Era un día frio de invierno. Las nubes no dejaban ver el sol y el ambiente gélido no invitaba a salir de casa. Llevaba unos días sin salir de casa, estaba triste por la rotura con mi ya expareja.
Sacando fuerzas de no sé donde decidí salir de casa, iría a caminar por el monte. De repente se me ocurrió que podría ir a bañarme a unas termas que conocía. No estaban cerca de casa, tendría que conducir unos 100km y andar una hora, pero merecía la pena.
Preparé mi mochila y salí. Al llegar a la zona aparqué mi coche y empecé a andar. El aire era frío pero la belleza del bosque helado era embriagadora. Caminé monte arriba, en dirección a las termas. Tenía claro que con ese día estaría solo en las termas. Es lo que quería, no tenía ganas de encontrarme a nadie. Seguí la senda hasta llegar al punto donde tenía que desviarme para bajar por la ladera hasta llegar al punto de las aguas calientes.
Empecé a bajar la ladera, cruzando el bosque por un camino poco frecuentado. Cuando ya estaba por llegar escuché un ruido que provenía de las termas. De repente me quedé quieto. ¡Mierda! Pasó por mi cabeza. Quería estar solo y había alguien. Sin hacer ruido me escondí detrás de la maleza para ver quien se estaba bañando.
Por mi sorpresa había una chica sola. Estaba desnuda. Estirada dentro del agua. La veía perfectamente desde mi escondrijo. Me quedé helado mirándola. Era como una ninfa bañándose en medio del bosque. Tenía los ojos cerrados y intuía un cierto movimiento que se reflejaba entre las aguas. Sus bonitos pechos entraban y salían del agua dejándome deleitar con ellos. De repente sentí como mi polla empezaba a palpitar. No me lo podía creer, se estaba masturbando.
Poco a poco empezaba a tocarse mas rápido, podía sentir como gemía. Cada vez me estaba poniendo mas y mas caliente. Ella, sin percatarse que la estaba observando seguía tocándose, podía intuir que se estaba metiendo los dedos en el coño, cada vez se doblaba mas para poder llegar mas adentro. Esto hacía que su cuerpo saliera del agua y así podía ver mejor sus enormes pechos. Mi mano empezó a sobar mi polla a través de mi bolsillo. Hacía mucho frío, pero me sentía súper caliente. De repente ella hizo un paso atrás y salió completamente del agua, dejándome deleitar de su cuerpo perfecto. Su vello púbico goteaba del agua de las termas, todo su cuerpo humeaba del calor de su cuerpo. Era una imagen espectacular. Se posó sobre una piedra y con las piernas abiertas me mostró todo su coño. Enseguida se puso tres dedos y empezó a masturbarse muy rápido, mientras que con la otra mano se acariciaba los pechos. En pocos segundos un chorro salió de su coño acompañado de un gran gemido que se dispersó por todo el bosque. Al oír ese grito una explosión emanó de mi. Me había corrido sin ni siquiera tocarme.
Poco a poco ella volvió a meterse en el agua, con una cara de éxtasis preciosa. No sabía que hacer, ahora el silencio invadía el bosque, si me movía me oiría. Si me quedaba quieto me helaría.
Esperé unos minutos y al final me decidí. Iría hacia ella como si no hubiera visto nada. Haría como si acabara de llegar. Al fin y al cabo, después de caminar hacia allá no podía volver sin bañarme.
Me armé de valor y me acerqué. Como si no hubiera visto nada caminé hacia las termas y me hice el sorprendido al verla. Ella también se sorprendió.
-Hola. Le dije. -Veo que hemos tenido la misma idea! Le dije para romper el hielo.
-Hola. Me contestó. Mirándome con cierto estupor. Podía ver que en su mente estaba intentando ver si la había visto masturbarse o había terminado justo a tiempo para que no la descubriera.
-Te importa si me baño yo también? Le dije. -Claro, tranquilo, el monte es de todos. Me dijo, con una sonrisa.
Me desnudé y me metí en el agua. La poza no era muy grande. Me senté frente a ella para evitar tocarla, y que no se sintiera invadida. -Me llamo Paula. Me dijo. -Cómo te llamas? – Me llamo Jan. Seguro que no te molesta, que me bañe contigo. Le dije para ser educado. -No tranquilo, siempre está bien tener compañía y poder charlar con alguien.
Poco a poco empezamos a hablar, de donde éramos, del trabajo… Su mirada me absorbía, y solo podía dejar de mirarla a los ojos cunado por algún movimiento le salía un pecho del agua. Ella lo notaba, pero no decía nada. Solo una pequeña sonrisa se dibujaba en su cara. Tenía que concentrarme mucho para evitar que mi polla se pusiera dura. De vez en cuando su pierna rozaba con la mía y mi timidez hacía que moviera cada vez mas a un lado de la poza, en una zona donde el agua no cubría mucho. Esto hacía que mi pene sobresaliera del agua y ella pudiera ver como la tenía medio erecta. No sabía que hacer, si no quería que me la viera en ese estado tenía que acercarme y rozar nuestras piernas, pero me daba mucho reparo, pero por otro lado no quería tener una erección visible.
