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Antonio quería (1 y 2)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Antonio y José eran vecinos, dos hermanos que llegaron a la ciudad cuando sus padres decidieron abandonar el campo pos de mejorar la educación de sus hijos.

Los hermanos fueron creciendo y mientras José, el mayor de los dos, se dedicaba a perseguir a las vecinas y amigas Antonio gustaba de compartir sus intereses y juegos con ellas.

Antoñito para las madres, era amigo de todas las mujeres ama de casa cercanas a su casa. Les hacía los recados, aprendía a cocinar, charlaba de trapos y hasta le preguntaban opinión sobre tal o cual color de tela, labial o zapatos.

Hoy me doy cuenta que mamá, al igual que probablemente el resto de madres, sospechaban de las inclinaciones de “Antoñito” pues mientras sus hijos berreaban y jugaban al futbol en la calle Antonio prefería mirar telenovelas y era de lo más prolijito en todas sus cosas.

Al entrar en nuestra casa estaba el living, de frente y derecho mi dormitorio, a la izquierda el de mis padres con un baño en el medio. Entrando y desde el living caminando a la derecha estaba la cocina y más a la derecha el dormitorio de mi hermano Pablo, mayor que yo 3 años. La cocina daba a un patio cerrado al que se podía acceder solo desde la cocina o por el garaje.

Eran casi 2 de la tarde, estaba saliendo para la playa, sabia que Antonio esperaba en la cocina a mamá cuando escucho la voz de mi hermano que estaba con él bebiendo un refresco. envuelto en un toallón recién salido de la ducha y le pregunta a Antonio:

– Decime Antonio, ¿a vos te gustan los hombres verdad?

Antonio no responde, guarda silencio, picada por la curiosidad, me detengo, me acerco sigilosamente hasta la puerta que me oculta, separaba los ambientes y espío por la rendija.

Estaba Antonio sentado y de frente muy cerca, Pablo apoyado en la mesada que vuelve a insistir con la misma pregunta y con la misma respuesta.

– Prestame una mano -le dice mientras alarga su mano-

Antonio titubea y estira el brazo como con temor. Pablo toma su mano y la lleva a sus genitales ocultos bajo la toalla. Antonio se resiste, intenta quitarla a lo que Pablo le dice:

– Está bien, si la quitas te dejaré y ya no te daré otra oportunidad. Seguro que nunca agarraste una verga y ahora tienes la oportunidad. Tú decides.

Antonio deja de hacer fuerza para retirar la mano y Pablo termina por meterla debajo de la toalla.

Miro asombrada, no podía creer lo que veía. Una porque nunca se me ocurrió que Antonio tuviera esos gustos y porque Pablo también gustara de tener “algo” con hombres.

En fin que ante el contacto, la verga de Pablo comenzó a crecer y asomar en le borde de la toalla debido a los movimientos aunque tímidos de la mano de Antonio.

Antonio miraba hipnotizado al tiempo que movía un poco torpemente la mano atrás y adelante. La pija de Pablo comenzó a gotear tímidamente dejando ver la cabeza que por momentos brillaba.

– Dale unos besos – le dice Pablo mientras no pierde detalle de la cara de Antonio que no separa su vista del pedazo de carne caliente y húmeda-.

Antonio no avanza y Pablo le toma la cabeza que apenas tocarle es notorio no hay resistencia y acerca su boca, saca la lengua y la pasa por el glande provocando un suspiro exagerado de Pablo incitándolo a continuar.

Antonio aplica los labios y chupa suavemente al tiempo que Pablo le guía la mano para que corra el forro hacia abajo y se aplique a mamar la cabeza enrojecida e hinchada que pedía más.

Segundos después veo con asombro como Antonio mama con dedicación mientras a Pablo se le dan vuelta los ojos del placer que está recibiendo.

Pablo deja caer la toalla quedando totalmente en bolas delante de la cara de Antonio que ya tiene su otra mano en los huevos. No tarda ni 10 minutos en que Pablo le dice entre siseos y gemidos de goce:

– Te voy a dar la lechita, me estas volviendo loco. Puedes tomar la lechita, la puedes dejar en la boca y tirarla después o dejar que caiga al piso cuando sientas el primer chorrito. ¿escuchaste lo que dije?

Sin retirarse ni abandonar el “trabajo”, Antonio asiente con la cabeza y continúa mamando como si nada.

