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Brenda, ella 19 y yo 56
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Como he dicho antes, para un hombre como yo de 56 años, es mucho más difícil ligarse a una chica joven de una forma orgánica o en algo que se use métodos de la conquista. Primeramente, pues a mi edad las mujeres que orbitan en mi entorno son mujeres ya maduras, casadas y navegan en sus mediados 30 años o mayores y es por ahí que las mayorías de mis aventuras radican. Las chicas ya de alrededor de los 20, son chicas que diligentemente buscan una aventura con un hombre mayor y hay muchas otras que buscan o lo que se denomina un “sugar daddy”. La única aventura orgánica que tuve más reciente fue con la sobrina de un amigo, la cual relaté el año pasado y se me dio otra a finales de año que hoy les voy a relatar, pues a pesar de que tuve otras, esta me parece que vale la pena contar.

Brenda es una chica que vengo tratando por varios meses y la conocí en uno de esos cafés mundialmente conocidos. Obviamente al principio fue algo de lo más normal; un saludo cordial, una sonrisa, la plática breve y trivial y, las veces que hizo tiempo para dedicarme más tiempo, siempre imaginé que era por la obvia razón de ganarse una buena propina. Soy consciente que una chica a su edad seriamente no buscaría a un hombre de mi edad para hacer pareja formal. Lo que yo intuía era que le caía bien con mi aspecto de hombre que le brindaba respeto, nunca le envié mensajes sugestivos o incomodos y creo que la primera vez que le hice saber de su carisma y su belleza fue algo que se dio con el debido respeto y estoy seguro de que Brenda así lo tomó.

Para hacer el relato más breve, llegaré a ese punto donde todo esto da un giro sorprendente y para este punto Brenda piensa que me dedico a escribir guiones o pequeñas historietas y es como me gano la vida según ella. Nunca he mencionado que me dedico a bienes y raíces, pues ella solo me ve de vez en cuando con mi computadora en el café donde a veces paso hasta una hora. Algunas veces le he dado alguna historieta que he escrito y nada que ver con el erotismo y creo por obligación me ha dado cumplidos alrededor de ello y esta vez me interrumpe diciendo:

-¿Escribiendo alguna de sus historias?

-Si, como siempre.

-¿Y, que escribe?

-¡Uh… no sé sí es algo que tú deberías de leer! -le dije.

-¡No me diga que ahora se dedica a escribir historietas de alta temperatura! No le creería.

-Pues la verdad que algo así estoy escribiendo. Y si gustas, te haré una copia para que te lo creas. ¿Eres mayor de edad verdad? -le dije con una sonrisa.

-Si, ya soy mayor de edad y cuando termine esa historia me gustaría leerla.

-Bueno, yo te doy una copia cuando la termine y solo espero no te moleste o te incómode.

-Pierda cuidado en ello. -Terminó diciendo.

Aquella tarde me inventé una historieta donde un hombre mayor desea acostarse con una chica joven. En la historia cuento que el hombre no está enamorado de la chica más solamente busca tener esa experiencia con esa chica, que ya a su edad y con muy poca actividad sexual desea acostarse con esta joven y se imagina que haría con ella si esa oportunidad se diera. Cuento con lujo de detalles toda esa imaginación y prácticamente mi historieta es una insinuación hacia Brenda que me quiero acostar con ella. La verdad que nunca la había visto a esta chica de esta manera y la razón es que Brenda parece ser la chica de casa y la cual respeta los 20 mandamientos o más. No parece tímida ni nada de eso, pero si parece ser muy recatada, muy conservadora por decirlo. Siempre viste muy casual, nada de coqueterías ni mucho maquillaje y su aura es una simple que no muestra ni el más mínimo nivel de erotismo. Nunca me a hablado de novios y lo poco que conozco de ella es que es estudiante a tiempo completo de la universidad local.

