Cuando las cosas comenzaron a ir bien entre nosotros, el desconcierto fue desapareciendo y entre más dialogábamos mejor comprendíamos lo sucedido. La culpa casi desapareció.
Nuestra relación es excitante pues aún continua, es prohibida y por tanto apasionante. Algunas personas me han escrito y preguntan que más sucedió con esta relación y la verdad pensaba ya no escribirlo pero créanme, es como una bola de nieve rodando cuesta abajo, lo que está pasando cada vez sube más de tono.
Una vez que probamos de todo tipo de placeres, algunas posiciones nuevas (para las que no soy muy bueno), seguimos aprendiendo y disfrutando. Un buen día ocurrió que mi primo Lalo (hijo de mi tía) comenzó a percibir cambios en el estado de ánimo de ella y por lo tanto ante la duda, la seguía en varias ocasiones durante sus constantes salidas al supermercado, banco, etc.
Mi tía me manifestó aquel descuido y la consiguiente situación que se avecinaba, que haríamos al respecto?
Pensé en hablar con él a solas pero decidí que era una locura, pensamos mil y una formas de resolverlo y ninguna nos convenció, por tanto decidimos no vernos 4 meses e intentarlo después de ese periodo con mayor precaución.
Comenzamos un contacto por e-mail (ya que no consideramos prudente el teléfono) y la situación se fue tranquilizando, estaba funcionando nuestra estrategia. Durante las siguientes conversaciones detecte en mi tía una sensación extraña, ella hablaba en demasía de mi primo, me comento algunos encuentros bochornosos como el siguiente:
En una ocasión, cuando se quedó sola en la casa, comenzó a realizar el aseo y transcurrieron unas horas, mi primo y mi tío por lo general llegaban después de las 9 pm de sus respectivos compromisos de trabajo-diversión. Ella como a eso de las 4 pm se dio un baño y se colocó una ropa muy ligera y fresca ya que hacia algo de calor (una tanguita y un brasiere). Al salir se dirigió a su cuarto para ponerse una bata y cuál fue su sorpresa que al entrar estaba mi primo. El la miro entre asombrado y apenado pero lo hizo directamente recorriendo su figura. Ella se cubrió de inmediato y no le dio importancia, él solo indicó
—¿eres preciosa, sigue ejercitándote y seguirás así!
Deduje con el tiempo que ella se sentía excitada y le comenzaba a gustar la provocación hacia mi primo. Él es algo alto (1.82 m.) blanco, pelo castaño claro y ojos miel, bastante atlético aunque es medio parrandero y con 25 años.
En una conversación por correo le pregunte que si había comenzado a sentir interés por su hijo, ella se descontrolo, después de una pausa algo incomoda, me aclaró que si, que comenzaba a sentirse atraída pero que nada sucedería. Yo estaba celoso. Después de tocar el tema varias ocasiones y con distintos puntos de vista concluimos lo inevitable, el solo pensar en hacer el amor con él la excitaba, pero a su vez, el posible rechazo la aterraba, no sabía qué hacer. Pasaron los meses y reanudamos relaciones con más serenidad e igual intensidad. ¡Carajo! Me encanta su culo.
Reposando en el sofá de la sala, le pregunte porque no se lo sugería con indirectas y esperaba su reacción. Acordamos varias tácticas pero nos decidimos por la ropa sexy, después de todo yo no pude resistirlo. La tarea no fue fácil pero insistió. Un día comenzó a surtir efecto, el pasaba mucho tiempo en casa y no se le despegaba. Decidimos que se debía jugar el todo por el todo, que hablara con él y le explicara sus sentimientos y que el decidiera, si Lalo no estaba de acuerdo nada pasaría, habría discreción.
Desgraciadamente él no lo tomo tan bien, se molestó y dejo de hablarle varios días, la miraba con odio y rencor. Una tarde que vino a copiar un par de CD’s de Grupos Norteños y Nicho Hinojosa. Como no queriendo comencé a sacarle platica en referencia a su estado de ánimo. El aguantó pero al final comenzó a hablar, me conto más de lo que yo sabía y finalmente reconoció la propuesta de ella. Me dijo que él también la deseaba pero iba contra sus principios. Le recomendé que lo pensara con calma y que volviera a verla como una amiga, el me miro a los ojos y preguntó ¿entre ustedes hubo algo verdad?,
—Así es le respondí, sucedió muy natural y tratamos de ser discretos y no lastimar a nadie.
