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Amante del cerrajero (Parte 3)
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Desperté justo a tiempo para limpiar el cuarto, como pude me limpié y preparé la cena, cuando llegó Paul, me preguntó acerca del problema del baño, le dije que no había podido venir el plomero, pero que me había asegurado que sin falta al día siguiente se presentaría a arreglar el desperfecto, me dijo que él tenía que salir de la ciudad unos días, por cuestiones del trabajo, que tenía que ir a realizar una inspección a una planta de otra ciudad y que además tendría que tomar un curso de capacitación por lo que no regresaría hasta la próxima semana, que si creía que podría hacerme cargo, a lo que le dije que no se preocupara. Después de cenar y ayudarlo a hacer las maletas nos fuimos a dormir.

Por el cansancio me quedé dormida, teniendo un sueño lleno de placer, iba al local de don Lucas, el cual estaba sentado oliendo mi tanga, al verme en la entrada me decía:

-Buenas tardes señorita Pamela, ¿se le ofrece algo?

-Sí, ocupo que me abra… algo en la casa –le contestaba yo.

-En su casa o aquí -me decía mientras se agarraba su entrepierna que ya denotaba un bulto grande, mientras lo veía me mordía el labio llena de deseo.

-Aquí no tiene donde hacerme el trabajo que ocupo.

-Claro que si mamacita, ya sabes que te haré todo lo que necesites… -Mientras se sacaba su enorme verga ya erecta.

Desperté llena de excitación y deseo, húmeda, demasiado húmeda; me paré y fui a la cocina por un vaso de agua, sin embargo, la excitación era tal que no pude contener tocarme imaginando como don Lucas me cogía en su local, llenándome de su rico semen mi vagina, para después recordar la deliciosa verga de don Jaime dentro de mi ano, algo había cambiado, ya no era la misma, deseaba ser poseída por esos dos viejos, hace un par de días no me hubiera pasado por la cabeza semejante locura, pero los deseaba, deseaba sus vergas, con esos pensamientos termine masturbándome como nunca, en medio de la cocina tuve un orgasmo que Paul jamás me había provocado con su mejor cogida.

A la mañana siguiente Paul se fue al aeropuerto para realizar el viaje que tenía previsto, yo por mi parte tenía el problema de que seguía tapado el caño y no sabía si don Jaime regresaría a arreglarlo después de lo que había pasado el día anterior, el pensar en él me excitaba, tenía las hormonas al mil, solo pensaba en estar ensartada por esos dos viejos.

La diferencia de edades, de aspectos físicos y hasta de la posición económica me generaba excitación, imaginar a esos sesentones con una veinteañera como yo, sus cuerpos ya arrugados y rasposos por los años y el trabajo contrastar con el mío liso y suave, ellos unos viejos feos que al verlos en la calle causan hasta cierto desagrado, uno de ellos panzón en contra de aspecto que aunque no soy una belleza de portada de revistas más de algún tipo voltea la cara para verme mejor, si le agregamos que las casas de ellos deben ser de bajos recursos, feas y sucias comparada en la que vivo que aunque no es un palacio es algo a lo que ellos no puede aspirar; sin negar la excitación de lo prohibido pues soy una mujer casada, hasta hace un par de días fiel e inocente, pero ahora soy una puta que se excita con solo imaginar que uno de esos dos se me acerque para usarme, no para compartir un momento juntos, sencillamente para usarme y desahogar sus necesidades conmigo, hasta el imaginarme que el viejo esposo de mi vecina pudiera usarme.

Me estaba volviendo loca, mi imaginación empezó a volar pensando en que el día de ayer que habíamos ido a bañarnos a casa de los vecinos, por un momento nos quedábamos solos, yo vestida con mi tanga roja, mi licra blanca y la blusita ligera que me había puesto, el pensar que se me acercara me agarraba las nalgas mientras besa mi cuello, para después con firmeza doblarme hacia delante mientras me bajaba la licra y la tanga para penetrarme ahí en la entrada de su departamento… De nuevo estaba mojada, me asustaba pero mi cuerpo vencía a mi cabeza, la razón cada vez tenía menos lugar, parecía una adolecente con las hormonas al mil esperando que en cada esquina un desconocido la penetre.

Con todo eso en mi cabeza instintivamente me empecé a arreglar, me puse un pantalón de licra negro muy ajustado y una playera deportiva blanca también de licra muy pegada a mi cuerpo, estaba en ese pensamientos cuando sonó el timbre del departamento, por un momento pensé en no abrir, tenía que estar más controlada, volvieron a timbrar agarre unas sandalias que tenía a la mano y fui, al abrir la puerta me encontré a don Jaime.

