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Aquel hombre quince años menor que yo (Parte I)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

La última vez que estuve con aquel hombre quince años menor que yo, fue en aquella ocasión donde nos vimos en una ciudad distante y yo le mentí a mi esposo al decirle que iría a un seminario de superación personal.

La vida es misteriosa, nadie comprende ni siquiera el 1% a los designios del destino, hoy me siento bien, sigo con mi esposo, siento que lo amo, es el padre de mis hijos. Después de lo que habíamos vivido, logramos recuperarnos. Me ha reconquistado en esta nueva etapa donde decidimos darnos una segunda oportunidad, después de ese desliz que él había tenido con otra mujer y donde me había roto un poco.

Vivimos en otro pueblo por motivos de trabajo de mi marido. Les confieso que nunca me atreví a contarle a mi esposo sobre lo que viví con aquel hombre 15 años menor que yo, las mujeres guardamos algunos secretos en el fondo de nuestro corazón y este es uno de ellos.

De aquel joven hombre nunca más lo he vuelto a ver, ni a contactar, de eso ya hace casi tres años, no obstante lo llevo en mi corazón, y hay veces que por una razón que no me explico lo recuerdo y pienso mucho en él. De repente me entraba la intriga de lo que él hacía con su vida, y hurgaba de manera anónima mediante las redes sociales en su perfil, luego me fue más complicado porque sus datos y fotos parecían estar configurados con alta privacidad y no podía ver su actualidad ni su presente. Además, no estaba bien que lo hiciera, lo reconozco tenía que tener cuidado de que mi esposo no se diera cuenta de este secreto.

Si, hoy les confieso que aquella vez, donde supuestamente asistí al "seminario de superación personal" era la tercera vez que intimaba con aquel hombre joven, y hoy tengo la necesidad de contar como fueron las primeras dos veces que estuve con el de manera íntima, me nace hacerlo, eso me hace sentir muy bien, contar aunque sea mediante este escrito lo que viví…

Sí, solo intimé con aquel hombre joven 3 veces, pocas, pero suficientes para jamás olvidarme de él, supo grabar muy bien en mi piel y en mi alma su nombre, hoy vive en mi memoria. Recuerdo que al poco tiempo que descubrí la infidelidad de mi esposo, decidí que si la vida me pusiera experiencias únicas no me negaría a ellas, y así fue.

En aquel entonces yo tenía varias amigas que eran las mamás de los compañeros de uno de mis hijos en la escuela, hicimos muy buena amistad todas, y a veces nos reuníamos por las tardes a tomar algún café o simplemente a comer, y así fue que conocí a Gladys. Ella era la mamá de un compañerito de mi hijo, más o menos era de mi edad, y con ella hice gran amistad.

Recuerdo que agregué en mis redes sociales a Gladys, y a veces inspeccionaba su perfil o veía sus publicaciones, y fue así como un hermano de ella, por alguna extraña razón me cautivó en una publicación donde etiquetaba a su hermana, a mi amiga Gladys, me gustó tanto el escrito, que me nació enviarle solicitud de amistad. Él era aquel hombre joven quince años menor que yo, y no pasó mucho tiempo para que el aceptara mi invitación de amistad en las redes sociales.

Es muy extraña la vida, tanto que para no extenderme, me hice amiga de aquel hombre menor, por lo menos vía virtual, empezamos a platicar de manera constante, chateábamos a veces dos o tres veces por semana, las conversaciones me gustaban mucho, me hacía sentir muy bien lo que me decía y en verdad abrió las puertas a que me interesara por él, recuerdo que cosa que publicaba no dudaba en darle un like.

Hasta ahí era una bonita amistad, pero había algo que estaba despertando mi interior, la atención y el trato de este hombre menor(aunque fuese por medio de un chat), me levantaban el ánimo, entonces a los pocos meses de hacernos amigos mediante las charlas en línea y mostrarnos amabilidad, nuestras conversaciones tomaron otro rumbo.

Ambos, prácticamente fuimos compaginando una relación fortuita, yo casada y el con novia, nos dimos la oportunidad de ir más allá en nuestros diálogos, recuerdo que empezó a piropearme más de lo normal, y eso me encantaba y yo sin dudarlo le respondía con aceptación todos sus halagos, me gustaba que me dijera cosas bellas, y fue que yo le mandaba algunas fotos mías, y él me decía que me veía muy linda, muy hermosa, que era casi una diosa, y para mí todo ello era algo muy bello, me levantaba mi autoestima.

Cuando menos acordé, me pregunto que si quería ser su novia de manera virtual, y eso me encantó, acepte rotundamente, ambos sabíamos de nuestra condición, pero decidimos emprender esto que parecía un juego pero que iba tomando cada vez más forma.

Recuerdo que ya chateábamos diario, nos decíamos amor, y nos despedíamos con un te amo, era algo extraño pero que me gustaba mucho. Fue entonces que se llegó a lo que no tardaba en darse, elevamos nuestra conversación en el chat a temas de índole sexual, recuerdo que él me escribía relatos donde él y yo éramos los protagonistas y donde la piel y el amor eran los ingredientes base. Confieso que comenzaba a excitarme con esos diálogos aunque fueran conversaciones virtuales, despertaba el lado erótico en mí.

No paso ni otro mes más, cuando decidimos vernos en persona, para platicar un poco, yo le propuse vernos en una calle poco concurrida de aquella ciudad.

Recuerdo que la primera vez nos vimos, eran pasaditas las 3 de la tarde, yo me arreglé muy bien para él, me puse del mejor perfume que tenía en aquel momento, el venía demasiado guapo. En verdad, cuando lo vi frente a frente, se me hizo muy apuesto, en persona más de lo que lo había visto en fotos.

Yo venía en mi automóvil y lo estacione en aquella calle, y él se internó en el auto y estuvimos platicando por casi media hora. Recuerdo haber estado muy nerviosa, primero por el hecho de que nadie nos viera, me refiero a algún conocido, y en segunda por él, me intimidaba, se veía tan apuesto.

En esa casi media hora nos la pasamos riendo, pero era hora de retirarme, aun no estaba obscuro y corríamos el riesgo de que algún conocido nos viera y levantáramos sospechas, entonces, el me dio un beso en la boca en la despedida, no pensé que haríamos tal cosa, pero me gustó mucho, y no se lo negué, eso era el inicio de algo mágico que estaba a punto de venir…

CONTINUARÁ…

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