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Sustituyendo a mi marido
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Como en el inter que mi marido y yo estuvimos separados, me convertí en una facilita.

Este relato lo escribo a petición de mi marido, y es que él y yo, estuvimos separados cerca de dos años por diferentes motivos, uno fue que él se hizo de otra mujer y tuvo hijos, y fue la etapa en que yo me descoqué bastante, tenía sexo continuamente con gente que ni conocía, en parte por despecho, y en parte porque me encantaba sentirme libre de hacer lo que quisiera. Cuando volví con mi marido le conté casi todo lo que había hecho en ese tiempo y él se calentaba sobremanera, al punto que me pidió que lo escribiera. Y aquí estoy, empezando por el principio.

La primera vez que lo hice después de la separación, fue con un amigo mutuo, yo había ido a un salón de baile del pueblo, había una feria, fui con una amiga que estaba también recién separada, así que nos la pasábamos hablando de nuestros viejos.

Así estábamos cuando llegó Pepe, el amigo que decía, llegó solo y se sentó con nosotras.

Él no es muy guapo que digamos, pero si es muy divertido y cuida su cuerpo, se puede decir que está “buenón”. Seguimos en el salón y mi amiga debía irse ya pues había encargado su niño con una vecina.

Pepe, se ofreció llevarme a mi casa y me quedé con él, acompañé a mi amiga a tomar un taxi y me dijo:

-Haydée, ahora no hay nada que te impida hacer lo que quieras, aprovecha y me miró con cara de complicidad.

Seguimos platicando y las copas se me empezaron a subir, Pepe cada vez agarraba más confianza y seguido me abrazaba o me agarraba la pierna cuando se acercarme a decirme algo, yo sabía por dónde iba, pero me dejé hacer, total, no tenía a quien afectar con mi actitud. Estuvimos bailando una hora más.

No sé en qué momento las cosas subieron de tono, él me decía cosas como “no sé qué haría yo con una mujer como tú en mi cama”, la música, las copas y los consejos de mi amiga me hicieron decidirme, me dije: “¿por qué no?”, estaba decidida a hacer algo con él esa noche, total, no tenía nada que perder con comerme una verga esa noche, y le pedí que me llevara a mi casa, yo estaba sola, mis hijos estaban de paseo donde una tía y llegarían el día siguiente.

Llegamos a mi casa y lo invité a pasar, serví unas copas de tequila y puse música, y él me invitó a bailar, yo sabía sus intenciones, pero lo deje que el llevara la batuta, así que acepte bailar y nos abrazamos, podía sentir el bulto de su pantalón pegado en mi estómago, yo llevaba un vestido de tela muy delgadita arriba de las rodillas, y zapatillas, así que podía sentir su cuerpo como si yo no trajera nada.

El respiraba en mi cuello y empezó a besarlo, yo solo me apreté más a él y el empezó a bajar sus manos hasta llegar a mis nalgas, y poco a poco levanto el vestido, me volteó a ver y me beso en la boca, fue un beso muy cachondo que hizo que me humedeciera como hace meses no lo hacía, yo ya tenía el vestido arriba del abdomen y trataba de desabrochar su cinturón, todo esto era lento, se puede decir que hasta romántico, pero cuando metí la mano en su pantalón, y agarre su pene que estaba como una roca, no pude más, necesitaba coger ya, así que lo aventé al sillón y le baje el pantalón, le agarré el pene y me arrodillé para mamárselo, tenía meses que no disfrutaba de una verga, y me la empecé a comer como loca, ahí se rompió el silencio y el romanticismo:

-Wow, eres muy caliente

-¿Y qué querías?, hace meses que me muero por hacerlo, quiero tener una verga dentro de mi vagina.

-Mmm, que rico, no sabes cuantas veces me masturbé imaginándote

-¿Que te imaginabas?

-Que me hacías exactamente esto, ahora que no está tu marido contigo que me impida hacerte a ti, mmm…

-¿Te gusta?

-Si, pero espera, no quiero acabar todavía

Me tomó de los brazos y me acostó en el sillón, abrió mis piernas y empezó a lamer mis piernas, hasta que llegó a la tanga la cual hizo a un lado y empezó a comerme así, mmm, me encanta, me moría por esto sabes delicioso.

