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Alimentando el deseo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

No podía tener tan lindo trasero, cómo me gustaba verla, iba con unos pantalones negros tipo cargo, por debajo del pantalón que eran de tiro bajo sobresalían un encaje tipo red que cubría su abdomen hasta pasar el ombligo, su look se completaba con un top de tela roja que sujetaba sus pechos y se ataba en la espalda. Rosana Bailaba de espaldas a mí quedó a mis espaldas. Salió de la ronda a saludar un amigo que se encontró en el lugar. Cada tanto roza su enorme trasero con el mío. Su hermosura radica en que no tiene nada de panza y tiene una cintura muy pequeña, eso hace que su trasero luzca grotescamente bello en ese cuerpo delicado, insinuante, lleno de vitalidad.

Baila y nos tocamos nos gusta, ni ella ni yo nos separamos por lo que creo que le está gustando tanto como a mí, nos acercamos un poco más para no perder el contacto, me doy cuenta que ella me busca, así que en cuanto siento que se aparta de mí doy un paso atrás para rozar su trasero con el mío nuevamente y seguir frotándonos la espalda al ritmo de la música. Yo sigo bailando con el grupo de trabajo.

En un momento siento que se despega suavemente de mí y se aleja, entiendo que la noche está terminando y doy por supuesto que se irá con su amigo, con él o quien quiera ya que tiene para elegir. Muchos ojos hipnotizados la miraron toda la noche con deseo y lujuria. Ella sabe cómo seducir y bailar. En un momento se suma a la ronda y me pregunta con quién me voy. Le respondí que estaba en mi auto, que me marchaba sola. Me pregunta si yo la acercaría hasta su casa. Le respondí que sí, me queda de paso. Fuimos en el auto sin pronunciar palabra.

Se nota una cierta tensión entre nosotras de carácter sexual, estoy segura eso me excita, pero no me animo a pronunciar palabra alguna. Ella es una seductora nata y tal vez caí en su trampa, prefiero evitar cualquier comentario, nunca me he sentido atraída por otra mujer, y menos una compañera de trabajo. Nos despedimos con un beso y un abrazo de los más amistoso y afectivo. Se baja del auto y me dedica un guiño acompañado de un gracias bombona!!

……. ……. …..

La flor resplandece, espera paciente, abre cada uno de sus poros, se queda inmóvil, abierta, deseosa de recibir el dulzor del rocío. Se estremece cuando una gota, cuando cada partícula, de esa gota penetra en su tersa piel.

Como la flor te espero Ezequiel,

Cómo la flor te espero Ezequiel!!!

Suspiro mientras miro el documental.

En la pantalla se ve en primer plano una rosa roja de color vibrante, gigante, carnosa. A lo lejos se ve venir a un joven de tez morena y melena oscura con una regadera en la mano. Es alto, atlético, lleva unos pantalones de jeans, azul claro y una camisa escocesa desprendida, se puede ver todo su torso, brilloso y bien marcado, al descubierto. Tiene un sombrero de paja colgando en su espalda, lo cual lo hace mucho más sexy y para mejor tiene los ojos negros azabache, más intensos que se puedan imaginar, cuando mira en primer plano a la cámara te pulveriza.

-Ezequiel el jardinero. -Continúa el locutor con su sería e inquebrantable voz.

-Él se encarga a diario de controlar la humedad de la planta.- En la pantalla se ve como Ezequiel hunde dos dedos en el suelo del rosal, el índice y el anular, la cámara hace un primer plano de su mano en la tierra. El jardinero saca suavemente los dedos, los mira y los acerca a su nariz, huele, toca la textura de la tierra que se deshace granito por granito entre sus dedos, mira a la cámara y sonríe.

– Si está bien húmeda, han penetrado en su suelo los nutrientes – Continúa el relator. Yo sigo mirando el documental extasiada, y casi como distraída dejo que dos de mis dedos se deslicen por mí escote hacia el ombligo bajando suavemente, más y más abajo. El documental continúa Ezequiel está en primer plano con una grande y larga manguera. La sostiene con sus dos manos, riega las plantas, se ve que el sol está muy fuerte, está sudado, la cámara lo enfoca de cuerpo completo en primer plano, se puede ver qué el chorro de la manguera tiene mucha presión, el se reclina levemente hacia atrás y sonríe gozosamente cuando hace un leve movimiento juguetón con la manguera.

Suspiro y jadeo al mirarlo. Ezequiel está humedad te gustaría… hundirías tus dedos aquí?

Como la rosa, abierta y carnosa, te deseo Ezequiel…

El baile me ha dejado alborotada, son las 4 am, mejor que apague la televisión y me vaya a dormir. No quisiera estar dormida durante la jornada laboral. Será un día largo de mucho trabajo, espero que Rosana la joven ayudante con la que baile sensualmente no llegue tarde. Por lo menos sé que se fue a dormir a su casa, sola.

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