Cuando estaba en secundaria nos hicimos amigos con un flaco macanudo que cursaba un año adelante del mío. "Flaco" es un decir porque no era flaco, tenía un físico más bien normal.
En fin que me daba una mano con los trabajos, a veces algún partido de fútbol, playa, televisión, algunos juegos y novias eran parte de nuestros tiempos.
A veces pasaban 2 o 3 semanas sin encontrarnos y entonces pasábamos horas contándonos las novedades.
Por ese entonces teníamos alrededor de 21 años o poco más, no recuerdo.
Uno de nuestros pasatiempos adquiridos hacía algunos meses cuando no estaban nuestros padres en casa (en la de él o en la mía) era mirar porno y pajearnos como locos 2 o 3 veces seguidas.
En plena paja una tarde de sábado que estábamos solos hasta el lunes me dice Ricardo (así se llama mi amigo):
– ¿Y si me pajeas tú y yo a vos?
Me quedé pensando sorprendido sin decir palabra cuando me insiste:
– Dale, nadie se va a enterar y no es ser marica. Seguro que será mucho mejor.
Y sin decir palabra me agarra la pija que casi ya se estaba bajando totalmente distraído, y me empieza con el sube y baja lo que me pone al palo sin darme cuenta ni tiempo.
Lo dejo hacer totalmente enajenado por el placer, toma mi mano y la coloca encima de su pija que era un poquito más gruesa que la mía. Siento la carne caliente y suave y lo empiezo a pajear pero solo para que el no interrumpa su trabajo que venía de buenísimo de placentero.
No demoramos ni 5 minutos en avisar que estábamos a punto de largar lechita. Ninguno dijo nada y seguimos con la paja que hizo saltar chorros de leche y quejidos. Ninguno sacó la mano que quedó embardunada de lechita blanquita y caliente.
Miró hacia mi pija exprimiéndola y cuando ya no salía nada la soltó, yo quedé exhausto y el igual.
Así seguimos los siguientes 2 días y nos acostumbramos a pajearnos cada vez que podíamos incluso manejando.
Pasaron 3 meses y sus padres se fueron de vacaciones aprovechando un feriado largo de 4 días. Me llama para ver si quería acompañarlo y confirmar a sus padres que yo quedaría acompañado, a mamá no le gustaba que yo quedara solo.
En plena paja y video porno como de costumbre estábamos el primer día solos en casa de Ricardo cuando me dice:
– ¿Vamos hacer un 69?
– ¿Vos estás loco? eso es de putos
– ¿Porqué? -me dice-. Nadie te va a coger el culito y tampoco nadie se va a enterar además, ¿vistes como gozan en la peli? ¡debe ser buenísimo! -termina diciendo entusiasmado-
Me quedo pensando y sospechando que ciertamente debe ser de otro mundo la sensación, así que le digo:
– Bueno, una vez para ver como es pero antes nos duchamos no creo que me gustara el olor a huevos y quien sabe que más.
– jajajaja dale, buena idea vamos al baño de mi dormitorio.
Entramos en su dormitorio y él ya estaba casi en bolas, sin esperas entro a la ducha y abrió los grifos esperando se templara el agua.
Me quité ropa sin apuro dudando un poco cuando su voz me apura diciendo que el agua caliente podría terminarse.
En bolas entro a la ducha y me pide que le enjabone la espalda mientras se da vuelta mostrándome su blanco culito redondito que sin poder evitarlo me deja la pija dura.
De pronto se da vuelta me dice déjame a mi tomando el jabón y enjabonándome el pecho y bajando hasta mi pija que está a tope.
Me la lava con dedicación tal que cualquiera diría me está pajeando, cosa que me ponía reloco.
De pronto se agachó, corrió el forro de la pija, dejó caer agua encima y me la empezó a mamar.
Casi me desmayo de placer, ¡que goce indescriptible!
Siguió mamando mientras su mano subía y bajaba el forro hasta que no aguanté más y le aviso que me viene la leche. Su mano izquierda me toma de los huevos haciendo una especia de anillo, la derecha aprieta el tronco y siento que la leche me sale a borbotones sin poder evitarlo. Miro abajo y veo la lechita saliendo por la comisura de su boca mientras me exprime la pija.
