Eran pasadas de las 10 de la noche del 24 de diciembre cuando Misty se encontraba caminando por ajetreadas calles de su natal Ciudad Celeste con rumbo a su gimnasio, sin embargo a pesar de las fechas se podía ver claramente que la pelirroja estaba de muy mal humor, por lo que los transeúntes se apartaban rápidamente de su camino al verla pasar.
Pero la razón de tan habitual comportamiento no tenía nada que ver directamente con las fiestas decembrinas, sino con el hecho de que una vez había terminado como la sirvienta personal de sus hermanas mayores y durante todo el día se la había pasado cumpliendo las múltiples exigencias de estas.
Las cuales iban desde pasarse media mañana en la atiborrotada oficina postal, enviado regalos para las amigas de sus hermanas y recibiendo la impresionante cantidad de regalos que sus admiradores y pretendientes les enviaban, ir y venir por lo menos 3 veces de cada zapatería y tienda de la ciudad ya que sus hermanas no lograban decidirse sobre el atuendo que usarían y finalmente estar en una fila interminable para recibir los vestidos que sus hermanas habían llevado de último momento a la tintorería.
Después de 3 largas horas Misty por fin pudo recoger aquellos vestidos y sumamente agotada volvía a su casa, esperando que sus hermanas no le pusieran más labores, mientras se preguntaba quién reducía a la líder oficial del gimnasio Celeste a ser una simple mandadera.
"Admítelo Misty, tu misma lo hiciste" se recriminó a si misma.
Desde el principio debió desconfiar de sus hermanas, pero cuando ellas la llamaron y le pidieron que volviera para pasar "una Navidad en familia" ingenuamente pensó que sus hermanas en verdad querían pasar tiempo en familia y conmovida por las dulces palabras "llenas de amor" que le dedicaron ella decidió quedarse en Ciudad Celeste ese año, pero en cuanto llegó a casa se dio cuenta de las verdaderas intenciones de sus hermanas ¡Y el colmo era que ni siquiera podría acompañarlas a la gala en la alcaldía "porque era demasiado joven"! De modo que se pasaría la Navidad sola y atendiendo el gimnasio.
"El próximo año aceptaré cualquier invitación sin importar quién me la dé, pero no volveré aquí" pensó la furiosa chica, quien en este momento preferiría estar en cualquier parte del mundo.
La pelirroja seguía abstraída en sí furia hasta que al doblar en una esquina vio a un hombre disfrazado de Santa Claus, acompañado de una Jynx y un Delibird, por su aspecto parecía ser una de esas personas que recolectaban beneficencia para los desamparados en Nochebuena.
Recordando que a pesar de que su Navidad sería un asco había gente que la estaría pasando mucho peor, así que la líder de gimnasio reviso en sus bolsillos y encontró unas cuantas monedas y al pasar junto a él las colocó en una pequeña cajita que sostenía el Delibird, quien le entrego una esfera de cristal con nieve en el interior.
– ¡Muchas gracias amiguito! -agradeció la chica al observar el pequeño presente cuando esté comenzó a iluminarse con los colores más hermosos y exquisitos que hubiera visto en su vida, y lentamente su habitual mal humor fue desapareciendo para ser reemplazado por una cálida y embriagante sensación de alegría. Las furicas facciones de la chica se relajaban cada vez más, sus ojos verdes se tornaron vidriosos y vacíos y una estúpida sonrisa apareció en su rostro mientras empezaba a tararear una melodía navideña.
De inmediato los pokémon comenzaron a reclamarle al sujeto del traje rojo que esa chica no era parte de la exclusiva lista que les encomendaron y que además era muy joven para acompañarlos.
– Tranquilos chicos. Tengo un brillante plan para capturar a nuestros verdaderos objetivos y ella sólo nos ayudará con nuestro trabajo ¿No es así, señorita Misty? -afirmo Brock con calma.
– ¡Haré todo lo que me ordené! -respondió la chica de cabello naranja alegremente antes de recibir las instrucciones de su antiguo compañero de viajes.
