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Bodas de oro, el primo sexy
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Arreglando todo para ir a la casa de campo donde mis abuelos, ya que se celebrarían sus bodas de oro; esa huea no se ve por estos tiempos, era hermoso pensar que ellos llevaban toda una vida juntos y uno al final anhela encontrar eso…

No encontraba mi puta maleta, mi departamento era un caos total, era el epicentro de los carretes de fin de semana, iban todos pero desaparecían de inmediato al escucharme decir que había que ordenar, jajaja maracos. Estaba en mi misión imposible hasta que en fondo de un closet estaba mi maleta; Metí todo revuelto porque ya se estaba haciendo tarde y mi papá no dejaba de tocar la bocina afuera para apurarme-

“Ya pueee! Piii piiii piiii

Que ya voyyy!!! Ahhggg

Pucha hija que te demoraste, pudiste irte si querías, igual le hubiera dicho a alguien que me llevara o me voy en bus no más, no pue, me comprometí a llevarte aparte llego sin ti y tu madre me corta un huevo, ah que le pone color si hace rato que no vivo con ustedes, y solo voy porque mi abuela me lo pidió…

En eso partimos rumbo a la casa de mis abuelos, era a la cresta del mundo, pero una hermosa parcela, pase la mayor parte de mi infancia entremedio de los árboles frutales haciendo travesuras, la casa era enorme, una casona patronal que parecía laberinto la huea. Llegamos con papá y estaban todos, los otros hijos de mis abuelos, sus familias, sus hijos y así, era una tropa inmensa, hacía un calor de los mil demonios pesque mi maleta me instale en una pieza al final de la casa para no escuchar a los enanos corretear saque mi traje de baño y me dirijo a la piscina, estaba colocando la toalla en la silla cuando aparece Felipe, mi primo hincha huea, hace mucho que no lo había visto y estaba bien potable el tonto.

“Hola poh cabra chica, tanto tiempo… perdón? Como que cabra chica, ya no poh amerme, de eso hace mucho, ya no soy chica, bueno de edad porque de porte sigo siendo un hobbit jajaja; como has estado?, súper, caleta de pega y algunos proyectos y tú?, yo trabajando y disfrutando la vida; sola? Si sola y tú? También”. Felipe tenía 35 era un coqueto por naturaleza, pero encantador me reía mucho con él aunque cuando chicos siempre era su perquin me tenía para los mandados, nos quedamos ahí conversando y colocándonos al día.

Nos sentamos todos en la mesa, riendo, charlando con todos fue una tarde bien agradable en familia, Salí un momento al patio a fumar ya anochecía estaba fresquito en eso aparece mi primo, nos colocamos a conversar y a caminar por los alrededores de la parcela. Se nos hizo noche así que nos devolvimos a la casa. Yo con el viaje y todo estaba súper cansada así que me despedí de todos y me fui a mi dormitorio a descansar.

Había llegado el día esperado, estaban todos con sus mejores pilchas esperando a los novios, fue una ceremonia muy linda, ver a mis abuelos renovando votos con todos ahí fue hermoso, después de eso la cena y la fiestonga… y ahí quedo la caga.

Estábamos meta baile celebrando pasándolo chancho, yo ya con mis tragos encima dando jugo, estaba súper feliz, me dirigí a la cocina y ahí estaba él, sacando un pedazo de carne de la olla yo lo miraba con malicia-“que haces cabra chica? Ehhh nada, solo vine a robar un pedacito de torta, saca poh, ahí hay en la mesa, ya…permiso…” él estaba apoyado en el mueble de cocina comiendo el pedazo de carne y yo paso delante de él, me inclino un poco para sacar torta, obviamente todo planeado, se me sube un poco el vestido, se me alcanza a ver el borde de mi glúteo, me di cuenta que él lo noto, ya que se colocó nervioso – “se te perdió algo Felipe? No, solo que ahora mirándote bien, en verdad estay bien rica; tú crees? Eh, si…”, no fue más para que me comenzara insinuar con él, me acerque tome su mano la deslice por mis caderas hasta el borde del vestido mirando sus ojitos, trasmitiéndole que me quería portar mal, lo bese muy lento aun afirmando su mano delineando mi cuerpo, subía y bajaba, en mis senos mi trasero, salían pequeños gemidos en la respiración, “oye cabra chica córtala, mira que no soy de fierro. Mmm parece que tu pico sí, porque ya se puso duro, le susurre al oído”, y solo tragó saliva al escucharme,” así que quieres jugar?, pues bien entonces …” me toma de mis glúteos y me levanta mientras me besa me coloca sobre la mesa me sube el vestido, acerca nuestros sexos, se rozaban sobre las ropas, los besos se volvían más lujuriosos sus labios recorrían mi boca, cuello, bajo el cierre de mi vestido deslizando sus manos por mi espalda bajando el tirante del hombro hasta que el vestido quedo hasta mi cintura dejando relucir mis senos, Felipe seguía entre medio de mis piernas de pie, yo sentada sobre la mesa a pecho descubierto, besándonos desenfrenadamente.

