Empecemos, me llamo Haydée, soy una mujer de 44 años recién cumplidos de piel morena de ojos grandes de color café aceitunados, con unas pestañas muy grandes boca carnosa, gruesita con bastante busto, que generalmente provoco miradas, soy de cadera ancha, aunque no tengo mucho trasero mis piernas son largas y duras pues hago ejercicio, desde que conocí el placer del sexo, me volví adicta a él.
Mi esposo Gerardo no es tan guapo, pero es un buen hombre aquí el problema es que él no es muy activo sexualmente, y desgraciadamente para él yo sí… Me considero una ninfómana, aunque la verdad muy exigente, no con cualquiera me acuesto, en estos años de matrimonio he tenido experiencias sexuales y no precisamente con mi marido.
Hay una en especial que me fascina, y fue con el mejor amigo de un primo lejano que hace mucho no lo veía por el destino me lo encontré en un bar, cuando lo vi me emocioné y fui a darle un gran abrazo, saludé a su amigo y sin más me fui a otra mesa con mi esposo quedando que otro día nos veríamos, pasó el tiempo y llego él a mi casa con el amigo mi marido no se encontraba en casa pues trabaja todo el día, cuando me percaté su amigo no dejaba de ver mis tetas, que son redondas, suaves de pezón rosado y grandes, no me molestó pues estoy acostumbrada a tal acontecimiento.
Mi primo me veía de una manera rara pero con ternura su amigo era de la misma altura que yo de buen ver moreno claro bien peinado, con unas nalgas de ensueño, y unas piernas y brazos que me decía que podían aguantarme sin problemas al momento de hacer el amor parados, su amigo llamado Alex, despedía un olor de su loción que me podía volver loca pregunté sin más preámbulo ¿quién de ustedes huele a “cógeme”?
Los dos sonrieron e hicieron un movimiento con sus hombros dándome a entender que no sabían me acerqué a mi primo y después a su amigo, diciéndole tú eres el que huele a sexo… Me gusta tu olor, él perturbado por el comentario volteó a ver a mi primo y le sonrió y le dijo tu prima quiere abusar de mí siendo que soy mucho más chico que ella, y le pregunté qué tan chico me contestó tengo 18 años… Sonreí y me dije a mí misma es hora de que alguien te dé una buena lección de sexo…
Pasaron los días y un día sin avisar tocaron a la puerta de mi casa era Alex, sonriendo me saludo y me dijo que no me invitas a pasar, claro le contesté, la segunda frase que salieron de esos labios carnosos fue ¿y tu esposo? Trabajando… ¡ah! Si quieres otro día regreso sólo permíteme hacer una llamada pues se acabó el crédito a mi celular, claro se acercó al teléfono mientras yo admiraba esas nalgas duras y bien puestas, me dio un escalofrió al oler que olía a esa loción que me volvía loca, terminó su llamada y le dije hoy también hueles a cógeme… Sonrió y me dijo y luego qué esperas, me dio una gran sorpresa y le dije por mí no hay problema…
Me acerqué y empecé a oler su cuello despacio apenas teniendo contacto de mis labios con su cuello inmediatamente se erizó su piel regresé mi mirada a su cara y sonreí, acerqué mis labios y le di un beso húmedo cachondo pero tierno dándole a sentir mi deseo por él… Mordí sus labios él se dejaba querer y no oponía resistencia alguna, después de un rato de besarnos sus manos llegaron a mis tetas y me dijo me encantaron desde el primer día que las vi, son tan redondas y tan suaves que me ponen a 100, mi mano sin esperar más llegó a sus nalgas y empezaron a acariciarlas.
Después de un rato vi que él no iba a ir a más allá me despegué de él y me quité la blusa blanca ajustada que llevaba, él sonrió y se puso rojo sus manos en dos segundos tenía mis tetas aprisionadas empezó con movimientos inexpertos a acariciarlos le tomé sus manos y le ayudé a hacer el trabajo bien movimientos circulares lentos y apenas rozando mis pezones después de un jugueteo no mayor a cinco minutos decidí quitarle su camisa empecé a besarle los pechos y su abdomen y sin avisar fui a buscar lo que tanto deseaba su pene, me acerqué lo tomé con mis dos manos.
