“Tono, ¿Cómo estás? Anoche tuviste visitas por lo que escuche.” Dijo y antes que yo conteste lo hizo Lia que entraba a la cocina.
“Si mami, te recomiendo el tratamiento completo como nos hizo a nosotras.” Dijo.
“¿A las dos juntas? Que jugado. Y Uds. dos, flor de trolas.” Dijo Andrea.
“No Ma, trolas no: PUTAS, con todas las letras, nos hizo dos PUTAS.”
Como las clases presenciales se convirtieron en virtuales, todas las mañanas las tenía ocupadas, y tres veces por semana lo mismo por la tarde. Eso, en parte me permitía descansar de mis primas y mi tía, que se turnaban para visitarme por las noches y mis tardes libres.
Un frío sábado por el mediodía estaba haciendo pollos a la parrilla aprovechando que el quincho es cerrado, y Lia vino conmigo al quincho con una botella de vino y dos copas.
“Toma Tono, te traje un vino para amenizar la espera.” Dijo Lia sin mucho ánimo.
“¿Qué te pasa Lia?” Pregunté.
“Estoy medio depre. Tanto encierro me mata, y aunque la pasamos bien cogiendo, estoy cansada de no salir.” Dijo.
“A la tarde tengo que ir al mercado, veni conmigo, total entramos separados y compramos en carros separados. No es mucho, pero por lo menos para salir un poco del encierro.” Le dije.
“Huy, dale, por lo menos así me distraigo.”
Almorzamos y fuimos al mercado. Entramos sin problemas y nos encontramos con un compañero y amigo de la facultad. Se lo presenté a Lia, y ella estaba embobada. Sergio mide 1.90 juega al básquet en la liga, obviamente buen físico y sobre todo un tipo muy elegante, en todo momento bien empilchado.
“Tono, ¿por qué no invitas a tu amigo a cenar?” dijo Lia.
“Porque no es mi casa Lia, con gusto lo invitaría, pero no es mi casa.” Dije.
“No lo tomes a mal Sergio, pero ya que mi primo es tan respetuoso de la casa, permitime que yo te invite a cenar. Esta noche voy a cocinar yo.” Dijo Lia, que de cocina sabe menos que de la carrea que cursa.
“Sería un placer, pero con los controles que hay en la noche para la circulación, sería un problema volver manejando.” Dijo Sergio.
“Por favor, nos podemos quedar jugando a algo a la noche, hasta que amanezca. Dale, va a ser un gusto tenerte como invitado.” Dijo Lia insistiendo.
“Bueno, no hay problemas.” Dijo Sergio.
“Lia, anda yendo para la caja así no nos hacen problemas, yo voy con Sergio.” Dije y espere que se fuera para decirle a Sergio.
“Compra forros, porque esta noche te bajan la caña.” Dije.
“Está muy fuerte, ¿no habrá problemas en la casa?”
“No, en absoluto.”
Le di la dirección, pase por la caja y en el auto me esperaba Lia.
“Que lindo que es, me lo como toda. Y vos no te pongas celoso, que voy a seguir siendo tu puta.” Dijo riendo.
Llegamos, le contó a Andrea, que para cubrirla cocinaría ella.
Cenamos los cinco y a Lía cada vez le caía la baba mirándolo. Luego de cenar, jugamos un rato a las cartas y cerca de las dos de la mañana me fui a acostar. Literalmente detrás de mí entro Andrea a mi cuarto.
“Que caliente que está Lia con Sergio. Nunca la vi así.” Dijo y se metió en mi cama. Nos comenzamos a besar y ella fue bajando hasta ponerse a chupar mi pija.
Estábamos en ese punto cuando entró Caro a mi dormitorio y sorprendió a Andrea chupando. Cerró la puerta y en dos minutos estaba de vuelta con el consolador en la mano. Andrea la miró y sonrió. Caro se metió en la cama y comenzó a besarme mientras Andrea me chupaba.
“La voy a poner bien loca.” Me dijo Caro al oído y se levantó y comenzó a chupar la concha de su madre. La cara de Andrea era de lujuria total.
