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Casada y puta como ninguna
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Estábamos en casa de campo de unos amigos, como Ana la pareja de unos de los amigos de mi marido no podía venir me llevé un dvd de la serie “Embrujadas” para entretenerme mientras mi marido jugaba a las cartas con sus tres amigos y bebían unas copas para variar.

Cuando Ana o María podían venir me lo pasaba muy bien sino era mas bastante más aburrido, yo soy Isa y tengo un bonito cuerpo, soy rubia, alta de un 1.75, pechos redondos preciosos con unos oscuros pezones pequeños y muy puntiagudos, unas piernas de infarto, y un culo algo respingón y muy firme, una auténtica belleza de 29 años.

Tras estar viendo una par de episodios de la serie llegó mi marido borracho como una cuba, le reñí diciéndole que no debía beber tanto, él masculló algo inteligible, se dejó caer en el sofá y en el tiempo que me levanté para apagar la tele y sacar el cd del dvd ya se había dormido profundamente, menuda borrachera.

Me acerqué a la habitación donde estaban Pedro, Juan y Stephen para decirles que nos íbamos ya, a recoger dinero del juego y que me ayudaran a llevar a mi marido hasta el coche.

-Claro, sin problemas -dijeron.

Pero todavía está en juego la partida y Luís debería acabarla, ya había pasado alguna vez que alguno de ellos acabara muy borracho y alguna de nosotras finalizara la partida de póker por él.

Me senté en la mesa se había apostado el todo por el todo e incluso mi marido había pedido cambiar una carta, la cogí y miré las cartas menudo farol pareja de 7, yo lo mato pensé, obviamente al descubrir las cartas no tuve ninguna opción de ganar, mi marido lo había perdido todo.

-¿Qué te atreves a jugar otra partida? -me dijo Stephen.

Qué remedio, pensé debía intentar recuperar al menos parte del dinero.

Saque el dinero que tenia del bolso y lo cambie por fichas.

Se repartieron las cartas las cosa no iba nada mal, las apuestas iban fuertes quizás iba a tener suerte, pedí una carta manteniendo la respiración y ahí estaba la J.

-Full de J y de 10 -fantástico.

Las apuestas siguieron subiendo hasta que quedamos sólo Stephen y yo.

Él dijo -me lo juego todo.

Me quedé parada pensando no podía cubrir tanto dinero con mis fichas, finalmente me quité el anillo de casada y lo puse sobre la mesa diciendo:

-lo veo. Full de J y 10 –dije.

-Póker de 7 –dijo Stephen.

Joder con los putos 7, vaya mierda.

En fin, le dije a Stephen -me devolverás el anillo y ya te daré el dinero verdad.

-No, no -dijo Stephen- de eso nada.

-Anda vamos no me hagas eso sabes que Luís me matara por una cosa así.

Se quedó callado un instante y finalmente dijo -me lo juego- a una sola carta la mayor gana, el As como máxime.

-¿Y la apuesta es? -le pregunte yo.

-Tu anillo por tu sujetador -contestó con una mirada pícara Stephen.

(Yo llevaba puesto una falda verde oscura de vuelo que me llegaba por los muslos y un top verde algo más clarito, tanga y sujetador negro).

Hubo un silencio.

-Tú estás tonto -le dije.

-Como quieras -me contestó él llevándose el anillo hacia uno de sus bolsillos.

-Joder vale espera, acepto.

(Necesitaba el anillo había sido una tonta apostándolo y he de admitir que también me dio algo de morbo la situación pude ver sus miradas lascivas cuando dije que aceptaba).

Unos segundos después había perdido la apuesta, metí mis manos por debajo del top lo desabroché, saqué los tirantes y sin dejarles ver nada lo saqué y lo tiré sobre la mesa.

El top no era nada transparente, pero al quedar mis pechos desnudos tocando el top se me endurecieron los pezones y se marcaban claramente, los miré, pero no me miraban a la cara tenían sus ojos clavados en mis tetas, en ese momento me di cuenta de que estaba mojada.

-¿Que todo o nada? -me dijo Stephen

-¿Como? –Le dije yo

De nuevo la carta más alta.

-El anillo y el sujetador por tu tanga porque con esa mini falda que llevas lo de debajo tiene que ser un tanga sin duda

El corazón me latía a toda velocidad, la necesidad de recuperar lo perdido y el morbo pudieron más que la cabeza y la razón.

