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Infidelidad con mi cuñado camionero (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Si quieren ver la primera parte de esta historia, vayan a mi perfil.

Luego de salir de la cocina con el corazón a mil, pues mi hijo estuvo a punto de descubrirnos a mi cuñado José Luis y a mí besándonos la fiesta siguió su curso, de vez en cuando José y yo nos mirábamos con complicidad, luego de bailar con mi esposo varias piezas José me invitó a bailar y yo me negué en un principio pues quería aclarar un poco mi mente y tratar de apaciguar el deseo que tenía de follar con él, pero Edu me insistió en que bailara con José y pues tuve que acceder, cuando José me tomó de la mano sentí algo, no sé, algún tipo de conexión…

José Luis: De nuevo te tengo para mí, aunque solo podamos bailar, pero yo sé que vamos a tener tiempo para nosotros solos y te voy a disfrutar como he querido desde hace tiempo.

Yo no sabía que decirle pues también quería ser poseída por él, pero tenía que guardar la compostura, además mi hijo Miguel nos vigilaba con recelo, pues él sospecha de José Luis y sus intenciones hacia mi…

Yo: Por favor no sigas, acá están todos incluyendo mi hermana que es tu esposa y mi marido y no quiero que dañemos la fiesta.

José Luis me apretó un poco más hacia él y mis tetas se abultaron contra su pecho así como había pasado un rato atrás en la cocina y como yo soy un poco más alta que él ver su cara cerca a mis tetas me calentó mucho, me abracé un poco más a él como si fuera su mujer y José lo entendió y en un momento sentí como una de sus manos acarició mi culo…

Yo: no sigas por favor, me tienes loca, quiero que me folles, que me comas entera.

José Luis: vas a ser mía Nora, te voy a follar pase lo que pase te voy a follar

En ese instante mi hijo Miguel se acercó…

Miguel: siento interrumpir tu bailecito con este, vengo a decirte que voy a salir con mi padre a buscar más carbón pues aún queda mucha carne por asar y aprovecharemos para entrar a casa a sacar algo más de licor, eso sí, no demoraremos mucho, eso te lo aseguro.

Y se fue mirando con mala cara a José Luis. José y yo nos miramos mientras bailábamos pues ya sabíamos lo que podría suceder, mi hijo y mi esposo por fuera y yo vulnerable ante aquel cuñado que me quería hacer de todo y yo se lo estaba haciendo más fácil. La canción terminó y de inmediato José Luis hizo un comentario como dándome coordenadas…

José Luis: voy de nuevo a la cocina a picar un poco de hielo, quieres ayudarme?

Yo: debo ir al baño primero y nos vemos allá.

Me dirigí al baño con algo de afán, pues era una oportunidad de oro para poder estar sola unos minutos con José Luis y darle rienda suelta a esas ganas que nos teníamos ambos. En el baño me acomodé un poco el escote y me eché algo de perfume para mi macho, macho que esa noche no sería mi esposo Eduardo sino mi cuñado, no pensaba en mi familia ni en la de nadie, sólo quería ser poseída él. Al salir del baño tomé un pequeño atajo hacia la cocina pero escuché una voz femenina que me hizo detener, era mi hermana Belén, esposa de José Luis, ella también estaba algo pasada de tragos e invitaba a José a la recámara para echarse un polvo rápido y luego volver a la fiesta, pero José la rechazaba diciendo que aún tenía que picar más hielo y por un costado podía ver como Belén le agarraba la verga a José por encima de su pantalón, pensé “esto no puede ser, ella es mi hermana y no le puedo hacer esto, además no sé qué rumbo tomaría todo si traiciono la confianza de mi familia” y cuando ya me disponía a volver al deck con los demás escuché a Belén salir de la cocina con un vaso de whisky en la mano y tarareando la canción que estaba sonando en ese momento, de inmediato sentí unas manos que desde atrás me rodeaban la cintura, era José…

José Luis: pensabas escaparte mi cuñadita deliciosa? Qué tal si me das un beso y me dejas disfrutarte unos minutos…

Todo se me nubló de nuevo, me di vuelta, me abracé a su cuello y nos besamos, jugábamos con nuestras lenguas y mientras mis manos tomaban su rostro en señal de entrega total, José levantó mi falda y palpó la piel de mi culo y con sus dedos recorrió la costura de mi tanga que con la falda subida se podía ver todo pues era semitransparente…

Yo: Te gusta? vas a tener que hacer algo para quitarme esta calentura, es tu culpa.