Minutos más tarde el doctor y criador pokémon recibió las cajas que contenían a las hermosas "Hermanas Fantásticas" por lo que su misión estaba cumplida y ya no necesitaba a la líder de gimnasio, él estaba pensando en qué hacer con ella hasta que los pokémon que lo acompañaban decidieron meterla en un enorme calcetín navideño y dedicarlo a Tracey, el observador Pokémon y asistente personal del profesor Oak, y quien sin saberlo sería de gran ayuda para Brock.
Eran cerca de las 11:30 de la noche cuando el chico llegó al Gimnasio de Ciudad Celeste, el observador pokémon esperaba que Misty estuviera dispuesta para acompañarlo a recibir a todas las profesoras que estaban invitadas a la fiesta de Navidad del profesor Oak, y porque no acompañarlo en dicha celebración.
– ¡Hola! ¿Hay alguien en casa? -pregunto Tracey al entrar al silencioso y oscuro interior del gimnasio, el sabía que las hermanas de Misty estarían en la fiesta en la alcaldía de la ciudad y por lo tanto Misty se quedaría sola en el gimnasio, pero el no encontrar a nadie le daba muy mala espina.
– ¿Qué es esto? -se preguntó el chico de la bandana roja cuando entro a la sala principal, la cual estaba bellamente adornada pero sin nadie en su interior, pero lo que más le sorprendió fue el enorme calcetín multicolor que colgaba de una de las paredes y que según una pequeña tarjeta estaba para dirigido a él.
Tracey estaba examinando con cuidado la tarjeta cuando el interior del misterioso calcetín comenzó a moverse, pero antes de poder algo el asistente del Profesor Oak sintió como un par de enguantados brazos rodeaban su cuello y recibía un fugaz pero apasionado beso en los labios.
– ¡Aquí está tu regalo, cariño! -anuncio Misty antes de comenzar a arrastrar al chico junto a ella al interior del calcetín, no sin antes tomar el Pokégear de Tracey de su bolsillo y arrojarlo al suelo.
– Misty cumplió a la perfección con la última orden que le di ¡Así que ahora disfruta de tu regalo, mi buen amigo! -dijo Brock con una sonrisa al tomar el aparato del chico y tras averiguar lo que necesitaba salió del gimnasio
Mientras tanto Tracey sentía como si estuviera en una interminable caída libre junto a la líder de gimnasio hasta que delicadamente tocaron tierra y lo que vio sencillamente lo sorprendió, ya que aquel lugar parecía una estampa navideña hecha realidad.
Frente a sus ojos estaba en una confortable estancia adornada con múltiples muebles y un enorme y bellamente adornado árbol de Navidad en una de las esquinas, en el centro del lugar había una mesa llena de dulces y postres mientras que la tonada de "Rockin' Around The Christmas Tree" llenaba el lugar.
"Debo haberme golpeado la cabeza y todo esto es un producto de mi imaginación" pensó el observador pokémon muy confundido antes de tomar asiento en uno de los mullidos sofás de aquel extraño lugar, cuando el tenue sonido de unas campanillas llamó su atención.
– ¡Felices fiestas, Tracey! -anuncio una voz que el chico conocía muy bien y que lo hizo voltear hacia la mesa, en donde se encontraba la imagen más irreal que había visto en toda su vida.
Sentada frente a la mesa y comiendo confites de bayas con toda tranquilidad se encontraba la bien llamada "Sirena Marimacho de Ciudad Celeste" usando un diminuto y revelador vestido rojo mientras cruzaba las piernas dejando ver a la perfección que calzaba unas zapatillas rojas de tacón alto.
"¡Esto definitivamente es un sueño!" se dijo a si mismo el chico sin despegar sus ojos de la chica y tomar nota de su atuendo, el como aquel diminuto vestido dejaba ver un leve rastro de lo que parecía ser una panty de color negro cuando ella movía sus piernas enfundadas por unas medias rojas y como sus manos, cubiertas con guantes a juego con el resto del conjunto, tomaban los pequeños trozo de baya caramelizada antes de llevarlos a su boca, la cual parecía estar pintada de rojo.
Para Tracey no había ninguna duda de que aquella sensual imagen parecía haber sido extraída de sus más húmedas fantasías y antes de poder reaccionar vio como la chica se ponía de pie y tomaba la charola de dulces para acercarse a él, pero en lugar de su habitual y poco femenino andar en esta ocasión la pelirroja movía sus caderas de un lado a otro de forma erótica y traviesa, antes de tomar asiento junto a él.