La cara de Pablo se contrae, su caderas se apena se mueven atrás y adelante evidentemente está dándole la leche en la boca que Antonio traga parece muy gustoso.

– ¿Verdad que estaba rica mamita? -pregunta Pablo-

– Sin soltar la verga levanta la cabeza y asiente tímidamente.

– Tengo que irme a trabajar, vos seguí esperando a mamá que debe estar por llegar y esta tardecita ahí por las 9 venite a casa. Decile a tus viejos que tengo 3 películas de estreno que saqué del club de video y te quedarás acá a verlas porque tengo que devolverlas así que se hará tarde y te quedarás a dormir. ¿entendiste? ¿Ok?

– Está bien, veré si puedo…

– Sino quieres o no puedes no te preocupes, no vengas, no me voy a enojar, otro día será.

– Está bien

Me retiro en silencio impactada por los sucesos y porque no decirlo, con mi raja bastante mojada, la escena era súper erótica a pesar de la distancia y que todo lo veía de semi-perfil ver Antonio prendido con tantas ganas como que te vienen ganitas.

Ya podía adivinar que le pasaría a Antonio esta noche. Seguro recibiría mucha lechita por otra vía.

A la noche me oculté para observar por la ventana del dormitorio de Pablo que daba al patio al igual que la pequeña ventana del baño que tenía el dormitorio.

Parte 2

Eran las 8 y poco cuando me cuelo al patio sin que nadie me note. Nuestros padres tardarán al menos hora y media en llegar a casa. La oscuridad afuera, la luz dentro del dormitorio y el mosquitero negro de las ventanas me ocultan sin problemas. Escucho voces, Pablo fue abrir la puerta a Antonio que acaba de llegar.

Entraron en el dormitorio iluminado con un pequeña lámpara y el televisor encendido. Antonio quedó congelado al ver la cama y escuchar que Pablo pasaba el cerrojo a la puerta. Supo con certeza que esa noche sentiría una verga dura bien adentro, tal vez su sueño anhelado.

Pablo que estaba envuelto en una toalla se acercó por detrás y al tiempo que la mano izquierda levantaba la remera para tocar su pecho, la mano derecha intentaba colarse por debajo del cinturón que sujetaba las bermudas de Antonio mientras le hablaba al oído.

– Qué suerte hayas podido venir mamita. ¿Verdad que te ha gustado lo de hoy temprano?

Antonio mueve la cabeza afirmativamente aunque no demasiado.

– Me ha encantado la mamada que me has hecho ¿cuantas pajas te hicistes en tu casa antes de venir? ¿3, 4, 5?

– Solo dos -apenas se le escucha decir-

La mano de Pablo ya había logrado acceder a los genitales de Antonio y se notaba el movimiento lento masajeando las partes íntimas, suceso que hacía que Antonio entrara en éxtasis según se veía en su rostro con los ojos entrecerrados.

– Que dura que estás mamita! -dijo Pablo- estás recaliente, siento que te estás mojando…

– Mmmh -fue la respuesta de Antonio-

Pablo ya estaba totalmente desnudo, la toalla se había caído y la verga como un poste se apoyaba en medio de las nalgas de Antonio. De pronto se colocó a un costado, aflojó las bermudas de Antonio y se las bajó al tiempo que se agachaba para quitárselas del todo. Antonio movió las piernas hasta quedar liberado. Antes de erguirse y estando a la altura de la verga, Pablo se puso a pajearlo corriéndole el forro hasta hasta la base para delirio de gusto de Antonio. De pronto se la llevó a la boca dándole unas chupadas que hicieron que Antonio debiera sujetarse porque caía de placer.

– Si sigues así me acabo en 30 segundos avisó Antonio.

Pablo se detuvo de inmediato presionándole los huevos y el tronco de la verga para distraerlo y evitar que se acabara.

Se paró y se colocó nuevamente detrás de Antonio, buscó calzarle la verga entre las nalgas mientras le quitaba la remera. Estando los dos desnudos y mientras lo pajeaba le dice al oído:

– ¿Verdad que te gusta?. ¿Sientes mi verga rozándote el agujero de ese culo divino que tienes?

– Siiii -responde casi en un murmullo-

– ¿Verdad que te calienta y quieres sentir la cabecita de mi pija mojada en la puertita de tu culito?