“Oye cabra chica me tienes muy caliente, y tú a mí, mi ropa interior esta empapada, a ver…”

Introduce su mano para corroborar lo que le decía era cierto, uno de sus dedos corre mi calzón para poder dejar a los otros introducirse sin problema, la humedad de mi vagina hacia el trabajo menos complicado; “espera!!! Para, puede venir alguien, vamos a otro lado? Mi pieza queda aquí al lado, está bien vamos” me toma en sus brazos y me lleva sin despegarse de mi chocando con los muebles, al llegar a la habitación nos tiramos a la cama, él sacándose rápidamente toda la ropa, me tira el calzón y quedo solo con el vestido enrollado en mi cintura, se me lanza encima metiéndome el pico de una, comenzó sus embestidas y la puta cama sonaba más que la cresta, típica cama de fierro relinchando “Felipe, esta huea suena mucho, ya se, tiremos el colchón al piso”. Con el colchón en el piso le dimos rico, Felipe se puso frente de mí y me dice… quiero verte como te tocas, sonreí, me acomode para que él pudiera tener la mejor vista de cómo mis dedos exploradores se introducían en mi cavidad, sobando mi clítoris y mis piernas se balancean de un lado a otro, donde yo me masturbaba para él, con una mano apretaba mi pechuga, la otra revoloteaba en mi vagina, mi cuerpo se arqueaba sobre la cama, comenzaba a sudar, agitar mi respiración y a gemir como una puta, él solo me miraba, y eso más me calentaba, Mientras más excitada, más me escurría, tenía el cubrecama mojado y esa maldita necesidad de querer ser ensartada…

“Ya ven aquí… ven y penétrame estoy muy mojada, requiero de tu pico ya!”

Se acercó como asechando a su presa, comenzó a besar mi muslo a subir con besos y se posó en mi vagina, paso su lengua desde abajo hacia arriba, estrujando cada fluido, siguió subiendo por mi panza jugó un rato en mi ombligo, luego llego a mi pecho y ahí delineaba con su lengua mi pezón… lo mordía, lo besaba, movía sus caderas para encajar con las mías y en un movimiento lento pero intenso entro. Así siguió con sus movimientos de penetración, balanceándose sobre mí, yo me agarraba de sus nalgas mientras gemía en su oído, sus balanceos se volvieron profundos, cortos como pequeñas estocadas, que me hacían gritar… toda mojada y exhausta mi primo comienza a lamer nuevamente mi vagina “cabra chica, puta que estay rica” y se deleitaba chupando mi zorrita, “para, déjame montarte…” como quieras cosita”; me subí pero dándole la espalda, tenía en primera fila mi gran culo viendo cómo se metía en mi cavidad su pico húmedo, subía y bajaba mi trasero y él me daba de nalgadas, comencé hacer movimientos de rose, su pico entraba delicioso, a la vez estimulaba el clítoris con el movimiento, empecé agilizar el movimiento, y entre tiritones expulse mi orgasmo, escurriendo, empapando su verga “ahh ctm se sintió calentito eso cabra chica”, y estaba delicioso Felipe..”. Seguí con mi actuar para que pudiera acabar él y antes que eso pasara me salí rápidamente, me metí su pico en mi boca y comencé a masturbar, a chupar y en un instante lo saque mis movimientos más rápidos de manos hasta que su semen cae en mi cara, con mis dedos lo acerque a mi boca para saborear.

Luego de la mansa cacha con Felipe nos vestimos y nos integramos a la fiesta, nadie nos había echado de menos, nos mirábamos y reíamos, yo pensaba, la mansa cagaita, pero quien no ha querido comerse un primo alguna vez?

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