-De acuerdo. Acepto -dije.

Mi coño se mojó aún más.

Stephen me tiró una carta la recogí manteniendo la respiración, la miré despacio, ¡un As! Estaba salvada (como mucho sólo me podían empatar), Stephen tiró su carta sobre la mesa directamente boca arriba, una Q.

¡Había ganado!

Los miré a los tres, me sonreí y en ese instante el momento que iba a decir un As, cuando articulé la palabra lo que dije fue un:

-No supero.

Al mismo tiempo que deje la carta sin descubrirla sobre la mesa, tire la silla hacia atrás y me levante, metí mis manos debajo de la minifalda y lentamente me bajé el tanga. Al agacharme para recogerlo pude oler mi coño mojadito.

Cuando me incorporé para dejarlo sobre la mesa me estaban comiendo con la mirada, me recorrían con sus ojos todo el cuerpo, yo no podía verles la polla, pero sabía que los tres la tenían durísima.

Stephen de nuevo fue a decir algo, pero esta vez me anticipe a él, con un simple.

-Me retiro.

-Bueno venga que tenemos que llevar a Luís y meterlo en el coche –dijo Stephen.

Decepcionados se levantaron y fueron hacia el sofá mientras yo recogía mi bolso, entonces Stephen dio media vuelta y se acercó a mi.

-Toma guárdalo –me dijo.

Y me dio mi tanga, el anillo y mi sujetador, al mismo tiempo que ponía la mano sobre mi carta y dándole la vuelta, vio el As me sonrió y susurrándome al oído, me dijo:

-Lo sabía, por tu cara estaba seguro, me ha encantado que hayas sido así de putita.

Y me beso en la mejilla.

Me sonroje. Y lo guardé todo dentro de mi bolso.

Salimos de la casa, fuera a pesar de ser una noche de verano la oscuridad era casi total, llegamos al coche.

-Donde lo ponemos a Luís -preguntaron.

-Detrás -les dije yo- delante igual en una curva se me cae encima.

Lo pusieron en el asiento trasero, el muy sinvergüenza llevaba tal borrachera que no se había ni siquiera despertado un poco.

Me despedí de ellos dándoles dos besos a cada uno, y me metí en el asiento de atrás para abrochar el cinturón de seguridad a mi marido, no veía casi nada porque la luz interior estaba fundida.

Mientras buscaba a tientas el enganche del cinturón me di cuenta de que en esa posición (estaba medio metida en el coche casi a 4 patas apoyada para poder llegar hasta el otro lado donde estaba mi marido) si ellos seguían parados agachándose solo un poco podían ver perfectamente mi coño desnudo, mi rajita aun mojada.

Fui a llevar mi mano a la minifalda para estirar la un poco por si acaso, pero antes de que llegara un lengua se clavó directamente en mi rajita y empezó comerme con fuerza todo el coño, tuve que morderme el labio para evitar para gemir con fuerza. La verdad fue una sensación riquísima, me gusto tanto que ni siquiera hacia nada por evitarlo sino que simplemente me limitaba a disfrutar de la comida de coño que me estaban haciendo.

Al introducir su lengua en mi vagina no pude aguantar y se me escapo un gemido, miré a mi marido pero no se enteraba de nada, estaba tan cachonda que incluso pensé en despertarlo o en sacarle la polla y chupársela, pero desistí porque aunque lo consiguiera despertar lo único que pasaría es que se cabrearía y lo de su polla con la borrachera que llevaba seguro que no se le pondría dura.

Dejé de pensar y me entregué completamente al placer, una y otra vez, su lengua me entregaba placer, era bastante experto sabía perfectamente como y cuando acelerar, parar etc. A esa lengua deberían ponerle un monumento.

La forma de moverse unido a su rapidez hizo que me estremeciera como nunca lo había hecho con ningún otro hombre, mis flujos vaginales le inundaban la boca y el los saboreaban con voracidad, mi cuerpo se fue tensando ante la llegada del orgasmo mientras su lengua se centraba en mi clítoris y me hacía extasiar de placer, sentía cada uno de sus lengüetazos, mi cuerpo se estremecía y pedía más hasta que finalmente con un fuerte y único estremecimiento me corrí como una loca moviendo mi coño en su boca.