—¿Aún siguen viéndose?
—Apenas nos hemos visto un par de veces recientemente.
—¿Tienen sexo completo?
—Sí, pero es más una relación de amigos que de amantes.
La conversación finalizó y se marchó. Lo volví a ver a la semana (más o menos), me saludo bien pero algo seco, yo estaba medio preocupado. Una tarde vino a hablar conmigo.
—Fíjate que no puedo quitarme todo este asunto de la cabeza, pienso en lo excitante que sería tener sexo con ella, pero a la vez me apena, siento temor, vergüenza, mil cosas.
—Lo sé, lo mismo nos pasó.
—Cuéntame cómo sucedió, no omitas detalle por favor.
Le comente que no podía hacerlo, pero le entregue el texto que ustedes ya conocen (relato llamado "algo que no quise evitar con mi tía") en un diskete de 3.5 pulgadas. Le dije que ahí lo explicaba claramente.
Después de un par de días regresó con otra actitud, esta vez parecía decidido pero nervioso. Platicamos de otras cosas y al final toco el tema.
—Estoy decidido, quiero hacerle el amor a mi mamá pero no es como hacerlo, donde, como decírselo, no sé qué voy a sentir, ¿qué hago?
—Mira, le comente, sabes que nosotros tenemos relaciones, sabes de que calibre son, ella es una mujer en todos los sentidos, es decente y prudente pero descubrimos un mundo increíble de excitación que ya no podemos controlar. Ella está muy excitada contigo también, tardo meses en decidirse y más aún sufrió para insinuarse a ti. Tu actitud la descontroló, pero ahora está tranquila. Yo no le he comentado nada lo que conversamos (y así era) y por tanto, ella desconoce tus sentimientos. Tengo miedo de que si hablan de frente, puede que todo salga mal y no sea lo que esperan.
—Tienes razón y acepto que son pareja, pero que sugieres… no aguanto más.
—Mira, ella viene el sábado como a las 11 am (Ya que mi tío viajaba el viernes a la Ciudad de México para afianzar no se bien que negocio), que te parece si te escondes en el patio trasero, observas un poco por la ventana que dejare abierta al igual que la puerta. Yo le voy a poner un antifaz en los ojos, acariciándola poco a poco para excitarla, la voy desnudando y tú entras, pero te advierto, descalzo, no debe oírte. Para mayor seguridad pondré un poco de música.
Una vez que reconozca algo de mis caricias me quito y tu continuas, fíjate bien ella no debe sospechar, así que te diré que debes hacer y como lo hagas y sobre todo no hables, suspires o emitas sonido alguno. Si ella quiere hablar tu solo di shhh… y se callará. Una vez que esté a punto tú haces el resto y listo.
La idea no solo nos encantó, me excitó el solo imaginar el encuentro y la cantidad de adrenalina que fluiría.
Así sucedió, ella llego alrededor de las doce del día, venía hermosa, tenía un vestido de una sola pieza que llegaba debajo de la rodilla, algo floreado pero discretón, su escote era breve pero coqueto y su aroma delicioso… mmmm me encanta que use Opium.
El plan vario un poquito, ella cocinó unas milanesas y arroz, preparó un agua de sabor Jamaica y comenzamos a conversar. Lalo estaba muy prudente y se mantuvo escondido en el patio, ocasionalmente se asomaba, pero entendía la situación. Después de un ratito ella entró al baño y se hizo no sé qué cosa, salió y comenzamos a hablar sentados en el sofá sobre trivialidades. Ella se acostó sobre mis piernas y yo le acariciaba la cabeza, la bese con algo de dificultad por la posición y algunos kilitos, pero fue un beso sabroso, largo.
—Amor, hoy quiero hacerte el amor de una manera totalmente diferente, te voy a vendar los ojos y acariciar, está prohibido hablar, tú serás mi esclava, obedecerás todos mis movimientos, estás de acuerdo?
—Sí, que debo hacer?
