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Acostada con Safo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

María, llamada ocasionalmente Mary, tiene un gran fanatismo por los poemas y la literatura queer, eso a pesar de no estar muy de acuerdo con las políticas ideológicas del actual mundo.

Ahora mismo se encuentra caminando por una calle desolada en el Centro de Lima, pensando en muchas cosas: que si envié la tarea de filosofía al Teams, que si debería grabar otro Tik Tok, que si… Un montón de preguntas y pocas respuestas. Durante esos largos días y placenteras noches de verano en las que se sumergía en su celular para leer obras en Wattpad (obras eróticas en su mayoría), comenzó a preguntarse lo siguiente ¿qué se sentía hacerlo?

Antes había investigado formas de masturbarse viendo videos porno, pero nada de eso funcionaba, de lo contrario habría sido un milagro. Ella buscaba hacerlo en serio sin importarle nada. No tenía novio por más que sus atributos físicos sean las de una modelo profesional de Hollywood. Sin novio, no había sexo.

“¿Qué puedo hacer?” se preguntó antes de comenzar a investigar sitios para poder comprar sexo barato… si, a veces podía llegar a ser muy tacaña, el dinero es una necesidad por excelencia y gastarlo así como así no es el plan.

Hace una semana, investigando en páginas privadas con una cuenta privada, una reflexión cruzó por su cabeza: embarazos precoces. No había pensado en eso, sin la protección debida, corre el riesgo de quedar preñada y el aborto no estaba en sus planes.

Dándole muchas vueltas al asunto, acabó en esta página titulada Afrodita Lesbiana. “Lesbianas” aquella palabrita hizo eco en su mente. Ella sabe lo que es una lesbiana, quién no. En el colegio conoció a una pareja de lesbianas en su salón que tenían la libertad de ir por ahí como si nada sin pudor alguno.

A María ocasionalmente eso le producía asco, pero con el pasar del tiempo, su asco se convirtió en curiosidad. Admitía que parte de los videos que veía era porno lésbico. Gracias a eso, aprendió términos como ‘mandarina’, ‘tijeras’ y ‘el 69’. Muchos dicen que las mejores personas en sexo son las mujeres, después de todo, ellas son por lo general las que dominan las intimidades y son la principal fuente de satisfacción del hombre. Si quería saber de sexo, pregúntaselo a una mujer.

“Ya veo hacia donde está yendo esto” se dijo aquella vez investigando en la página de la Afrodita Lesbiana. Si hay alguien que podría darle placer sin correr el riesgo de quedar preñada, esa era una mujer con un dildo. había visto de esos en sus videos y en algunos comics hentai.

Entonces aquí estamos, con María frente al hotel lésbico en la dirección que indicaba en la página. Según las referencias, muchas mujeres vienen por aquí a buscar algo de diversión un tanto exótica. Ella es mayor de edad, tiene 19 años, así que no había problema.

Sin esperar nada más, entra al hotel, se registra en la recepción y paga un total de 70 soles por una habitación y una chica venezolana según una pancarta que le mostraron para que escogiera. La conduce hasta dicha habitación en el segundo piso del hotel. “Intenta no ser muy escandalosa” le recomienda la mujer recepcionista. María no suele ser gritona ni nada por el estilo, pero estaba segura que muchas le habían dicho eso antes.

La puerta se abre con un click y del otro lado revela un ambiente alumbrado con neón, con olor a fresa por un aromatizador sobre una mesita de noche, una lámpara pequeña, una extensa cama con sábanas limpias y una sensual mujer rubia vestida con un micro short rasgado, tacones negros, una blusa verde corta que dejaba ver su plano vientre y un chaleco de mezclilla con un pin a la altura del pecho donde había un labio mordisqueando una naranja.

-¿Eres la nueva? ya van trece este día.

-Ahórrate tus ensimismamiento para después Lorena, ella es un cliente.

-Eso lo veo.

La chica rubia no parecía sobrepasar los 30 años, se veía jovencita, impecable, una flor recién florecida en medio de un jardín pisoteado. La recepcionista le indicó a María que solo tienen media hora, que lo aprovechen al máximo y de ahí se fue cerrando la puerta tras sí.

-Bueno querida, desnúdate y muéstrame tu conchita ¿está afeitada?

María se había preparado para esto, bueno, no exactamente, pero en los videos porno había aprendido un par de cosas sobre cómo proceder. Así que comenzó por quitarse los jeans, no llevaba cinturón así que fue fácil. Se los bajó mostrando sus bragas negra.

-Espero que hayas escogido un buen conjunto, a ver muéstrame los melones.