“Hija me estás haciendo calentar demasiado.” Dijo
“Y a vos no te gusta. Y vas a ver como te pongo cuando lo montes.” Le dijo Caro. Fue escuchar esto que se subió y metió mi pija en su concha, y la miró desafiante. Caro la hizo poner contra mi pecho y comenzó a chuparle el orto. Andrea gemía como loca y se movía como una serpiente.
“Así Caro, seguí por favor.” Dijo Andrea. Caro siguió y comenzó a meterle el consolador en el culo.
Andrea cuando lo sintió se quedó quieta, me miró y dejó que Caro la penetre hasta el fondo. Cuando sintió que tenía todo el consolador en el culo, me pidió que le apriete las tetas y que le demos con todo. Así lo hicimos hasta que acabó con un orgasmo tremendo, que hizo temblar todo su cuerpo.
Cuando se bajó, me montó Caro metiéndosela en el culo y dándome la espalda.
“Tono, me voy a hacer mierda el culo con esa hermosa pija tuya.” Dijo y comenzó a moverse hasta que la enterró toda. Tuvo un primer orgasmo y luego sí, empezó a subir y bajar como loca. Andrea tomó el consolador y se puso delante de ella.
“¿Alguna vez estuviste con dos hombres al mismo tiempo?” Le preguntó.
“No, nunca.” Dijo Caro.
Andrea sonrió, y le fue metiendo el consolador en la concha y le comenzaba a chupar las tetas y morder los pezones.
“Ves, es más o menos así. Espectacular.” Dijo y Caro comenzó a gemir sin parar. Yo apretaba la teta que Andrea dejaba libre y retorcía sus pezones.
“Movete pendeja, hacer gozar a tus machos.” Le dijo Andrea y Caro cada vez se volvía más loca, hasta que acabamos juntos y le llené el culo de leche.
Unos minutos después, ellas se fueron a sus cuartos y fui a la cocina a buscar una cerveza. Lía y Sergio no estaban en el living. “Deben estar garchando en el cuarto de Lia.”, pensé. Cuando volvía a mi cuarto, Lía se acercó casi corriendo, haciéndome la seña que no diga nada y me tomó de la mano llevándome a su cuarto. Entramos y Sergio estaba en la cama con la pija parada al mango.
“Los tengo a los dos y sus hermosas pijas. Quiero cumplir la fantasía de toda mujer. Cójanme los dos, háganme lo que quieran.” Dijo Lia y de un salto estaba en la cama.
Sergio la puso en cuatro y le daba con todo por la concha. Yo me recosté y mientras tomaba mi cerveza Lia me chupaba para pararla otra vez. Me miraba con ojos de locura. Gemía y chupaba sin parar.
“Es un animal como vos. Me está haciendo mierda la concha.” Dijo.
Sergio se acostó y ella lo montaba como loca mientras me masturbaba. Sus tetas casi no se movían por la firmeza de su cuerpo. Me levanté y me puse detrás de ella. Apoye mi pija en su orto y poco a poco la fui metiendo. Con Sergio acoplamos el ritmo y Lía agarró una almohada para tapar sus gritos de placer y de dolor. Estuvimos un rato, hasta que Sergio me hizo una seña que estaba por acabar y que le acabemos en la boca.
Nos salimos, la pusimos de rodillas y ella nos chupaba y masturbaba a los dos alternadamente. Sergio llegó primero ella se tragó toda su leche y atrás acabe yo, y le llené la cara y las tetas de lecha.
“Gracias chicos, son espectaculares los dos.” Dijo Lia.
“Los dejo.” Dije y me fui a mi cuarto.
Cuando me levanté Sergio y Lia estaban en la cocina.
“Buen día.” Dije. Ellos me saludaron y Lía me sirvió un café.
“Tono, porfa no cuentes nada.” Dijo Lia.
“Tranquila, prima.”
Un rato más, y Sergio se fue. Lo acompañe al auto y me dijo:
“Es un infierno en la cama. Y me encanta. Porfa, en la facu no digas nada, porque si me pongo de novio…”
“Por supuesto, dale tranquilo. Ni loco voy a decir algo.” Dije.
Entré y Lia me esperaba con cara de felicidad absoluta.
“Te juro, coge tan lindo como vos. Y no es mi primo!!!”