—Ponte de pie y colócate de espaldas a mí, pega tu cuerpo y nariz a la pared y no digas nada, el resto lo hago yo.
—Ella obedeció, la presione contra la pared y le coloque un antifaz en los ojos (de los que se usan para dormir), necesitaba la garantía de que no viera, no se le moviera pero al mismo tiempo que estuviera cómoda.
—Comencé encendiendo (a control remoto) el estéreo con unos discos de "All my Love 2" (Kansas, Outfield, etc), me pegue a su cuerpo y frote mi nariz y boca en su nuca, su cuello y suspire en sus oídos, inmediatamente sentí su excitación que iniciaba, coloque mis manos en sus muslos sobre la falda y subí lentamente, aprisioné sus nalgas (que estaban duras), abrace su cintura y masaje sus hombros.
Ella comenzaba a incrementar su excitación, realice una seña con la cabeza y entró Lalo, después de una breve duda, venía descalzo y en shorts, se paró junto a mi como a un metro y medio. Seguí acariciando, me puse de rodillas detrás de ella y subí mis manos por los ejercitados y depilados muslos (esta vez dentro de la falda), mordí suavemente su culo (sobre la tanguita) y comencé a bajar su vestido. Este calló sin dificultad mostrando un cuerpo maduro, apiñonado, ejercitado y perfectamente torneado, su aroma es delicioso, me fascina.
Al extraer su vestido me despegue y entro Lalo, él siguiendo mis indicaciones tenía las manos cálidas (se las envolvió antes en una toalla) y funcionó, ella no noto el cambio.
Usábamos el mismo perfume "Stetson". El continuó acariciando sus muslos subiendo lentamente, sin prisa, paso las manos dentro de la tanga y acarició su hermoso culo, ella seguía concentrada en sus sensaciones y yo estaba a dos metros por un lado de ambos, me senté en el sillón y observe con detalle todo el proceso. Lalo estaba concentradísimo, saco sus manos delicadamente de su culo y subió por su espalda, con delicadeza recorrió su columna vertebral del cuello a su cintura con la lengua, ella estaba gozando de lo lindo.
Repitió el recorrido de la columna al menos tres veces con la lengua. Después sujeto la tanga de ambos lados y la bajo muy lentamente, se hincó y comenzó a mordisquear su culo sin causar dolor, lo hacía mientras iba descubriendo la totalidad de sus nalgas. Liberó la tanga de su hermosa prisión y ambos la dejaron caer al piso. Subió besando la columna hasta llegar al brasiere. Lo desabrochó algo torpe pero con delicadeza, tomo los dos extremos y lentamente retiro los tirantes de los hombros otorgando una caricia. Mi tía vibraba, soltó el sostén que se detuvo en sus senos aprisionados en la pared. Ella no deseaba dejar de sentir un solo instante. Él adelanto sus brazos entre sus costillas hasta alcanzar sus senos (eran casi perfectos, medianos ligeramente grandes, blancos por la falta de sol, duros a pesar de su edad y con los pezones ligeramente apuntando hacia arriba. Los sujeto aún con el brasiere atrapado, jaló su cuerpo con suavidad y ella cedió logrando que el sostén cayera al suelo. Lalo se apodero de sus pechos acariciándolos con una especie de masaje, sujetó los pezones que estaban hinchados, rígidos y los pellizco un poco fuerte causándole apenas algo de dolor, pero aún más placer.
Mientras su mano izquierda continuaba su travesura en el seno de ella, su mano derecha bajo despacio. Llegó, no sin antes un leve cosquilleo, hasta su monte de venus, jugueteo con ese frondoso mechón de bellos (que nunca le permití rasurase, excepto en las orillas para que no se vea con el bikini), y comenzó a acariciar su vagina. Ella estaba húmeda y comenzó a empujarlo con su espalda y culo pero él recargando su cuerpo logro someterla a su postura original. Siguió su húmeda caricia y beso su cuello y oídos.
