Para los que no me conocen me presento: me llamo Larissa, tengo 18 años, mido 1.50, soy blanca, delgada, de cabello castaño lacio poco más debajo de los hombros, tengo senos grandes pero para mi edad y mi cuerpo creo que está bien, trasero normal, redondo y paradito, no es la gran cosa pero si me gusta, y mis piernas las tengo bien torneadas y un poco rellenitas, y para mi gusto es mi principal atractivo, pero como he dicho en el otro relato, dejo que los demás juzguen.
Esto que les voy a relatar me pasó con de una forma extraña pero excitante a la vez, así que espero que les guste.
Hace unas semanas fue época de los exámenes parciales en la preparatoria donde estudio, por lo que me pase todos los días estudiando y pasaba poco tiempo con Antonio (mi novio). Algunas veces iba a mi casa y me ayudaba a estudiar mientras mi madre o mis hermanos hacían otras cosas ahí en la casa, pero cuando nos quedábamos solos unos minutos ya sea en la sala o en el despacho de mi padre aprovechábamos para besarnos y acariciarnos; obviamente a él le gustaba más acariciarme mis piernas cuando me ponía minifaldas o mis pechos por encima de la ropa que traía puesta.
Así pasaron los días hasta que llego el día del último examen que tenía, era un viernes, y para mala suerte de nosotros (Antonio y yo), ese día él iba a salir de la ciudad por cuestiones familiares y duraría fuera alrededor de 2 semanas, y desgraciadamente no teníamos tiempo ni lugar de pasar un buen rato solos pues por yo mis exámenes y él por arreglar esas cuestiones por las que tenía que salir de la ciudad.
Ese día como los demás, Antonio paso por a mi casa para llevarme a la preparatoria para presentar el examen. Yo me puse esa vez una minifalda de mezclilla poco ajustada a medio muslo y un top blanco, sin escote pero dejaba ver bien mi vientre. Antonio todo el camino me fue acariciando los muslos, con su mano me subía más la minifalda y podía así acariciármelos por completo. Yo abría poco mis piernas para que me acariciara la parte interna de mis piernas, ya que me gusta que me acaricien ahí. Cuando nos tocaba un alto, Antonio aprovechaba para lanzarse sobre mí y besarme con pasión, mientras su mano la subía ahora a uno de mis pechos y me lo acariciaba muy bien sobre mi top. Cuando otra vez nos tocaba el siga de nuevo me acariciaba los muslos, mientras yo le hacía lo mismo, solo que le acariciaba yo su pene sobre su pantalón, lo que le gustaba a él.
Llegamos al estacionamiento, como a las 4 de la tarde, había pocos carros aun, pues cuando eran días de exámenes se suspendía todo el día de clases, solo se iba a presentar el examen, por lo que cuando mucho duraría las 2 horas que daban para terminarlo. Aprovechamos que había pocos carros y nada de movimiento ahí y nos comenzamos a besar con pasión, pues ya eran días que no podíamos hacer cositas y al menos aprovecharíamos cada momento que estuviéramos juntos. Su mano izquierda subía por mi muslo derecho, llegando a mi cintura, para llevarlo a mi parte trasera y acariciarme por completo mis nalgas, pues traía puesto una tanga con un delgadísimo hilo dental. Esas caricias nos fueron calentando más, nuestros besos iban en aumento y nuestras lenguas se devoraban una a la otra, hasta que unos segundos después Antonio separa sus labios de los míos y baja su cabeza, mientras con la mano que me acariciaba mi muslo y trasero me toma ambas manos y me las sube, poniéndolas encima de mi cabeza, sobre el respaldo del asiento. Sin soltármelas, lleva su boca a mis pechos y comienza a morderlos y lamerlos por encima de mi top. Rápidamente mis pezones comenzaron a resaltar, pues no traía sostén y la delgada tela de mi top permitía mostrarlos muy bien. Ahí Antonio le daba a mis pezones más mordidas, jalándolos y soltándolos, varias veces. Yo gemía y apretaba con mis manos la suya, la cual aún me las sujetaba arriba.
Yo: Ayy ahhh mm ahhh -salían gemidos de mi boca.