– ¿Gustas, cariño? -pregunto la chica con tranquilidad mientras le ofrecía la bandeja de dulces a lo que un abrumado Tracey trato de tomar algunos trozos de baya, pero debido a la nada natural cercanía de la chica sus manos no dejaban de temblar y no podía sostener ningún dulce por más de unos segundos.
Para su gran sorpresa la chica de cabello naranja metió varios trocitos de dulce en su boca y de manera inesperada se acercó a él para besarlo con pasión, el cual correspondió por mero instinto aunque de forma bastante torpe y para evitar ahogarse tuvo que separarse de forma brusca sin dejar de toser para recuperar el aliento perdido y sacar los dulces que la chica metió en su boca.
– ¡¿Tienes poca práctica, verdad cariño?! -dijo la chica entre pequeñas risas, que eran muy diferentes de sus habituales risas burlonas, pero aun así Tracey no respondió más por orgullo que por otra cosa, para él era en extremo penoso que la chica supiera de su prácticamente inexistente experiencia en esa delicada área.
-Descuida cariño, tenemos toda la noche para practicar -anuncio Misty mientras señalaba los adornos de muérdago que colgaba por todo el techo de la habitación, quien tragó saliva ante la idea de lo que pasaría a continuación y torpemente se levantó de su lugar.
– ¿Qué tal si bailamos primero? -dijo de forma cohibida y esperando uno de los habituales ataques de ira de su ex-compañera de viajes, pero lo que sucedió a continuación sencillamente lo dejo sin palabras.
-Si tu deseas bailar cariño, entonces bailemos -respondió la chica con un tono que sólo podría describirse como sumiso y una sonrisa pícara en su rostro, antes de incorporarse y tomar la mano del observador pokémon para guiarlo al centro de la sala y comenzar a bailar.
Tracey realmente creía estar atrapado en algún tipo de fantasía erótica ya que los habituales y erráticos pasos de baile, que Misty solía llamar "pasos de moda" para disimular que no sabía bailar, habían sido reemplazados por delicados y sensuales movimientos bastante impropios de su compañera de viaje.
Él era uno de los pocos chicos que pensaba que si "La Sirena Marimacho" pudiera controlar su mal genio y cambiar un poco su agresivo temperamento por uno más femenino sin duda sería una chica encantadora, incluso más que sus hermanas. Esa siempre fue una de sus mayores fantasías y en ese momento parecía estar materializada justo frente a sus ojos y sólo para él.
Tracey lentamente comenzó a perder su habitual timidez sencillamente porque creía estar dentro de una fantasía, así que dejándose llevar por el calor del momento comenzó a besar a su compañera de baile. Los inocentes e inexpertos besos entre ambos chicos cada vez se volvían más duraderos y pasionales, ya que ella no tardó en poner sus brazos alrededor de su cuello a lo que el correspondió colocando sus brazos alrededor de la cintura de Misty.
Las dedos de la chica de color naranja recorrían el pecho del observador pokémon como si fueran hábiles arañas hasta llegar al borde su habitual camiseta verde para comenzar a levantarla, lo cual aún tomo por sorpresa al chico pero decidió no resistirse y disfrutar del momento, aunque en el fondo quería más.
"Después de todo esto es solo un sueño" pensó el chico y con mucha cautela comenzó a bajar sus manos para levantar el vestido de su pareja y tocar su trasero, lo cual ocasiono que sus labios se separaran y el rápidamente se alejará temiendo lo peor, pero en lugar de eso ella se limitó a sonreír.
– ¿Te gusto lo que sentiste, cariño? -pregunto la chica de forma pícara esperando una respuesta del chico, quien trataba de procesar lo que estaba pasando, antes de mover un poco su cabeza a modo de asentimiento.
– ¡Me alegra tanto escuchar eso! -respondió ella de forma alegre antes de acercarse al chico y susurrarle suavemente al oído – Pero no estés nervioso, cariño. ¡Esta noche soy tu regalo y haré todo lo que me pidas!
