Era la novia de un amigo, aunque yo la conocía a ella antes que a él, así que en realidad podemos decir que la amiga era ella. Ana era una chica rubia de bote, no de mucha altura, con un muy buen tipo y unas preciosas tetas que me ponían enfermo, sus pechos además parecían ser mayores por el tamaño de Ana, que como he dicho era más bien menudita, lo cual me ponía aún más, y también se adivinaban un poco caídas. De cara Ana era guapetona, y su forma de ser tan extrovertida y alegre la hacía muy agradable, Ana tenía un buen culo que la hacía en conjunto muy apetecible…, pero era una amiga y además ya también la novia de un amigo.
Más de una vez Ana me había pillado mirándole las tetas ya que siempre iba con camisetitas blancas de tirantes finos y un poco escotadas que mostraban ligeramente aquellas increíbles tetas (que ella sabía que tenía), sobre todo cuando se agachaba, y encima lucía siempre aquellos sujetadores de encaje que me volvían loco haciéndome imaginar con ardiente deseo aquellas tetas transparentándose a través de ellos.
Una noche quedamos para tomar unas copas ella, otro amigo mío y yo, y después de unas cuantas copas me sucedió algo que no se me olvidará jamás. Estábamos charlando animosamente entre mi amigo y yo cuando de repente al bajar el brazo izquierdo tras pegarle un trago a la copa me quedo petrificado cuando siento en mi codo izquierdo la maravillosa teta derecha de Ana, aquel roce era impresionante, me estaba gustando más que cualquier otra sobada de tetas que hubiera hecho anteriormente, dado el placer que me producía no sabía ni lo que mi amigo que tenía enfrente me decía, después de un minuto decidí que lo que estaba sucediendo era una pasada y como quien no quiere la cosa retire mi codo de su teta como si no hubiera pasado nada y tomando otro trago de la copa al bajar el brazo lo deje más lejos de las tetas de Ana. Pero cuál fue mi sorpresa cuando a los pocos segundos Ana se aproxima como si nada a mí y deja su teta totalmente pegada a mi codo como estaba anteriormente. Mi polla esta vez creció a lo bestia dentro de mis pantalones, parecía que iba a estallar.
¡Era la muy cabrona de mi amiga Ana la que ahora había pegado su teta a mí! Pues esta vez no pienso apartarme de rozar sus estupendas tetas ya que había sido ella la del acercamiento.
Transcurrido un buen rato nos apartamos (no me podía creer lo que acababa de suceder) y nos dirigimos a otro garito a tomar la última. Mi amigo dijo que se iba así que entramos Ana y yo solos. Estaban tocando canciones animadas y después de dejar la copa en la barra nos pusimos a bailar la Lambada o algo así, estábamos muy pegados y todavía no se me había ido de la cabeza lo sucedido poco antes con las tetas de mi amiga, cuando Ana dio un giro a su alrededor delante de mí y muy pegada, la siguiente vez que lo hizo yo puse la mano totalmente pegada a ella justo debajo de su brazo y cuando se giró totalmente pasé como quien no quiere la cosa mi mano abierta por encima de sus dos tetas con firmeza sintiendo primero el paso de una, luego la transición y luego la otra maravillosa teta, casi me corro del gusto y del placer al sentir la forma y el volumen de las tetas de mi amiga Ana
Ella había dado la vuelta muy lentamente como admitiendo lo que estaba pasando (me imagino que a ella le estaba gustando tanto como a mí, y que la situación nos excitaba a ambos por igual) y además introducía su pierna entre las mías como buscando el roce con el bulto de mi polla adivinando lo empalmado que yo estaba.
Pensé (iluso de mí) que aquella noche follaría con Ana o por al menos que me haría una paja (siempre había idealizado a Ana como una buenísima pajera) para quitarme el calentón que me había provocado y a mí tampoco me hubiera importado de ninguna manera quitarle a ella el que también se había llevado; pero desgraciadamente no sucedió y todo quedó en fumarnos un cigarrito sentados mientras hablamos de madrugada en el umbral del portal de su casa, así que me quedé con todas las ganas. Al día siguiente por la mañana, no se me olvidará, viajaba a ver a mi novia y fui todo el viaje totalmente empalmado a cuenta de Ana y sus estupendas y ansiadas tetas. Desde entonces me hice muchísimas pajas pensando en Ana, en sus espectaculares tetas y en aquel maravilloso y mágico momento, aunque ya me había masturbado por ella alguna vez antes de lo acontecido aquellos roces y toques disimulados con sus tetazas fueron para no olvidar jamás, y Ana se convirtió en una auténtica musa para mis pajas, llegando alguna vez que tuve la deliciosa oportunidad incluso a masturbarme con sus bragas.
