Mi último año nuevo como soltera viajamos con papá y mamá. Fuimos a Cuzco. Llegamos un 27 y volvimos un 2 de enero a Lima.
La noche del 31 papá reservó la cena de fin de año en un restaurante muy lindo. Éramos pocos los peruanos en la cena, la mayoría eran turistas extranjeros. Como era un local formal, casi todos mayores, no había casi nadie de mi edad. Luego de la cena empezó el baile y papá se alternaba para bailar con mamá y conmigo.
Mientras bailábamos papá me decía lo linda que estaba y lo sensual que me veía. Que deseaba cogerme en mi último fin e inicio de año como soltera. Ya tenía fecha para mi boda y nos quedaba claro a ambos que las siguientes fiestas las pasaría con mi esposo. A la par del deseo, ambos teníamos claro que esa noche era casi imposible tener algún encuentro pues compartíamos una habitación triple con mamá.
Hacia las 4 am salimos de la fiesta y volvimos al hotel. Nos acostamos y nos quedamos dormidos rápidamente pues, entre bailar, la bebida y la altura, los tres estábamos muy cansados. Despertamos hacia las 10am. Nos vestimos sin duchar para alcanzar el desayuno buffet del hotel. Luego del desayuno, mamá dijo que quería comprar unas artesanías que había visto. Papá le dijo que era 1ro de enero, que todo estaría cerrado.
Ella insistió y papá le dijo que si quería fuera sola, mientras él y yo nos bañábamos y alistábamos para el tour que teníamos para la tarde. A mamá le pareció bien. Supongo prefería ir sola de compras, sin el cargoso de papá apurándola siempre.
Terminamos de desayunar. Volvimos a la habitación. Mamá se lavó los dientes y salió. Yo estaba ya demasiado húmeda y casi no podía ocultarlo. Sentí que fue un golpe de suerte que mamá decidiera ir de compras, permitiéndonos a papá y a mi quedarnos solos por quizás una hora, mientras ella compraba. Quizás menos si encontraba todo cerrado, como suponía papá.
Ni bien mamá cerró la puerta al salir. Papá y yo nos abrazamos y nos besamos apasionadamente. Papá puso el cerrojo interno a la puerta, me dijo que si mamá volvía podíamos decir que lo pusimos para que no entre el personal de limpieza mientras nos alistábamos. Ya con la certeza de no ser interrumpidos y con la premura de saber que teníamos poco tiempo, nos desnudamos y nos acostamos en la cama matrimonial que ellos usaban.
Nos besábamos con pasión mientras mis manos lo acariciaban y las suyas me acariciaban. Sentí sus dedos llegar a mi coño y me dijo “amor mío, que húmeda estas” y bajo para lamerme. Su lengua, como siempre, me aceleró el corazón y me hizo casi morir de placer, entre gemidos que seguro escuchaban en las habitaciones vecinas, tuve mi primer orgasmo. El lo disfrutó quizás tanto como yo pues se deleitaba diciéndome “hijita, que mojadita estás”. Tras lamer todo el flujo que pudo, me dio vuelta y empezó a lamerme el culo.
En un par de minutos me puso en 4 patas, me acomodó como su perra y me montó. Estaba tan caliente que su verga fue directo a mi culo, y entró sin barreras, que placer sentir que estaba tan abierta para papá, que mi culo se entregaba a él completamente. Me uso como su perra por unos minutos y me pidió que lo cabalgue.
Me la sacó y se acostó boca arriba. Su verga gruesa y larga me hipnotizó. Me excito saber, pensar, imaginar que todo eso me entraba en el culo y con la mente llena de morbo me acomodé sobre él y me dejé caer. Sentí como todo su pene se introducía hasta el fondo de mi culo. Sentí el placer de ser la puta culera de papá. Antes que pueda pensar más, tuve un nuevo orgasmo que igualmente debieron escuchar en todo el piso del hotel.
Con sus manos me guio para levantarme. Lo hice. Me acomodó boca arriba, con mi culo al borde de la cama. Empujo mis piernas hacia arriba y quede con las nalgas libres al filo de la cama. De pie me penetró con mis piernas sobre sus hombros. Cerré los ojos y no vi más. Estaba entregada a él, estaba flotando en el placer que papá me daba. Sentí sus labios junto a los míos, sentí sus labios en mis pezones. Sentí sus dientes en mis pezones. Sentí su verga vibrar en mi culo palpitante.
Oí sus palabras. Mi amor, mi hija, mi mujercita. Te vas a casar mi amor, pero siempre serás mía. Tuve un nuevo orgasmo. Sentí como su verga se endurecía y parecía cada vez más grande. Sentí como su semen empezó a fluir dentro de mi culo. Sentí sus labios besarme apasionadamente y lo sentí tirarse exhausto sobre mí.
Habían pasado más de 40 minutos. Le volvió y me volvió la razón. Me dijo que me bañara primero. Mientras entraba al baño él sacó el cerrojo de la puerta. Quizás un par de minutos después entró mamá. Le reclamó por no estar listo y él dijo “tu hija pues, ya sabes como demora en el baño”. Dentro del baño, entre sonrisas de satisfacción, le grité a mamá “no le hagas caso al viejo ese”.