Al otro día Lucia despertó con una sensación extraña, con mucha culpa, y también con mucha incertidumbre, no quería subirse nuevamente al metro, tampoco quería ver al supervisor, pero también amaneció relajada, el orgasmo de anoche la había liberado de muchos pensamientos. Decidió vestirse de manera que nadie la mirara, tenía una sudadera que le quedaba ancha y que seguro al supervisor no le iba a servir de excusa para nada, debajo una tanga negra, una camiseta y por supuesto brazier. Salió de su casa y llegando al metro recordó que no llevaba el carné de la empresa, devolverse le iba a costar tiempo así que decidió seguir así. Al llegar a la empresa que quedaba en un gran complejo de oficinas el celador no la dejó ingresar hasta que el supervisor diera la autorización.
Ya puede seguir y que por favor vaya a su oficina.
Lucia se puso roja de inmediato, todo el camino de la portería estuvo pensando que hacer, ayer la habían tratado muy mal en esa oficina y no pensaba volver a permitir eso. Su mente recordó todo y su cuerpo se erizo un poco, cuando llegó a la oficina la encontró abierta y desde la puerta dijo
Buenos días, dígame…
Sigue
Lucia dudo un momento pero siguió a la oficina
Qué pasó con tu carné?
Se me quedó, lo siento
Ayer el brasier, hoy el carné, qué dejas mañana, el culo?
No, no, lo siento, seré más cuidadosa mañana.
Y hoy si tienes toda tu ropa o vas a seguir de perra?
Lucia estaba realmente sorprendida, creía que hoy no iba a tener problemas pero nuevamente estaba siendo interrogada.
Hoy la tengo toda, lo juro
Seca?
En ese momento Lucia sintió un escalofrío en su cuerpo, el tono que usaba el supervisor la descolocaba y la lograba excitar, así que dudo para responder
Umm, si… si
Por qué dudas, acaso debo volver a comprobarlo?
No… es que, no estoy muy mojada
Lucia no podía creer que se le hubiera ido ese "muy". El supervisor tan pronto escuchó eso sabía que se podía aprovechar de la situación, sabía que la tranquila Lucia había cedido y ahora era suya, una perra a su disposición.
Párate, le dijo con seriedad
Lucia se puso de pie y sintió como el supervisor se le paraba atrás restregándole su verga que ya estaba dura, la tomó del cabello y le dijo al oído.
Voy a comprobarlo y si estas seca te vas a trabajar, si estas mojada tendré que castigarte
Cada contacto del supervisor era un escalofrío que recorría a Lucia que con el último pensamiento de cordura quiso escapar diciendo
– ya le traigo la tanga, voy al baño
– No, esta vez yo lo compruebo
Dijo el supervisor que ya empezaba a meter su mano entre el pantalón de Lucia, primero por encima de la tanga propinándole 2 azotes pequeños que hicieron que ella soltara un leve gemido y luego debajo, pasando los dedos lentamente mientras con la otra mano la seguía teniendo del pelo. Cuando terminó de recorrer su vagina sacó la mano del pantalón. Ella la vio y tembló al verla brillante, empapada de sus fluidos. Él llevó su mano a la cara de ella y dejó caer una gota en la cara de Lucia
Límpiamela, me la ensuciaste toda, le dijo el supervisor.
En ese momento puso dos de sus dedos sobre los delgados labios de Lucia y empujo un momento hasta que ella abrió la boca y los dedos empezaron a entrar, ella los empezó a succionar con unas ansias que ni sabía que podía tener, el supervisor la soltó del pelo pues ahora la tenía manejada con sus dedos en la boca, mientras eso pasaba con la otra mano le quitó la chaqueta y le subió la camisa hasta el cuello, le desabrocho el brasier, para poder liberar sus senos, paso delante de ella sin sacarle los dedos de la boca y empezó a chuparle los senos con gran habilidad. Lucia perdió el control y empezó a gemir soltando un momento los dedos de su boca.
Sígueme limpiando perra, le dijo antes de propinarle una pequeña bofetada
Lucia tras recibir el golpe volvió a los dedos con más ansias de lo que lo había hecho antes, él siguió chupando sus tetas un rato y luego saco sus dedos de la boca de Lucia y los limpio en la cara de ella quien solo se dejó hacer
Muy bien perra si con esas ganas chupas mis dedos ya quiero ver como chupas mi verga, ahora viene tu castigo
Al escuchar esas palabras Lucia sintió miedo, no tanto por el castigo como por darse cuenta que nunca había hecho sexo oral y ahora debía hacerlo bien. El supervisor le bajó el pantalón y le ordenó que se quitara los tenis que llevaba, ella obedeció sin dudarlo quedando solo con su tanga negra.
Tus tetas en el escritorio y cuenta cada azote, si pierdes la cuenta vuelvo a empezar
Después de decirle eso él le dio 3 besos despachos en la espalda que estaba totalmente expuesta esperando que el castigo empezará. La primera nalgada cayó generándole una enorme excitación a Lucia que lo contó con una voz cerca al gemido. 2, 3, 4,5,6 azotes en la misma nalga, su vagina se estaba encharcando, el dolor era reemplazado por un enorme placer que no sabía que podía sentir , el supervisor se sacó la grande verga que tenía y empezó a frotarla contra la vagina de Lucia que abrió las piernas y empezó a gemir
Quieres que te la meta
Si
Sí, qué?
Si… por favor
O sea que si eras una perra que venía a follar
No… es que
En ese momento el supervisor se aleja de ella y le propina más azotes que Lucia recibe sorprendida sin siquiera poderlos contar, la intensidad es más fuerte y estos si traen más dolor que placer.
No sirves ni para contar y si no viniste a follar vete a trabajar, perra
No, no perdón señor. No aguanto más, métemela
Yo no me follo a quien no quiere ser mi perra
Lo soy, soy tu perra por favor
En ese momento el supervisor la coge del cabello y la zarandea un poco, le aprieta los senos y la escupe en su rostro, la saliva cae en parte del ojo y Lucia la recibe sin poder hacer nada. Ella manda su mano a la vagina y empieza a frotarse con rapidez.
No has entendido perra, quita tu mano de ahí
Le dice el supervisor mientras le quita la mano y la empieza a masturbar suavemente.
Ahora eres mía, mañana llegas una hora antes, hoy no te puedes masturbar, vas a ir oliendo a perra hasta que te haga correr mañana, solo yo decido cuando te corres.
Todo esto lo dijo mientras la masturbaba muy lentamente, generando en Lucia una ansiedad enorme y haciéndola gemir suavemente
Estás de acuerdo? Le pregunto mientras le azotaba 3 veces la vagina con bastante fortaleza
Si… si
Mañana seré tu amo, vas a convencerme de que te folle
Si (gimiendo)
Bien, ahora tu colonia para el resto del día.
Mientras dijo esto unto su mano con sus jugos y la empezó a pasar por su cuello humillándola más.
Vete, mañana vas a confirmar que si eres una perra confiable.
Lucia agarro su ropa y limpio su cara del escupitajo que le había propinado, estaba roja y empezó a vestirse sintiendo como su vagina seguía botando fluidos. Dudo en salir de la oficina pero unas palabras la despabilo
A trabajar, perra
Fue directamente al baño y no pudo creer lo que vio en el espejo, su pelo era una bola que había sido utilizado para manejar a su antojo, su cuello estaba brillante por los flujos que permanecían ahí, se bajó el pantalón y se dio la vuelta viendo como sus nalgas estaban coloradas por el castigo que recién había recibido, dudo si quitarse la tanga pues estaba entrapada, pero finalmente decidió dejársela. Iba a ser un largo día