Capítulo 4: Los domingos son para estar en la cama.
-Si te lastimo dime por favor- diciendo esto empezó un con suave beso en el glande, rozando sus labios, fue bajando por un lateral, no sé si olfateando o probando su sabor, daba besos en su recorrido hasta llegar a la base del tronco, con su mano izquierda sostenía el tronco con movimientos de paja suave, lo empujó hacia mi obligo y me empezó comer las bolas, primero la derecha, después la izquierda, las beso y sin esperarlo se introdujo una al mismo tiempo que la succionó.
-Uff con cariño bella- atine a decir, mientras me recorría un escalofrió < me está mamando las bolas, que delicia>, cambio a la otra e hizo lo mismo, me robo un gemido, intenté reincorporarme para ver como la come, me detuvo –no, no, no, quédate acostado, que apenas empiezo- en eso intento introducirse ambos testículos en su boca, al ver que no pudo hacerlo desistió –no me caben en la boca- dijo y de golpe desde las bolas me empezó a pasar la lengua hasta la punta, me volvió a sacar otro gemido –Uy que delicia- me tensé porque esa sensación es demasiado fuerte.
Ella saco su lengua y de lado envolvió mi glande, pegada al tronco bajo y subió muy lento, la imagen es sumamente erótica, me miraba con vicio, deseo puro se leían en sus ojos, volvió a subir lamiendo todo mi tronco, de sopetón se lo introdujo hasta donde pudo, se forzó lo más que pudo hasta que la arcada aviso que ése era su límite, sacándolo y tomando aire se relamió los labios y algo de saliva se desborda de su boca, lo toma con las ambas manos y vuelve a metérselo, en un nuevo intento, pero otra arcada se lo impidió.
Desiste y nuevamente tomando aire dice –No me cabe, esto esta divino- y se lanza a comerlo fuerza, empezó una mamada magistral, subía y bajaba con ganas, el mismo tiempo succionada la cabeza, su lengua se sentía como si fuesen dos bocas la que me lo estaban comiendo, solo me quedaba viéndola, ella estaba absorta en su faena, estuvo no sé si 5 minutos o es demasiado, pero ya me tenía al tope, sin duda las ganas afloran las mejores facetas de las personas.
Le tomo la cara con ambas manos e intento hacer que suba, cuando en su última subida succiona con tal fuerza que al soltarme el glande sonó como un si fuera un chupón, un hilo de saliva colgaba desde el glande hacia su boca, estaba agitada, excitada, su respiración acelerada, -no ya va, déjame un ratico más que no puedo dejar de comérmelo, esta divino- sonrío y le digo, -ya tendrás tiempo para jugar con él, pero ahora te quiero aquí-, dicho esto, lo suelta, y a gatas, empieza a subir sobre mí.
Pasando sus brazos por mis costado, sus tetas cuelgan y bailan con su movimiento, se baja un poco rozando el tronco, haciendo que éste quede entre sus tetas suculentas, continua subiendo, provocando un roce divino pasándome sus tetas por el pecho, cuando ya está a mi altura intenta rozar su vagina con tronco y le digo –eh no, sigue subiendo- le tomo por la cintura y la halo, pone cara de no comprender pero continua, le tomo nalgas y me aferro firme apretándolas <Tiene el culo duro, estas nalgas están divinas> la sigo guiando hasta que su piernas están a los costados de mi cabeza y es allí que entiende cuál es mi intención.
-También tienes hambre, no- diciendo esto empieza a moverse sensualmente sobre mí, arrodillada sobre mi cara, le agarro las nalgas y subo hasta su cintura, le voy atrayendo hacia mí para que se siente, sin dejar de mirarla siento el calor que emana, su olor es perceptible, huele a hembra en celo, me embriaga.
Al rozar mi boca, con mi lengua, en un movimiento le lamo suave desde abajo hasta arriba, mi observa atenta y abre la boca agarrándose una teta con fuerza al sentir mi lengua recorrerla, intenta levantarse y se lo impido halándola hacia mi para calzar mi boca, y empiezo a pasarle la lengua primero por los bordes externos de sus labios, un lado, después el otro, hago círculos por toda ella sin tocarle aún el clítoris.
Genesis se deja hacer, pero no puede evitar mover sus caderas en círculos y de atrás hacia adelante, no sé escapando de mi lengua o buscando mayor roce con ella, en uno de sus movimientos meto mi lengua entre sus labios, busco penetrarla –Ah, dios- dice con un pequeño temblor y me toma con una mano por el cabello, agarrándome con mucha fuerza.