-Sigue, despacio, mmm

-Dime como te gusta

-Así, exactamente así

-Eres preciosa

-Sigue, sigue, (estaba a punto de acabar)

-Vente, quiero sentir como te vienes

-Ya, me vengo, ya, ya

(Y acabé, tuve un orgasmo delicioso, no sé si era el tiempo de abstinencia o él era muy bueno para hacerlo, pero fue cuestión de dos minutos para alcanzar el primer orgasmo) lo retiré de mí y me paré, le dije, “ven a la cama” y nos fuimos a mi recamara.

El solo pensar que iba a coger en la misma cama en que tantas veces lo hice con mi marido, me puso a mil. Lo acosté y lo único que hice fue quitarme la tanga para subirme en él, me la metí despacio para empezar a moverme cada vez más rápido, no sé cuánto estuvimos así, pero yo estaba loca de placer y el dio pauta para hacer algo que me encantaba: hablar sucio:

-¿Te encanta la verga verdad?

-Si, me encanta sentirla dentro

-Muévete putita

-Ssii, cógeme, cógeme fuerte

-Esta buenísima, ¿así te cogía tu marido?

-Si, así me cogía, me decía que era una perra

-Y lo eres…

-Arrrgh, (volví a venirme)

-¿Así que soy una perra? ¿No? Entonces cógeme como una

Me puse en posición de perrito y él se puso detrás de mí metiéndomela delicioso.

-Que nalgas, me encanta tu trasero

-Métemela más, más duro

-Ya no aguanto, voy a acabar

Yo empecé a masajear mi clítoris para acabar igual que el pero el me ganó, se salió de mí y empezó a gemir muy fuerte, creo que mis vecinos podían escuchar perfectamente lo que hacíamos, y ellos adoraban a mi esposo Gerardo, cosa que me excitaba más, yo quería que acabara dentro de mí, pues no tengo temor de quedar embarazada porque soy operada.

Yo rápidamente me acerque a su pene y lo hice acabar en mi boca, mientras lo hacía seguía masturbándome, y cuando sentí como su semen entraba hasta mi garganta, me excite tanto que empecé a tener otro orgasmo, fue increíble, porque el sentir la boca llena de semen, y este cayendo por mis pechos, me vine de nuevo.

Muy pocas veces había tenido dos orgasmos seguiditos, eso acabó de matarme, él se tiró en la cama y yo a su lado, me paré al baño a lavarme la boca y cuando regresé a la recamara le agarré de nuevo el pene y le di una buena mamada para pararlo de nuevo, cuando lo tenía bien erecto me acosté a su lado y le pedí que me penetrara de nuevo, quería seguir culeando porque tenía meses de no hacerlo.

Me abrí de piernas y él se colocó al centro y me colocó su verga en la entrada de mi vagina, la cual fue hundiendo poco a poco, cuando la tuve toda adentro él comenzó el mete y saca muy despacio y poco a poco iba apurando el paso más rápidamente, jadeábamos y suspirábamos, mis tetas se bamboleaban con sus embestidas y eso lo excitó más y se pone también a mamármelas.

Yo me siento en la gloria de la buena cogida que nos estamos dando, es la primera después de la separación, siento que él está entrando en convulsiones y me hunde más su verga en mi vagina, gime, suspira, yo comienzo a gemir de sentir todo su instrumento dentro de mí, al momento siento donde me está disparando su semen en todas las entrañas de mi vagina, ese líquido caliente me recorre toda, hace mucho tiempo que no lo sentía dentro de mí, me da otras clavadas de su verga para meterme todo adentro.

Ya cansado se recuesta sobre mí, es delicioso sentir ese cuerpo sudado pegado al mío aplastándome mis tetas, él retira su verga de mi vagina cuando esta va perdiendo su gran tamaño, le pedí que se fuera, que no quería que los vecinos lo vieran salir de ahí en la mañana.

Él se vistió, y me preguntó si podía verme de nuevo, le dije que no nos buscáramos, que, si nos encontrábamos por ahí, y se daba de nuevo estaría bien, pero que no quería empezar a relacionarme con nadie, él lo entendió y se fue, no sin antes darme un beso y decirme lo excelente que era yo en la cama, cosa que me halagó, y se fue.

Así fue como empecé a gozar de mi libertad, esto había sido solo el principio, después vendrían más cosas que nunca creí llegar a hacer, pero eso lo contaré después.

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