Antonio suelta mis manos y vuelve a poner esa mano en mis muslos, subiéndome lo más que puede mi minifalda, mientras sigue comiendo mis pezones por encima de mi ropa. Yo con mis manos arriba, me aferro del respaldo, sintiéndome completamente poseída por él, sintiendo mis pezones ser tratados con gran pasión por sus dientes y lengua y mis muslos ser acariciados tan bien y tan rico por su mano.
Lo malo fue que empezó a llegar más gente y con todo nuestro pesar, tuvimos que dejar ese asunto. Pero fue ahí cuando se me ocurrió una idea. Me salí del auto y le dije a Antonio que me siguiera; el salió y me acompaño, tomados de la mano y yo con la parte del top que cubren mis senos húmedo y algo transparente; lo bueno que nadie me vio así, pues mis pezones estaban muy parados y se veían poco a través de la tela húmeda. Nos dirigimos a la parte trasera de la preparatoria, a una bodeguita, para mi mala suerte estaba cerrada con candado, pero aun así lleve a Antonio a un costado de ese cuarto, quedando entre la pared de la bodeguita y el muro de la prepa, en un pasillo de unos 5 metros de largo. Como todavía faltaba gente por llegar, ese lugar estaba aún muy solitario.
Yo: Mi amor, voy a devolverte el favor que me hiciste en tu carro -le digo sonriente.
Sin decir más lo recargo de espaldas contra la pared y lo beso con pasión, metiendo mi lengua dentro de su boja, jugando ahí, mientras bajo mi mano derecha a su pene y por encima del pantalón se lo acaricio y masturbo levemente. Ambos gemimos y nos excitamos antes ese encuentro y nuestros besos suben de tono, más apasionados. Luego me separo de él, le sonrió y me hinco de cuclillas, bajo el cierre de su pantalón y meto mi mano ahí, sacándole su pene que ya estaba tan grande y que parecía reventar. Se lo masturbo un rato.
Yo: Mi amor, que bien lo tienes, mmm, se me antoja chupártelo como si fuera una paletita de chocolate.
Antonio: Mm Larissa hazlo bebita, mámamelo así.
Sin decir más lo tomo y me lo llevo a mi boca, se lo empiezo a lamer todo, desde su base hasta la punta, donde ahí le doy varias lamidas rápidas, lo que lo excita. Luego me lo meto todo a mi boca y comienza chupárselo, mientras mi otra mano juega con sus testículos. Meto su pene hasta mi garganta y ahí gime Antonio, para sacármelo de nuevo y lamerle la cabecita, mientras con la mano derecha lo masturbo y mi otra mano sigue en sus testículos. Se lo chupo, mamo y lamo varios segundos, sintiendo en mi boca y en mi mano como está a punto de estallar su pene, listo para vaciarse en mi.
Antonio: Ahh ah Larissa. Ahhhh si siii… eres muy… buena… en esto… ahhh sigue… no pares… ahh.
Mis mamadas aumentan de fuerza y esta vez me lo meto varias veces a mi boca, haciendo él movimientos de caderas y con una mano tomándome de la cabeza, marcando sus movimientos. Me atraganto un poco al sentir parte de la cabeza del pene penetrarme la garganta pero sigo en mi trabajo varios segundos más.
Antonio: Ahh Larissa, mi amor… me vengooo…
Me saco la mayor parte del pene de mi boca, dejando la punta dentro. Continúo masturbándolo hasta que estalla y un gran chorro de semen llena mi boca, saliendo poca cantidad de mi boca y cayendo sobre mis rodillas. Al sentir que se vacía por completo me trago el semen de mi boca y luego le limpio con mi lengua su pene, que esta tan sensible que se estremece al contacto de mi lengua, haciéndolo gemir.
En ese momento escuchamos un ruido cerca, rápidamente me levanto y me limpio la boca con un pañuelo que saco de mi bolso y llevándome a la boca una pastilla de menta, para evitar el olor de Antonio, mientras él se acomoda rápido el pantalón. Nos asomamos y por fortuna no vimos a nadie. Reímos ante ese pequeño susto y salimos del pasillo tomados de la mano.
Antonio: Gracias Larissa, me gusto lo que hiciste y mucho.
Yo: De nada mi amor, te tenía que devolver el favor que me hiciste en tu carro.
Antonio: Pero te quedo debiendo amor, me diste más de lo que esperaba.