En unas diez paginas encierro la historia y la verdad que la pienso mil veces para compartir ese escrito con Brenda. Luego pensando que no tengo nada que perder y quizá mucho que ganar, e imaginarme gozando del precioso culo de Brenda un día que pasé por mi café y ya que ella me lo recordó le he dejado mi escrito en sus manos en un sobre sellado. Brenda es una chica que va a cumplir sus 20 años este próximo abril, ha de tener una altura de un metro sesenta y cinco, quizá unas 130 libras máximo de peso, cabello largo y oscuro, carita alargada con unos labios no muy gruesos y sonrisa muy bonita, como dije, parece la niña de mamá y papá. Su busto va acorde a su cuerpo delgado, no muy grande pero tampoco pequeño y regularmente la veo en pantalones, así que su trasero es una atracción para cualquier hombre. No sé si viste tangas o cacheteros, de eso nunca he tenido la oportunidad de observar, pues como he dicho, Brenda es muy conservadora.

Por más esta decir que lo pensé varias veces para regresar al café. Sentía que había rebasado los límites, como que me había equivocado y que todo eso era un grave error. Recuerdo llegué al café y sabía que ella estaba ahí pues la vi desde las ventanas de cristal y no dejé de sentirme incómodo. Recobré mi temple y Brenda me sirvió a mi medida el café y mi croissant con jamón. Estaba un tanto ocupado el lugar y aun Brenda hizo el tiempo para llegarme a decir:

-¡Que historieta! La verdad que no me lo podía creer que alguien como usted escribiera algo así.

-Disculpa… te lo advertí. Realmente no era mi intención incomodarte.

-No, no, no… para nada. La verdad que me gustó, realmente que usted lo hace vivir… es tan buena la historieta que no sé cuántas veces la leí. Ahora, ¿le puedo hacer una pregunta Sr. Antonio?

-Las que quieras…

-Solo hay dos personajes en esa historia; uno, el hombre mayor que desea acostarse con esa chica joven. El hombre mayor creo intuir quien es, ahora, ¿quién esa musa de su historieta?

-La tengo frente a mí. -le contesté

En ese momento me expuse a perder su amistad, pero no sucedió así, más creo se incrementó esa confianza. Con aquel papel sabía lo que yo me imaginaba de ella, de todo lo que deseaba hacerle si algún día la tuviese en mi cama. Pasó cierto tiempo y todo siguió con la misma rutina, pero un día menos esperado después de pagar la cuenta en el café, Brenda se me acercó y me dijo:

-¿Qué hace este próximo domingo después de las cinco p.m.?

-Realmente no tengo nada importante que hacer.

-¿Qué le parece si tomamos unos bocadillos de cena en mi apartamento?

-¡Me parece una estupenda idea! ¿Qué deseas que lleve… vino, algo por el estilo?

-Realmente no soy muy de vinos, pero si gusta traiga unas cervezas.

Desde ese momento sentí ese hormigueo que siento me invade cuando algo así esta cerca de pasar. La verdad el domingo tenía ya una cita con una chica conocida, chica casada que de vez en cuando cogemos, pero me disculpé por el inconveniente con mucho tiempo de anticipación y me mentalicé para ese accionar de ese domingo. Creo que muchos estarían de acuerdo conmigo, pues qué puede suceder sí una chica te invita a su casa a unos bocadillos después de insinuarle y prácticamente decirle lo que uno le quiero hacer en la cama; lo más lógico que te está invitando a coger.

Domingo por la mañana salgo a hacer mi caminata, levanto algo de pesas porque siento que eso también me ayuda al grosor de mi verga y las venas por el simple sentido de la presión que conllevan con el ejercicio se notan en mi pene con cualquier pequeña erección y por lo que muchas chicas me han hablado, es algo que a la mayoría les gusta, ver un pene bien inflamado de excitación. La verdad no sé que tipo de experiencia tenga Brenda y eso es la incógnita del momento, no saber qué esperar, pues mi percepción hacia ella es de novata, pues se mira muy recatada y estos pasos son simplemente de mera curiosidad de parte de ella. Llegaron las cuatro p.m. y salgo hacia su apartamento vistiendo casual; unos jeans, zapatos tenis y una camisa polo. De ropa interior llevo un bóxer que ya comencé a mojar dado la excitación que tenía y de imaginar que esta chica había leído esa historieta y que lo más probable la había conducido a alguna masturbación pensando en ello. Si, mi historia de ese hombre mayor soñando en cogerse a esa joven era mucho más que implícito. No tenía dudas, esa historia la había calentado y de alguna manera la empujaba a experimentarlo.