Casi me desmayo en la ducha. Se levantó, lavó mi verga y huevos para luego subir hasta mi pecho y me susurra en el oído:
– Te toca, te aseguro que no es desagradable para nada.
Me agacho con el jabón, le lavo la pija, la enjuago y me la meto en la boca y comienzo a mamar. No me desagradó así que me esmeré dándole buenas chupadas en la cabeza de la pija como a mi me gustaba sentirle hace unos momentos.
Ni 3 minutos demoró en avisarme que ya no aguantaba más.
Sentí un fuerte chorro de leche espesa en mi paladar, en seguida otro y no pude evitar que algo siguiera por mi garganta.
Mi mano en el tronco de la pija hacía de tope para que sus empujones no me ahogara. Impresionante la leche que soltó, ni en mis tiempos de larga sequía me salía tanto. Evidentemente estaba recaliente.
Quedamos en silencio, terminamos de bañarnos ya casi agua templada tirando a fría y en pelotas nos secamos y como estábamos nos fuimos a su cama que era de plaza y media.
Encendimos el tv y comentamos:
– Impresionante, tremendamente bueno ¿verdad? -me dice-
– Totalmente increíble -le respondo aún un poco agitado y cansado-
– Me salió leche como nunca sentí -agrega-
– Y a mi….
Callamos y nos dispusimos a ver la peli que pasaban (no era porno)
Como a la hora más o menos Ricardo se coloca de costado, coloca su cabeza en mi abdomen y juega con mi verga corriendo el forro arriba y abajo.
2 minutos tardó en quedar la pija como un fierro. Me hace una lenta y profunda chupada de pija que me deja flipando.
A continuación se da vuelta y su pija queda frente a un costado de mi cara. Me giro a un costado y se la agarro pajeandolo lentamente.
Su verga estaba como un fierro, gotas de "juguito" de la previa le salían casi de continuo..
Esta vez nos mamamos más despacio, sin tanta fuerza y más lento. Tardamos al menos 10 o 12 minutos mamando al final ni siquiera nos avisamos que "venía lechita". Se la tragó toda y estoy seguro la disfrutó. Yo un poco dentro y otro fuera para que disfrutara como yo.
Con el tiempo nos hacíamos una mamada en cualquier parte y me entero porqué siempre estaba dispuesto a chupar mi pija aunque el no obtuviera retribución.
A los 2 meses más o menos de estas terrible mamadas a veces diarias, estando en la ducha del gimnasio y teniendo poquísimo tiempo antes que llegara gente le digo que ganas de echar un polvo y sin esperar se agacha y empieza a mamármela con fuerza y profundo.
Yo estaba en bolas y el con el boxer pero con la pija fuera y al palo.
Estaba ya largando gotitas la previa a la lechada, apura la paja y solo me chupa la cabeza para apurar el polvo.
Empiezo a acabarme cuando me da por mirarle y veo que su verga dejaba un charco de leche en el piso sin que ninguna de sus manos le tocara (estaban ocupadas con mi verga).
Ahí me di cuenta porque siempre estaba dispuesto a mamarmela aunque yo no le retribuyera y le pregunto desde cuando le pasa eso.
Me dice que desde las primeras mamadas se dio cuenta que le excitaba enormemente cuando sentía que me venía y cuando mi leche llegaba a su boca se acababa sin tocarse.
Esto sin contar que le gustaba y disfrutaba mucho mamar mi pija así que cuando salíamos algún lado y había alguna probabilidad de echar un polvo se colocaba unos paños entre su verga y el calzoncillo para no manchar el pantalón.
Me gustó muchísimo el saber que disfrutaba tanto como yo así sin culpa le dejaba mamar donde quisiera y se pudiera, todo fue más divertido porque no me quedaba con la culpa de no retribuirle el placer que me provocaba a mi.
Han pasado muchos años desde entonces, nos hemos casado y escribimos muchas historias que si queréis conocer, votad o comentad.