Como no podía ser de otra manera, mi esposo en muy poco tiempo se emborrachó durante la fiesta de año nuevo. Aunque le pedí que beba con cuidado y que sea precavido, no pudo con su genio y antes de las 2am del primero ya estaba completamente ebrio, dormido en un sofá.
Habíamos aceptado ir a una pequeña reunión en casa de unos de sus colegas. Sólo cinco parejas, entre ellas su jefe y su esposa. Hace unos meses me distancié de su jefe y, para ser sincera, no me provocaba volver a verlo. Fue un distanciamiento que me resultó molesto, pero no es el punto hoy.
Luego que mi esposo se emborrachó y se quedó vergonzosamente dormido, sólo me quedó juntarme con las otras cuatro parejas y seguimos conversando y bailando, con uno u otro de los chicos. Con el debido y formal permiso de sus esposas. La noche fue avanzando muy bien. Bailé algunas piezas con el jefe de mi marido, y comenzó a calentarme mientras bailábamos.
Hacia las 4am se fueron dos parejas y quedamos los anfitriones, el jefe y su esposa, mi esposo durmiendo ebrio y yo. Ya el cansancio hacia efecto y bailábamos muy poco. Estábamos más sentados conversando y bebiendo.
En algún momento hacia las 5 am, la esposa del anfitrión dijo que prefería ir a dormir, como quedaba media botella de ron, el dueño de casa le propuso al jefe terminarla y que luego se retire con su esposa. Ya se había decidido que me quede a dormir en el cuarto de visitas, donde llevaríamos a mi esposo.
Quedaron en el sofá el dueño de casa, el jefe y su esposa. Yo estaba sentada al frente, en un sillón individual. Mi esposo durmiendo en otro sillón. Pronto me di cuenta que se podía ver mi ropa interior desde el sofá al frente y, con la indiscreción del alcohol, comencé a cruzarme de piernas hacia un lado y hacia otro, sabiendo que ambos me miraban.
Hacia las 6am se acabó el ron y el jefe de mi esposo y su esposa se fueron. Vi en sus ojos el deseo de poseerme, pero lo despedí fríamente. El colega de mi esposo me pidió ir a la habitación de visita para prepararla.
La cama estaba sólo cubierta con una colcha. Sacó sábanas de un armario y entre ambos las colocamos para poder luego acostarme allí con mi esposo. Sentía la tensión sexual, estaba en el aire, pero él no se animaba a dar el paso. Supongo imaginando un rechazo o quizás cohibido por mi esposo ebrio en la sala y/o su esposa durmiendo en su recamara.
El licor me hizo avanzar y lo besé. Me respondió inmediatamente. Nos besamos con pasión y lenguas traviesas en instantes. Yo estaba ya muy húmeda y cuando cogí su pene sobre su pantalón, estaba ya muy duro. Se desabrochó el pantalón, sacó el pene, ni se lo vi. Sólo lo cogí con mis manos, sentí que su verga era la ideal para mí, del tamaño que me gusta. Si detenerme a verla me puse de espaldas a él.
Me empujó sobre la cama y sumisa me acomodé en perrito al borde de la misma. Levantó un poco mi falda, que corta y voladiza se prestaba al momento. Puso mi tanga de costado y sin más previos, me penetró. Creo que tuve uno de los orgasmos más rápidos de mi vida. Esperaba la penetración por más de dos horas, mientras bebíamos, bailábamos y conversábamos. Él eyaculó unos segundos después que yo. Ni bien me llenó la vagina de semen, se separó de mí, se arregló el pantalón y me dijo “¿traemos a tu esposo?”.