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Mi madre, nunca lo hubiera imaginado (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Mi nombre es Raúl tengo 28 años, estoy felizmente casado con Marta, un año menos que yo, una mujer guapísima por lo menos para mí, sexualmente somos muy activos, ya que hace dos años nos iniciemos en el mundo liberal, cada dos meses solemos salir a un club liberal de la zona, donde lo pasamos genial, pero no podemos salir mucho porque tenemos dos críos y es complicado, pero como digo tenemos una vida sexual plena.

Siempre hemos vivido en la ciudad, pero al año de casarnos. Decidimos irnos al campo, y dejemos a toda la familia en la ciudad, tenemos los dos, buenos trabajos y cerca de casa, todo genial hasta que por asuntos laborales me tenía que desplazar un mes entero a la ciudad.

El fin de semana vinieron mis padres a vernos, y estar con los críos, ya de paso Marta y yo aprovecharíamos para ir al club.

Mi padre es un tío muy majo, aunque mi hermana y yo hemos estado poco con él, por su trabajo, en un camión por toda Europa, siempre se ha preocupado de nosotros y nos ha dado todo lo que ha podido, se llama Juan y tiene 50 años, mi madre Raquel también es muy maja, una madre ejemplar, tiene 48 años siempre los he visto como un matrimonio ideal.

El domingo, después de la fiesta que nos dimos Marta y yo, estábamos agotados, cuando nos levantamos mi madre estaba con los críos y mi padre con la barbacoa, cogí una cerveza para mi padre (a mí no me entraba recién levantado, me hice un café) y empecemos hacer la comida hablando de todo un poco, de sus viajes de mi hermana lo normal, cosas de familia para saber que todo iba bien, le comente.

—Pues papa la semana que viene, tengo que ir un mes a trabajar a la ciudad

—y que vas hacer hijo, vas a ir todos los días y venir con el coche?

—Pues esa es la idea

—de eso nada tú te vienes a casa, son 180 km cada día entre ir y volver. Y que horario tienes?

—De 8 a 6 de la tarde

—Pues habla con Marta, pero yo creo que lo mejor es que te vengas a casa, si quieres te subes los miércoles para ver los críos y a Marta.

Durante la comida hablemos del tema, y todos lleguemos a la conclusión que lo mejor sería que fuera a casa de mis padres.

Llego el domingo siguiente, y Marta me preparo pronto la cena, para que fuera a casa de mis padres esa noche, para no coger el coche tan temprano, me despedí de Marta y los niños, y monte en el coche dirección a casa de mis padres.

Mi padre: hola hijo que tal el viaje?

Mi madre: has cenado?

Ahí estaban los dos con sus pijamas de chándal, y sus batas de toalla.

—si mama ya he cenado y el viaje ha ido bien.

Estuvimos charlado un rato y nos fuimos a acostar, fui al cuarto de mi hermana, porque en el mío solo hay juguetes, para cuando vienen los nietos, me acosté, y me acorde del colchón que tenía en mi casa, era la cama de mi hermana y estaba ahí desde que ella era pequeña, aparte el frío que estaba pasando, me levante a por mantas pero estarían en el cuarto de mis padres y me sabia mal molestar, en casa de mis padres no hay calefacción usan un calefactor eléctrico que lo ponen en su cuarto, como están solos no se complican.

Por la mañana a las 4 se levantó mi padre para irse a la ruta.

—Buenos días papa

—que haces despierto a estas horas

—Pues que entre el colchón que creo que ya es hora de cambiarlo, y el frio que estoy pasando, no puedo dormir, ¿me traes una manta?

—Que mantas ni que leches, yo ya me voy, vete a dormir con tu madre que tiene el calefactor puesto y esta la habitación calentita.

—(Me quede cortado) no papa trae me la manta.

—pues cógela tú, mama no se entera de nada, están en el armario del medio, yo me tengo que marchar nos vemos el domingo.

—Buen viaje papa.

No podía más de frio, me levante cogí el móvil para alumbrarme, abrí la puerta de la habitación y uhhhh era como pasar del polo norte al Caribe, me alumbre con el móvil, abrí la puerta del armario, pero no daba suficiente luz y más sin saber dónde están las cosas, decidí salir al comedor dar la luz y abrir un poco la puerta para ver mejor, nada más entrar vi a mi madre.

Destapada con las piernas abiertas. No quería mirar (era mi madre) pero no pude evitarlo, seguí mirando sus piernas y mis ojos subían desde sus dedos, menudas piernas tenía mi madre nunca lo hubiera imaginado, hasta que llegue a sus bragas, eran unas bragas blancas transparentes por las cuales se veía una mata de pelo impresionante, no podía dejar de mirarla en la parte de arriba tenia puesto su pijama de felpa, estaba guapísima nunca había visto así a mi madre.