Era una verga normal pero sus huevos era muy grandes llenos de leche esa leche que quería dentro de mí, con la punta de la lengua empecé a recorrer el cuerpo de esa verga hasta podérmela comer toda sentía cómo las venas se hinchaban y como estaba a punto de correrse me hice para atrás y le pregunté qué pasa estas excitado y sin poderme contestar me levantó y empezó a desnudarme era tanta su excitación que rompió los botones de mis pantalones ajustados y me bajó el pantalón con todo y tanga…
Desabrochó el sostén y su boca mamaron con gran desesperación mis tetas, no tan bueno haciéndolo pero su desesperación y deseo me excitaban, lo desnudé por completo y lo aventé al sillón de mi sala en ese momento su verga parecía explotar y aunque lo quería dentro de mí no me iba a arriesgar que se viniera en dos minutos así que decidí que la primera fuera una corrida de boca y verga y así fue se la mamé de principio a fin entraba su verga hasta mi campanilla y hacía que me diera cierto asco pero después de unos minutos ya no la sentía sólo sentía su calor y su textura suave dentro de mí succioné hasta que se corrió en mi pecho, se me quedó viendo y me dijo te toca gozar… ¿cierto?
Sonreí y me limpié con un pañuelo que estaba cerca, acercó una pequeña mesa y me abrió mis piernas él se arrodilló y quedó a la altura de mi coño, me afirmó aquí huele a ¡cógeme ya! Y reí, me gusta tu olor es suave y excitante yo le dije deja tu comentario para después y cométela, empezó por besarme el pubis, y el poco vello que tengo dejaba observar el terreno desde el pubis, clítoris y vagina su lengua era larga y se movía muy bien, empezó por besarme la ingle se fue acercando hasta rodear solamente con la punta de su lengua el pubis mi cuerpo se estremecía y deseaba que la chupara que se la comiera por completo pero también quería disfrutar esa excitación de no sentir su lengua y sus labios en mi clítoris.
Bajó hasta mi vagina e introdujo su lengua mi espalda se arqueó sintiendo el placer del sexo oral, metió y sacó varias veces su lengua dentro de mi vagina hacía movimientos circulares pequeños pero perceptibles hasta el culo, después regresó al clítoris después de dos vueltas al ruedo del clítoris decidió comérselo lo tomó con sus labios y empezó a succionarme como si fuera un ostión que se quiere salir de la boca, ¡por Dios! Exclamé quería que parara y me cogiera, pero al mismo tiempo quería seguir sintiendo ese orgasmo de contracciones y de corrida. Después de cinco minutos le pedí a gritos fóllame ahora ya quiero sentirte dentro de mí por favor hazlo…
Sin dudarlo se levantó y me la dejó ir hasta el fondo mi lubricación permitió que entrara hasta el fondo que sus huevos rebotaran con mis nalgas pues mis piernas las tenía él en sus hombros, empezó a moverse despacio, sin ninguna prisa, sacándolo casi por completo y regresando lentamente, cada vez me volvía loca un chico de 18 años hacía mejor el sexo que mi marido no puedo creerlo, después de varias embestidas decidió ocupar una de sus manos en mi clítoris en ese momento más de una contracción me hicieron retorcer, de placer mis senos se movían al compás de sus movimientos de cadera.
Él sólo gemía y cerraba los ojos, después de que mis contracciones cedieron un poco me giró sin sacar su verga de mi interior y bajó mi cadera quedando solo mi cintura y mi pecho recargada en la mesa, ahí sus embestidas eran más rápidas más arrítmicas hasta que de un grito los dos terminamos, quedó recostado en mi espalda y sonriendo los dos decidimos irnos a acostar al sillón, después de unos minutos me levanté y me dirigí a la cocina, le ofrecí algo de tomar y no quiso abrí el refrigerador y encontré un poco de crema chantilly, en tubo, riendo y llevándomelo con las manos atrás de la espalda la crema me dirigí a él que mantenía sus ojos cerrados y sus manos tocándose la verga.
Y sin aviso le eché la crema chantilly sobre su pene y empecé a devorarlo, en menos de un minuto su pene estaba de nuevo erecto que podía espera si tenía tan solo 18 años su capacidad de recuperación era magnífica mientras yo se la mamaba, él decidió untar todo mi cuerpo de crema chantilly, mis tetas se veían más blancas y apetecibles que nunca mi abdomen mis piernas y mis muslos estaban blancos por la crema, después de que le quité toda la crema me tumbó al suelo y empezó a restregarse su cuerpo con el mío quedando los dos totalmente bañados de la crema, nuestros cuerpos se movían suave y se deslizaban tanto que cuando la penetración se dio sólo sonreímos y empezamos a gozar como dos locos.
Me sentía como si fuera mi primera experiencia sexual pero muy grata, después de más de una hora de bombeo terminamos nos limpiamos se despidió de mí, y desde entonces cada vez que se le acaba su crédito del celular viene a mi casa a hablar por teléfono… Y algo más…
Ojalá les haya gustado porque para mí fue una de mis mejores experiencias.