-Buenos días señorita Pamela, vengo a terminar el trabajo que dejé pendiente el día de ayer -me lo dijo con toda naturalidad, sin asomo de morbo, me quedé en shock sin saber que hacer a lo que él dio un paso hacia adentro, me quité y solo balbuceé- adelante don Jaime, pase.

Él se fue directo al baño sin ningún comentario extra o mirada que delatara alguna otra intensión, me quede en la entra viéndolo ir al cuarto de baño dentro de mi empezó un cabreo ¿cómo era posible que me ignorara de esa forma? Era un viejo feo y ayer me había poseído, había confesado que nunca antes había tenido en sus manos un cuerpo como él mío y ahora me ignoraba, eso me tenía descolocada, no sabía que pensar, dentro de mi algo me decía que eso no era posible, que él no debía poder resistirse a mi, que tenía que poseerme de nuevo y junto con esos pensamientos mi entre pierna se empezó a humedecer.

Mi mente empezó a volar, esperaba que al ir al cuarto lo encontrara de nuevo sentado en mi cama oliendo una de mis tangas mientras se masturbaba, de imaginar ver su inmensa verga brillante por sus líquidos preseminales, se me hacía agua la boca y la vagina. Empecé a caminar al cuarto con la esperanza de verlo sentados en la cama y al llegar a la puerta no lo encontré. Me asome al baño y lo encontré trabajando, por un lado mi cabeza pensaba que lo de ayer había sido un sueño ¿cómo una bella chica como yo iba a dejarse coger por un viejo feo como ese? Sin embargo, mi ano me decía lo contrario, después de lo de ayer, mi ano estaba más dilatado y deseaba tragarse de nuevo ese inmenso mástil.

Camine a la cocina, ocupaba alejarme un poco y pensar con más calma la situación, me senté en una silla mientras mi cabeza echa un caos intentaba ordenarse y sin pensarlo metí una mano bajo mi pantalón de lycra, al sentir lo húmeda que estaba algo dentro de mi me empujo al vacío, me paré y camine a la sala.

-Don Jaime ¿cómo va con el arreglo?

-Bien señorita Pamela, casi estoy por terminar.

-¿No le gustaría tomar un refresco o agua? que debe tener algo de sed.

-Muchas gracias señorita, voy para allá.

Lo esperaba en la sala con un vaso de agua y un refresco para que él escogiera lo que deseara. Se acercó a mi sin ningún asomo de maldad o lacividad y tomo el agua.

-Muchas gracias señorita, vaya que me hacía falta.

-No tiene nada que agradecer don Jaime, siéntese a descansar un poco y dígame ¿qué tan difícil está el trabajo?

Don Jaime se sentó en el sillón y me empezó a platicar un poco algo que ni atención le puse, caminando lo más provocativa posible me senté a su lado, un breve momento lo vi a los ojos y le dije:

-Don Jaime, no ocupa que haga nada más por usted -se lo dije lo más sugerentemente posible viendo su entre pierna y mordiéndome el labio.

-¿Cómo qué podría necesitar? ¿Tienes alguna idea? -me contesto don Jaime.

No pude resistir más mi calentura le abrí el cierre del pantalón y saque su enorme verga todavía media flácida, aun así era enorme.

-Déjeme atenderlo como se merece.

Al terminar de decirlo me metí su verga en mi boca, la verdad deseaba saborear una vez más ese mástil el cual me sabía a gloria, solo escuche como don Jaime suspiro y dijo en voz baja:

-Sabía que no ibas a aguantar putita, que ibas a pedirme más verga.

-Don Jaime, no me diga puta, me muero de ganas por sentir de nuevo su verga en mi, pero no por eso soy una puta ¿o sí?

La última parte la dije con mi mejor cara de inocente que pude poner, me estaba encantando ese juego de ser la puta de don Jaime, que me lo dijera.

-Pamelita, claro que eres una putita, pero no te apures, quedaras más que satisfecha, hoy vas a disfrutar de nuevo y vas a quedar más complacida que ayer. -Cuando terminó de decir eso me arrodillé frente a él para poder disfrutar en toda su extensión su verga, la saboreaba como un caramelo tan delicioso que quería que no terminara, seguí chupándoselo con toda mi lujuria y deseo.- Si Pamelita, que rico la chupas, nunca nadie me había chupado la verga tan delicioso, ni a las putas que les pagaba hacían un trabajo tan rico como lo haces tú…

-Don Jaime, no me compare con una puta -se lo decía mientras volvía a meterme su verga para volver a sacarla- no ve que soy una señora casada.

