Me llamo Haydée, según dicen, soy una mujer, de encantadoras virtudes con un metro sesenta, cabello castaño y un físico qué a cualquier hombre vuelvo loco; casi siempre trabajo por el placer y la diversión para llegar al orgasmo que por el dinero en sí.
Hoy tenía que atender a un Julio un amigo de Mercedes, me contó que era algo especial, le gustaba encontrar a una mujer que lo provocara, pero con poca ropa, por lo tanto, me puse un portaligas con medias rojas de látex, unas sandalias de acrílico muy altas, y un poco de perfume.
Lo aguardaba impaciente en mi casa, mi marido estaba fuera por una semana y despaché a mis hijos donde una tía por esa semana para poder culear tranquila con mis clientes, hasta que por fin llego, cuando lo vi me asombré, era del tipo de hombre que hace deporte muy musculoso, alto y muy guapo. Me dijo que se llamaba Julio y que venía de parte de Mercedes, yo lo sabía, lo hice pasar y le pedí que se pusiera cómodo, sin perder un instante se quitó toda la ropa.
En ese momento comprendí lo que tenía de especial, su pene era de un tamaño bastante más grande de lo común, más grande que el de mi marido Gerardo.
Sin aparentar impresionarme demasiado comencé a chupar su miembro, el cual apenas podía entrar en mi boca. De apoco fui chupando y lamiendo ese enorme aparato el cual a cada instante crecía más y más. Julio comenzó a jugar con mi vagina introduciéndome los dedos en ella, pero cuando se aburrió prefirió cambiar los dedos por su enorme pene, para esto me coloco boca arriba y con mis piernas levantadas por encima de sus hombros, sentí como su pene apenas podía entrar y en qué forma abría camino dentro de mi vagina.
Cuando Julio me había penetrado por completo sentí como si se destrozara mi vagina, pero por suerte no fue así y pude acostumbrarme muy bien a tener dentro mío ese enorme pene.
Al principio fue moviendo muy suavemente el pene dentro de mi vagina, pero después de un rato comenzó a moverse cada vez más fuerte, hasta que llego a dar unas estacadas como si quisiera destrozarme, me costó pero pude aguantar toda su vitalidad y su empuje.
Cuando parecía que estaba por reventar pues bufaba como un toro, la saco y me penetró por el culo, pero como ya estoy muy acostumbrada a que me penetren por atrás, pues es lo que más me gusta, fue muy fácil y me entro como nada; lo incentive para que diera las más fuertes estacadas que pudiera, y comenzó a transpirar pues a cada metida de Julio yo le exigía una más fuerte y más profunda. Creo que habrá pasado mas de media hora cuando la saco para dispararme tres buenos chorros de semen sobre mi vientre.
Julio se recostó boca arriba para descansar, pero yo sin dejar pasar un solo instante comencé a chupar su pene el cual todavía se encontraba tieso y con algo de semen en su punta. Al cabo de un rato estaba mas duro que antes, pero esta vez fui yo quien comenzó, y me senté sobre su pene para que este se introdujera por mi culo.
Una vez que lo tenía todo dentro de mí, comencé a moverme para arriba y para abajo, pero Julio decidió cambiar de posición y ponerme en cuatro patas para así ser el quien me penetrara y poder controlar los movimientos, una vez más siguió con sus fuertes estacadas dentro de mi culo, pero al cabo de un buen rato no pudo aguantar y nuevamente la saco para acabar sobre mi espalda otra buena ración de semen.
Al despedirme de Julio, me contó que era la primera vez que una mujer podía tener su pene dentro por completo, le dije que no me había hecho ningún problema, yo estaba acostumbrada y que podía venir las veces que quisiera, y por el contrario a mí me había gustado mucho hacerlo con él con su enorme pene, aun mas por el culo, y que la próxima vez que viniera usaríamos un vibrador.
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