La puerta se abrió al segundo toque y me sorprendo ver a Brenda vistiendo una falda que apenas le llega a la rodilla, zapatos abiertos que me hacen ver por primera vez sus lindos pies y una blusa blanca con un escote que mostraba un poco más. Nos dimos un beso en la mejía y me invitó a tomar asiento en la sala donde se escuchaba música variable. Llevaba un doce de cervezas y prontamente me sirvió una con algunas tostadas o saladitas. Ella al igual se sirvió una y se sentó frente a mí y comenzamos con una plática trivial donde me da a conocer un poco más de ella y ella me hace preguntas acerca del porqué continuo soltero. En todo eso han pasado ya tres cervezas y creo que va a prisas con el alcohol para tener el valor de aventurarse y tirarse al ruedo del ambiente sexual. Llevaba bien coordinada la plática al punto que tocó el tema que ella quería: Mi historieta.

-¿Realmente soy yo esa persona, la protagonista de ese relato?

-Brenda, no me gustaría incomodarte, pero ya te di mi respuesta. Si… escribí esa historia pensando en ti.

-Pero… ¿es algo que usted desea?

-¡Honestamente y discúlpame! Si… me lo he imaginado y realmente lo he deseado.

-¡De veras que me sorprende! Yo nunca me hubiese imaginado todo eso que usted escribe y le voy a ser honesta: He visto escenas pornográficas que a veces las he vuelto a ver, pero ese relato lo he leído más de cien veces. Hoy, esta mañana lo volví a leer y no sé cuántas veces más lo seguiré leyendo.

-Al igual que tú, yo lo he imaginado más de mil veces. Brenda, ¿te puedo hacer una pregunta?

-Bueno, hágala, pero no sé si tendré respuesta… a ver.

-¿Te has tocado pensando en ese relato?

-¿Usted que piensa? ¿Qué esta mujer es de palo?… Quizá le conteste de esta manera porque la tercera cerveza me quitó la pena, pero quien no conllevaría una masturbación con semejante relato. Una monja pude haber sido, pero le aseguro que hasta una monja se masturba leyendo tal relato.

-¿De veras te masturbaste?

-¿A poco usted no se masturbó pensando en ese relato?

-Muchas veces. -le dije.

La verdad que le mentía, no me gusta masturbarme y las pocas veces que lo hice fue porque alguna chica me lo pidió cuando ya casi me corría cuando literalmente me la cogía. Desde mis catorce conocí el sexo con una mujer y nunca tuve la oportunidad de imaginar a una mujer y masturbarme pensando en ella. Para mi siempre fue automático; penetrar a una chica y eyacular que, pensar en una chica desnuda y tocarme hasta llegar al orgasmo. La plática continúo y se extendió todo relacionado a la historieta que Brenda leyó. Me preguntó:

-¿De veras deseas estar con una chica joven como yo y por qué?

-La verdad que me pareces inalcanzable… ¿Cómo una chica como tú puede imaginar o desear a un hombre viejo como yo? Quizá para mi eso sea el reto. ¡No sé si me doy a entender!

-No sé si logro entenderlo… ¿No sé si te provoca estar con una chica mucho menor que tú o si saber si esta chica al igual desea estar con un hombre de tu edad?

-Creo que ambas cosas.

-Te voy a ser sincera Antonio, cuando te conocí eras un cliente del café como cualquiera. Sé que eres un hombre elegante y muy guapo… pero nunca te vi como un hombre. Cuando leí ese relato todo cambió y no hay día que no dejo de pensar en ese escrito. Me da miedo todo esto, pero siéndote honesta siempre sentí un temblor en mis piernas cuando llegabas al café. Desde antes que me hablaras de ese relato me mojaba pensando en ti y siéndote honesta, me corrí varias veces pensando en ti. Nunca imaginé que desearas esto, pero quiero que me digas con palabra de hombre que esto pasara y que ambos olvidaremos al pasar de lo días. Honestamente, nunca imaginé esto entre tu y yo, pero si esto queda entre estas paredes o en un simple escrito, quiero vivir eso que imaginaste conmigo en tu relato.

Este día me encuentro en San José, Costa Rica tomando un vuelo para Cancún. Si deseas que te cuente que es lo que sucedió después escríbeme una nota. Aquí te dejo mi email y lo único que te puedo decir, es que fue una noche inolvidable de fin de año con Brenda.

[email protected].

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