Yo: Mmm tal vez, pero ya luego veremos cómo me pagas el favor.
Antonio: De acuerdo mi amor.
Me acompaño hasta el salón donde iba a presentar el examen, nos despedimos de un beso tierno y quedo en pasar por mi en 2 horas, aunque dijo que tal vez llegaba un poquito más tarde. Le dije que no había problema, que aquí lo esperaba platicando con mis amigas. Nos dimos otro beso y se fue.
Entre al salón y me senté hasta atrás, como siempre, y ya estábamos todos, unos 40 alumnos. Entra unos segundos después el profesor de Lógica con los exámenes. Era un hombre moreno, alto, cabello lacio pero con gel peinado hacia atrás, de unos 38 años, delgado, ni feo ni guapo. Paso a cada asiento donde estábamos para entregarnos el examen; al llegar conmigo me contemplaba, sonriéndome levemente. Yo le correspondí de la misma forma, pero luego su mirada se dirigió a mis piernas, pues las tenía cruzadas y mi minifalda se había subido un poco más arriba de medio muslo. Seguí sonriéndole y se retiró, pero hasta ese momento me di cuenta que tenía unas gotitas del semen de Antonio en mi rodilla; creí que el profesor lo había visto y no supe que hacer, aunque como ya se estaba secando no creo que supiera de que eran esas gotas.
En fin luego de que nos dio los exámenes el profesor, quien por cierto se llama Cesar, nos dijo que ya empezáramos a contestar. Al ver el examen, no sé si porque estudie o porque le paso algo al profesor, vi que estaba muy fácil las preguntas y rápidamente empecé a contestar, aunque eran cono unas 50 preguntas. Estuve contestándolas y a veces volteaba hacia el profesor, quien sentado en su escritorio me veía seriamente; su mirada me confundía y mejor seguía contestando. Varias veces veía que el profesor me miraba y eso no me incomodaba, más bien la mirada que me lanzaba me ponía algo nerviosa. Pasaron como 40 minutos cuando ya algunos comenzaron a terminar el examen, se paraban y lo dejaban en el escritorio, despidiéndose del profesor. Ya quedábamos como 10 cuando termine de hacer el mío y me dirigí hacia al escritorio para dejar mi examen. Me despedí del profesor.
Él: Espere señorita Pearl, quiero que me espere para platicar con usted.
Yo: ¿De qué profesor?- le pregunto confundida.
Él: Es algo delicado señorita Pearl y mejor espéreme en mi oficina. Está en riesgo su estancia en la institución. ¿Me explico?
Yo: Esta bien profesor, lo espero en su oficina -le contesto ya un poco más nerviosa.
Camino a su oficina y voy pensando que paso, si vio las gotas de Antonio en mi pierna, que aunque no se podía distinguir tal vez sospechaba de algo. Entre a su oficina, dejando la puerta abierta. Veía como los demás profesores se despedían para retirarse, igual las secretarias. Después de unos 15 minutos llego el profesor Cesar con los exámenes, poniéndolos en un mueble junto a un librero. Entro y cerró la puerta con seguro; esto ya no me estaba gustando mucho. Se sentó en el escritorio, mientras yo me encontraba sentada en una silla frente a él.
Él: ¿Sabe por qué está aquí señorita Pearl?- me pregunta cruzándose de brazos.
Yo: No, no lo sé profesor- le contesto lo más tranquila que puedo.
Él: ¿No lo sabe?
Yo: No, no lo sé.
Me mira fijamente a los ojos.
Él: ¿Qué tenía hace rato en su pierna señorita?
Yo: ¿En mi pierna?- me sorprende su pregunta.
Él: Si señorita en su pierna, aquí mismo- señalándome con un dedo mi muslo.
Yo: Ah… ya… si. Vera profesor, antes de entrar a su clase me tome un jugo de guayaba y me cayó un poco ahí. Me lo tome tan rápido que de seguro se me salió un poco y me cayó ahí- le dije con seguridad.
Él: ¿Esta segura señorita?
Yo: Segura profesor
Se para y camina alrededor de mi.
Él: ¿Sabe que le pasa a cualquier alumno que haga dentro de esta institución, de mucho prestigio en la ciudad por cierto, actos inmorales?