-Nadie niega que seas casada, pero también eres una puta, una puta que no cobra por dejarse coger y que además en su departamento sin que el cornudo de su marido imagine lo que hace mientras no está ahhh si putita chupa asíii.

La verdad me excitaba lo que me decía y se la chupaba con más ganas, la diferencia entre las putas que decía don Jaime y yo es que ellas lo hacían por necesidad y yo por puro gusto.

Llevaría unos 5 o 10 minutos cuando a mis espaldas escuche como se abría la puerta de entrada, por un momento me asusté y quise voltear a ver que no fuera Paul quien hubiera regresado por algo al departamento, pero don Jaime me tomó de la cabeza.

-No te apures putita, no es el cornudo de tu esposo.

Al cerrarse la puerta escuche una voz que decía:

-Vaya, pero que puta serás -era la voz de don Lucas- ya veo que te está atendiendo bien Jaime.

-Claro que si Lucas, es una puta que solo desea una buena verga y para su fortuna hoy tendrá dos.

Don Lucas  se acercó al sillón y al pasar por un lado mío me dio tremenda nalgada que me hizo respingar del dolor, pero a la vez me excitó mucho que me nalgueara, se sentó al lado de don Jaime y se sacó el pantalón, dejando expuesta su verga que ya se encontraba erecta, me supongo de la excitación de verme chupando la verga de don Jaime y ante la posibilidad de cogerme, yo solo aumentaba mi excitación.

-No me diga puta don Lucas -le dije con una voz de niña regañada, mientras chupaba la verga de don Jaime y lo veía a los ojos, la cara de don Lucas demostraba mucha lujuria.

-Eres una puta, no te puedo llamar de otra manera y tu cabrón ¿ya terminaste el trabajo que ocupa esta perra y su cornudo esposo?

-No Lucas, estaba por terminar cuando me pidió verga y tú sabes que a una puta tan buena como está no se le puede negar.

El escucharlos referirse a mi de esa manera, me excito aún más, era la puta de dos viejos y feos, me tenían a mi para usar a su antojo.

-Ve a terminarlo, ocupamos que el cornudo de su esposo no sospeche nada, mientras yo la atiendo -acabando de decir eso, me tomó del pelo y me jaló a su verga, la cual ya estaba erecta y brillante de sus fluidos- Chúpala pendeja, que bien que te gusta está verga también -yo seguí con mi trabajo, chupando ahora la verga de don Lucas. Don Jaime se paró y se fue al baño a terminar el trabajo.

-Ahhh Pamela, que rico la chupas, eres una pendeja que aprende rápido, ahora eres toda una experta, el cornudo de tu esposo no tiene ni idea de la puta que tiene en casa ¿o sí?

-No don Lucas, él piensa que tiene una adorable y recatada esposa, que nunca le pondría los cuernos con un par de viejos -le decía eso mientras me metía su verga a mi boca y lo miraba a los ojos llena de lujuria y deseo.

Al sacarme la verga de la boca puse cara de niña buena y le dije:

-¿Don Lucas de verdad cree que soy una puta? -al terminar de decirlo me metí su pene lo más que pude en mi boca sin dejar de verlo a los ojos.

-Jajajaja, pero si serás puta, eres la zorra más sabrosa que he conocido y además de todo eres una mamadora excelente, aprendes rápido y hoy tendrás un regalo muy especial -me dijo don Lucas.

Yo chupando su verga le dije -¿Cuál es don Lucas?

-Tu sigue haciendo lo que mejor sabes perra, no preguntes y sigue chupando -me decía mientras con las manos agarraba mi cabeza para hacerme que me metiera su verga en la boca.

-Si don Lucas -lo dije con la mayor sumisión que pude, la verdad me estaba gustando sentirme una puta y usada por ese par de viejos.

-Lo sabía puta, sabía que eras una puta y lo mejor, que de ahora en adelante serás nuestra puta ahhh, sigue así perra.

-Si don Lucas, seré su puta y ustedes me podrán coger siempre que lo deseen -seguí chupándole la verga de una manera que jamás imaginé que haría.

-Pamelita es hora de que obtengas lo que deseas, ven y siéntate en mi verga. -Me paré inmediatamente, deseaba sentir su verga en mi vagina, me quite el pantalón y la tanga roja, mientras don Lucas se ponía un condón a la vez que me decía- Pamelita, pero mira que putita eres, que bonita tanga, sabias que la ibas a mostrar ¿verdad pendeja?