Sabía a qué se refería con melones, así que no vaciló mucho ni se dejó llevar por la timidez, hizo un sacrificio para esto así que debe aprovecharlo lo más que se pueda. Se deshace de su polo púrpura mientras la rubia llamada Lorena comenzaba a quitarse el chaleco de mezclilla y su blusa verde, revelando no llevar sostén por debajo.

“Vaya sandías tiene esa perra” pensó María de forma atrevida, su lenguaje también había cambiado un poco gracias a esos videos.

-Pero vaya, o sea ¿tú no hablas?

-No sé de qué hablar.

-Bueno…

Aún no se quitaba el mini short, pero María ya se estaba excitando, lo sentía en sus pezones erectos. Lorena se alcanza de la mesita un libro pequeño, que pequeño, delgadísimo. Era apenas del ancho de un lápiz. Por título llevaba Composiciones de Safo.

-¿Te gusta Safo? leíste algo de ella.

Sí que había leído algo de la décima musa de Platón. Gracias a ella nació el término lesbiana, cosa en lo que María se estaba convirtiendo. El ya solo hecho de que le excite el cuerpo de una mujer lo demostraba.

-Vamó hija, liberá ya esos melones, que tengo hambre.

-Solo si lees algo de ella.

Señala el libro pequeño. Lorena ríe un poco y asiente. Abre el libro en la página cinco, donde estaba la Oda hacia Afrodita. Entonces, como una gran declamadora, comenzó a recitarlo…

-¡Tú que te sientas en trono resplandeciente, inmortal Afrodita!

Hace tiempo, en sus clases de filosofía, cuando tocaron el tema de la mitología griega, María no pudo evitar sentir cosquilleos en su entrepierna al escuchar el nombre de la diosa de la sensualidad y el amor en Grecia. La hermosa Afrodita, libre de imperfecciones, es la musa perfecta para todo hombre enamorado… y para toda lesbiana del lugar. Esa vez se preguntó ¿por qué siento calor en invierno? y fue por eso: la excitación. Le excitaba Afrodita. Le excitaba el solo imaginar su cuerpo desnudo, el imaginar pasar la yema de sus dedos, rozar su pálida y suave piel, estudiar cada centímetro de ella, explorar esa jungla que aguardaba un tesoro jugoso y enorme en su entrepierna…

“Quería probarte” pensó y pues sí. Desde hace años se guardaba eso, no por vergüenza, sino por ignorancia. Oculta en un closet sin saberlo, aguardando el momento para encontrar a su afrodita. A ese ser que le daría placer, que la devoraría entera, le lamería por todas partes y conocería su cuerpo y talento. Conocería su mundo privado.

-¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu ayuda todapoderosa!

-Hay…

María ya no veía a la rubia venezolana llamada Lorena, sino que veía a Safo de Lesbos, con su manto típico de la época, su cabello recogido y negro, esa piel pálida y sonrojada, sentada en ese trono de mármol cubierta de belleza. Sin saberlo aún, maría dirigió su mano hacia las paredes de su vagina, con el dedo del corazón acariciaba el clítoris mientras sus ojos, perdidos en el aire, observaban esa dichosa fantasía, perfecta a la vista.

-Ya te ansiaste, ven pues.

Pero la voz de venezolana pasó a una de estilo latina, como la que hablan la mayoría de los peruanos. María, hipnotizada de alguna manera, caminó hasta la cama, se arrodilla en el borde para después caer a los brazos ya libres de Lorena, pero para ella, era su declamadora.

-Pero bueno, pareces ansiosa. Ya se ansió mi gatita mimosa.

-Quiero…

-Claro que quieres.

Expresó con una voz atrevida y lasciva. Lorena sujeta ambas mejillas de la joven para después besar esos rosados labios con sabor a fresa. En un punto le comenzó a meter la lengua, primero superficialmente, pero luego María la absorbe como una aspiradora. María chupaba la lengua de Lorena como si fuera un chupetín, incluso le metió lengua hasta saborear el principio de aquella hermosa figura.

Se separan por la falta de aire dejando un hilillo de saliva.

-Que golosa.

-No he terminado.

-Espera ternura.

Se recuesta en la cama y se quita los shorts, abajo no llevaba nada, era un coño perfectamente rasurado y atrayente. Lorena comienza a frotarlo dándose placer inicial.

-Vamó encanto, lámemelo y si lo hacé bien, te doy premio.

No tuvo que repetírselo dos veces, de frente María se lanzó a lamer el clítoris de la rubia. La misma comenzó a frotarse los enormes pechos y a pellizcarse los pezones. Las primeras lamidas fueron superficiales, pero después comenzó a introducirla en el orificio hasta llegar al punto G.