Estaba aún recuperando el aliento tras mi orgasmo cuando sus manos levantaron mi pequeña mini falda dejándola caer sobre mi espalda hasta ese momento no se había molestado en apartarla, y un segundo después su polla se clavaba directamente en mi coño, entro con mucha facilidad por lo mojado y caliente que lo tenía, su polla debía ser de buen tamaño por como la sentía y no puede resistirme, y le dije:

-Tienes una polla enorme.

Como una bestia en celo empezó a embestirme con tanta fuerza que hasta el coche se tambaleaba de lado a lado al ver eso, él se contuvo por no mover tanto el coche y despertar a mi marido pero su follada seguía rápida y fuerte, bajo un poco más el ritmo poco como para recuperar el aliento en ese instante de relajación caí en la cuenta de que no sabía quién de los tres era el que me estaba follando, no tenía ni idea, deseaba que fuese Stephen siempre me había gustado pero no había manera de saberlo y los otros dos que hacían ¿se habían ido? ¿Seguían allí? Parados sin hacer nada, ¿se masturbaban mirando como su amigo me follaba? Mi coño se humedeció aún más ahora podía notar como mi corrida resbalaba por mis muslos.

Él seguía follándome despacito disfrutando de cada centímetro que me metía en mi vagina sacando de nuevo su polla de mi interior y volviéndola a meter despacio hasta el fondo, ¡Oh Dios!

Que caliente estaba, abrí los ojos y miré por la ventana del coche en el momento que se encendía la luz del comedor de la casa y vi aparecer a Pedro con una copa en la mano y un segundo después aparecía también Juan.

Oh si por fin lo sabía, el que me estaba follando era Stephen y por Dios menudo follador.

Mi coño volvió a inundarse de mis jugos y él dándose cuenta volvió a follarme con fuerza, notaba sus huevos chocando contra mí, eso me calentó aún más, cerré los ojos y me dejé llevar ya no me importaba el poder despertar a mi marido, gemía una y otra vez, él respondió dándome una palmada en el trasero y de nuevo me embestía con mucha fuerza y el coche volvía moverse como al principio pero ahora a él tampoco parecía importarle que mi marido se pudiese despertar, yo notaba mi vagina llena de su enorme polla y él con su manos agarraba fuertemente mi culo.

Mientras me clavaba hasta el fondo de mi coño su polla, note que su polla se endurecía todavía más se iba sin duda correr y yo me iba a correr con él mi orgasmo estaba muy cerca como indicaban las convulsiones de placer que estaba teniendo y el orgasmo iba a ser brutal, note como su polla se tensaba justo antes de soltar su primer chorro de semen dentro de mi coño, abrí los ojos esperando notar su corrida al mismo tiempo mi orgasmo se acercaba, entonces fue cuando volví a ver la casa, la ventana y allí estaban Pedro, Juan y Stephen bebiendo tranquilamente.

Me quede perpleja entonces quien era el que me estaba follando pero era ya tarde para pensar en nada de todo eso, el primer chorro de su semen estaba ya dentro de mi vagina y su calor hizo que mis uñas se clavaran al asiento del coche y mi cuerpo se tensara completamente, me estaba corriendo entre convulsiones de placer y mientras su polla seguía soltando chorretones y más chorretones de su caliente leche dentro de mí, mis uñas continuaban clavadas al asiento del coche jamás había tenido un orgasmo semejante.

Cuando acabó todo ese placer, me quedé allí quieta, teniendo dentro de mí la polla de un desconocido, no sabía que hacer, entonces él saco despacio su polla de mi coño, al sacar su polla, jugos mezclados de mi corrida y su semen resbalaban por mis piernas desde los muslos hasta las rodillas, él cogió su polla y golpeó con ella varias veces mi culo, soltando unos últimos pequeños chorretones de semen sobre mi desnudo culo después de eso le oí alejarse a toda prisa.

Salí del coche, me limpié como pude, me metí en el asiento del conductor, arranqué el coche y me dirigí hacia nuestra casa, por el camino recordaba todo lo sucedido como si hubiese pasado a cámara lenta, y eso me puso tan caliente que tuve que parar para masturbarme antes de llegar a mi casa.

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Comentarios

2 COMENTARIOS

  1. Muy buen relato, excelente, excitante y muy morboso.
    Está muy bien redactado y estructurado.
    Esperando la posibilidad de una continuación del mismo.
    Saludos de un seguidor.

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