Ella vio que no sabía como ponerme y me dijo que me acercara, que si tenía medio cuerpo fuera del agua me quedaría helado. Me cogió de la mano y me atrajo hasta ella, se abrió de piernas para encajarlas con las mías. Con ese movimiento su pierna rozo mi polla, que sin previo aviso se puso durísima. Ella lo noto enseguida y no pudo evitar desviar su mirada hacia ella. La estuvo mirando un rato a través del agua y después me miro a los ojos. Sin decir una palabra empezó a sobar mi polla con su pierna, no dejaba de mirarme a los ojos, mientras su cara empezaba a mostrar su excitación. Al principio me quedé quieto. No sabía que hacer. Entonces ella me agarro mi pie y lo condujo hacia su vagina. Moviéndomelo empezó a masturbarse con mi pie. Yo estaba durísimo, y ella empezaba a gemir. Poco a poco los movimientos eran mas rápidos. Sus gemidos mas fuertes. Sin decir nada, se levantó deleitándome de su cuerpo, se dio la vuelta y se sentó entre mis piernas.
Mi polla quedó atrapa entre su culo y mi abdomen. Mis manos, sin quererlo la abrazaron masajeándole los pechos. Mis impulsos me llevaron a besarla en el cuello y esto hizo que empezara a mover su culo masturbándome de una manera sutil. Ella embriagada por mis besos me agarró una mano y la llevó hacia su coño. Empezamos a masturbarle los dos, yo le acariciaba el clítoris mientras ella se metía los dedos en el coño. Cada vez íbamos mas rápido. En un momento ella me agarro la mano y me introdujo mis dedos dentro de ella, mientras su mano buscaba mi polla. Empecé a masturbarla muy rápido y de repente note como se corría dentro del agua. Sus fluidos eran aun mas calientes que el agua. Se quedó en un estado de éxtasis durante unos minutos, no podía moverse ni decir nada.
Poco a poco empezó a recobrarse, se giró mirándome a los ojos y me dijo. -Me gustaría ponerme tu polla en la boca, me dejas?. Yo, sin decir nada, me levanté sacando mi cuerpo del agua. Mi polla quedó enfrente de su cara. Sin usar sus manos empezó a besarme la punta, primero fueron besos suaves, con pequeños lametazos que cada vez eran mas largos. Buscaba mis huevos con la boca y mi polla se refregaba por toda su cara. Cada vez se la metía mas adentro hasta llegar a metérsela toda. La succionaba como nunca me la habían hecho. Así estuvo un buen rato, sus manos agarrándome el culo, apretándome fuerte cada vez que mi glande tocaba su campanilla.
Casi estuve a punto de correrme en su boca, pero ella lo notó y paró en seco, y mirándome me dijo.-No quiero que te corras aun. Ya se que ye corriste antes mirándome. Me quedé pasmado, me había visto y no me dijo nada. Me volví a estirar en el agua, con una erección terrible, y ella se montó encima. Sus fluidos hicieron que la penetrara de golpe, lo que le produjo un intenso grito de placer. Una vez acostumbrada a polla dentro de ella empezó a moverse, sus pechos saltaban enfrente de mi cara y no podía sino chuparlos y sobarlos con mis manos, mientras ella no paraba de saltar sobre mi con una mano apoyada en mi vientre y la otra acariciando su clítoris. Al poco su cara empezó a mostrar que otro orgasmo estaba a punto de inundarla y de repente se levantó y un enorme chorro salió de su coño mojándome todo mi pecho. Sus espasmos no paraban mientras pequeños chorros no paraban de salir.
Le puse las manos en su culo y la acerqué hacia mi. Quería saborear sus flujos. Metí mi lengua en su coño, deleitándome de su sabor exquisito. Ella estaba en éxtasis, no paraba de moverse en mi boca, movía su pelvis para que alternara mis lametazos entre su clítoris y su vagina. Y otra vez se corrió en mi boca, dejándome beber todo su néctar. Era delicioso. Se quedó sentada encima de pecho recobrando el aire mientras no podía dejar de admirar ese cuerpo perfecto en medio del bosque. Note como su piel se erguía por culpa del frío y la acompañé para que se metiera otra vez dentro del agua. Nos abrazamos juntando nuestros pechos y empezamos a besarnos suavemente. Mi erección era terrible y no podía evitar mover mi cintura para rozar mi polla contra su vientre.
Ella se dejaba mientras no dejaba de besarme. Al rato se acercó a mi oído y me dijo, quiero que te corras dentro de mi, quiero sentir tu semen dentro de mi, quiero notar como explotas dentro de mi. Mi polla reaccionó al instante, con un fuerte calambrazo que ella notó y me sonrió a la vez que su mano lo envolvía masturbándome suavemente. Poco a poco se giró sin dejar de agarrarlo con su mano. Una vez de espaldas a mi lo guio hacia ella. Mi sorpresa fue cuando en vez de buscar su coño lo guio hacia su culo y suavemente, con pequeños movimientos empezó a metérselo sin poder dejar de gemir. Una vez entró toda empezó a moverse cada vez mas rápido. No podía creérmelo, estaba súper apretado y con lo caliente que estaba constando aguantar.
Mis dedos dentro de coño notaban como mi polla entraba y salía de ese estrecho agujero. Al final, sus embates, hicieron que corriera. Un enrome chorro invadió su culo, haciendo que los dos tuviéramos un orgasmo al mismo tiempo. Nos quedamos inmóviles por mucho rato, los dos abrazados dentro del agua. Mi polla poco a poco empezó a perder la erección y al final salió de su culo. Ella se giró y abrazándome me dio un beso infinito.
Ese día fue el principio de una gran amistad.