-Era para mi marido, pero él no la aprovechó, ahora usted puede disfrutarla -le dije mientras me acercaba a él y me subí y me apuntaba su verga en mi rajita para introducirla poco a poco.

-Ahhh, que rico se siente Pamelita, estás bien apretada y eso que ya te cogimos ahhh…

-Si don Lucas ahhh siiii, que rico se siente su verga ahhh la tiene inmensa ahhh -empecé a subir y bajar en su rica verga, la deseaba tanto que la recorría lentamente desde su raíz hasta la punta para después dejarme caer en un sentón y sentir como se llenaba mi vagina con su grande verga.- Ahhh don Lucas, me llena todita ahhh -le decía mientras me daba otro sentón, para luego volver a subir lentamente, estuve así varios minutos sintiendo como entraba y salía su verga gimiendo de placer y deseo.- Ahhh don Lucas, que delicia, tiene una verga deliciosa ahhhh…

-Es lo que te hacía falta putita, tu eres una yegua que ocupa un buen fierro para marcarla, aquí tienes una buena verga, el pendejo de tu marido no tiene lo que ocupa una puta como tu ahhhh si, así, que rica estás…

-Pero para eso está usted, para darme todo lo que necesito, ahhh siii, ahhh que rico me llena -estaba disfrutando tanto sentir su dura verga dentro de mi y el que me mencionaran Paul me excitaba.

-Al cornudo de tu marido lo vamos a dejar creer que es tu dueño, porque ocupamos quien mantenga a una puta tan exquisita como tú, pero en realidad tu cuerpo ya me pertenece, tu cuerpo ocupa una verga de verdad…

-Si don Lucas ahhh necesito un macho de verdad, necesito alguien que me llene ahhh necesito alguien que me dé una buena verga…

-El putito de tu marido de seguro tiene un pito diminuto ¿verdad putita?

-Si don Lucas, comparado con el suyo el de él no sirve para nada ahhh…

-Dilo puta, di que amas mi pene, que vas a hacer cualquier cosa por sentirlo dentro.

-Si don Lucas, siii ahhhh

-Si ¿qué? -dijo don Lucas y  de repente introdujo un dedo en mi ano, fue una oleada de placer sentir como entraba su dedo sin permiso.

-Ahhhh, don Lucas que rico se siente.

-Dilo puta, dilo.

-Ahhh ahhhh aaamo su pene ahhh lo amo.

-¿Qué más? -decía eso Don Lucas mientras me agarraba la cintura para hacer que me diera un sentón con mucha fuerza y sentir como se introducía aún más su pene dentro de mí.

-Ah lo deseo ahhh lo deseo!

-¿Qué deseas? Putita.

-Ah deseo su verga ahhh deseo ser su puta ahhh que rico…

-Y lo que te falta putita, sigue moviéndote Pamelita, que quiero seguir sintiendo como te clavas tu solita mi verga.

Estaba muy excitada por estar siendo cogida de nuevo por don Lucas, ahora en mi propio departamento, era tanto el morbo que no escuchaba otra cosa que mis gemidos. De repente don Lucas sacó su dedo de mi ano, me jalo hacia él y me abrió mis nalgas, me dijo al oído:

-Ahora si Pamelita vas a disfrutar como nunca -en ese preciso momento sentí como entraba por mi ano la verga de don Jaime, fue tan fuerte mi excitación de sentir su verga por mi ano teniendo la verga de don Lucas en mi vagina que no había terminado de meterla cuando empecé a temblar por el inmenso orgasmo que estaba teniendo, si no es porque estaba entre don Lucas y don Jaime hubiera caído en ese momento al suelo, pues mis piernas perdieron todas sus fuerzas.

Sentí como entraba cada centímetro de la verga de don Jaime mientras me decía al oído:

-Ahora voy a destapar este caño señorita Pamela ¿está de acuerdo?

Yo solo seguía gimiendo, don Lucas no se movía debajo de mi estaba engolosinado mordiéndome mis senos por encima de mi playera mientras don Jaime empezaba a moverse despacio para sacar su enorme verga de mi ano y mientras la volvía a meter me volvió a decir al oído:

-Señorita Pamela, creo que este caño ocupa toda mi experiencia para dejarlo bien abierto -al terminar de decir eso me insertó la verga de una sola vez hasta el fondo a lo que grité por el dolor, pero sobre todo por el placer de sentirme tan llena como nunca en mi vida, aunque afortunadamente el grito quedó sofocado porque justo en ese momento don Jaime puso su mano sobre mi boca, por un momento los dos se quedaron completamente quietos dentro de mí, ninguno decía nada, no pude más y llena de excitación empecé a sacar y meterme las dos vergas dentro de mi.

