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Marcela, el arnés y yo
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Ya había estado con Marcela varias veces, me la presento María Mercedes un día el cual no recuerdo donde ni cómo.

Marcela es una flaca espectacular, con unos bellos senos y un disposición a disfrutar muy chévere, de un hablar cantarín y pegajoso. Muy sexy la Marcela.

Yo ya sentía algo más de confianza con ella y decidí tratar algo con ella que ambos disfrutáramos.

Nos encontramos a eso de las 3 pm, y nos fuimos a mi apartamento, directo a la alcoba donde sin miramientos y con una calentura nos desnudamos y nos metimos a la cama, solo se dejó sus sandalias de correítas que le subían entrecruzadas sobre la pantorrilla.

Nos abrazamos un rato, besamos y tocamos por todos lados, yo soy d eso que piensa que la mujer debe disfrutar más o igual que uno, me baje y me empezó a comer su delicioso coño, Marcela le gusta que se la coman, esa pepita deliciosa que tiene entre sus piernas, en la parte de arriba de sus labios inferiores es como lamer una colombina de fresas.

Jugamos delicioso, y decidí preguntarle de que le parecía de utilizar un arnés y desquitarse conmigo, al disfrutar darle a un hombre por el culo, sus ojos se abrieron de la emoción y me dijo que listo hagámosle, claro era mi culo no el de ella, el que iba a sufrir un rato.

Saque de mi maletín de vendedor un arnés de silicona en color piel, con unas correas gruesas de color rojo. Lo tomo en sus manos y me miro, se levantó sobre la cama y levantando una pierna le puse un lado del arnés luego el otro y así quedo armada con un poderoso miembro masculino de 18 cm de largo por 4 de diámetro. Brillaban sus ojos, y se encontraba bastante acelerada. Le pregunte como quería cogerme que estaba para que hiciera conmigo lo que quisiera.

Me puso en cuatro, escupió sobre mi ojete del ano, le dio un beso, lo lamio un momento deliciosamente, y dijo: -Este culo tuyo, mi amor va a ser mío y te lo voy a romper.

Unto con lubricante el poderoso falo , se arrodillo detrás mío, como si fuera a rezar, y coloco la cabeza del reverendo vergon ad portas de mi ojete, fue empujando , un poco , el dolor en i culo se hacía cada vez más grande, me aguante y puje para ayudarle a entrar, lo siguió metiendo hasta que lo tuvo todo adentro, se inclinó sobre mi espalda y con suaves palabras al oído dijo –Ahora voy a saber yo lo que culiarse un culo, y tú vas a sentir lo rico que se siente, toma!! Y lo saco y metió de un solo trancazo, en principio solo dolor pero ya después de un minuto y de su mano paseándome al mismo tiempo las sensaciones de placer hicieron su aparición.

Marcela estaba entusiasmada, no dejaba de bombear, con su otra mano se pellizcaba los duros pezones de sus bellas tetas, me la saco y me jalo hacia el baño, donde parado delante del lavamanos me ordeno subiera una pierna al mueble, y de una me clavo esa verba en el culo, parada detrás de mí. Estaba enloquecida disfrutando el someterme a una culiada majestuosa.

Mientras tanto su mano izquierda me masturbaba, me sacudía mi miembro hasta que me vine sobre el lavamanos. Ella saco de mi culo su ya sobre utilizada verga, se la quitó y corrimos a la cama donde con sus boca y manos logro revivir mi verga, la cual luego se hundió en las entrañas de su depilado coño hasta que nos vinimos entre risas y gemidos. Algún día tal vez lo repitamos.

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