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Alejandra modela para mi
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Ese día era soleado, habíamos estado toda la mañana haciendo un proyecto que era necesario para la universidad. Varios ya habíamos empezado a sudar y estábamos tan hartos del calor que al terminar cada quién decidió irse para su casa hasta las clases que tendríamos esa tarde. Yo que vivía bastante lejos no tenía mucha opción que esperar hasta las clases en medio de ese calor infernal.

Entonces Ale, una de mis compañeras de la clase, me ofreció que podía quedarme en su apartamento hasta que fuera hora de irse a clases. Ale tenía un vestido blanco que dejaba relucir unas piernas bastante impresionantes, de esas que uno quiere alrededor de uno y sin pensar que algo podía pasar simplemente acepté.

El lugar no era el típico apartamento estudiantil que esperaba. Era un lugar grande en el que vivían 3 compañeras de habitación más pero ninguna estaba ese día en casa. Subí con ella a su cuarto, ambos con un par de cervezas frías que había en la nevera y llegamos a su habitación. El lugar estaba un poco desordenado, así que pusimos las bebidas en una mesa y acomodamos el lugar.

En una de las sabanas había unas bragas a lo que no pude evitar bromear con ellas.

-Hey mira, encontré tus bragas.

-Dame eso!

-Están bonitas, toma, te las devuelvo.

Entre sonrisas seguimos doblando sabanas hasta que la cama quedo arreglada…

-Disculpa el desorden, no esperaba visitas. De hecho no he tenido visitas en todo lo que llevo aquí.

-No te creo. Nada de acción entonces? jaja. Vacilé.

-No. Yo creí que mi vida sexual en la universidad iba a ser más activa pero hasta ahora no se ha logrado, por eso encontraste todo así.

-Pues esas bragas dicen lo contrario jaja.

– Va, te gustaron cierto?

-Están sexys la verdad.

-Tengo algunas otras mejores.

– A ver…

Alejandra, me miro con una sonrisa incómoda y para mi sorpresa, accedió.

-Ok, pero esto queda entre nosotros, quiero saber que te parecen por si llego a tener más actividad. Ale, abrió el closet y me pasó un cajón entero llena de bragas, los cuales me fue enseñando uno por uno para que le diera mi opinión.

En el fondo encontré una prenda bastante diminuta, era un hilo rosado que definitivamente me prendió por la sola idea de imaginarla con eso puesto.

-Esos te gustan? A mi de vez en cuando me gusta sentirme sexy pero no sabría si dejaría que un chico me viera con esos. No sé si tenga tanta confianza. De hecho tengo unos iguales pero de color negro puestos ahora mismo…

Presioné para que me los enseñará y ella después de un rato aceptó. Se levantó el vestido y dejo a la vista su ropa interior a lo que yo me quedé pasmado con su hermosura. Tenía unas piernas blancas, algo musculosas y un vientre plano de ensueño. Entonces, ella dio una vuelta y me enseñó unas nalgas redondas que sobresalían con su hilo que apenas cubría.

-Pues, está muy bien. Se te ve increíble y tienes un cuerpo rico.

-Gracias, no estoy muy segura de mi cuerpo pero me esfuerzo por ir al gimnasio seguido.

– Se nota.

-Tengo también otras cosas en mi closet que nunca había usado antes, te molesta si te las enseñó?

-Para nada

Alejandra me sonrió y se volvió a levantar el vestido, esta vez para quitárselo. Su sostén verde era lo único que me molestaba pues jamás habría imaginado que ella tuviera unos pechos tan tentadores. No eran enormes, pero sí muy redondos.

Tomó una bolsa y sacó dos piezas de lencería. Dentro había también un dildo el cuál pude apenas notar y al señalarlo me soltó una sonrisa diciendo "son tiempos desesperados". Tomé la bolsa y vi un dildo pequeño color morado, fuera de su empaque, claramente usado. Ella solo me observaba con una risa incomoda a lo que le solté "Nunca había visto uno de estos, está bien pero creo que el mío es más grande".

Ella rio y me dijo que no me creía, a lo que conteste "si quieres podemos comparar". Ella quedo congelada en una sonrisa y luego de un momento de silencio me dijo…"no te creo, deberíamos hacer la prueba".

-Bueno pero creo que es necesario un estímulo, no crees?

– Yo te puedo ayudar, dijo.

Metió una de sus lencerías en la bolsa y sacó otra.

-Ya vengo.

Yo no podía creer lo que estaba pasando. Me quité el cinturón y miré un bulto que ya estaba listo para la acción. En eso sonó el móvil de ella, a lo que me pidió que colgara, no tenía contraseña y sin pensarlo dos veces entré en la galería de fotos, pero no había nada realmente interesante, a lo que una idea vino a mi mente.

-Estás listo?

Dijo acercándose a la puerta. Tenía puesto una lencería negra que dejaba ver sus pechos al aire libre, con transparencias en sus bragas.

-Tengo una idea, posa para mi. Tomé su móvil y con la cámara empecé a tomarle fotos.

Ella entre risas posaba y después de unas pocas se acercó hacia mi en un beso que nos recordó el calor del día. Nuestras lenguas iban de un lado a otro y el beso terminó con una mordida de labio.

-Creo, que es tu turno de que me enseñes si es cierto.

Tomó el dildo y se puso de rodillas esperando a medirlo. Yo desabroche mis pantalones y dejándolos en el piso con todo y ropa interior dejé visible mi miembro. Ella tomó el dildo y los comparó. El mío era más grande justo como había dicho. "Wow, vas bien armado eh". Me sonrío. Me quite la camisa y quede completamente desnudo ante ella.

-Qué te parece?

-Bastante bien. Contestó ella y de la misma bolsa tomó un lubricante y me dijo, "Ya que estamos estrenando cosas, quieres estrenar esto también?".

Asentí con una sonrisa y rápidamente tomé el lubricante y empecé a masajear mi pene enfrente de ella, mientras ella tomaba un paquete de condones de la mesa de noche. Puse un poco de lubricante en el dildo y me acerque a ella, me puse de rodillas y empecé a besarle su zona por encima de la tela, ella solo se estremecía.

Con mis manos tomé su ropa interior y la bajé, a lo que pude ver un poco de pelo que me recibía a su entrada. Sin perder el tiempo empecé a lamer todo lo que podía sintiendo sus vibraciones en mi cabeza. Después de un rato empecé a introducir el dildo en su ano a lo que escuchaba sus gemidos subiendo y subiendo.

Después de su primer orgasmo me dirigí a su boca y dejando el dildo introducido en ella la bese por un par de minutos mientras ella masajeaba mi verga resbalándose entre ombligo.

-"Métemela", ordenó.

Yo me acomodé el condón y sin sacar el dildo de su ano empecé a penetrar su vagina. Ella me pedía que fuera más duro y empecé a abofetear sus tetas sintiendo como me gemía más y más.

Cambiamos de posición, esta vez ella se sentó en mi verga, dándome el Angulo perfecto para jugar con mi verga y estimularla con el dilo a la misma vez. Ambos estábamos sudados a lo que empecé a penetrarla más y más duro. Ella se vino por segunda vez y esta vez me condujo hasta el baño donde me quitó el condón y me dijo "yo uso pastillas, quiero que te vengas en mi". La puerta del baño estaba abierta y sin pensar que alguien más pudiera vernos, la puse en 4 y empecé a penetrarla mientras el agua tibia nos salpicaba. Sus nalgas rebotaban contra mi vientre y entonces al no aguantar más, solté mi eyaculación dentro de ella.

Nos miramos sonriendo y nos besamos.

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