Esta es la tercera y última parte de este relato. En la primera parte cuento de cómo conocí y de cómo terminamos teniendo una tarde de placer con Brenda, una chica de solamente 19 años y quien trabaja en un café que visito y también es estudiante universitaria a tiempo completo. Ella cree que me dedico a escribir y le hice llegar un relato erótico donde un hombre de 56 años desea acostarse con una chica joven que casualmente tiene la edad de Brenda. En otras palabras, le estaba diciendo en ese escrito de una forma muy explicita de cómo deseaba poseerla y con lujos de detalles le decía todo lo que le quería hacer. En la segunda parte comienza ese contacto sexual y Brenda experimenta su primer orgasmo con un hombre de forma oral y luego un multi orgasmo por vía vaginal. Ya en este último escrito ustedes descubrirán el último paso en esa la cual es mi típica rutina en este deporte exquisito de la cama.
Había tenido un orgasmo múltiple y lo sabía porque su respiración se relajaba y segundos después se volvía profusa y entre sus gemidos me pedía que le sacudiera la verga en esa vagina. La verdad que después de sentir frío al comienzo de esta experiencia, terminé sudando entre las cobijas que cubrían nuestros cuerpos y, si no terminé con una segunda eyaculación es que ya a mi edad me toma mucho más tiempo correrme una segunda o tercera vez. Creo que eso es una ventaja para una buena experiencia sexual para una chica joven y con ese impulso joven para obtener un orgasmo y en este caso multi orgásmica, aunque creo que la mayoría de las mujeres son multi orgásmicas y solo falta alguien con el potencial para que una mujer lo experimente. Para mi la clave es tomarme el tiempo y ya que la mayoría de las mujeres son muy auditivas, pues ese sexo oral y, no me refiero al contacto de una conchita y mi boca, me refiero a usar palabras que calienten y exciten a cualquiera. Creo que eso le encanta a muchas mujeres y a Brenda le encantaba que le dijera las cosas que deseaba hacerle cuando lentamente la penetraba. Eso de penetrar a una chica y besarle los lóbulos y decirle o hablarle eróticamente las pone al borde del orgasmo, siempre me ha dado buenos resultados.
Ahora mi tercer y último paso es conquistar y penetrar un buen culito y obviamente el sexo anal no es para todos, pero si lo vas a experimentar la primera vez o esta sea la veinteava vez, la clave es paciencia y mucha lubricación. Ahora, también debe haber una gran dosis de confianza y eso lograrlo en una primera vez es cuestión de hacer gozar sexualmente a tu pareja en esos primeros dos pasos. La mayoría de las mujeres creo que tienen el pudor y regularmente no te lo dejan probar en la primera oportunidad, pero si las tienes al borde del orgasmo, en ese punto no se piensa mucho y terminan cediendo y si se los haces bien, hasta se pueden volver adictivas al sexo anal. Con Brenda quien venía de gozar un múltiple orgasmo fue cuestión de seguir dándole placer.
Después que se fue a dar una breve ducha al cuerpo, salió envuelta en una toalla donde yo la esperaba sentado contra el espaldar de la cama. Llegó a darme otra mamada ya que mi verga se encontraba flácida. Me la volvía a parar y luego se sentó sobre mis piernas y mi verga volvía a penetrarla no sin antes ponerme otro condón. En esa posición le chupaba las tetas, cosa que Brenda me decía que le encantaba. Ahora ya sin calzones, totalmente desnuda ocupaba la humedad de nuestras secreciones y comencé a masajear sus nalgas, pero sobre todo masajeaba delicadamente su ano. Le chupaba sus dos tetas, tenía mi verga en su vagina y mis dedos masajeando su ojete. Después de unos minutos en esa posición le dije al oído que me quería comer su culito y ella automáticamente se levantó y se puso en cuatro y me dijo: – Es todo suyo.
Que precioso es ver y escuchar una chica que se te ofrezca de esa manera. Con eso me decía que me tenía confianza, con eso me corroboraba que lo que había vivido conmigo lo estaba disfrutando. Que delicioso era ver ese paisaje de un culito redondito y sólido de una chica de 19 años. Podía ver esos dos orificios que eran un bonito paisaje desde mi ángulo y podía distinguir esa sombra blanca en una piel de tez clara, de los calzones que deben ser bikinis los que regularmente usa Brenda. Comencé a besarle desde la última vertebra de su columna y tomé posición para besarle los pliegues de sus nalgas. Al principio la sorprendió la sensación de la cosquilla, pero luego le fue encontrando placer sexual cuando llegué a besar la entrada de su ano. Miraba como contraía su ojete, en esa piel corrugada del ano y que mi lengua se iba a dar gusto en chupar y que sabía Brenda también iba a disfrutar.
