Como te habrás dado cuenta, querido lector, he estado ausente durante meses. Y no tanto porque mi vida sea tan genial que no me de tiempo para escribir, sino que las obligaciones adultas y la monotonía me tienen atada nivel bondage.
Te contaré que Bellota últimamente me pide a gritos salir a portarse mal. Tiene ganas de tomarse unos tragos, ponerse sexy y revolcarse sin razón con alguien. Me he dado cuenta que tengo especial fijación por hombres mayores. No sé si creo que a esa edad es más sencillo que accedan a tener sexo con una travesti o simplemente me ha tocado suerte con un par. Lo cierto, es que recientemente los noto más y se me antoja que me hagan suya de todas maneras.
Me encantan las canas, siento que dan mucha personalidad y que las arrugas encuadran perfecto en un rostro masculino. Me excita mucho imaginar a un macho maduro desnudo, dispuesto a enseñarme todo lo que ha aprendido con los años.
Tengo una fantasía sexual recurrente, donde convenzo a un total desconocido para llevarlo a un hotel a hacernos de todo, y estoy dispuesta a convertirla en realidad antes que termine el año. La idea me vuelve loca de simplemente imaginarlo. He pensado incluso buscar un sitio donde pueda salir vestida en la noche y simplemente probar suerte. Intentar que alguien se me acerque, comenzar a flirtear y terminar la noche con su miembro bien adentro de mí.
No es algo sencillo, ya que vivo en un país donde me parece que la gente difícilmente accede al sexo casual simplemente por el placer de dar y recibir. Pero estoy segura que encontraré la manera.
También debo confesar que siento que Bellota se irá despidiendo con el paso de los años, ya que tener el mismo físico se vuelve complicado con el paso del tiempo. Lo que sé es que debo despedirla como merece.
Por lo pronto mi próximo hombre disfrutará de todo mi cuerpo sin límites y le haré todo lo que me pida.
Les contaré cómo va todo.
Besitos, bonitos.