Era visible que ambos estaban listos. El la tomo de los brazos sin voltearla y la dirigió al sofá grande, ella dio dos pasos torpes y sintió el sofá con sus pies, él la doblo con delicadeza hasta que su cabeza toco el fondo del sillón, dejando su culo arriba. Se encuclillo y comenzó a acariciar sus nalgas, ella ya bramaba. Él entreabrió los cachetes de sus nalgas con ambas manos y acarició con su lengua su ano (eso le fascina), chupo por unos minutos y ella se contoneaba entre espasmos. Paso su mano derecha por debajo y acaricio su vagina que a estas alturas estaba chorreando ligeramente una babita brillosa, viscosa. (Eso me encantaba a mí, ella genera muchos fluidos y por ello, casi siempre se chorrea un poquito).
Sin duda estaba lista. Él se bajó su short y trusa sin casi ruido y dejo salir "su asunto", estaba muy erecto y totalmente amoratado. Comenzó a rozar su vagina para humedecer su pene y al mismo tiempo excitar a mi tía. El roce duro apenas unos segundos, comenzando a explorar y dirigiendo el miembro hasta la entrada de su coño. Ella seguía parada, doblada a 120 grados sobre el sillón con su culo hermoso al aire. Lalo entro lentamente y se incorporó hacia atrás ligeramente disfrutando la sensación, comenzó un ligero mete y saca que fue acelerando. Ella seguía dando gemidos muy discretos y disfrutando. Le pase el lubricante ya destapado y mientras la penetraba ahora más lento (para no venirse), le aplicó un poco de gel en el ano. Ella al sentir la gel fría se sobresaltó y excito aún más. Con el dedo medio de la mano derecha fue metiendo el lubricante en el ano con un lento mete y saca.
Ella sabía lo que seguía, Lalo saco su pene de la vagina y apunto a su ano, entro un poco y espero, al poco fue metiéndola hasta que quedó totalmente ensartada. Ella al fin rompió el silencio.
—Ahhh, me encanta que me cojas por atrás.
—Shhhh….
Ella calló al instante y siguió al compás de las acometidas empujando su culo para que el golpe fuera más violento y así acelerar el mete saca.
Cuando casi se venía, se retiró despacio y por primera vez la volteó, ella se veía frágil, insegura en sus movimientos pero muy excitada. El la sentó en el sillón y acerco su pene a su boca, ella apenas sentirlo dio un ligero respingo hacia atrás pero igual de rápido volvió a él acariciándolo con su lengua (Lalo siguiendo mis indicaciones se había rasurado los pocos pelitos que salen directamente en el pene y los huevos, lo que disfrutaba mi tía ya que dice que se siente como piel de bebe). Su lengua recorrió la cabecita en círculos hasta que finalmente abrió la boca y comenzó a mamar como solo ella sabía hacerlo. Sus manos siempre se mantuvieron quietas y detrás de su espalda, con lo cual dirigía sumisamente el pene con su boca en un delicioso mete y saca.
Finalmente Lalo comenzó a estremecerse y dejo salir su leche, mi tía se atraganto un poco por la sorpresa y apresuradamente engulló toda la leche que le bombeaban. Finalizó limpiando el pene con su lengua y recostándose sobre el sofá exhausta.
Lalo se sentó junto a ella y se apoderó de un pezón mamándolo delicadamente, ella estaba cansada pero feliz, entonces le indique a Lalo que se parara, sin acercarme, le pedí a mi tía que cerrara los ojos, que iba a retirarle la venda. Ella obedeció, retire el antifaz y aprecie su rostro, era apacible. En ese momento le dije:
—Abre los ojos y guarda silencio unos minutos.
Al hacerlo su expresión cambió, la pena la golpeo de improviso, se incorporó con violencia y trato de correr al baño, la sujete de espaldas, se volvió hacia mí, y con sus ojos cerrados me beso y abrazó.
Yo la comencé a vestir tiernamente, tal y como la había desvestido, la acompañe a la sala y empezamos a platicar. Le explicamos la treta y al final con mucha vergüenza nos agradeció.
Ella sigue teniendo relaciones conmigo (solos) y en ocasiones con mi primo (solos también). Él y su mamá comenzaron una relación madre-hijo más estrecha y franca. Hasta ahora me comenta que después de aquella vez solo han hecho el amor un par de veces.
Nuestra relación es ahora más fuerte, excitante y feliz.