Yo: ¿Cómo… cómo dice? -me atrapó, pensé.
Él: ¿Sabe lo que es una conducta inmoral?
Yo: Claro que lo se profesor, no soy tonta.
Él: Entonces, ¿lo que estaba haciendo hace rato con su novio junto a la bodega como lo llamaría usted?
Ni modo, este hombre ya me había atrapado, pero trate de seguir negándolo.
Yo: No sé de qué habla, el solo me vino a dejar y…
Él: No mienta señorita Pearl -me interrumpe- la vi haciéndole sexo oral a su novio, y le tome una foto para que no lo niegue, ¿quiere que se lo muestre?
Estaba hecho; el ruido que escuchamos Antonio y yo cuando habíamos acabado nuestro jueguito lo había hecho el profesor. Y además tenía una foto de nosotros. Ya no podía seguir negándolo más.
Él: Fui a la bodega a buscar unos lápices y escuche sus ruidos señorita Pearl, pero como estaban tan entretenidos no me escucharon.
Yo: De acuerdo profesor, es cierto.
Él: Yo creo que a sus padres no le van a gusta esa fotografía señorita, y usted tendrá que buscar otra escuela.
Yo: ¿Cómo dice?
Él: Pues si señorita, esto que hizo es inmoral y no es permitido que lo haga aquí, mostrándose en público.
Me quedé pensando unos segundos, mis padres no podían enterarse de eso.
Yo: ¿No lo podemos arreglar?
Él: Jajaja, no señorita, no acepto sobornos, no me vendo con dinero.
Yo: Profesor… ¿Le gustó lo que hicimos mi novio y yo?
Él: ¿Perdón señorita?
Yo: Usted fácilmente podía haber venido con el director y repórtame, pero en vez de eso se quedó viéndonos. Le gustó lo que vio, ¿cierto?
Él mi miraba a los ojos y una leve sonrisa comenzaba a dibujársele en los labios.
Yo: ¿Lo ve profesor? Le gusto lo que vio.
Él: ¿Adónde quiere llegar señorita?
En ese momento me paro y me pongo frente a él.
Yo: ¿Cómo vio que tenía gotas en mi pierna?, de seguro le gustan y por eso me las vio, ¿o no?
Él: Sigo sin entenderla señorita.
Yo: No quería sobornarlo con dinero profesor.
Él: ¿Entonces?
Yo: Use su imaginación profesor.
Él me mira y se acerca más a mí. Su mano derecha se dirige a mi hombro izquierdo, acariciándolo, para luego bajar su mano a mi seno izquierdo, el cual solo agarra.
Él: Mi imaginación es mucha, señorita, y no sé si le guste.
Yo: Me gustara si con esa imaginación suya se arregla esto, me da esa fotografía y olvida este problema –le digo mientras tomo esa mano suya y la aprieto más contra mi seno.
Él: De acuerdo señorita, entonces si quiere esa foto, hágame lo que le hizo a su novio, se ve que usted es experta en trabajos orales ¿o no?
Yo: Mmm profesor -le digo acercando mis labios a los suyos- no se imagina, pero usted dirá.
Me acerco más y nos besamos con pasión, abrazándome el de la cintura y yo de su nuca con un brazo, mientras con mi mano derecha agarro su pene por encima de su pantalón y comienzo a masajéaselo, que se va poniendo cada vez más duro. Luego sin pesarlo más me agacho hasta quedar hincada frente a él y le desabrocho su pantalón, hasta que cae y se atora debajo de sus rodillas, con todo y boxers. Tomo su pene y me lo llevo a la boca, para chupárselo y lamerle su tronco que está muy duro. Tomándoselo luego con una mano comienzo a meterlo y sacarlo de mi boca mientras él comienza a desabrocharse la camisa sin quitársela. Se agacha un poco y estirando sus brazos, con sus manos, me soba mis pechos por encima de mi blusa, cuyos pezones se paran ante sus caricias, excitándome mucho. Comienzo a succionar más su pene, metiéndomelo todo y con la mano con la que se lo agarro lo comienzo masturbar, a la vez que con mi otra mano le acaricio su abdomen que por cierto está muy bien trabajado.
Él: Mmm vaya que si eres una putita, que rico mamas bombón -me decía entre jadeos.