Ana se fue a otra ciudad a vivir con el novio que tenía por entonces, de vez en cuando venía a hacer un curso o una visita y cuando venía siempre me llamaba para salir a tomar unas cañas, o unas copas por la noche y charlar animadamente (mi novia también vivía en otra ciudad).
Una de esas veces que vino ya era tarde cuando bailando animadamente pusieron algo de bailar medio agarrados. Ana llevaba un pantalón ajustado y una camiseta amarilla en la que se le marcaban perfectamente sus impresionantes tetas y que dejaba al aire la parte inferior de su espalda. Sin querer, al pasar mi mano por detrás de ella coloqué parte mi mano en la parte de su espalda desnuda. Aquello evocó en mí el recuerdo de la vez que Ana se había dejado tocar suavemente sus tetas (o por lo menos yo así lo pensaba), y con ese recuerdo en la mente ajé un poco la mano y se colocó ya toda en su espalda libre de ropa, de repente Ana recostó su cara sobre mi pecho mientras me rodeaba con sus brazos y seguíamos lentamente el ritmo de la música.
Mi mano empezó a bajar lentamente, milímetro a milímetro por la espalda de Ana hasta que sentí levemente el roce de su pantalón en mi dedo meñique. Su pantalón, aunque ajustado no era ceñido en la cintura y sin pensarlo introduje levemente mi dedo por debajo de él. Ana seguía pegada a mí con fuerza así que adiviné que ella aceptaba lo que estaba ocurriendo, cuando giramos al bailar y yo me quede de espaldas a la gente de forma que su espalda quedaba cera de la pared detuve el giro del baile e introduje leve y suavemente más la mano por debajo de la cintura de su pantalón, ella permaneció inmóvil y sin parpadear se apretó más a mí lo cual hizo que sintiera en mi vientre todas sus impresionantes tetas, al cabo de unos segundos de viaje mis dedos llegaron a la parte superior de sus bragas, mi corazón latía a mil por hora, estaba rozando las bragas de mi amiga Ana, y ella que lo estaba sintiendo no lo despreciaba, en mi pantalón sentía como mi polla estaba que no sabía por dónde ir, me dolía de la dureza que había alcanzado y algún punto sentía el roce del cuerpo de Ana sobre ella lo que hacía que mi liquido preseminal humedeciera el glande de mi verga y eso que solo le estaba rozando las bragas de Ana.
Deslicé más aún mi mano por debajo de sus braguitas y sentí mis dedos acariciando su suave piel por debajo de unas bragas que se adivinaban de encaje por el tacto que la parte posterior de mi mano percibía.
–Uhmmm… Escuché de repente sobre mi hombro donde ella apoyaba su cabeza, lo cual me excitó aún más.
En aquel instante cambió la música y saqué repentinamente mi mano de su interior. Cogimos la copa de la mesa donde la habíamos dejado y nos dirigimos a un lado del garito que se encontraba en penumbra. Ana se colocó de espaldas a la pared como insinuando… ”si quieres seguir con el juego… ¡ahí tienes!” Y comentó:
–Ha estado bien el baile… mostrando una sonrisita picarona
Cogí mi copa con la mano izquierda y le ofrecí un brindis para romper el hielo:
–¡Por el baile que nos acabamos de marcar! , dije yo, y ella chocó su copa con la mía.
Mientras, la miraba fijamente a los ojos en plan desafiante y ella no esquivaba la mirada, bebí a la vez que pasando mi mano derecha por su espalda ella la arqueaba para hacer hueco entre la pared donde se apoyaba y dejarse hacer.
Esta vez enseguida llegué a acariciar las braguitas y ahí me detuve, recorriendo con mis dedos de un extremo a otro de la cintura por donde me permitía el pantalón llegar, descendí suavemente la mano y sentí todo su culo en la misma, ella dejo su copa sobre una balda de la pared y volvió a recostar su cabeza sobre mi pecho. No había ninguna duda, esta vez mi amiga Ana se estaba dejando.
Mientras acariciaba suavemente su culo, mi mano iba progresiva pero muy lentamente acercándose a los costados de su cuerpo y siempre por dentro de sus braguitas, al llegar a su cintura subí mi mano de manera que casi se me salió de dentro del pantalón por completo
–Ah, nooo, sigueee porfa sigue… Susurró ella a mi oído
En realidad, yo había sacado mi mano porque al girar alrededor de su cintura su pantalón no me dejaba pasar, enseguida coloqué mi mano entre mi cuerpo y el suyo y esta vez por fuera del pantalón la deslicé hasta su entrepierna, donde me imaginaba esperaba su coño ansiosamente, apreté fuertemente mis dedos cuando intuí que había alcanzado el punto clave de su sexo, y ella soltando un leve quejido de placer apretó su pelvis hacía mi aceptando el lance.
