—No estarías pensando en seducirme ¿verdad? Eso sería muy tonto.
—Sí, no, no ¿cómo crees? —Le respondí.
—Tu y yo solo somos amigos, siempre te visto así —Me replicó.
—Sí, lo sé. Bueno, será mejor que me vaya, ya es tarde —Le dije un poco serio.
—No, espera, no te enojes.
—No, no es eso, es que mañana tengo que hacer algunas cosas.
Me levante y me dirigí a la puerta pero de pronto, Michelle me tomo por la mano.
—Ven, no te vayas, vamos a seguir platicando —Me insistió haciendo que regresáramos al sofá.
—Mira, para que veas que no soy tan mala, voy a dejar que me toques ¿este bien? —Me preguntó.
—No, ¿cómo crees? No necesario —Le respondí.
Michelle tomo una de mis manos y la puso sobre su blusa, me quede por un momento ahí, tocándola mientras ella me observaba.
Entonces metí mi mano por debajo de su blusa poco a poco y me encontré con su sostén de lencería. Ella sonrió y me dijo:
—¿Te gusta?
—Sí, claro —Le respondí
No puedo creer que quieras acariciarme, solo somos amigos.
—Siempre he pensado que eres muy atractiva ¿a quién no le gustaría acariciar a alguien como tú?
Michelle sonrió de nuevo, se tomó el cabello y lo coloco detrás de la oreja. Al parecer le gustó lo que dije.
Entonces introduje mi mano por debajo de su pantalón. Quería tocar su pantaleta, pero en vez de ello me topé con un poco de su vello púbico.
Ella se me quedo viendo y detuvo mi mano.
Al parecer solo estaba jugando conmigo, pero ahora no sabía como retomar el control del juego.
—No deberías de tocarme ahí ¿sabes?
—¿No te gusta? —Le pregunte
—Ese es el problema, que me estas excitando —Me respondió un poco seria
—Solo déjame tocarte, prometo no pedirte nada más
—Bueno, está bien, solo tocarme —Me respondió
Nuevamente volví a acariciarle el monte de venus por debajo de su pantalón suavemente.
Note que había cerrado los ojos, así que fui un poco más abajo hasta que mis dedos se encontraron con su vulva, la cual ya se sentía húmeda. Sabía que esta noche tendríamos sexo.
Michele comenzó a jadear.
—No deberías tocarme así Raúl, estás haciendo que me caliente —Me reclamo
—Sería algo hermoso para mi hacerte el amor —Le respondí
—No Raúl… no, no estaría bien. Solo somos amigos. Siempre seremos amigos. —Me dijo.
—¿Sabes? Los verdaderos amigos guardan secretos y comparten cosas —Le dije.
Michele se quedó pensando un instante.
—¿Guardarías el secreto de que estuvimos juntos? —Me pregunto al tiempo que posaba su mano sobre mi entrepierna
—Si, te doy mi palabra. Sera nuestro secreto.
Entonces me desabroche el pantalón y deje salir mi pene erecto.
Ella empezó a acariciarlo de arriba a abajo suavemente. Michelle volteo a verme y fue entonces que le plante un beso en la boca el cual me devolvió.
Después coloque mi mano en su cabeza para indicarle que bajara y al estar cerca de mi pene erecto lo metió en su boca. Sus labios y su lengua me hicieron sentir muy rico.
Poco después se puso de pie, se quitó el pantalón pero se dejó las zapatillas. Me sorprendió el tono de su piel, era muy blanca.
Se sentó sobre mí, y haciendo a un lado se pantaleta, se introdujo en mi pene húmedo y erecto. Así fue como empecé a tener sexo con mi mejor amiga.
—Ah, ahh, si, asi, rico, rico —No dejaba de gemir
—Desde que cruzamos esa puerta quería que me comieras completita! —Continúo diciendo
Michelle se quitó el sostén.
Ella siguió moviéndose de arriba a abajo mientras yo le acariciaba sus nalgas blancas y le besaba los pezones.
Estuvimos cogiendo así por rato hasta que Michelle tuvo un orgasmo.
Al terminar nos pusimos de pie.
—¿Me guardarías otro secreto Raúl?
—Si
—¿Me harías un perrito?, me encanta hacerlo en esa posición
—Si claro
Michelle se puso en sus cuatro punto de apoyo sobre el sofá, y aproveche para besar y lamer su vulva, la cual estaba demasiado húmeda. Mientras le hacia el sexo de esa forma, admiraba la belleza de su vulva y labios menores.
La tome por la cintura y me introduje en ella suavemente. Poco a poco empezamos a tomar ritmo.
Ella comenzó a gemir y en cada uno de mis movimientos ella gemía.
Sentí que iba a venirme, así que me salí de ella y empecé a eyacular en su espalda.
Michelle volteo a verme y me beso.
—Me encanto ¿sabes?
—A mi también Raúl, pero por favor no le digas a nadie —Me dijo un poco seria
—No, claro que no. Es nuestro secreto ¿recuerdas?
—Mira, no sé qué vaya a pasar después de esto entre nosotros ni se si vayamos a volver a hacerlo
—Si, no, no te preocupes.
Sera mejor que vaya a ducharme ¿nos vemos después?
Si claro —Le respondí
Como era de esperarse los días siguientes casi no nos vimos hasta que un día me llamo
—Hola Raúl, ¿cómo estás?
—Bien
—He pensado mucho en lo que paso, tu sabes.
—Si
—¿No le has dicho a nadie verdad?
—No, claro que no
—Solo quería decirte que me gustó mucho. Lo malo de esto es que ya no nos vemos y te extraño
—Yo también te extraño a ti pero no quería incomodarte
—¿Por qué no vienes?
Al recibirme me dio un abrazo, me invito a sentarme. En un tono un tanto solamente me dijo lo siguiente:
—Mira, no sé si estoy lista para una relación formal.
—No, no te preocupes. Seguimos siendo amigos como si nada
—¿Lo dices en serio?
—Si
—Me gustó mucho lo que hicimos —Me dijo
—Si, a mi también. Si por mi fuera te haría el amor de nuevo
Michelle sonrió dudosa.
—No, mira, si lo volvemos a hacer no vamos a salir de esto nunca
—Por mi está bien que no salgamos de esto nunca
Fue así como terminamos de nuevo teniendo sexo, en el sofá, en la cama y hasta en el baño.
Cada vez que Michelle me decía que me extrañaba, que quería que nos viéramos para platicar, sabía lo que realmente quería.
FIN