Se queda quieta y me deja hacer, mi lengua hace círculos dentro de ella, cierro mis labios tomando su botón el cual succiono muy suave, suelto la presión y vuelvo a succionar suave y suelto de nuevo, le paso la lengua por el borde derecho de su botón y veo que allí empieza a moverse más rápido <Ok aquí le gusta más> me esmero allí, suave pero con ritmo, siento que me hala por el cabello, cambio de lado sin ella esperarlo, ahora es el otro lado de su botón el que recibe mi atención, aumento un poco la velocidad del roce, empieza a mover sus caderas con más velocidad hacia adelante y hacia atrás, se suelta su teta que tenía prisionera dejándola roja, maltratada y me agarra con ambas manos la cabeza, su cara esta roja, muerde sus labios, ella es un mar de gemidos, siento mi cara empapada.
Suelto su cintura, siento que está subiendo su clímax, paso mis manos por los costado aferrándome a sus tetas desde abajo, dejando sus pezones entre mis dedos, me agarro firme y sigo jugando con mi lengua pero con más intensidad, sin imprimir mucha fuerza cuando le siento una nalga temblar, mantengo el ritmo y ella dice –Si, así, dios que rico- palabras casi inaudible entre gemidos, cierro los dedos pellizcando sus pezones, mi comida de coño va surtiendo el efecto deseado porque que me garra con tal fuerza que no dudo que me haya arrancado algún cabello y sus nalgas empiezas a vibrar con fuerza, su cara esta roja, sus ojos en blanco, su boca abierta en un grito ahogado tensa su cuerpo.
Siento que su vagina se cierra y abre como queriendo comerme la boca, empieza a destilar el dulce néctar que emana de su vagina, caliente, algo dulzón e intenta levantarse como para separarse y lo hace con tal fuerza que logra zafarse de mí y suelta un gemido con un grito ahogado sucumbiendo al orgasmo que le acaba de estallar, sus manos me sueltan, su cuerpo cae sobre mi cara y se echa hacia delante tratando de no caer.
Su respiración agitada, su cuerpo con temblores esporádico, la lleva una mano a su vagina como queriendo contener los temblores, beso su mano, me escapo entre sus piernas, ella aun continua en esa posición como intentando controlase, me arrodillo a su espalda abrazándole, intercambio su mano en su vagina por la mía acariciándole de manera suave sus labios entre mis dedos, con la otra le tomo por el vientre y hago caricias, mi cabeza le apoyo en su obro y me acero a su odio –Apenas empiezo a saciar mi sed de ti- dicho esto le doy un beso suave en el cuello y ella intenta agarrarme la cabeza.
Voy retrocediendo con ella en la cama, mi erección está en un punto que duele, ya la sangre del tronco no encuentra más espacio y no hay más piel que pueda estirar, se la pongo entre sus piernas, ésta palpita, le agarro por la cintura y empiezo un suave movimiento de atrás hacia adelante rozándonos, ella baja la cabeza y me dice –mierda, estas detrás y me pasa hasta adelante, esto me va a doler- una risa nerviosa se le escapa y sus caderas me acompañan en el roce.
Ya estando con espacio, hago que baje el cuerpo y se acostando su pecho en la cama dejándome el culo en perfecta posición, elevado, abierto, me agarro el tronco y con suavidad empiezo a jugar con su vagina, primero de arriba hacia abajo, después en círculos, mi otra mano le agarro el culo y sobo sus nalgas, no duro mucho jugando con el glande con sus labios, ya está goteando de placer, cuando de un movimiento ella hace que me calce en la entrada.
Le agarro la otra nalga y de un solo movimiento suave pero sin pausa empieza a entrar, sintiendo como me voy abriendo camino, su calor es absoluto, una vez que la cabeza entro ella arquea la espalda y se escucha un gemido tragando aire con los dientes cerrados, su mano se aferra a mi brazo, no detengo mi penetrada hasta que topo con su útero, ella pega un brinco al sentirlo, su vagina palpita y da ciertas contracciones –Dame un min, no te muevas que estoy a punto de explotar me dice- su respiración es profunda –me vas a partir en dos- volteo a verme, esboza una sonrisa, le sonrió apretando sus las nalgas y empiezo a salir suave, ella gime y justo cuando casi saco la cabeza, retorno hacia adentro pero esta vez hago movimiento cortos y rápidos, como si fuese solo la cabeza, un 1/3 de mi tronco –ah sí, así, que rico- me suelta, son uno, dos, tres, cuatro, movimientos cortos y al quinto se la suelto completa sin parar hasta el fondo –Ah Dios mío- su pierna izquierda tiembla.