Se lo continuo mamando y lamiendo por unos segundos más, hasta que él me toma de las axilas con sus manos y me levanta, y volteándome me sienta sobre su escritorio, en la orilla. Ahí de nuevo nos besamos mientras con sus manos me toma mis pechos, por debajo de mi blusa, y me los aprieta con algo de fuerza, haciéndome gemir entre los besos. Luego se agacha, besándome y lamiendo mi cuello varias veces, para después seguir bajándose más y con sus manos, subirme mi blusita, el cual trate de quitármela pero él me lo impidió, diciendo que no me quitara la ropa por si había alguien se acercaba a la oficina, así que solo me la sube y me la deja encime de mis pechos, los cuales quedan al aire, mostrando mis pezones tan duros como piedritas.
Se agacha más, entre mis piernas que las tengo abiertas y mi minifalda se sube por completo, mostrando ya una parte de mi tanga blanca. Acerca sus labios a mis pechos y comienza a lamer y chupar mi pezón izquierdo mientras que me recargo hacia atrás con mis manos sobre el escritorio y dejo caer un poco mi cabeza hacia atrás, cerrando mis ojos, sintiendo como mis pezones están sin defensa ante esa lengua y esos labios que los devoran si piedad y sus manos acariciándome los muslos, haciéndome gemir varias veces.
Yo: Ahh ahhmmm mmmm ahhh así… muérdelos…
Tras dejarme mi pezón bien duro y rojo de tantas lamidas y succiones, que parecía que me quería arrancar mi pezón de mi seno, ahora se dirige a mi otro pezón y me lo trata de la misma forma. Ahora si dejo caer por completo mi cabeza hacia atrás, aun sosteniéndome con los manos hacia atrás sobre el escritorio. Siento mi pezón ser succionado y jalado por sus dientes, dándole algunas lamidas, lo que me hace gemir ya más intenso y arqueando mi espalda, para darle más libertad a su boca en mis pechos.
Unos minutos después se para frente a mí, con mis piernas abiertas; se acerca y lleva sus manos a mi minifalda, levantándola hasta mi cintura, donde la deja. Luego toma mi tanguita y la jala, juntándome las piernas para poder quitármela. Una vez que me la quita me acaricia mis piernas, desde las pantorrillas hasta los muslos, donde se entretiene más tiempo acariciándolas.
Él: Que suavidad de tus piernas putita, que rico se sienten tus piernas, su suavidad y firmeza me calientan más -decía si dejar de mirarme las piernas.
Yo solo lo veía y sonreía al ver como se excitaba con mi cuerpo, eso siempre me excita, que se calienten y exciten con mi cuerpo. Le quiñaba y lamía mi labio superior, invitándolo a que siguiera dándome placer, un placer más intenso. Luego jala una silla hacia él y se sienta justo frente a mi y, tomándome de los muslos, me abre las piernas y pasa sus manos por debajo de mis muslos, llevando su cara a mi sexo, comienza a lamer y chupar mi vulva y clítoris, tras darle lamidas a mis muslos. Esta vez me dejo caer más sobre el escritorio, recargándome sobre el mueble con mis codos y los antebrazos, sintiendo su lengua empezar a hacer maravillas en mi clítoris y sus labios mordiéndolo suavemente, jalándolo un poco, mientras sus manos acarician mis caderas. Hace que mi cuerpo se sacuda y mi espalda se arquea al sentir esas delicias. De mi boca salen gemidos.
Yo: Uy así así… así me gusta… ahí ahí así siiii ahhh mmmm
Mi profesor hace movimientos rápidos y cortos hacia los lados lamiendo mi clítoris y otras veces mis labios vaginales, abriendo mi orificio vaginal, dándome un gran placer. Mis gemidos ahora son más fuertes y entrecortados, mi respiración es agitada y ahora mi espalda se arquea más, a la vez que ahora él me toma mis manos con las suyas y nos aferramos fuertemente con ellas, varios minutos más mientras me daba tremendo placer.
