Todo empezó cuando comencé a darme cuenta que mi madre desaparecía por la noche, después de que pensaba que yo ya estaba dormido, una vez me dijo que salió a caminar, la siguiente que había enfermado una amiga y así hasta que ya no sabía que inventar.
Soy hijo único, no tenía padre y solo vivíamos en casa mi madre y yo. Mi madre se llama Lluvia, y unos compañeros míos me empezaron hacer burla, a decirme que mi mama chupaba (tomaba alcohol) y yo sin encontrar nada que sospechar.
Hasta que un día, un chavo me dijo que había visto a mi madre salir de un bar. Yo empecé a sospechar un poco con sus salidas. Empecé a observarla y unos días después me decidí seguirla y si efectivamente la vi entrar en un bar. Una hora después me asomé dentro del bar y vi que estaba sentada sobre las piernas de un señor viejo, pero se veía de dinero. Entonces yo regresé a casa y me puse a pensar.
Mi madre tenía un trabajo de secretaria y tenía ya algunos años ahí y me empecé a dar cuenta que a ella le gustaba mucho tener parejas diferentes, y que la mayoría la tomaban como aventura, y también me di cuenta que ella era una mujer caliente, muy sexy, y que era una de esas mujeres llamadas camaronas pues no era muy bonita, pero tenía excelente cuerpo, no tenía muchas tetas, pero un culo impresionante y unas piernas que entre ellas se viene cualquiera.
Al otro día le reclamé y me dijo que mientras no me hiciera falta nada no tenía por qué reclamarle, y pues tenía razón, pero después de algunos días empezó a llevar a diferentes hombres a la casa, su cuarto era como cuarto de motel, no sabía cuántos entraban en la noche. Sí, mi madre era una prostituta, trabajando en el día como secretaria y en la noche como puta.
Cada vez empezaban a descararse más las cosas y cada vez a mí me gustaba más, mi madre llevaba a otras putas y yo las conocía y hasta que un día tuve la oportunidad de tirarme a una, después fue a otra, y cada vez me gustaba más, hasta que no me gustaba ninguna mujer, yo solo quería tirarme a una y la veía muy lejos, era a mi propia madre, yo trataba de tener pequeños roces con ella y así hasta que se empezó a dar cuenta y me dijo que no, que ella no era para mí.
Pero yo seguía con tal obsesión y empecé a trabajar. Si no la podía conseguir a la buena la compraría como prostituta. Al conseguir el dinero se me negó de nuevo. Entonces hicimos un pacto mi madre y yo, que si acababa la prepa ella me daría lo que yo quisiera, ella sabiendo bien lo que quería.
Pasaron algunos meses cuando llego el día de la graduación, yo solamente me esperé a recibir mis papeles y salí rumbo a casa. No aguantaba más de tenerla, por suerte esa noche le tocaba descanso, llegué y ella solamente tenía sus medias negras y un top, llegue y la abracé, ella no muy conforme solamente me dijo que lo prometido ya era deuda y dejo que la tocara.
La empecé a besar en su cuello, bajé, le quité el top, sus tetas pequeñas, pero bien duritas, las mamé, le quité las medias, quedó desnuda, la empecé a dedear y no hacía nada. Como si fuera una estatua, le mamé su pucha rosadita y no hacía nada, pero cuando empecé a pasarle mi lengua sobre su ano parece que eché andar una máquina. Ella me envolvió sobre sus brazos, me besó, cuando de repente sentí sus labios sobre mi pito.
Me empezó a mamar y de inmediato mi pito empezó a sacar líquido transparente, ella comía mis huevos, los succionaba, me besó el ano, hasta que no pude más y metí mi verga en su pucha. Era muy caliente pero muy satisfactorio, después de un rato la saqué y la siguió mamando. Mi pito cada vez sacaba más líquido, metí mi verga en su ano y no pasó mucho rato y me vine dentro de ella.
Yo quedé satisfecho por aquella noche. Al otro día yo salí muy temprano y cuando regresé a casa y entré a mi cuarto no estaba mi cama, le pregunté a mi madre y me dijo que la había regalado pues pensaba ella que no la utilizaría más. Me di cuenta que le gustaba coger conmigo, y así en cada rato libre comenzaba aquella calentura loca, pasamos viviendo así por unos meses.
Ella tenía ganas de salir de la prostitución, pero ¿quién trabajaría? yo no sería capaz de soportar sus gastos y habló conmigo, que el viejo del putero le había pedido matrimonio y como tenía algo de dinero le convenía. Ella después de un mes se casó.
Los primeros seis meses la trataba como reina y a mí como su hijo, pero yo no era tan feliz pues no la podría tener más, después de los seis meses empezó a haber conflicto entre ellos, y él le gritaba y le pegaba a mi madre. Hasta que la obligó a regresar a prostituirse ahora más.
A mí me seguía tratando igual, y hablé con el viejo que porque la trataba así y me dijo que era una perra y que lo había engañado, y que yo me quedara de su parte pues ese negocio me lo iba a dejar y que así tenía que ser, y que a mi madre le podíamos sacar todavía mucho dinero. Yo accedí pues sé que mi madre es una perra.
Que rico, la mía igual se que es una puta y también quisiera estar con ella y ella lo sabe y no mendir que no