Cogí la manta, no me quitaba la imagen de mi madre de la cabeza, hasta que me dormí.

Por la mañana, sonó el reloj estaba cansado de no haber casi dormido, antes de marcharme, no podía resistir la tentación de volver a ver a mi madre, sin pensarlo dos veces, abrí la puerta despacio, pero que desilusión estaba arropada.

Después del trabajo volví a casa, mi madre todavía no había llegado, ella trabaja de 10 a 7, pero de que llega son las 8.

Hice mi cama y me fui a hacer la suya, su pijama encima de la cama y mi sorpresa las bragas que me hicieron ver a mi madre de otra manera, tiradas en el suelo, las cogí y no pude evitar olerlas era increíble me estaba poniendo cachondo, oí un ruido era la puerta, mi madre acababa de llegar, solté las bragas inmediata mente.

—Hola mama que tal el día

—muy bien guaaauuu que detalle has hecho las camas y todo

—Claro mama, y ahora me voy a duchar, después te duchas tú y yo preparo la cena

— me siento una reina, gracias hijo

Cenando hablemos de todo, hasta que salió la conversión.

— Como has dormido esta noche.

Entonces le conté todo, todo menos como la había visto.

— Pues tu padre tiene razón, como no viniste a dormir a mi cama, no hay nada que discutir hoy duermes conmigo.

Llego la hora de irnos a la cama, yo estaba impaciente, me quite la ropa me metí en la cama me tape y haciéndome el disimulado, esperaba que entrara y se desnudara, estaba totalmente empalmado, la polla se me salía del calzoncillo, entro mi madre, se sentó en la cama, se quitó el sujetador sin quitarse el pijama, por las mangas, (que desilusión) se levantó se quitó el pantalón, y solo pude ver unas grades bragas que no dejaban ver nada.

—uffff que frio hijo, anda abrázame que entremos en calor.

(Eso era imposible, no porque hubiera visto algo erótico en mi madre esa noche, tenía en mi mente todavía las bragas transparentes) La abrace echado el culo hacia tras y pegando mi pecho a su espalda para que no notara mi polla.

— hace casi 20 años que no dormimos juntos, está bien, me gusta.

Charlamos un poco, y salió el tema de mi padre, y me di cuenta que llevaban mucho tiempo sin tener sexo.

—Mama es normal, te tendrías que poner un poco al día con papa.

— que quieres decir con eso?

—Que si vistieras de otra manera, te arreglaras un poco, papa te vería de otra manera

— visto normal, como una mujer de mi edad

—A ver mama, a mi me viene Marta con esas bragas de cuello vuelto y me corta el rollo

—Te has fijado en mis bragas? Pues para que lo sepas, son muy cómodas, y no creo que sea eso.

—Mira mama, vamos hacer un juego, no pierdes nada y lo podemos pasar muy bien, y quizás papa te vea de otra manera

— Que sugieres

—Yo te elijo cada día la ropa que te tienes que poner, pero toda, de día y de noche, que te parece.

(Vi a mama que no le hacía mucha gracia, pero al final)

— Puede ser divertido.

—Pues venga enseña me la ropa que tienes

— Ahora?

—Claro cuanto antes empecemos mejor, venga mama espabila que veras que bien lo pasamos

Nos levantamos y mi sorpresa:

—(se levanta el pijama) con que estas bragas, como que no, es lo que piensas

—Mama parecen un pantalón corto y feo además. (Yo solo pensaba en las bragas transparentes)

Me enseño toda su ropa, no había mucho donde elegir y toda su ropa interior.

—¿esto es todo mama?

—¿qué me pueda poner? sí.

—A ver mama enseñame todo, porque con lo que hay aquí poco hacemos.

Entonces abrió el otro armario y empecé a ver lencería pero esta era de guerra, no eran tangas, pero lo que si eran braguitas tipo brasileñas, semitransparentes, sujetadores también muy finos que me imaginaba verlos puestos y poder ver las tetas de mi madre, que no tenía ni idea de cómo podían ser, y un par de camisones, sobre todo uno me llamo mucho la atención, era rosa transparente con unos tirantes muy finos y un gran escote.

— Hijo que te quedas embobado, esto no me lo pongo hace años, no sé ni si me valdrán

(Yo estaba muy nervioso solo quería ver a mi madre con esa lencería puesta, y me la jugué)

—Mira mama, mírate al espejo tal como vas, como te sientes

— Bien como siempre

—Pues ahora vamos hacer una prueba, te vas a poner lo que yo elija, como hombre, creo que sé lo que puede excitar más a papa, y cuando estés, me avisas y a ver si notamos cambio.

