlos y él me dijo "espera" indicándome que me quedara ahí, ella lo siguió, tomados de la mano, platicaron 30 segundos y volvían.
"Que sucede?" Pregunté curiosamente, pero ellos me ignoraron y siguieron besándose y tocándose de pie frente a mí. Ella acariciaba la vara de Randal que comenzaba a ponerse erecta de nuevo. El volteó hacia mi y me dijo firmemente "acuéstate" yo me quedé un segundo pensando porque quería eso y para que, el repitió "acuéstate boca arriba" me acosté torpemente en el suelo esperando que sucedería, él tomaba a mi novia y la colocaba en cuatro patas encima de mi, cara a cara.
Ella me veía pero la situación era jodidamente incómoda, así que intentábamos no vernos a los ojos, ella gimió un poco, miré debajo entre sus piernas y podía ver la lengua retorcerse obsesivamente en el coño de mi novia, ella se retorcía tímidamente sin dejar de verme a los ojos ahora, podía escuchar los obscenos húmedos sonidos de la lengua y saliva de Randal tronando sobre el coño de mi novia. La lengua de Randal desaparecía y podía ver su barbilla, ella se retorcía un poco.
Alejandra: me está comiendo el culo – me decía cachondamente viéndome a los ojos
Yo: ¿te gusta? – pregunté tímidamente con la verga dura.
Alejandra: mucho – decía entre gemidos y empujando su culo contra la cara de Randal.
Él se levantaba, podía ver por el arco que formaban las piernas de mi novia sus enormes bolas colgando y su orgullosa enorme verga erecta posicionándose sobre contra su lindo coño. Volteé a verla nerviosamente, ella me veía también y tenía la misma cara.
Alejandra: perdón… – me dijo de manera triste viéndome a los ojos.
Yo: está bien ok te amo – dije débilmente, ella me besó, pero no respondió.
Randal esperó, o solo fue un timing perfecto, pero ella se separaba de mí y ella apretaba los dientes fuertemente, el gemía profundamente y ella se movía por la embestida de él. Randal comenzó a tomar ritmo, ella me veía y hacia esos ruidos a los que no acababa de acostumbrarme, tan guturales, tan primitivos, quejidos de dolor y placer, su cara se retorcía y ella me veía casi con lastima. El gemía profundamente y la llamaba zorra, ella solo gemía, hundió su cara en el pasto y rindió sus tetas contra mi pecho, pude ver la cara de el por encima del hombro de ella, el veía su lindo trasero atentamente y de vez en cuando me miraba gimiendo sin vergüenza. “El coño de tu novia me encanta” me dijo sonriendo y clavando toda su verga en ella, ella gritó histéricamente en mi oído.
Él se levantaba un poco, se ponía en cuclillas para penetrarla más profundamente, ella me volvía a ver.
Alejandra: perdón, pero él me gusta mucho… – me decía con la voz quebrada besándome dulcemente, él le clavaba la verga de golpe quedándose dentro de ella y ella gemía como histérica.
Yo: no te preocupes, te amo – le decía desesperado, buscando su mirada, necesitaba conectar con ella mientras él la penetraba.
Alejandra: lo seguiré viendo – me dijo viéndome a los ojos, Randal la penetraba de nuevo y su cara se deformaba.
Yo: ¿qué? ¿Cómo? – pregunté histérico.
Alejandra: lo seguiré viendo y no te voy a decir – me dijo viéndome a los ojos, con piedad, pero firmemente, yo me quedé serio sin saber que decir, el definitivamente escuchó porque comenzó a follarla sin descanso está vez.
Pasaron algunos minutos del escandaloso espectáculo y el paro de golpe, “voltéate” dijo el, ambos volteamos sin saber a qué se refería. “Ponte aquí Franco, con su coño en tu cara, como en un 69” me dijo, ella se levantó, yo me acomodé como él dijo, resignado, no me resistí más.
