Las relaciones con Laura, mi esposa, mejoraron notablemente después de ser descubierto con Pedro el masajista, probablemente el pensamiento de que puedo tener relaciones con otra persona le hizo cambiar de actitud, ahora se muestra más complaciente, su erotismo ha pasado de negativo a positivo.
Laura es una mujer de 1,62 metros, su peso debe ser muy cercano a los 68 Kilos; peso y estatura que le convierten en una rica flaca, su pronunciado pompis es la envidia de cualquier mujer y provocan lujuria en cualquier macho que le gusten las mujeres delgadas, su busto es agradable ni mucho ni poco, aún mantiene sus pechos levantados desafiando a la gravedad.
Después de muchos años de casados empezamos a disfrutar del sexo anal, ha sido un bálsamo para salvar nuestro matrimonio, ahora nuestra relaciones sexuales son más intensas y con mayor frecuencia. Recuerdo que el calendario señalaba viernes, esa noche salimos a cenar en un restaurante muy elegante de la ciudad, para que señalar el menú, tan solo disfrutamos la velada, una o dos copas de vino tinto Merlot actuaron sobre Laura, la noto más libre, más excitante, al regresar a casa me pide que por favor la lleve a la próxima farmacia.
Nos podemos cómodos para ir a la cama, miro de reojo la mesita de noche que utiliza mi pareja, guantes de látex, un tubo de lubricante. No lo puedo creer pero estoy seguro que me pedirá cambio de roles mientras hacemos el amor.
Las caricias preliminares ponen los pezones de Laura apuntando al cielo, su cuerpo se estremece, me dice papito ahora te voy a penetrar bien rico, y tan solo te pido que pienses que estas con un hombre, se calza los guantes, me unta lubricante en la entrada anal, hace lo propio con sus dedos, me pide que me ponga me acueste boca arriba y que levante mis piernas para dejarle el mil arrugas a su disposición, primero un dedo, supongo que el índice lo introduce lentamente, siento llegar al cielo sin haber comprado boleto de avión, me besa intensamente, al oído me susurra, te gusta ser maricón verdad?
La calentura no me permite contestar nada a Laura, tan solo siento que saca su dedo de mi apretado culito para juntarlo a otro dedo, de seguro el dedo medio y sin tener ninguna compasión me introduce los dos, no en forma violenta, pero tampoco lenta, empieza a moverlos en círculos pequeños, mi excitación no aguanta más, ahora mismo los mueve en vaivén los mete y los saca, tan solo puedo abrazar a Laura y disfrutar de este momento, justo en el clímax de la excitación saca los dedos de mi palpitante culito y ahora ya no es uno, no son dos, son tres dedos los que me introduce Laura, me caben perfectamente, el vaivén es interminable con cada entrada y salida siento que estoy próximo a terminar.
Laura saca intempestivamente sus dedos de mi dilatado culito, y me dice estoy lista para que me penetres papi rico, se ubica en el filo de la cama, levanto sus piernas y de una sola todo mi pene es succionado por la húmeda vagina de mi esposa, es ella quien se mueve rítmicamente, sus movimientos se vuelven frenéticos, llegando al clímax luego de permanecer en este movimiento frenético, quien sabe por cuánto tiempo, amor me vengo es lo único que alcanzo a decir, espera un segundo que yo también termino para hacerlo iguales, fue fantástico acabar al unísono, los besos en su húmeda boca son el epilogo de esta culiada de maravilla. Laura pregunta, Qué me pusiste en el vino?
Este cambio de actitud me motiva a invitarle a tomar unas deliciosas y merecidas vacaciones, escogemos el parque nacional Cotopaxi en la República del Ecuador, ubicado a unos 70 Km al norte de nuestra ciudad de residencia,
La cabaña asignada para nuestro descanso está construida totalmente de manera, posee una chimenea para calentar el ambiente durante la noche o quizás en los días fríos, en el parque nacional nos quedaremos tres días y 2 noches, luego de acomodar las pertenencias en la cabaña asignada, observo que las cabañas son construidas con madera de pino, cada tabla es una obra de arte, el veteado de la madera es hermoso, además el olor típico del pino inunda toda la cabaña.