Oír aquello de parte de Misty fue suficiente para convencer al observador pokémon de que todo aquello era una excitante fantasía y que lo mejor que podía hacer era disfrutarla hasta el final.
– Oye cariño ¿Y si pudiéramos abrir nuestros regalos de una vez? -pregunto la líder de gimnasio de forma coqueta, lo cual el chico no entendió hasta que ella le señaló el sofá en el que habían estado sentados y el cual ahora era una enorme y confortable cama, haciendo que un impresionante rubor invadiera su rostro mientras ella tomaba su mano y lo hacía caer en la cama.
-Espero que no te moleste que sea la primera en abrir su regalo -menciono la chica de cabello naranja de forma pícara antes de ponerse de rodillas frente al chico y con gran habilidad comenzó a bajar sus pantalones y bóxer al mismo tiempo para dejar su erecto falo completamente al descubierto.
El solo pensar en la idea de que la indomable y rebelde "Sirena Marimacho" estuviera de rodillas a sus pies y viendo su pene como si fuera lo más impresionante del mundo era lo suficientemente excitante para Tracey, pero en cuanto ella acercó su rostro para comenzar a lamer su miembro su excitación aumento como la espuma.
Con una habilidad que Tracey jamás espero de la chica, está lamía su miembro de forma delicada y sensual como si se tratara de su dulce favorito, antes de comenzar a introducirlo en su boca hasta meterlo por completo.
La excitación que el observador pokémon sentía por aquel tratamiento de ensueño de parte de la chica que siempre deseo cada vez era mayor, por lo que no era de sorprender que no tardará mucho en correrse dentro de la boca de la chica, en un principio pensó que aquello le molestaría pero al ver que ella sonreía antes de tragarse su semen con gusto basto para excitarlo de nuevo.
– ¡Eso estuvo muy rico, cariño! -comento ella, relamiéndose los labios, mientras se ponía de pie -Y dime Tracey ¿Queres abrir tu regalo? – preguntó la líder de gimnasio de forma provocativa, pero en lugar de palabras la respuesta que recibió fue que él también se pusiera de pie y comenzará a levantar su vestido.
Tras observar detenidamente como la "Sirena Marimacho" estaba posando para él usando únicamente un revelador conjunto de sostén y tanga negra y sus medias, el cual resaltaba sus pequeños pechos, su bien formado trasero y sus torneadas piernas, antes de comenzar a remover las diferentes prendas una por una mientras ella se deshacía de su camisa.
Una vez desnudos ambos chicos comenzaron a besarse de forma pasional, tocando con frenesí cada parte de sus cuerpos antes de caer en la cama, él sobre ella, el calor del momento era demasiado como para pensar en cual otra cosa y cuando se dieron cuenta el nuevamente erecto pene del chico estaba comenzando a entrar dentro de la intimidad de la chica.
-Misty ¿Acaso tú? -preguntó Tracey entre sorprendido y nervioso al sentir una delicada barrera que impedía su avance, él no era ningún tonto y sabía que eso solo significaba una sola cosa: Misty aún era virgen.
– ¡Hazlo cariño, lo necesito dentro de mi! ¡Pero con cuidado, por favor! -imploro la excitada chica mientras que sus piernas rodeaban la cintura su pareja para impedir que pudiera salir antes de tiempo.
Así que atendiendo a las suplicas de la chica Tracey comenzó a embestirla, rompiendo para siempre la membrana que protegía el interior de la chica y dándole un breve minuto de descanso antes de moverse de forma cada vez más frenética y ruda.
Durante varios minutos los gemidos de la chica y el ruido de las embestidas del chico inundaron por completo aquella extraña habitación, ambos chicos estaban a punto de llegar al primer orgasmo de sus vidas cuando…
– ¡Voy a correrme dentro Misty! ¡Voy a llenarte con mi semen! -exclamo Tracey con una determinación nada propia de él, haciendo que ella sonriera complacida y lo besara en señal de asentimiento, después de todo aquello sólo era uno de sus tantos "sueños" con la chica y él quería terminarlo de la mejor manera.