— venga vale, ya verás cómo sigo siendo la misma, si así te quedas más tranquilo.

(Ahí fue cuando me excite, no esperaba esa respuesta de mi madre, me tuve que bajar la camiseta para que no notara que se me iba a salir la polla, me esperaba un “tú estás loco”)

— venga hijo, yo me salgo fuera y tú eliges, pero eso sí, de este cajón solo me voy a poner una prenda.

Salió mi madre, empecé a mirar las prendas, imaginándomelas en el cuerpo de mi madre, como solo podía elegir una prenda del cajón, no lo dude, cogí el camisón rosa transparente, unas bragas normales ya que no podía coger de las otras, ahora solo quería ver sus tetas. Como serian?

—Mama, puedes pasar

—a ver que me has preparado. Esto que es? tú estás loco (lo que me temía, por esto no iba a pasar) si esto y nada es lo mismo.

—Mama, esto es un curso rápido, para que puedas volver a engatusar a papa, yo me salgo fuera, no voy a ver nada.

— Como me lías, anda sal fuera

Salí al comedor, no podía más, tenía la polla durísima, la saque y empecé a menearla como un poseso, pensando como estaría mi madre con el camisón, en ese momento se abrió la puerta de la habitación, solté la polla de golpe y baje la camisa.

— (saca la cabeza por la puerta) Ya está hijo. (ufff menos mal no me vio)

—Que, como te ves mama.

— Pues tienes razón, me veo, voy a decir una palabra, que a lo mejor te sienta mal que la diga tu madre.

—No mama, di lo que sientes.

— Me siento guapa, pero también un poco guarra (esas palabras me hicieron hervir la sangre, la polla ya no la podía dominar, solo deseaba ver esas tetas, y no podía) y tenías razón, con otro tipo de bragas hubiera mejorado mucho.

—Que mama, me dejas verlo para que te dé mi opinión.

— Si hombre tu estas tonto, me da mucha vergüenza.

—Yo solo quiero ver cómo te queda, así sabremos si le gustaría a papa, si veo que te queda mal, también te lo digo, además mama, que no voy a ver nada que no haya visto ya (me moría por ver sus tetas, estaba tan cachondo pensando en mi madre que no sabía ni que decir) si no tranquila, cámbiate y me avisas para entrar.

— Tienes razón, tu opinión no me vendrá mal y no vas a ver nada que no hayas vito antes, mi hijo no me va a engañar. Entra.

(Los nervios me comían de la excitación, creía que me iba a desmayar, Abrí la puerta, y allí estaba ella espectacular, no me salían las palabras solo podía mirar su cuerpo, el camisón ceñido por algún kilito de mas, y dentro unas enormes tetas que nunca hubiera imaginado, unos pezones negros con sus inmensas aureolas también negras, los pezones querían reventar el camisón, no sabía si porque eran así o porque estaba tan cachonda como yo, Me imaginaba acercándome a ella bajarle los tirantes y morder esos pezones negros, chuparlos, aplastarlos pellizcarlos… cada vez me aceleraba mas) hasta que oí

—Raúl hijo, que te has quedado petrificado, tan mal estoy.

—Perdona mama, no, estás preciosa, date la vuelta.

(Cuando se dio la vuelta, me di cuenta lo buena que estaba mi madre, con ese camisón transparente, que me dejaba ver todo su cuerpo, menudo culo, nunca me había fijado en el culo de mi madre. Deseaba abalanzarme sobre ella inclinarla hacia delante arrancarle esas feas bragas de un tirón, y meterle toda mi polla por el culo)

— Hijo tan mal estoy, que no dices nada?

—Perdona mama, estas de vicio, si yo fuera papa.

(Entonces se dio la vuelta diciendo)

—Si tu fueras el pap…

(Paro la frase de golpe, me miraba fijamente, nunca la había visto mirarme así, tenía la cara desencajada, entonces fue cuando me di cuenta donde se dirigía su mirada, baje la vista y pude contemplar como mi polla se había salido de mi calzoncillo por encima de la camiseta)

— hijo, si tu fueras papa, ya se lo que me dirías, pero no quiero oírlo, ve un momento al comedor que me voy a cambiar.

(Salí muy avergonzado si saber que decir, creo que no se esperaba que pasara eso, ella se lo tomaba como un juego y yo me obsesioné)

— ya puedes entrar Raúl, vamos a dormir que es tarde.

—Perdona mama por lo que has visto, no sé cómo ha podido pasar, no te estaba viendo como mi madre (no pude evitar decirle) es que estas buenísima.

—Gracias Raúl (con un tono muy suave) vamos a olvidar lo que ha pasado y a dormir que es tarde.

Continuará.

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