Nuestra primera actividad al aire libre es caminar por los senderos muy bien señalados, los letreros son los adecuados, la información proporcionada por los mismos brinda seguridad para internarse por los variados caminos, al paso observas varias especies faunísticas, conejos salvajes, llamas, alpacas y uno que otro venado. Respirar aire puro es muy estimulante, en algunos lugares el olor a eucalipto en otros el pino es el reinante.
La noche transcurre tranquila, la caminata matutina y vespertina nos obliga a tomar un pronto y merecido descanso, tan solo me queda energía para encender los leños y tratar de calentar el ambiente. Temprano en la mañana preparo el desayuno para Laura y mi persona, huevos fritos con tocino, jugo de naranja muy fresca, pan integral, mermelada de mora, café con leche constituyen la principal comida del día.
Varios amigos nos han recomendado las caminatas fuera de los senderos señalizados, a escasos 2.5 Km, ya te encuentras con caminos muy empinados, el piso está compuesto de piedra suelta proveniente de las diversas erupciones del volcán activo más alto del mundo, al medio día nos espera un asado, carne muy delicada, salchichas de extraordinaria calidad así como los demás ingredientes de nuestro suculento almuerzo.
En la tarde participamos en varias actividades lúdicas, en compañía de otros visitantes al sitio turístico, pronto obscurece y la noche se presenta fresca, una temperatura agradable sin mucho frío. Laura decide toma una ducha en agua fresca y caliente, hago lo propio con mi cuerpo, me siento renovado totalmente, lo que paso esa noche con Laura será motivo de otro relato.
A la mañana siguiente Laura no me deja preparar el desayuno como agradecimiento a la noche de pasión y lujuria desbordante; lo va a preparar ella, el alimento es algo muy sencillo pero muy delicioso, sobre todo sabiendo que fue preparado con amor por las manos de mi adorable esposa.
La mañana se presenta muy soleada, pronto nos recoge el vehículo 4 x 4 que nos llevara a las faldas de la fabulosa montaña, la idea es recorrer unos 10 Km, en sentido horario para tratar de recorrer todo el contorno inferior del Cotopaxi, el camino está plagado de piedras, arbustos pequeños que dificultan el transitar, en fin a eso venimos. Laura al final del día esta extenuada, adolorida, no puede más, decide recostarse y descansar.
Al día siguiente aparecen los dolores en mis piernas, en mis nalgas gracias a uno o dos caídas sufridas en el trayecto, trato de aliviarme con remedios caseros pero pienso que lo mejor es recibir un buen masaje.
Decido acudir a Pedro, ya conozco la clase de masajes que me puede brindar, me da cita para dos horas después de la llamada, justo a las 16 h de un lunes cualquiera, el G.P.S. hace su trabajo y en menos de 13 minutos estoy a las puertas de la sala de masajes, mi ingreso es autorizado por la ayudante de Pedro, una hermosa morena de ojos vivarachos, tan pronto estoy en la sala de espera puedo observar un cuadro dibujado en carboncillo, son dos hombres el uno es Pedro y el otro es una incógnita a resolver.
Me llama la atención la elegancia, la amplitud de las instalaciones, el aseo de toda el área, todo bien ordenadito, cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa, en la pared lateral puedo ver esculpido en alto relieve el logotipo que Pedro lo tiene en su mandil y en la sabana que uso para proteger la camilla.
Pedro no es atractivo físicamente, pero es un maestro con sus manos, el masaje anterior cumplió con su objetivo, mis piernas quedaron libres de dolor, sexualmente me llevo a las nubes y más allá, un metro con setenta centímetros, un tanto gordito, olor agradable, barba recortada bien mantenida describen adecuadamente al único masajista que conozco, pene normal que funciona adecuadamente es la mejor descripción que puedo hacer de Pedro.