Ella se puso en cuatro patas sobre mi cara y el comenzó a follarla, me obsesionaba ver cómo esa enorme verga entraba en el pequeño coño de mi novia, ella gritaba y gemía, él la llamaba puta, ella le decía que era su puta. En un momento, el sacó su verga, ella respiraba histéricamente, y el condujo su verga hacia mi boca, dudé por un segundo que fuera lo que yo pensaba, pero el restregó la enorme cabeza de su verga húmeda contra mis labios, simplemente abrí la boca y lo deje entrar un poco, su verga sabía amarga, le di unos segundos de sexo oral en esa incómoda posición, intentando no hacer ruido y rogando que ella no se diera cuenta, el no dijo nada, era probable que ella no lo notara. Unos segundos, y el siguió follandosela. Nunca lo había hecho, me sentía confundido, pero resignado.
Él estaba penetrándola y sus bolas golpeaban mi nariz, me acomodé un poco y decidí lamer sus bolas lo mejor que pude mientras follaba a mi novia. Cuando el entraba por completo en ella y dejaba su verga entera dentro de ella, yo lamía sus bolas obsesivamente, odio admitir que lo disfrutaba.
Él le dijo de nuevo que eyacularía dentro de ella, ella ni siquiera dijo nada, solo lo permitió y pude sentir como sus bolas se retorcían en mi boca mientras intentaba comérmelas enteras y el las vaciaba dentro de ella.
Él se retiró, yo fui directo a su coño y me comí toda la corrida de Randal, está vez lo disfruté, con asco y dificultad, pero lo disfruté, sostenía firmemente su lindo trasero con ambas manos contra mi cara e intentaba lamer profundamente y comer todo lo que salía de ella. Ella no dijo nada, solo me dejó comer de su coño.
Nos retiramos, él se vestía y la llevaba lejos de mí, está vez no intenté seguirlos, sabía mi lugar. Él le decía cosas que yo no escuchaba, ella asentía. Ellos regresaron y se vestían, “volvamos” me dijo ella mientras se ponía el bikini y dejaba sus tetas al aire.
Volvimos caminando sin decir nada, ellos venían tomados de la mano, cuando la acercábamos al campamento yo quise decir algo de eso preocupado, que se soltaran, los demás podrían verlos, pero no dije nada, ellos no se soltaron. Entramos al campamento y yo estaba nervioso como el diablo vigilando que nadie viera.
Caminábamos hacia las casas de campaña y yo no sabía que decir, no tan lejos estaban Fausto y Laura, creo que veían hacia nuestra dirección, me puse jodidamente nervioso.
Yo: Alejandra… – dije rápidamente indicándole que ellos estaban ahí, ella los vio y no dijo nada, siguió caminando de la mano de Randal hacia las casas de campaña, el abría la suya y entraba, por fin soltaba a mi novia, me sentía tan aliviado.
Alejandra: dame la pastilla – me decía sin verme a los ojos.
Yo: si, deja voy por agua – le dije rápidamente y se la di en la mano, ella la tomó – ahorita te la tomas en la casa – dije y casi me iba, ella me detuvo del brazo, nos vimos, ella puso una mirada triste.
Alejandra: Franco… No dormiré contigo – dijo viéndome a los ojos, parecía que quería llorar.
Yo: no no no hagas esto por favor – dije suplicante, sabía que eso significaba que ella se quedaría ahí, por eso él no había cerrado la puerta
Alejandra: perdón en serio, pero no quiero dormir contigo, hablamos mañana ¿ok? – dijo viéndome tristemente, soltándo mi mano y entrando a la casa de Randal.
Intenté sostener su brazo débilmente, ella se soltó y entró a la casa de Randal, cerraron, volví la mirada atrás y Fausto y Laura veían atentamente sin poderlo creer. No supe que hacer o decir, solo me fui a mi casa de campaña, me encerré y lloré.
Estaba acostado pensando en ir, en rogar, en ordenarle que viniera, si era necesario pelearía con Randal, no sabía que hacer, pero entonces la escuché gemir, tímidamente, pero la escuché, seguido de una follada bastante escandalosa y fuerte, me quedé ahí, acostado, congelado, escuchando como ellos gemían, las húmedas y fuertes penetraciones, todos podrían escucharlos, nada más se escuchaba, patéticamente me masturbé 4 veces durante toda la noche escuchando como el disfrutaba a mi novia cuando menos 2 veces en su casa según intérprete por los descansos que tomaron y por fin me quedé dormido.