Después, poniendo sus manos en la parte trasera de mis muslos, levanta mis piernas, juntándomelas, y me las agarra por mis corvas, quedando mi vagina y mi ano justo frente a él. Ahora lleva su lengua a mi ano y comienza a lamerlo, sintiendo su rostro chocar con mis nalgas. Su lengua era experta y poco a poco iba abriendo paso en mi agujero anal, llevando mis manos hacia arriba, agarrándome de la orilla del escritorio arriba de mi cabeza, mientras él seguía sosteniéndome las piernas por las corvas. Gimo con intensidad, la punta de su lengua acaricia un pequeña parte interna de mi ano, el cual comienza abrirse más.
Yo: Sii ahhh mmm dale dale mmmm ahhhhh… hazme venir…
Su lengua continúa haciendo maravillas en mi ano, hasta que con una mano me sostiene las piernas del mismo lugar de donde me las había estado sosteniendo, y con el dedo índice y de su otra mano derecha, comienza a ejercer presión en mi ano, mientras ahora comienza a lamer mis labios vaginales. Poco a poco mi ano sede y sus 2 dedos comienzan a penetrarlo, sintiendo mi orificio anal irse abriendo poco a poco, sintiendo mi cuerpo ser invadido por un calor y de un placer que me hace lanzar varios gemidos agudos mientras sus dedos van entrando por mi ano hasta que este los absorbe por completo. Una vez que me los metió por completo, comienza a penetrármelo suavemente mientras movía sus dedos en círculos, así hasta ir acelerando la penetración, que ya iba siendo más fuerte y rápido, mientras su lengua y labios ahora lamían y succionaban mis labios vaginales. Creí morirme de placer, ese hombre sabía lo que hacía y me estaba dando un placer tan intenso, tan fuerte. Ahora con mis manos me agarraba mis pechos, apretándolos y jalándome los pezones. Ya mis gemidos eran intensos y él intensificaba más las penetraciones en mi ano cada vez que gemía más fuerte.
Él: Mmm si bebe sii, ¿te gusta verdad putita? ¿te gusta cómo te estoy tratando?
Yo: Ahh siii ahhh… aaahhh Ahhhh mmmm ahhh.
Así estuvo un rato más hasta que saco sus dedos de mi ano, dejándolo abierto, y de nuevo lleva su lengua ahí, metiéndola ya sin ningún problema a mi agujerito anal, haciendo presión con su cabeza para meter su lengua lo más que podía. Esto me hace estremecer aún más. Ya mis manos no saben a dónde ir, mis pechos, mi cabeza, mi boca para acallar mis gemidos. Luego de cogerme el ano con su lengua se endereza, llevando los dedos con los que me penetro a mi boca para que los chupara. Los chupo y mi sabor anal no me desagrada, así que se los chupo como si fuera su pene el que tuviera entre mis labios.
Él: Mmm pequeña, que rico sabe tu culo, que sabor. Vamos putita, pruébate, embriágate con tu sabor. –me decía mientras veía como le chupaba sus dedos con pasión.
Ya después se para de nuevo mi profesor, y de su bolsa de su pantalón saca un condón, para ponérselo rápidamente. Luego con las manos me separa las piernas y tomándome de la cintura me jala hacia él, quedando mis caderas en la orilla sobre el escritorio. Pasa sus antebrazos por debajo de mis piernas, de nuevo de mis corvas, sosteniéndomelas, y acerca su pene a mi sexo. Poco a poco comienza a penetrarme mientras ahora con mis manos me agarro de la orilla del escritorio por los costados de mi cadera. Él comienza a penetrarme con más fuerza; yo veo en sus gestos como disfruta la penetración y yo también, quien empiezo a gemir conformé va aumentando sus embestidas. Puedo sentir claramente sus testículos chocar ya con fuerza chocar con mis nalgas y su pene meterse hasta donde puede dentro de mi y también como empieza a endurecerse más.
Él: Uff putita que rico se siente tu vaginaaa
Yo: Si me… gustaaa. Ahhh ahhhh sentir… tu pene… dentro de mi… ahhhh…
Él: Ahh y que preciosos se ven… ahh tus pechos… moverse… ahhh…
Sus penetraciones se hacen más fuertes por lo que mis pechos realmente se movían muy fuerte hacia todos lados y sentirlos así realmente me excitaba, apretando con mis manos más fuerte la orilla del escritorio de donde me aferro. Mi espalda se arquea y ya también mi nuca, quedando la parte superior de mi cabeza sobre el escritorio, pues el placer que invade mi cuerpo con esa increíble penetración es intenso así como lo son ya mis gemidos.
