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Amanda y la cámara web (Parte I)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Había llegado cansado a casa después de trabajar. Estaba solo y aún quedaba un par de horas antes de que mi novia volviera a casa. Esa tarde había quedado con un par de amigas y sabía que no iba a llegar antes de la hora de cenar. Pensé en dedicar la tarde a preparar la sorpresa para nuestro aniversario. Después de cuatro años desde que nos conocimos y casi tres desde que empezamos a vivir juntos, estaba pensado en pedirle matrimonio.

Amanda tenía 25 años. Desde que la conocí me llamó la atención por su cuerpo, su pelo pelirrojo, sus ojos color caramelo y su sonrisa. Además, desde hace unos meses había comenzado a ir al gimnasio lo cual había aumentado los vistazos que le echaban el resto de hombre al pasar.

La tarde pasaba anodina hasta que me llegó un mensaje del grupo de los amigos. Seguro que iban a hablar de alguna conquista o sería alguna foto subida de tono. Era un link a una página de cámaras. No era la primera vez, pero el mensaje de después llamó la atención: “Mirad, la chica se aparece a Amanda, la novia de Antonio”. Interesado y con algo de preocupación habría el link. Sabía que estaba con sus amigas, pero algo de preocupación me entró. El link me llevó a una carga que tardó en cargar y donde pude ver a una chica de pelo pelirrojo de espaldas. Llevaba una minifalda de cuadros verdes y azules, unos calcetines largos con el mismo estampado y un top de color blanca para arriba. Era cierto que se parecía a mi novia pero la ropa no la reconocía. Me iba a salir cuando apareció en el plano un hombre maduro de acento latinoamericano, probablemente de Colombia o Venezuela. Palmeó y agarró con fuerza su culo y la obligó a reclinarse para que subiera la minifalda y se pudiera ver su culo con un tanga de hilo de color rojo. La escena me puso un poco cachondo, especialmente tras escuchar un gemido ahogado de la chica. Además, leí con diversión los comentarios que iban dejando otros hombres en el chat y descubrí que iban gastando una especie de moneda ficticia para que la pareja fuera realizando algunas acciones: azotes, pellizcos…

Fui a cerrar la página y ponerme a hacer la cena, cuando la chica se dio la vuelta y pude verle la cara. Cerré la página web de inmediato en el móvil y corrí hacia el ordenador. No podía creer lo que había visto, debía de ser un error por el tamaño de la pantalla o la resolución. El tiempo de encendido del ordenador se hizo eterno y aproveché para leer los mensajes del grupo de amigos. Solo había uno, uno de mis amigos había enviado un pantallazo de la cámara y se veía como había pagado 50 monedas porque la chica se quitase el top. Maldije a mi amigo, el cual escribió: “Ojalá tenerla aquí. Si no es Amanda, es una hermana gemela que tiene”. Me faltó tiempo para acceder y poner la cámara. Sentía una mezcla de ira y excitación, de preocupación y de morbo. La cámara tardó un poco más en carga que en el móvil, pude leer los mensajes del chat como animaban al chico y escribían una guarrada tras otra.

La cámara se cargó y se puede ver a una chica de rodillas aún con la falda, con un sus al tetas aire, con la polla del hombre muy cerca de su cara.

La cámara se cargó. Puede ver a una chica de rodillas con sus tetas al aire pero aún con la minifalda. Con una de las manos había empezado a manosear la polla del hombre, él hacía lo propio con sus tetas. No había dudas, era Amanda. No sabía qué hacer ni qué decir. Veía atónito la escena, como seguía pajeando la polla del tío, como sus manos manoseaban el cuerpo de Amanda y como los mensajes en el chat iban apareciendo. Entre todos los nicks, uno de ellos me resultó familiar. No podía saberlo pero uno de ellos era el nick de mi amigo Marcos, desde que lo conocí usaba el mismo. Canjeó algo con el nombre mejillas. Amanda lo leyó en algo, sonrió y cerró los ojos. Vi cómo el hombre agarró su polla y comenzó a golpear las mejillas de Amanda. Por cada golpe, soltaba un “Mami, dale” y ella respondía con un gemido. El chat se volvió loco, yo no podía dejar de mirar.

Aprovechando uno de los últimos gemidos, y el descuido de Amanda de dejar la boca medio abierta, veo como le mete la polla en la boca. Lentamente, ella va abriendo para permitir que su amo, como empieza a referirse en el chat, introduzca su polla la cual ha ido cogiendo un tamaño considerable. Ella comienza a chupársela, baja hasta los huevos y sube. Se escuchan sus gemidos entrecortados. Amanda comienza a aumentar el ritmo de sus lamidas y juega con su lengua en la punta de su miembro. Veo como le mira desde abajo con una sonrisa. Ella vuelve a abrir la boca y su polla comienza a entrar, esta vez con más fuerza. Ahora es él quien mueve la cadera con fuerza, coge del cuello Amanda para que no pueda moverse. Se escucha como entra y como sale, como cae la saliva, los choques de su barriga con su frente. Noto como ella se retuerce y me doy cuenta que es porque tiene un vibrador que reacciona con las monedas que van pagando la gente del chat. Mientras que su boca en follada con fuerza, ocurre algo parecido en su coño donde el vibrador no deja de zumbar.

¿Cómo seguirá la historia? Comenta qué le pondrías en el chat de Amanda o quién te gustaría ser en la historia. Dime que pedirías que le hicieran en comentarios y espera a la siguiente historia de Amanda.

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