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El anillo vibrante y sabrosón
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Otra historia de una amiga diría yo casi ninfómana.

Ella se llama Ana, Ana la rubia de pecas sexys diría yo. Pasaré contarlo en primera persona, en lengua de Ana.

Tengo 32 años, ya cumplidos, y disfruto del sexo casi como un hobby. Me encanta hacer el amor, es decir culear, coger, como se diga en cualquier lugar del mundo, lo hago cuando estoy triste, y cuando estoy feliz. Conozco vergas grandes, pequeñas, delgadas gruesas de todo tipo, todas son deliciosas para mí.

Estaba yo en este día, caminando por el sector cultural y libro filo de mi ciudad, era una pequeña librería y vi a este hombre hermoso que no conocía, pero que desee conocer enseguida, sentí como mis labios se mojaron casi instantáneamente. Me acerqué a propósito y lo tropecé, se giró un segundo, nos miramos y disculpamos al mismo tiempo, le puse charla inocua sobre el lugar y nos reímos un poco.

Tomamos un café y dimos un paseo por el parque que se encontraba al frente de las librerías, lleno de árboles y flores, un ambiente apropiado para una seducción mutua, ya que sentí que a él yo le había gustado también.

Yo no dejaba de mirar su paquete y el mis guardadas tetas y erectos pezones.

Como él vivía cerca subimos a seguir conociéndonos en su apartamento, pero nada más entrar y cerrar la puerta, nos miramos y solo atinamos a besarnos y comernos nuestras bocas en un frenesí desbocado de lujuria y ganas. Le agarre su paquete por encima del pantalón notando lo duro que ya estaba mientras él me agarraba los senos y apretaba los pezones.

A trancazos y chocando con la paredes de pasillo llegamos a su alcoba, nos desvestimos mientras llegábamos, nos tiramos sobre su cama, besándonos, tocándonos, ya el pellizcando mis pezones y yo pegada de su verga la cual tenía entre mis manos como un bastón para guiar ciegos. No al soltaba.

Bajó por mi cuerpo y movió mis pantis a un lado para caer sobre mí, y comenzó a darle lengua a mi clítoris, a mi pepita del gozo, chupó mi clítoris, me metió los dedos, mientras yo le pegaba mi ranura a su cara.

Estaba que me corría, no sabe si aguantar mi venida o dejarme correr, me voltee si el soltarme y llegue a su erecto falo, bello y erguido vergon, lo metí en mi boca y cual profesional en experiencia se lo mame lo mejor que podía, cuando ya casi lo tenía al borde de venirse y yo todavía aguantando, nos colocamos frente a frente, para poder sentir como me la iba a meter.

De repente se levantó, Oye que haces le pregunte, espera aun segundo, saco de una mesita de noche un anillo de silicona y se lo coloco en la verga, que era eso? El anillo zumbaba, tenía una pelotita vibrando en la parte superior, se arrodillo, se acostó encima mío y me zampo su verga hasta el fondo, se sentía súper dura y encima vibrando me puso a 3000, que buena cosa ese anillo.

Ya la sacaba y metía, los labios de mi vagina lo agarraban para que no se fuera, el anillo tocaba mi pepita con el vibrador cada vez que entraba, que delicia, mi vagina lo apretaba, él se deslizaba fácil y entraba y salía, estaba ya para correrme.

Me dio más duro, su verga palpitaba dentro de mí, su cabezote me tocaba la puerta del útero, empecé a temblar ya casi llegaba el placer final de un gran orgasmo. Me corrí súper duro, pensé desbarataría la cama, explote al mismo tiempo que él me lleno de su preciado líquido y ambos quedamos quietos sobre la cama, el todavía encima de mí.

Al ratito nos separamos y me di un rápido duchazo, me vestí, le deje mi teléfono, le pedí me llamara pronto para repetirlo, ah se me olvida y le deje unos billetes para comprar baterías nuevas para ese anillo maravilloso.

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