– Siii -vuelve a escucharse entre suspiros-

– Decime que quieres sentir mi pija dentro tuyo y que te dé toda la lechita calentita.

– Silencio…

– Decime sino voy a creer que te estoy obligando y que no quieres. Si es así decime y la dejamos aquí y listo, le decís a tu viejos que se rompió el videocasetero.

– Si quiero sentir tu pija clavada en mi culo -responde sin titubeos con voz de deseo mientras empuja su culo hacia atrás buscando más contacto-

– ¿La querés hasta los huevos, bien hasta el fondo? -vuelve a preguntar-

– Si, quiero sentirte y sentirla toda adentro, hazme tuya, haz lo que quieras conmigo – clama Antonio ya en un total delirio de calentura-

Pablo humedece con saliva sus dedos y los coloca sobre el ano, masajea el orificio introduciendo un dedo, provocando que Antonio se intente retirarse. Lo tranquiliza cuando Pablo le dice al oído que se quede tranquilo es que solo es para que se acostumbre a la sensación.

Vuelve a mojar sus dedos con saliva y otra ve al masaje. Antonio ya más tranquilo afloja sus músculos y parece disfrutar un poco el suave roce del intruso.

Viendo que todo marcha bien Pablo se aparta unos centímetros, toma su verga y la coloca en la entrada del agujero rosado ya humedecido ansioso de recibir el trozo de carne. No es su intención que ahí sea el lugar para desvirgar ese culito cero kilómetro, pero aprovechando la excitación quiere hacerle sentir un poco de lo que tendrá en minutos.

Empuja una vez, dos, tres, en la cuarta siente que la cabeza está en la puerta ya entrando pero Antonio no se ve decidido a “recibirlo”. Se queda quieto mientras le susurra al oído:

– Ya casi tenés la cabecita dentro… tranquilo, te va a gustar.

– Es que me duele…

Antonio se queda quieto aguantando el deseo tremendo de clavarla hasta los huevos pero no quiere asustarlo y menos hacerle doler, quiere que disfrute y no lastimarle para que goce el resto de la noche.

– Vamos a la ducha le dice y se separa lentamente

– Pero… ya me duché antes de venir acá.

– Si, pero será mejor en la ducha además puede ocurrir que necesites estar ahí porque es tu primera vez ¿entiendes?

– No entiendo pero si tu lo dices.

Pablo lo tomó de la verga que la tenía como un fierro y lo llevó a la ducha.

Abrió los grifos y se dispuso a enjabonar el pecho de Antonio para en segundos llegar a su verga que se mantenía dura. Lo recorrió completito, desde el culo, huevos y tronco de la verga con la excusa de que estaba enjabonándolo. Antonio gemía y deliraba de placer y se mostraba abierto total a las caricias.

Pablo fue cambiando de posición hasta quedar detrás de Antonio que se apoyó en los grifos de la ducha. Tomó un pote de crema de enjuague y procedió a darle masajes en el ano introduciendo un dedo primero, luego dos y en pocos segundos tres dedos al mismo tiempo que lo pajeaba con la mano izquierda sin que Antonio acusara dolor. Colocó una crema para la piel que estaba en el estante y se embadurnó la verga y el ano de Antonio. Apoyó la cabeza y le introdujo al menos un tercio, el placer era tremendo, Antonio se quejó que le dolía pero ya la tenía dentro, era cuestión de minutos y mete / saca para que comenzara a sentir placer.

Minutos después tenía media verga dentro en un mete y saca más o menos continuo y el placer que empezaba a demostrar Antonio le hizo pensar que ya era hora que sintiera toda la verga bien adentro así que empujó más, lo que hizo que Antonio pidiera que se la sacara rápido porque le dolía mucho y quería defecar.

Pablo insistió que aguantara que ya pasaría en tanto le ocultaba que se estaba acabando a chorros dentro. Ante la insistencia y ya terminado se la sacó y Antonio corrió al inodoro.

Pablo le explicó que el grifo que estaba al costado del inodoro era para que lavara la zona y que al terminar lo colocara en la entrada del ano para lavar por dentro el intestino. Tenía que hacerlo varias veces hasta que el agua saliera limpia… o casi.

Se marchó del baño para dejarle solo y se dispuso a esperar mientras miraba el inicio de una película.

20 minutos después aparece Antonio con cara de culpable. Pablo le explicó que era normal y que él aún no sabía los protocolos higiénicos necesarios antes de las relaciones de ese tipo.

