Un poco después de haber cumplido los 18 años, me topé con la madre de mi ex novia de hacía un par de años, una mujer blanca, castaña y bajita, su trasero era más o menos pequeño, pero muy rico a decir verdad, lo que más destacaba de su cuerpo eran sus grandes pechos, le era difícil ocultarlos.
Como referencia visual al tipo de cuerpo es parecido a la actriz porno Maggie Green. En ese encuentro tuvimos una pequeña conversación que comenzó con el típico énfasis de lo que había pasado en estos años, comentándome que su esposo estaba trabajando en USA desde hace un tiempo, y que mi ex estaba estudiando allá, y ella si venía algunas veces al país (esto en México) me comentó lo sola que estaba sintiéndose, la consolé diciendo que todo eso era temporal y pronto volverían, una cosa llevó a la otra y me invitó al día siguiente a comer con ella con el pretexto de "No quiero comer sola está semana". Por la presión de quedarle mal a una mujer que siempre me trató bien, acepté.
El día llegó y me acerqué a su casa para la comida, al recibirme me metió con prisas y mirando a los alrededores, ella vive en un cerro (típico de México al menos) y me parecía extraño ese comportamiento de preocupación, pero imaginé que no quería que los vecinos que me vieran entrar malinterpretaran que yo estuviera entrando en su casa una tarde. Comimos bastante rico, platicamos un rato largo sobre sus experiencias de cuando ella tenía 18, muy diferentes a las mías puesto que ella fue madre muy joven, más interesante de lo que se puede pensar. Oscurecía y por obvias razones debía retirarme, y fue cuando lo dijo:
– Discúlpame, no te quiero espantar pero una de las razones por las que te invité es porque no quiero pasar sola otra noche está gran casa – dijo con tristeza
– Y quiere que duerma aquí? – Pregunté
– Sí, bueno, creo que no fui muy clara, quiero que te quedes conmigo está noche – Respondió con vergüenza, Como hombre joven me imaginé a qué se refería, pero no quería malinterpretar la situación
– Pues no tengo problema, solo avisaré en mi casa que estoy en casa de un amigo, pero dónde dormiría? – pregunté con curiosidad de su respuesta
– … Seré más clara, quiero que duermas conmigo, en mi cama… Y hagamos lo que quieras y como quieras – Me dijo lenta pero contundentemente
– Oh entiendo – respondí con mi Tono de asimilación, no quería arruinar la situación pero pregunté – Y su esposo? No tendrá problema con él si se entera? – Cuestioné temeroso
– Mi esposo se fue a USA a trabajar porque llevamos tiempo separados, tiempo que llevaba sola con mi hija hasta que también se fue, y tiempo que no me ha tocado ningún hombre, desde que estuviste con mi hija me pareces muy atractivo y amable, y si voy a dejar que un hombre venga y me haga todo tipo de cosas, pues prefiero que seas tú. Además eres joven y me puedes dar lo que otros no – Dijo con tal seguridad que no tuve otra respuesta que no fuera – Pues sí usted quiere – con una sonrisa.
Comenzamos a besarnos, sus labios y saliva sabían deliciosos, mientras me quitaba la ropa y yo casi le arrancaba la suya, quedamos en ropa interior y estábamos haciendo un pre muy delicioso, le agarraba el trasero y olía sus bubis profundamente, era exquisito el olor que expedían esos melones.
Después del toqueteo pasó a retirar su brasier revelándolas ante mi, eran hermosas como pocas, apetitosas (Busquen Maggie Green, es lo más cercano que hay a sus tetas) me las abracé mientras ella reía se felicidad, deliciosas, apetitosas y olían exquisito, nada podía superarlo en ese momento… Hasta que bajó a mi miembro y me mostró lo que esa boquita madura sabía hacer, la mamada y la rusa de mi vida, se atragantaba con mi verga de 14 cm y lo aplastaba entre esas grandes tetas, siempre manteniendo la mirada con la mía, sonriendo siempre que podía, sabía lo que hacía, fácil estuvo unos 7 minutos haciéndome eso, el olor de su saliva me excitaba cada vez más, ella le escupía y decía que era su nuevo dueño definitivamente.
Llegó el momento de la verdad, mi turno de devolverle el favor, había visto videos de como hacerlo así que concentré, usé mi lengua y mis dedos, los introducía mientras lamía su clítoris, sus jugos eran deliciosos, bien dicen que algunas mujeres con como el buen vino, parecía que estaba encantando, al punto que me aventó sus jugos a la cara y boca, tenían un sabor parecido pero más concentrado, era hermoso el momento.
– Ya! Te quiero a dentro! Ahora! – me dijo con desesperación mientras me besaba y masturbaba, hasta escupía en su mano para lubricar mi amiguito.
– Deja me pongo el condón – le dije mientras la besaba y trataba de tomarlos pero me detuvo.
– Te tengo un regalo de 18 años atrasado, conmigo jamás vas a necesitar usar eso, soy tuya y un globito no va a evitar que sientas lo que te pertenece – Dijo mientras me miraba y tomaba mi pene con su mano y lo ponía en posición.
Comencé a penetrarla poco a poco, luchando por aguantar y darle un round respetable, a pesar de que sus labios vaginales estaban algo arrugados, apretaba como adolescente, era una mujer que me estaba dando la follada de mi vida, comenzamos a hacerlo lento y luego fuerte, gritaba que quería más, que no me detuviera, que esto necesitaba. Hicimos misionero y de perrito, me pidió venirme en su boca y eso hice, podía ver su rostro complacido y con algo de mi leche en ella, se lo bebió, se limpió y dijo:
– Pasaste la última prueba, me hiciste venir, duraste un buen rato y tu leche y el sabor de tu pene me gustó, así que lo haremos cada que tú quieras – Dijo contenta
– No me digas que el día termino, si me voy a quedar aquí, no creo que vaya a dormir – Dije sonriendo y esperando que ella me dijera que tampoco quería dormir
– Bueno, vamos a la siguiente ronda – me dijo mientras limpiaba mi semen de su cara, y fuimos a la cocina, se subió en la mesa, y lo hicimos de nuevo en misionero.
Al acabar respiré un poco y nos fuimos a la sala y lo hicimos en el sillón a la vaquera, en el suelo de perrito. Luego fuimos al cuarto vacío de su hija, lo hicimos en la cama de varias maneras, en su mueble de misionero y en el suelo alfombrado a la vaquera invertida. Estábamos tan calientes que acabamos en su cochera/patio, haciéndolo también ahí, detrás de su carro y mientras me daba sentones. Terminamos en el baño ya que planeábamos ducharnos para ir a dormir, terminamos haciéndolo ahí también, casi rompemos el escusado, y su ducha casi se queda sin agua caliente.
– Fue el mejor día de mi vida, nunca había sido tan expresiva con el sexo, elegí un buen dueño – dijo entre risas
– Sí, ya solo falta que tengas mi nombre en esas tetas para hacerlo oficial – dije en tono de broma, reímos y poco después nos dormimos
A la mañana siguiente como podía ser de otra manera, volvimos a hacerlo con un delicioso mañanero y una ducha para irme a casa.
A partir de ahí estuve yendo mínimo 3 veces a la semana a dormir con ella durante unos 7-8 meses, en los cuales incluso me plantee salir con ella oficial y públicamente, pero debido a las críticas que ella podría tener, preferí no exponerla a eso, aun así, fue la pareja más sexual más sumisa que tuve, y a la vez, la de mayor iniciativa, esto me hizo un adicto y desde entonces follo como loco allá por dónde voy.