Cuando finalmente llegó a su clímax, llenando con su semilla el interior de la chica, puso toda su atención en observar el rostro de su compañera mientras llegaba al orgasmo, grabando hasta el último detalle antes de caer exhausto y feliz de finalmente llegar al clímax, después de todo aquello era sólo un erótico "sueño" un producto de su imaginación así que no había nada de que preocuparse.
A la mañana siguiente el chico despertó en una de las tantas habitaciones del gimnasio de Ciudad Celeste, totalmente desnudo y con Misty aún dormida a su derecha, por un momento pensó en salir corriendo del lugar pero el que la chica a su lado comenzará a moverse no lo ayudaba en nada.
El impresionante gritó de terror que produjo la chica al darse cuenta de que estaba desnuda y junto a a Tracey fue tal que resonó por todo el gimnasio e incluso en los alrededores de este, así que una vez que el asistente del Profesor Oak se recuperó de la fuerte cachetada que recibió de la chica, y que ambos estuvieran vestidos comenzaron una incómoda conversación acerca de lo que ocurrió la noche anterior.
Misty, quien no recordaba nada después de haber recogido los vestidos de sus hermanas, escuchaba atónita como el muchacho trataba de explicarle que la encontró dentro de un calcetín gigante que estaba dedicado para el, aunque el mismo entendía lo poco coherente que era la situación.
El primer pensamiento de la agresiva "Sirena Marimacho" era que esa era la excusa más ridícula que había escuchado en su vida, pero algo en el tono de voz y la expresión de su amigo le decía que no mentía, por lo que trato de recordar algo que pudiera haber desencadenado aquella extraña situación.
Un sepulcral e incómodo silencio reinaba en la estancia, mientras ambos presionaban a sus cerebros para recordar, cuando el sonido del timbre del gimnasio rompió el ambiente y la chica se levantó para abrir la puerta.
Por un instante el chico pensó que ese era el momento perfecto para retirarse discretamente y evitar que las hermanas de Misty iniciaran un verdadero escándalo, pero al escuchar un fuerte gritó de la líder de gimnasio supo de inmediato que era una pésima idea.
Tracey tenía un justificado miedo por entrar a aquella sala y encarar tanto a Misty como a sus hermanas, pero decidió hacerlo de todos modos, así que decidió abrir la puerta pero en lugar de las "Hermanas Fantásticas" encontró a la líder de gimnasio hablando con un empleado del alcalde de la ciudad.
Al parecer durante el sorteo que hubo en la fiesta del alcalde sus hermanas se habían ganado un nuevo viaje alrededor del mundo, el cual decidieron tomar de inmediato sabiendo que ella se encargaría del gimnasio, lo cual por supuesto hizo enfurecer a la chica y sin perder tiempo llamó directamente a Lance, el Campeón de Kanto y Johto, para informarle de la irresponsabilidad de sus congéneres pero el no podía hacer nada.
Ella no respondió así que sólo colgó y cuando se dio cuenta de que Tracey estaba observando se levantó de la silla dónde estaba para abrazar fuertemente al chico, quien la envolvió en sus brazos con cariño y le susurró algo que la chica necesitaba escuchar.
"No estas sola"
Algunas semanas después Tracey había visitado varias veces a Misty pero en esta ocasión el chico se percató que después de una batalla la chica pareció sentirse mal así que la acompañó al baño. Al salir ella le contó que ya llevaba algunos días sintiendo algunos malestares, lo cual los hizo pensar en una posible causa, así que con mucha pena decidieron realizar una prueba de embarazo.
Mientras que la líder estaba en el baño Tracey esperaba impaciente por el resultado, pero sabía que sin importar el resultado le entregaría la sortija que tenía guardada en su bolsillo y no dejaría que Misty volviera a estar sola.
Varios meses después, en la fría noche de un 24 de diciembre, el gimnasio de Ciudad Celeste bullía de actividad y no podía ser de otra forma cuando Misty, la líder de gimnasio, y su consorte Tracey Skrecht estaban recibiendo a sus amigos más cercanos.
Después de todo ese año era muy especial para la pareja ya que era la primera Navidad de su pequeña Aurora, quien había heredado el cabello negro de su padre y los ojos color aguamarina de su madre, y jugaba alegremente con el peluche en forma de Caterpie que su gran amigo Brock le había regalado.