No hubieron más palabras del tema. Antonio se acostó a la derecha pegado al cuerpo de Pablo pasando su brazo por encima del pecho. Miraban el televisor cuando la mano de Antonio fue descendiendo hasta llegar a la verga que comenzó a “manipular” subiendo y bajando el forro aunque estaba en estado refractario/pequeña.

15 minutos de película porno y la verga de Pablo apenas respondía. Antonio se colocó en posición invertida apoyando su cabeza en la pierna de Pablo al tiempo pasaba la lengua por el falo y jugaba con los huevos y minutos después empezó a “despertar”.

Pablo ya la tenía como un poste de dura y Antonio totalmente dedicado a la mamada esperando su leche. Pablo observa que Antonio tiene la verga dura a la altura de su rostro, está mojada y decide prenderse a mamar al tiempo que acaricia su ano. Al meter un par de dedos que entran sin problemas en pocos segundos recibe una lechada que inunda su boca acompañado de gemidos de placer de Antonio que se prende a chupar más fuerte su verga provocando la acabada de Pablo en generosos chorros de leche que Antonio se bebió sin mosquear y menos preguntar.

Agotados quedaron ambos y yo también además con frio y masturbada dos veces escondida en el patio a la intemperie.

Media hora después estaban en posición cucharita, agotados y yo esperando que se durmieran para escapar sin ruidos de la “ventana indiscreta” el silencio de la noche hacía riesgoso me moviera casi a oscuras.

Estaban cubiertos por una manta, el brazo de Pablo que estaba sobre las caderas de Antonio (que creo estaba dormido) me parece se mueve lentamente igual que sus caderas de forma rítmica.

No me equivoco, Pablo quiere inaugurar ese delicioso culito blanco con una buena cogida y otra lechada que Antonio ha recibido pero no se dio cuenta.

En silencio, con movimientos lentos y con la manta que cayó al piso adivino más que ver, que intenta introducir su verga en el culito de Antonio que parece seguir dormido.

Al final me parece logra introducir su verga porque veo que Antonio recibe suaves empujones, mira atrás pero no cambia de posición. El clásico mete y saca se va acentuando y Antonio gime como una perrita. Sin lugar a dudas disfrutando y con el intruso dentro que esta vez seguro lo tiene bien adentro, nada afuera.

Decidido a darle una buena paliza de pija pone a Antonio boca abajo de una manera que me favorece el ver lo que sucede gracias a la luz de la televisión y un poco de la lámpara encendida que de casualidad ilumina la “zona” de actividad y logro ver aunque con pocos detalles el mete y saca. Minutos después Antonio se coloca en 4 patas a y ahí si puedo ver su verga que está rígida y se balancea goteando de la calentura mientras Pablo le clava la pija a fondo una y otra vez hasta los huevos sin que quede nada afuera en tanto los gemidos de Antonio van en aumento mientras le pide por favor que no se detenga de bombearle el culo.

Pablo le anuncia que le llenará el culo de leche que ya tiene en viaje mientras Antonio ahoga un

-siii dámela toda!- Las embestidas violentas de Pablo casi se ha detenido para dejar paso a un mete y saca de recorrido corto con varios segundos de quietud con la verga enterrada a fondo, evidencia de que está descargando leche a gusto. -¡Siii te siento!! me estás dando la lechita dentro mio!- Gime Antonio, su verga apenas se mueve, las contracciones avisan de la inminente salida de semen que cae sobre la sábanas color salmón produciendo un charco de blanca lechita.

Me he masturbado por tercera vez y éste último orgasmo me ha agotado, casi ha hecho que me desmaye. El ver como le entraba y salía ese pedazo de carne del culo de Antonio, el observar como sin tocarse le chorreaba la verga a medida que lo bombeaban y la leche que se escurre desde el culo por las piernas me ha recalentado sobre manera sin poder evitar tocarme.

En fin, finalizaron los escarceos avanzada la madrugada y yo rezando para que se durmieran. Desperté tardísimo al otro día cuando no había nadie en la casa. Pensaron que había estado de discoteca esa noche… ni idea tenían.

Luego de ese día vi muchas actividades de las cuales seguro nadie sospechaba los finales. Antonio vivía prendido del “muñeco” de mi hermano sacándole leches a cualquier hora en cualquier lado. Las novias no pudieron competir.

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