Estuvo así otros cuantos minutos penetrándome muy bien, hasta que saca su pene y tomándome de la cintura me gira sobre el escritorio, quedando ahora boca abajo sobre el mueble y con mis piernas hacia el piso, en una posición parecida de perrito. Siento su manos acariciar y apretar mis glúteos varias veces, para después sentir su lengua y labios en ellos. Se hinco para lamer mi trasero y también me los mordía, lo que me hacía gemir, entre placer y dolor, mientras sus manos acariciaban mis muslos.
Él: Que traserito tienes putita, me encanta, que culo tan espectacular- decía mientras me seguía lamiendo y mordiendo mi trasero.
Yo solo gemía sonriente ante sus palabras y sus caricias orales ahí, para que después de nuevo se pare y ahora sí, pegándose a mí, de unos cuantos intentos, logra penetrarme de nuevo mi vagina con todo su pene, ya sin ningún problema, pues tengo las piernas muy poco separadas. Él me toma de mis nalgas y empieza a darme clavadas fuertes con su pene, mientras yo, recargada con mi cuerpo sobre el escritorio y con mis brazos hacia los lados, de nuevo comienzo a gemir. Ahora son mis nalgas las que tiemblan cada vez que el cuerpo de mi profesor choca contra el mío, dándome unas penetraciones muy profundas. Ambos gemimos, pero yo más fuerte, y él solo me decía -"si putita, gime, me gusta escucharte gemir, me excitas"-. Esas palabras y sus fuertes penetraciones realmente me excitaban y ya mi respiración era rápida y agitada, haciendo que mis fuertes gemidos se entrecortaran. Mientras continuaba penetrándome, con sus dedos me separa un poco mis nalgas, viéndome por completo mi ano.
Él: Mmm putita… que rico… culito tienes… quiero darte por ahí…
Yo: Ahh ahh… ¿te gusta… mi culito?… ahhh ahhhhh
Él: Siii… quisiera darte… por ahí…
Yo: SI por favor… ahhh ayyy ahhhh… dame por… ahiii. Cógeme por mi ano… -decíamos entre gemidos.
Mi profesor acerca de nuevo la silla en la cual se había sentado, y tomándome de la cintura me pega hacia él, de espaldas, abrazándose de mis pechos, los cuales aprieta y masajea a su antojo, lo que me encanta. Se acerca a la silla y se sienta, para después jalarme y hacerme sentar de espaldas sobre él. Agarra su pene, y lo apunta hacia mi ano, yo me voy sentando sobre su enorme pene, que poco a poco, con leve presión, comienza a meterse en mi ano. Gimo fuerte al ir sintiendo como su enorme miembro va abriendo mi estrecho orificio anal., hasta que me decido y decido dejarme caer de sentón. Todo su pene queda dentro de mi ano, haciendo que ambos gimamos fuertemente, estremeciéndose todo mi cuerpo, como si me estuvieran dando toques eléctricos. Me dolió un poco metérmelo de un sentón, pero a la vez me gusto la sensación que me produjo. Ahora empiezo a moverme para sentir su pene penetrarme: levanto y bajo mi cuerpo, con mis piernas abiertas y el pegadas, aunque el también mueve levemente sus caderas, mientras que de nuevo se abraza a mis pechos y me los agarra con sus manos y sus dedos se entretienen con mis pezones. Yo me sostengo con mis manos de los respalditos que tiene la silla a los costados. Ahora con una mano mi profesor acaricia mis pechos y con su mano derecha, bajándola por mi cuerpo hasta mi sexo, empieza a masturbarme, jugando con mi clítoris a su antojo. Esto ya es para rematarme: su pene abriéndome y penetrándome todo mi ano y sus dedos estimulando mi clítoris tan maravillosamente varios segundos.