Empiezo a cogérmela suave, pero con ritmo, sus gemidos se desatan, su mano que me agarraba el brazo me suelta dejándome una marca y se agarra con fuerza de las sabanas, le atino una nalgada –Ah sí, cógeme- dice, subo mi mano acariciando su espalda, aumenta el volumen de sus gemidos, me bajo pegando mi pecho su espalda y le tomo por los hombros, ya se escucha nuestros cuerpos chocar con cada embestida, una de sus manos intenta tomarme las bolas, estas chocan con su gavina y clítoris.
Le agarro por los brazos llevándolos a su espalda, la sostengo en el aire y empiezo a penetrarla con fuerza, solo suelta gemido tras otro, es un –ah, ah, ah, ah- va aumentando el volumen e intensidad, con un brazo le agarro los dos suyos y con el otro le tomo por una teta, el bamboleo hace que estas no hayan cesado su bamboleo, sus pezones están durísimos, su cuerpo suda, su cabello absolutamente revuelto.
El olor en el cuarto es a sexo puro, duro y bruto, -Si, así, dame más duro, párteme en dos- dice le suelto y dejo caer, literalmente se estrelló contra el colchón gimiendo y su cabeza de lado, le agarro una nalga y la otra mano me apoyo en su espalda, escucharla gemir así, hace que me suba la libido al máximo y empiezo a darle duro, solo en el cuarto se escucha sus gemidos y gritos compitiendo con el sonido de nuestros cuerpos chocando,
-Así, si dame duro por favor, no pares, mátame a güevo- me dice esa frase detona en mí, estoy a punto también y ella me dice –No pares por favor, te lo ruego, lléname, dámela toda, quiero sentirte llenarme, anda pero no pares por nada-, me concentre en ella tratando de controlarme en no acabar y siendo que sus gritos se van ahogando y sus piernas tiembla, signo inequívoco que está acabando, mantengo el ritmo y justo cuando arquea su espalda pegando un grito que ahoga siento que todo el tronco de mi güevo es masticado por su vagina, aprieta y suelta y ya allí, no puede más le tomo de las nalgas, aferrándome a ellas se la meto hasta el fondo eyaculando, ella pega otro grito ahogado con cada disparo mío, no deja de temblar, la sensación dentro de ella es un calor intenso, siento mis muslo empapados de su acabada y el sonido de chapoteo en los últimos minutos fue intenso, me dejo caer sobre ella en su espalda y ambos caemos, agotados, respirando fuertemente, mi pene palpita en los últimos espasmos eyaculando, su vagina late y aprieta como queriendo exprimirme hasta la última gota.
Me giro sacando saliéndome de ella, solo dice un largo –Ah que rico- quedo boca arriba a su lado y ella voltea a su cabeza mirándome, sus ojos brillan y su cara tiene una mezcla entre sonrisa y sopor, sin lugar a dudas fue un buen polvo –no siento mis piernas- y se ríe, me volteo hacia ella e intento cargarla para acostarla sobre mí, ella como pudo, muy torpe intento ayudarme, quedando acostada sobre mí me empieza a besar, son suaves, le recojo el cabellos rebelde que tapan la cara y le abrazo haciendo cariños a su espalda, me encanta la espalda de una mujer y más si esta sudada.
-Dónde estabas hace 3 años, por qué carajo no te conocí antes- dice besándome –pues hace tres años apenas nos hablábamos, recuerdas cuando nuestro traro era apenas profesional, siempre me intimidaste-, con una mano sobre mi pecho intenta dame una palmada, pero no le sale, está agotada, -si tuviera fuerzas te caería a golpes, por no haberme hecho ver lo que hoy tengo debajo de mi- y le pregunto, -¿qué tienes debajo de ti?- levanta la cabeza y mirándome a los ojos –el mejor hombre que he conocido, no tenía idea que fueras tan perfecto, siempre me negué por miedo pero ahora que te conocí en cuerpo y alma, me arrepiento de haber pedido tanto tiempo- me da un beso suave y largo donde nuestras lenguas se juntan, devoramos nuestras lenguas con un beso apasionado, mis manos juegan con su espalda y ella me agarra la cara besándome.
No sé en qué momento nos quedamos dormidos, pero en un movimiento que hizo me despertó, estábamos aún desnudos, ella rendida absolutamente sobre un costado sobre mí, como pude hale la cobija y nos arropé, volví a intentar a dormirme mirándola y viendo como su cara denota absoluta paz, un sueño profundo, su mano apoyada en mi pecho y su cabeza apoyada en mi hombro, una pierna sobre la mía, nuestros cuerpos fusionados en uno, doy un beso en su frente e intento conciliar nuevamente el sueño.