Tanto él hecho de que su moreno amigo hubiera decidido comprarle ese peluche en particular a su hija, sabiendo de sobra lo mucho que ella odiaba a los tipo Bicho, y que no hubiera ido a la fiesta con el pretexto de tener un importante compromiso que atender hacían molestar a la chica
"¡Habiendo tantos pokémon lindos entre los que podías elegir tenías que escoger a un Caterpie! ¡Te juro por Arceus que tus orejas no volverán a ser las mismas la próxima vez que te vea!" pensó la líder de gimnasio con furia, pero al ver la dulce sonrisa de su hija se calmó un poco, después de todo si fue capaz de soportar al Caterpie de Ash hasta que evolucionó a Butterfree bien podía aguantar a un peluche.
Y precisamente mientras recordaba al atolondrado chico fue que sonó el timbre del gimnasio y pudo ver que sus nuevos invitados eran precisamente Ash, quien estaba tomando la mano de su esposa Serena, y venía junto a su madre Delia y a su suegra Grace, quienes a su vez discutían por ver quien sostendrá a su adorable nieta.
– ¡Feliz Navidad! -saludo la familia Ketchum al momento de entrar al gimnasio y tras un intercambio de afectuosos abrazos y hacer las presentaciones pertinentes todos pasaron al salón principal en donde los esperaban sus demás invitados.
– ¡Oye Ash! Aunque Brock no pudo venir dejo un regalo para la pequeña Sophie -anuncio el ayudante del profesor Oak después del festín y señalando un enorme regalo bajo el árbol de Navidad, por lo que el chico tomo a la pequeña en sus brazos mientras que Delia y Serena se encargaban de desenvolverlo y llevarse una gran sorpresa.
En cuanto la pequeña Sophie vio que su regalo era un Rhyhorn montable de madera desesperadamente trato de soltarse de los brazos de su padre para montar su nuevo juguete, causando miradas de ternura en todos los presentes aunque una persona veía el juguete con una mirada inquisitiva.
"Arceus ¿Qué clase de indirecta me estás dando?" se preguntó Serena al ver como su hija montaba alegremente sobre el juguete, pero no hubo necesidad de contestarse ya que alguien más lo hizo.
-Todo parece indicar que a diferencia de su madre la pequeña Sophie continuará con la tradición familiar y será una corredora Rhyhorn tan buena como su abuela -intervino Grace con orgullo al ver a su nieta tan feliz.
Mientras que todos veían la divertida discusión que Grace y Serena tenían sobre el futuro de la pequeña, Delia tomo a la pequeña Aurora en sus brazos y se acercó para preguntarle algo a su madre.
– ¿Y tus hermanas finalmente regresan al gimnasio, querida? -preguntó la madre de Ash de forma amable, por experiencia propia sabía que ser madre era una labor de tiempo completo durante los primeros años y no le agradaba la idea de que Misty y la pequeña Aurora pasarán dificultades.
Aquella pregunta le recordó a la líder de gimnasio que ya tenía un año, desde aquella Navidad en donde concibió a su querida hija, que no tenía ninguna noticia de sus hermanas pero cuando se disponía a contestar el timbre del gimnasio sonó una vez más lo cual sorprendió a todos los presentes.
En un principio todos se imaginaron que sería el Brock, quien habiéndose librado de su misterioso compromiso decidió llegar tarde a la fiesta, pero en lugar del Doctor Pokémon las personas que llegaron eran Daisy, Lily y Violet, las hermanas de Misty, y quienes lo primero que hicieron fue lanzarse a los brazos de su hermana menor y pedirle sinceramente que las disculpara por todo dando lugar a una tierna escena en donde las "Hermanas Fantásticas" pudieron conocer a su pequeña sobrina.
De esa manera el inesperado regalo navideño que Tracey recibió hace un año terminó uniendo a la familia de su esposa de una forma en que no lo había estado antes, mientras eran rodeados por el cariño de sus invaluables amigos.
Todo sin saber que en el techo del gimnasio el verdadero responsable de aquel milagro de Navidad, los veía con atención para seguir con su labor y obtener su tan merecida recompensa.
¿Fin?