-Sí, así Pamelita, que rico te mueves ahhh te dije Lucas, está putita ocupaba una buena cogida -dijo don Jaime.

Separándome de Don Lucas les dije:

-Sí, quiero que me cojan con todas sus fuerzas, quiero sentir sus vergas dentro de mí, métanlas por favor.

-Pídelo puta, suplica porque te cojamos -dijo don Lucas, yo ya me encontraba fuera de mí.

-Por favor don Lucas, quiero que me ensarte su verga hasta lo más profundo de mi vagina y la llene de su semen, por favor ahhhh siiii, así

Duramos en esa posición como 20 minutos, sintiendo como entraban y salían las vergas de esos dos viejos de dentro de mí.

-Lucas, ¿qué opinas de que bañemos a esta putita? -dijo don Jaime.

-Me parece muy bien, estoy a punto de venirme, pero hoy me apetece echárselos en su cara -contesto don Lucas.

Diciendo esto don Jaime se salió de mí, me jaló para que me quitara de encima de don Lucas y me arrodillara frente a él. Don Lucas se paró, los dos se quitaron los condones y me pusieron sus vergas frente a mi cara, sin esperar más tome cada verga con una mano y chupándolas alternadamente hasta que a los pocos segundos don Lucas agarró su verga y la apuntó a mi cara y se empezó a venirse cayendo los primeros chorros en mi rostro yo abrí la boca buscando que lo demás cayera dentro de ella, una buena cantidad cayo dentro de mi boca, los cuales saboree y trague, tenían un sabor salado pero delicioso, el resto empezó a escurrir a mis senos encima de mi playera, poco después don Jaime se vino también en mi cara llenándola completamente, a lo cual intente también tragarme la mayor cantidad posible.

-Ahora si putita, termina de hacer tu trabajo -me dijo don Lucas acercándome su verga de nuevo a mi boca, la cual chupé con ansia dejándola completamente limpia, después don Jaime me acercó la suya mientras me decía- señorita Pamela le falta también limpiarme -inmediatamente me metí su verga en mi boca también la dejé completamente limpia.

Después de eso los dos se vistieron y don Lucas me dijo:

-Aunque te ves muy hermosa así, llena de nuestro semen ve y límpiate que el cornudo de tu marido puede sospechar algo y deseamos seguir jugando contigo preciosa.

Pensé en decirles que Paul estaba fuera de la ciudad, pero la poca cordura que me quedaba me hizo callar, era su puta, pero quería tener un poco de control de la situación.

Después de eso don Lucas salió del departamento mientras don Jaime se iba al baño por sus herramientas, cuando regresó yo aún estaba en el suelo de rodillas, se me acerco al oído y me dijo:

-Señorita Pamela, cuando guste que le destape el caño ya sabe que me puede llamar.

Al pararse tenía la verga de fuera y me dio un par de cachetadas con ella lo cual me excitó muchísimo, nunca pensé que alguien me fuera a tratar así y mucho menos un viejo feo, no puede contenerme más y me volví a meter su verga en la boca, chupándosela una vez más como si mi vida fuera en ello, después de unos minutos que se me hicieron segundos, don Jaime empezó a gemir y terminó descargando nuevamente su semen, pero esta vez todo dentro de mi boca, me lo tragué todo disfrutándolo como nunca pensé hacerlo.

-Gracias Pamelita, sé que volverás a disfrutarlo muy pronto.

Al decirlo me daba unas suaves cachetadas en una de mis mejillas, diciendo esto salió también del departamento dejándome sola llena de semen y aún excitada en medio de la sala de mi departamento, deseando volver a repetirlo y sabiendo que era la puta de ese par de viejos feos que jamás pensaron que una joven como yo estaría a su disposición.

****************

La primeras dos parte del relato no son de mi creación, son del autor Anumus, espero haber estado al nivel.

Dejo aquí los links de las dos primeras partes:

Amante del cerrajero

Amante del cerrajero (2 – Final)

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Comentarios

1 COMENTARIO

  1. Ojalá que el pusilánime del marido abra los ojos y se ponga los pantalones y mande a la m … A esa felona de mujer que tiene y de paso se lleve de encuentro a ese par de viejos por depravados y que tan mal se expresan de el tanto como su “mujer” justicia divina.

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