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Cabaña (Parte 3)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Ya era hora de comer y nuestros estómagos ya lo resentían, gruñían a causa del hambre, y más porque hasta donde estábamos ya empezaban a llegar unos aromas muy sugerentes provenientes desde dentro de la casa, tomamos nuestras ropas para vestirnos antes de entrar a la casa mire como te ibas poniendo la ropa interior, acabamos de amarnos y ya me estaban dando ganas de no dejarte poner la ropa…

Me viste las intenciones y me aventaste la ropa, nos tomamos de la mano y nos dirigimos corriendo hasta la cocina, te di una pequeña nalgada antes de sentarnos.

No se si era el hambre de ese día, pero los aromas que salían de la cocina invitaban a comer, a comer a lo desfajado.

Juanita es una estupenda cocinera y nos agasajo con una carne en su jugo, frijoles y tortillas recién hechas, nopales, y unas quesadillas deliciosas, una refrescante agua de piña, con un toque de hierbabuena y un poco de limón. Tal vez el sexo sea el motivo de esta hambre porque tanto tú como yo comemos como si tuviéramos días sin comer, casi no hablamos.

Tiene también unas ricas galletas caseras de nuez y chocolate como postre que una vez terminada la carne empezamos a probar son deliciosas. Antes de que Juanita se vaya le preguntas.

-Juanita tienes mas galletas?

-no señorita, son todas pero si gustan les preparo mas.

Sonríes ante una idea que tienes y le contestas

-gracias Juanita yo quiero intentar hacerlas ¿puedo?

-si claro aquí tengo las cosas.

Empezamos a mezclar las cosas en un tazón mientras nuestras manos van jugando con los ingredientes, mis manos llenas de harina buscan tus piernas, nalgas y cuello, tus manos me llenan de harina varias partes de mi cuerpo…

Mas que seguir la receta nos dedicamos a llenar de harina nuestros cuerpos, jugamos con los ingredientes y al final tenemos pedazos de chocolate y manchas de harina en la mayor parte de nuestra piel. Cuando conseguimos tener una masa mas o menos decente hacemos las bolitas que serán las galletas y las ponemos en un refractario para meterlas al horno. Las dejamos cocinando y subimos al cuarto para bañarnos antes de regresar a casa.

En el cuarto nos encontramos con una botella de un vino tinto (se que no te gusta mucho, pero hoy lo compartiremos) acompañado por queso crema cubierto de una mermelada de naranja y nuez, junto con una deliciosas galletas saladas. Tomamos una copa mientras nos damos un festín de galletas.

Poco a poco la ropa va cayendo de nuevo al suelo.

Tomo un poco de queso con una galleta y la embarro en la comisura de tu boca, el lugar perfecto para empezarte a besar. Cuando estamos completamente desnudos me tiro en la cama, pero tú, no te mueves de tu lugar, esperas a que me acomode y empiezas a dar una vuelta frente a mí… mostrándote, exhibiéndote… me gusta mucho verte es casi como una devoción. mi dedo te índica que te acerques, caminas hasta mí, lento, provocadoramente, y te subes en la cama, te incas a la altura de mi cintura un pie a cada lado, y con un movimiento rápido te clavas en mi falo, abres la boca al sentirte invadida, te mueves a tu ritmo buscando tu placer, mis manos juegan en tus pechos… mis dedos aprietan tus pezones, en un movimiento mis manos toman tu espalda, y te tumban sobre mí. Firmemente te abrazo sin salir de ti, el ritmo es mio ahora, mi cadera se alza un poco y empiezo a bombear rápidamente, aguanto el ritmo hasta sentir en mi oído tu orgasmo. Mis manos sueltan tu espalda para tomar tus caderas, empujo de ellas hasta posarte sobre mi cara… te sientas sobre mi boca y lentamente mi lengua empieza a tomar tus fluidos, beso, lamo, paso una y otra vez mi lengua por ti, busco entre tus pliegues hasta encontrar esa pequeña protuberancia llamada clítoris, y lamo sobre el, mis labios lo aprisionan y tiran de el, lo sueltan vuelvo a lamer, de nuevo mis labios una y otra vez repito el proceso hasta que tu espalda se arquea, y tus manos toman firmemente mis cabellos, marcas el ritmo, cada vez Jalas mas fuerte de mi cabello y tus caderas se mueven con desesperación vuelves a terminar y doy una ultima lamida antes de que te levantes.

