Descanso, regreso al presente… Puerto Vallarta, ¿qué planearán mis queridos amigos? Seguramente mucha excursión, mucho vino, mucho sexo.
Se escuchan pláticas y risas, ya despertaron, Herrero les suelta un sonoro.
-Hijos de la Chingada ya levántense
-¡Pancho ya desayunó, cabroneees!
Una carcajada acompaña al comentario…
-Feliz cumpleaños pendejo, dice El Fierros
-¡Te mamaste cabrón!, eso lo dice Chuy
-…. ¿Vicente?
Abro los ojos y lo primero que veo es un slip ajustado negro frente a mi rostro.
Se percibe un bulto que promete.
Me muevo un poco y lo acaricio.
Vicente sonríe.
¿Cómo llegó Vicente sin darme cuenta?
¿Cómo se sentó en cuclillas en la cama? Y no me percaté
Lo acaricio suave, el disfruta.
Lo voy a extrañar, y es que en unas semanas se irá a España, porque un club llamado Salamanca UDS lo ha contratado.
Le acaricio con suavidad, el recorre mi cuerpo, llega a las nalgas y las acaricia.
-Me vas a hacer falta, me dice
Se mueve de la cama y se pone de pie, me siento frente a él y le bajo con suavidad su slip, brinca su hermosa verga, la acaricio.
El caso es que he conocido muchas vergas, algunas mucho más grandes, otras muy gruesas, pero esta es única, es perfecta.
Tiene el tamaño y grosor adecuado.
Con mis labios la cubro y empiezo a mamarla, Vicente me toma por la cabeza e inicia movimientos de penetración, uno, dos… en movimientos muy pausados, tiernos.
Trato de abarcar lo más que puedo y le acaricio los huevos, siento como se contraen y por momentos su verga crece en mi boca.
Empieza a jadear y se detiene, se retira de mi boca.
Su verga brinca, brillosa y cubierta de mi saliva.
Se sienta en la cama, se recarga en la cabecera, cruza los pies y entonces me paró de espaldas junto a él, abro las piernas y siento su lengua.
Me recargo sobre el buró mientras Vicente recorre con la punta de su lengua mi culo, despacio, succiona y trata de entrar, siento enloquecer.
Mis gemidos se escuchan y de pronto fuera de la habitación se hace el silencio.
Después de unos instantes, se retira y me dice.
-Ahora
Me subo sobre él y poco a poco me deslizo.
Quedamos frente a frente, me besa con pasión.
Siento como poco a poco me penetra, mi culo es invadido.
Empiezo a moverme, arriba – abajo y en círculos, es tan placentera la sensación que me conmuevo.
Me empuja hacia atrás y queda encima de mi.
Abro las piernas y empieza a empujar una y otra vez.
Cada que lo mete me estremezco.
Uno, dos, tres, cincuenta y de pronto, sus brazos me aprisionan, se notan sus músculos y empuja una vez, de manera brutal y cae rendido.
Y recuerdo la primera vez…