La tenía en cuatro y miraba como la piel de sus nalgas se erizaba al contacto de mi lengua. Gemía pausadamente y le temblaron las piernas cuando de repente comencé a tocarle con un dedo su clítoris. Al principio fue un roce delicado con mi dedo en su clítoris mientras le chupaba el culo, hacía una pausa y solo le seguía chupando el culo y regresaba con mi dedo y se lo golpeteaba con un poco más de fuerza y Brenda solo me dijo entre un gemido pausado: Usted no sé si es un diablo o un ángel para coger, pero esto me va a volver loca… me lo imaginé en el relato, pero esto… que rico, me va a hacer acabar. – De esa manera continué pausadamente y cuando pasaron los minutos y su pelvis se movía como queriendo encontrar esa fricción de su clítoris con mis dedos, en ese momento solo fue un masaje de mi lengua en su rico culo mientras con mis manos le abría las nalgas. Muchas chicas me han dicho que en ese momento que sienten que les abro las nalgas con mis manos mientras mi lengua hace por penetrarles el culo me han dicho que es una sensación indescriptible y precisamente en ese momento Brenda comenzó a mover su pelvis como si mi lengua fuera una verga y solo ahogó su gemido llevando su rostro a la cama y solo me dijo: ¡Métame la verga, me está haciendo correr!
Por lógica se la dejé ir por la conchita y esta mujer aullaba cuando se la metí. Le di un embate bestial y esa cama no sé cómo no se quebró, pues parecía que colapsaba. En ese orgasmo comencé a masajear con más presión su ano con mis dedos al punto que el primer falange de mi pulgar está adentro de su culo. Que rico, que delicioso era escuchar a esta mujer gozar este orgasmo. Cuando se recuperaba me abrazó y pude ver lagrimas de placer. Me tocó la verga que se ponía flácida y se agachó y me quitó el condón y me la comenzó a mamar con cierta desesperación. Me la volvía a parar con esa rica mamada y me dijo: Ábrame el culo, que es lo que usted quiere, ¿verdad?
Se volvía a poner en cuatro y con ese culo dispuesta a recibir mi verga. Le eché saliva a mi verga y comencé la penetración. Su culo apretado me negaba la entrada, pero poco a poco con la dilatación con mis dedos ese anillo comenzó a ceder. Mi glande entró y centímetro a centímetro la mayor parte de mi verga entro. Se lo estaba haciendo sin condón y sentía como ese culo se comprimía. Escuchaba los gemidos de Brenda y de repente sentí como Brenda me tomaba en esa posición con su mano los huevos y me los comprimía también. La sensación fue tan rica, tan deliciosa y comencé un vaivén que solo pasó un par de minutos y sentí los espasmos en la espalda baja, una corriente subiendo mi cabeza y volvía a bajar a mis piernas. Mis testículos se volvían a fruncir y expulsaron mi segunda corrida. Se la saqué hasta que mi verga se puso flácida de nuevo y mi esperma comenzó a salir de ese culito primeramente con unas cuantas gotas y luego salió como un pequeño riachuelo que se extendió en su entrepierna.
Nos fuimos a bañar y Brenda descubrió un pequeño sangrado de su culo y le dije que eso era normal. Nos secamos y nos recostamos en su cama y teníamos una plática trivial. Luego pensé que la sesión terminaría, pero esta chica me sorprendió con algo que me pidió y que ella quería vivir. Quería que le chupara la panochita, pero ella quería sentarse en mi boca. Tomamos la posición para que ella se apoyara con el espaldar de la cama. Me puso su panocha en la cara y comenzó con un vaivén semi lento primeramente y podía sentir como su concha soltaba un riachuelo de jugo vaginal y en minutos todo mi rostro estaba mojado. Movía las caderas friccionando su panocha sobre mi cara y sobre todo en mi boca y nariz mientras yo le tomaba de las nalgas sólidas que tiene y de esa manera explotó en minutos con un bestial orgasmo. Que rico olía esa panocha, que delicioso sabían esos jugos y ella me besó el rostro saboreando sus propios jugos. Me tenía a mil y se bajó a mi verga y a los minutos me hizo acabar causándome mi tercera corrida.
Eran ya las nueve de la noche y fue una buena cogida. Ahora si me preguntan que fueron los bocadillos que me ofreció… ustedes se lo imaginaran. El mejor bocadillo que un hombre como yo desea y eso es disfrutar y comerse plenamente a una bonita chica y en el proceso darle el mejor placer posible.