Una vez que con dos dedos de mi mano derecha había recorrido en redondo varias veces su coño por fuera del pantalón (mientras Ana se retorcía de placer y excitación) introduje mi mano de golpe esta vez por la parte delantera, donde su vientre se encogía para facilitarme el paso hacia el cielo, acto seguido llegué al comienzo de sus bragas, esta vez las levanté enseguida con la parte posterior de mis dedos y seguí camino hacia abajo a la vez a que Ana me clavaba las uñas en mi hombro y decía retorciéndose y susurrando:
–¡Si, siii, así sigue así! Esperando con ansiedad que llegara a los labios de su coño.
Después de sentir con deleite la suavidad del encaje de sus bragas, como no me podía ni llegar a imaginar acaricié por primera vez la zona púbica del coño de Ana, y me detuve ante aquella maravilla, no me lo podía creer, le estoy tocando el coño a Ana (me decía a mí mismo).
Revoloteaba continuamente con mis dedos y acariciaba el vello de su coño. Probablemente me estaba corriendo y no lo sabía, me encantaba aquella sensación de estar tocando el coño de mi amiga, jugar con su coño como nunca me había llegado a imaginar, y encima ella se estaba dejando hacer en público, aunque mi espalda y la pared nos protegían de la vista de toda la operación; sin embargo, los movimientos de Ana retorciéndose de excitación y placer pudieran hacer adivinar a alguien que aquella tía le estaban tocando el coño. Mi mano siguió avanzando poco a poco recorriendo y acariciando ambos laterales del coño de mi amiga para no llegar de golpe, y al acercar con la mano su parte central aquello era ya un verdadero mar de lágrimas de placer. Mis dedos se impregnaron e inundaron instantáneamente de su humedad, Ana en aquel momento me mordió la parte baja del cuello y profirió un pequeño grito y lamento diciendo
–¡Si, siii! ¡Ah! Aaahiii, siii…
Humedecí bien mis dedos con los jugos de su maravilloso coño y empecé a acariciar suavemente sus labios suavemente y sin cesar haciendo que mi amiga no dejara de jadear continuamente, pero contenida a la vez apoyando su cabeza sobre mi pecho, no deje de jugar y toquetear con dulzura los labios del coño de Ana durante un buen rato hasta llegar al clítoris donde de formar circular y con la yema de mi dedo corazón recorrí incesantemente y sin parar de manera progresiva y cada vez más acelerada según iba reclamando ella con sus gemidos ese clítoris empapado del coño de mi amiga Ana. Mientras con la mano izquierda comencé a acariciar y a tocar sus tetas por encima de la camiseta amarilla que llevaba donde también pode notar el tacto del encaje de su sujetador, lo cual me agradó enormemente, ese fue el momento en el que la penetré con dos de mis dedos llegando hasta donde ya no podía más, realmente estaba follando a mi amiga Ana con dos dedos de mano, los saque y los metí en unas cuantas ocasiones mientras ella me apretaba y arañaba continuamente, creo que en ese momento yo ya me corrí definitivamente, y solo tocando a mi amiga. Ana comenzó a jadear y ya a chillar sin parar con su boca pegada a mi cuerpo para que no se la oyera, a lo cual separándola un poco de mi le dije al oído:
–¡Chilla si quieres… Puta!, que con la música no se te oye…
A lo cual ella profirió entonces un alarido contenido al aire en señal de que se corría, Ana estaba teniendo un orgasmo bestial convulsionándose y temblándole las piernas a mas no poder mientras ahora mi dedo corazón, ya de manera muy delicada y suavemente, acariciaba sin cesar el coño de Ana terminando un trabajo increíble para posteriormente con leves caricias suaves y lentísimas ir abandonando poco a poco el interior de sus bragas una vez que mi amiga Ana se había corrido. Al cabo de un rato de tener su cabeza apoyada sobre mi pecho y sofocada se apartó sonriéndome con cara de felicidad y subió al baño del garito que se encontraba en la parte superior. Yo lamí disimuladamente los dedos de mi mano derecha que habían estado en el coño de mi amiga para saborearla y sorberla a ella todo lo que pude, luego los pasé por mi nariz y olí profundamente todo el aroma a Ana que aún permanecía mientras me tocaba la entrepierna con la otra mano para mi satisfacción. Acababa de tener, hasta esa fecha, la mejor experiencia con el coño de una tía.
Jamás pude imaginar que con las tetazas que Ana tenía y con lo que siempre las había deseado desde que con aquellos roces ella se las había dejado acariciar, fuera a ser el maravilloso coño de Ana y no sus tetas las que me hicieran correr simplemente con masturbarla y con verla gozar como había gozado. Esto sucedió hace años ya, y aunque nunca he vuelto a tener nada con mi amiga Ana os podéis hacer una idea de la cantidad de pajas que sus tetas y su coño me pueden haber costado desde entonces…, y sobre todo cada vez que nos vemos, aunque lo que de verdad me fastidia es no haber follado nunca con mi amiga, una de las mujeres que más he deseado en mi vida.