Me paro en la orilla de la cama, y en cuatro, te acercas hasta alcanzar mi erección… te doy una nalgada (siempre es un rico placer ver mi mano pintada en tu trasero), seguida de otra antes de tomar tus caderas firmemente y clavarme en ti, pongo mi peso en tu espalda para alcanzar tu oído, bajas un poco por la presión y cuando llego a tu oido te susurro:

— eres mi perra…

Te dejas caer en la cama con los pies en el suelo mientras vuelvo a ponerme en pie, pongo mi dureza entre tus nalgas te doy un par de arremetidas fuertes de esas que te enloquecen, me enloquece ver como te agitas y pides más, pero esta vez ya no alcanzaras a llegar, mi placer está por culminar…

Salgo de ti y con unos fuertes tirones de mi mano eyaculó sobre tu espalda y nalgas, mi leche caliente te llena hasta alcanzar parte de tu pelo, otra imagen para guardar de recuerdo tu espalda llena de mi, tu culo embarrado por nuestra esencia.

Volteas con una sonrisa en tu boca mientras trato de recuperar el aliento. Me acuesto a un lado tuyo y en cuanto nuestras respiraciones se normalizan caminamos hasta el baño, mi leche recorre tu cuerpo ahora para abajo.

Entramos al baño y pongo a llenar la tina… agrego un poco de hierbas aromáticas y jabón espumoso, al tiempo que la tina se llena, quiero volver a ver tu cuerpo solo en esa fina lencería que me gusta, te la pones para mi así con todo y leche en tus nalgas, con nuestras manos nos exploramos como si no nos conociéramos, como si fuera la primera vez que hacemos ese recorrido, nos besamos hasta quedar sin aire… la tina ya esta lista entro en ella, te ofrezco mi mano, te quitas las bragas y entras en la tina, tu espalda en mi pecho, nos quedamos abrazados así un buen rato, mientras nos tomamos otra copa de vino y un poco de queso. te lavo el pelo con calma me doy el tiempo de masajear tu cabeza, poco despues enjabono tu cuerpo es un rito muy íntimo que nos damos, que disfrutamos, nuestras manos ahora solo enjabonando nuestros cuerpos, yo te baño y luego tu me bañas, no se como describirlo pero es algo que nos une, casi se podría decir que es amor, algo que hace de esta relación algo especial.

Tu ropa está un poco sucia, no mucho pero aun así te ofrezco un pans de los que tengo en el closet, jajaja tu cara ante la idea de ponerte un pans es simplemente genial y me das una nalgada en forma de reproche. Y vuelves a poner tu short y antes de que te pongas el brasier… Empiezo a enrollar un poco de cuerda entre tus pechos, hoy llevaras eso de ropa interior, terminas de ponerte la demás ropa. Salimos al balcón para mirar la ciudad, a ti siempre te a gustado como se ven las luces de la ciudad desde esa zona.

Se hace tarde y debemos volver además el fresco de la noche ya se nota en tu cuerpo. Te recuestas en mi pecho y preguntas

— y si nos quedamos a dormir?

Me aparto de ti y caminó hasta la recámara sin decir nada, tu vista me sigue en silencio. A veces el silencio dice mucho.

Poco después nos estamos despidiendo de Juanita, nos damos prisa y dejamos a Juanita en la puerta.

Nos alejamos poco a poco de la casa. Como no querer esta casa aquí hemos pasado incontables días entregados uno al otro.

Quien sabe si algún día volvamos.

El trayecto de regreso, lo hacemos en silencio, solo sintiendo el frío aire que hace, te abrazas fuertemente a mí. Llegamos a donde nos encontramos en la mañana te bajas de la moto, ambos estamos serios, nos despedimos con un beso en la mejilla como dos buenos amigos, prometiendo un café cuando nos volvamos a encontrar, o una cerveza dependiendo el clima…

Pero sabemos que es mas como una promesa al aire, sabiendo que esa cita tal vez nunca llegue. Un café que posiblemente ya nunca nos tomaremos juntos…

 

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