Yo: Ahh ay ayayy ahhhh que rico ahhhh mmm ahhh…
Ahora cambiamos un poco la posición: él ahora abre sus piernas y yo soy quien las junta, haciendo la penetración anal más estrecha y por lo mismo más rica. También es él quien empieza a mover sus caderas, pues con ese placer tan intenso que siento he perdido fuerzas para moverme, recargándome sobre él quien me abraza y me lame el cuello y mi oreja izquierda. La mitad de su pene entra y sale sin dificultad de mi ano, embistiéndome con fuertes penetraciones. Mis gemidos ya no pueden ser más intensos, y sacando fuerzas me enderezo y me inclino hacia delante, recargándome con mis manos sobre una mesita que estaba frente a mí. Apoyándome sobre ese mueble, empiezo a mover de nuevo mis caderas, sintiendo su pene adentrarse más aun, mientras él ahora lleva sus manos su nuca, disfrutando de la penetración mientras gime.
Él: Ay putita así así… ahhh ahhh. Que rico mueves tu culito…
Yo: Ayy ahhh… te… gusta? Ahhh ayy ahhhayy…
Él: Ahhh si putita… ahhhh
Muevo más mis caderas, haciendo que su pene toque cada rincón de mi orificio anal, dejando caer mi cabeza lo más que pueda hacia atrás, restregando mi ano contra su pene, en una penetración profunda y deliciosa. Él también empieza gemir fuerte al igual que yo, sin soltarse la nunca con sus manos, y yo siento que ya estoy teniendo un fuerte orgasmo, por lo que muevo mis caderas más fuerte, hacia todos lados, sintiendo su pene romperme mi ano, pero el placer que me hace sentir eso es mucho más fuerte y no detengo mis fuertes movimientos. Mi profesor empieza a gemir ahora si más fuerte, enderezándose un poco.
Él: Me vengo putita… me vengo…
En ese instante siento que él se estremece, siento por debajo de su condón que se ha venido, y yo también, pues tuve un rico orgasmo. Ambos agitados y gimiendo levemente ahí, él abrazándome y yo recargada con mi espalda sobre su torso, mientras me acaricia suavemente mi vientre y mis pechos con sus manos. Así estuvimos unos segundos descansando, hasta que me paro, sacándome lentamente su pene de mi ano y me hinco frente a él. Tomo su pene y comienzo a quitarle su condón, que está lleno de su semen. Acerco mi nariz y lo huelo.
Yo: Mmm que rico huele -le digo aun poco agitada.
Él: Trágatelo putita, quiero ver cómo te lo tragas -me dice también exhausto.
Yo: Deme la cámara con mi foto y me lo trago -le digo cerrándole un ojo
Toma su pantalón y de su bolsa saca su cámara, enseñándome la foto, para después darme la cámara. Sin más que decir llevo el condón a mis labios y lo vacío en mi boca, tragándome todo su semen, que aún estaba tibia. Mi profesor sonríe y ríe al ver cómo me lo tragaba.
Él: Eres toda una putita ¿eh?, tan seriecita que te ves. Hasta parece profesional por como mamas y te mueves. Te lo tragaste todito.
Yo: Jajaja le dije profesor que usted diría si soy o no buena para esto -le digo ya parándome y acomodándome la ropa que nunca me quite y poniéndome mí tanga.
Él: Vaya que si, pareces toda una experta, es más quédate con la cámara también, no solo con la foto, creo que te lo mereces.
La cámara era muy buena y con mucha tecnología, calculé que valía más de $4000, así que me sentí ahora si como una golfa a la que le pagan por sexo, pero no me importo.
Yo: Gracias profesor, nos vemos, cuídese -le dije ya para salirme de su oficina.
Él: Adiós putita, a ver si repetimos esto de nuevo.
Volteo mi mirada hacia él, sonriéndole.
Yo: Solo si me fotografía haciéndome travesuras profesor, mientras no ¿ok?
Él solo se carcajea y yo me salgo de la oficina, satisfecha y contenta, pues comprobé que ya me estaba haciendo toda una experta y que eso resultaba muy bueno realmente pues ya sé cómo satisfacer a todo hombre que este conmigo. Antonio pasó por mí a la hora que acordó y lo acompañe al aeropuerto donde tomaría su avión. Como llegamos unos minutos antes, nos estuvimos en su auto dentro del estacionamiento, muy tranquilo por cierto, haciendo más travesuras. Ya se imaginaran que tipo de travesuras… ¿o no?
Gracias por leerme, espero les haya gustado.
Espero sus comentarios a [email protected].
Besos, buen inicio de semana.