-Hay Dios… Mmm… vamos…

Siguió así. María sujeta las piernas de la mujer mientras empujaba su lengua aún más al fondo, quería obtenerlo todo, saborearlos y probar de ese elixir hasta la última gota. Las paredes vaginales segregaban un viscoso líquido traslúcido, además que su larga lengua comenzaba a sentirse ajustada dentro de su orificio.

-Hay mi amor… creo que…

Creía muy bien, estaba a punto de llegar al orgasmo. María continuó sus lamidas, pero ahora con más intensidad, incluso con los dientes superiores aprieta el clítoris de la mujer que palpitaba como si tuviera vida. De pronto, sus movimientos leves pasaron a bruscos.

-Dio mío, ya voy… niña…

Con su lengua empujando hasta el fondo y las paredes vaginales cerrándose a su boca, Lorena se corre en la cara de María. Su rostro se empapa de esa viscosidad exquisita que lame con placer. Lorena se oía exhausta, pero bien sabían ambas que esto apenas comenzaba.

Para el segundo turno, Lorena tomó control de la situación y puso a María en posición de perrito.

-Me vo a vengar, niña mala.

Una nalgada.

-Mami… quiero más.

-Querés más, bueno.

Esta vez se ayudó de su libro pequeño. Sujetando el trasero de María, le dio de nalgadas hasta que su mano se cansó. Con cada golpe, María soltaba un gemido distinto. Al final, sus nalgas terminaron de un tono rosado.

-Ahora…

Lorena se había alcanzado un dildo de plástico cubierto de lubricante.

-¿Por dónde ataco? ¿Por acá?

Dirige el dildo hacia la vagina de María, ella seguía con sus quejidos.

-O ¿por acá?

El dildo roza su ano.

-Ahí, lo quiero ahí.

-¿Segura? como quieras.

Sería como ser penetrada por un pene. A eso había venido, a sentir una nueva experiencia. Al momento de sentir su ano abrirse, María sintió ligeros dolores que pasaron a mayores cuando el dildo entró por su ano.

-Aaah…

-No exageres.

-Hay mami… pero… aaah…

El dildo comenzó a entrar y salir, como lo haría un pene real. Aquel orificio chiquito era perfecto para una excitada, se sentía rico, doloroso al principio, pero rico. Incluso ella ayudaba moviendo las caderas de adelante hacia atrás, como si estuviera en un columpio. De pronto, Lorena se pone detrás de ella, con su culo encarando su entrepierna. Sujeta ambos lados de sus caderas para después, empujar el dildo con su entrepierna. Le costaba, pero valía la pena.

-Ahora sí mamaita…

Ya tenía algo planeado. María no lo vio venir, pero durante unos segundos de pausa, su dominadora se coloca un dildo con correa a la altura de su vagina.

-¿Qué vas a…? Aaaah

El otro dildo se introduce con fuerza en su vagina y este no tenía lubricante. El primer dildo de plástico se quedó incrustado en su ano mientras que el nuevo dildo la penetraba en su conchita.

-Eso mami… que rico se siente.

Se tira contra ella, abrazándola por detrás y sujetando sus medianos pechos. Su lengua pasa por su espalda hasta su cuello que es donde muerde como si fuera un vampiro.

-Ay… ay… ayyy, más despacio…

-Cállate sucia pervertida… este es tu castigo.

Su voz la excitaba también, además de las lamidas y las mordidas en el cuello. Sus empujadas aumentaron, ahora su voz salía chillona. Un compás acelerado de gemidos atrevidos y lujuriosos. Su vagina comenzó a mojarse, su ano absorbía el dildo de plástico penetrándola más.

-Ya voy…

-Córrete mamaita.

Aceleró sus penetradas hasta volverse embestida brutales que dolían y daban placer al mismo tiempo.

-Hay… hay… aaaah…

Su lengua se sale de su boca junto con un poco de saliva, mientras que su vagina llegaba al orgasmo junto con su ano. Las manos de Lorena se cierran a sus pechos pellizcando con fuerza sus pezones erectos, sus dientes mordían su cuello con fuerza. Sus brazos, que hasta ese momento la habían resistido, caen rendidos al peso de la rubia. Las sábanas se mojan con los jugos de amor de María y Lorena lo lame con placer luego se sacar el dildo de su vagina y de su culo.

Estaba rendida, nunca se olvidaría de un momento así, ni siquiera mientras duerma. Lorena se acerca a la chica por detrás, la abraza y le da un bezo en el cuello.

-Aún nos queda algo de tiempo ¿qué deseas hacer?

Sus quejidos callaban cada palabra que intentaba decir, pero hace un esfuerzo.

-Declámame… mi musa.

-Ya veo, que niñita más engreída.

Acerca su rostro al de ella y le da un beso francés para después dar una respuesta.

-Vayamos por la tercera ronda.

Fin.

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