La cama para masajes está ubicada en un área reservada de su consultorio, es una camilla moderna, con tan solo aplastar el botón adecuado se eleva, dividida en tres partes totalmente independientes se mueven a voluntad del operador facilitando el trabajo de la persona que brinda los masajes. Su color es verde turquesa, tiene una gradilla para facilitar el acceso de personas pequeñas a la misma, el olor proviene de un humidificador estratégicamente ubicado, puedo distinguir un aroma a canela con sándalo sin lugar a equivocarme. Una banca amplia para facilitar desvestirse, roperos verticales a diferentes alturas dependiendo de la talla del cliente, todo bien pensado y ejecutado con un fino gusto.
Procedo a desvestirme, cuando escucho una voz que me dice totalmente desnudo por favor, esa orden hace que mi mente recuerde todos y cada uno de los detalles del masaje anterior, al acostarme boca abajo sobre la camilla me coloca varias compresas calientes que de seguro facilitan el trabajo sobre los músculos, calculo unos cuatro minutos y medio, retira las compresas y con ese solo hecho me siento aliviado.
El masaje es muy similar al anterior, parte superior de la espalda, brazos, piernas, glúteos, partes íntimas, salvo que esta vez una pequeña esfera vibradora empieza a recorrer mis adoloridas piernas, primero la izquierda luego la derecha, en esta posición mis nalgas quedan a disposición de él, esa bola vibradora se acerca peligrosamente a mi culito, empiezo a sentir placer y ganas de ser penetrado por ese instrumento vibrador, pero Pedro es un maestro sabe cómo calentarme de verdad.
Por favor acuéstate boca arriba es el pedido, al hacerlo no puedo ocultar mi erección, Pedro no se admira pues eso es lo que estaba provocando al pasar la maquinita por mis nalgas y ojo del culo, no dice nada pero de reojo puedo observar la tremenda erección del pene de mi masajista, continua con su máquina vibradora por la planta de los pies, luego la pantorrilla, el muslo superior, la ingle y por supuesto la excitación aumenta al pasar por esa área de mi cuerpo, hace lo propio con la otra pierna, no recuerdo si era la derecha o la izquierda, en fin la excitación es extrema, Pedro lo sabe y sin pedirlo me roba un beso húmedo, prolongado, excitante, apasionado, me dice ya no aguanto más, quiero mamarte ese precioso pene que lo tienes Carlitos, tan solo avanzo a decir adelante maestro, para que describir como lo hace, sencillamente es fantástico, mi mano busca afanosamente el erecto mástil de Pedro, masajeo en diversas direcciones y lo siento cada vez más tieso, cada vez más provocativo, no aguanto más y con una señal le pido hacer un rico y fabuloso 69.
Me subo sobre Pedro, me incomoda su gordura, me introduzco el glande en mi húmeda boca, me siento en el cielo, él hace lo mismo con mi aparato reproductor, poco a poco voy introduciéndome tan bello mástil en mi boca, hasta que logro hacerle una garganta profunda, no avanzo a explicarme como es que puede caberme tanta carne en mi boca, esto provoca reacciones en el cuerpo de Pedro, siento que su mamada es más intensa, casi estoy a punto de eyacular, le digo paremos un momento, se niega, entonces continuo con mi labor de succión, de arriba abajo, por los lados, todo adentro, puedo sentir que se pone más tieso, más duro, supongo lo que viene después pero no hago caso, cuando siento dos, tres, cuatro, quien sabe cuántos chorros de leche caliente invaden mi boca, no puedo describir el sabor, tan solo siento el placer de mi compañero, su pene se ha vuelto sensible, demasiado sensible, mejor no lo toco, no sé qué hacer con los mecos que tengo en mi boca, si tragarlos, escupirlos, o pasarlos a la boca de Pedro, decido escupirlos sobre un pañuelo desechable que amablemente me ofrece mi amante de turno.
Me paro Pedro se pone enfrente mío, se arrodilla y procede a completar la mejor mamada que he recibido en los días de mi risueña existencia, un mete y saca fabuloso, todo mi pene en el interior de la caliente y húmeda boca de Pedro, cambios de ritmos, cambios de presión en la mamada me conducen a la eyaculación, lo hago sobre las manos de Pedro, aplasta mi pene para exprimir hasta la última gota de semen, al oído me pregunta, te alivio el dolor del cuerpo?
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