José Luis: te quiero meter mi verga, quiero penetrarte toda, quiero dejarte marcada como mía

Nos volvimos a besar y yo le tocaba la verga a José por encima de su pantalón.

Yo: Que tienes ahí? Es para mí?

José: si mi amor, esta verga es toda tuya, que tal si me regalas una mamada?

Yo: pensé que nunca me lo pedirías, me muero por probarte esa verga rica que tienes.

José: y tu no sabes como he soñado este momento, ver tu boca llena de mí.

Me senté con prontitud en una caja de cervezas y le bajé la cremallera pues no había tiempo que perder, además alguien podría entrar a la cocina y vernos, apenas tuve esa verga en mis manos pude constatar lo que a veces me comentaba Belén y es que José tenía una verga grande y gruesa y yo ya me la quería comer, comencé pasándole la lengua por todo el glande y de inmediato me la metí a la boca, estaba deliciosa, con las venas marcadas, José me cogió del pelo y eso me calentó más….

José: ummm chúpamela amor, que rica boca tienes, déjamela brillante de tu saliva, tienes hambre? Come mi amor, come.

Yo: que verga tan rica cuñadito, es más grande que la de mi marido, que rico!!! Tienes que compartirla más seguido.

José: cuando quieras amor, cuando quieras me llamas y vuelvo para que la chupes así de bien como lo estás haciendo, tu si sabes dar una buena mamada… que cuñada me gasto por Dios.

Se la chupé todo lo que quise, mi boca quedó marcada por esa verga deliciosa, si mi hijo supiera que sus temores se estaban haciendo realidad, que su madre se estaba dejando comer por el cuñado, le chupé los testículos pero de inmediato volvía a esa rica verga que ya denotaba su temple y su disposición para penetrar una vagina y yo me sentía honrada de ser la poseedora de esa vagina.

Yo: me la quieres meter ya mi amor? Me muero por sentirte dentro de mí cuñadito rico.

José: ven que ya no aguanto más, no sabes lo que he soñado con este momento y estoy a punto de hacerlo realidad, de tenerte para mí, de clavarte como mi yegua, como mi mujer, de marcarte como mía.

Yo: claro que si papacito delicioso, si hubiera sabido desde antes de tus sueños créeme que seríamos amantes de tiempo atrás.

José me sacó la blusa y de nuevo me devoró las tetas, me las cogía con fuerza y me las chupaba con desespero, como si esa noche fuera la última de nuestras vidas.

Yo: te gustan mis tetas mi amor? Dale, cómetelas todo lo que quieras, son tuyas.

José: ahora entiendo por qué son los juguetes del cornudo de Eduardo, tienes unas tetas únicas y hoy me las como yo.

Yo: Hoy y el tiempo que quieras mi vida.

José terminó su tarea con mis pechos y me giró para hacerme apoyar en un mesón, sentí como hacía a un lado mi tanga, esa tanga que me había puesto con la intención de seducir a mi marido pero que esa noche sería testigo directo de un rapidín que me echaría con mi cuñado en la cocina de su casa.

José: uff que culo cuñada, todo eso es mío, hoy me lo como yo.

Yo: ya no aguanto más métemelo por favor méteme esa verga tan rica que tienes.

Y José no se hizo de rogar y de un empujón me la metió toda y comenzó su vaivén, sentí que me llenaba entera, esa verga era única y yo estaba extasiada de ser cogida salvajemente en la cocina…

Yo: ajjj auu que rico mi amor, sigue así cómeme toda mmmmm ajj ajj ajj!!!

José: que rico cuñada, que rica cogida nos estamos dando mi amor, eres mi yegua, me perteneces.

Yo: si mi amor, soy tuya, soy tu yegua, cada que quieras seré tu mujer, dame más dame más que deliciaaa!!!

José se sentó en un silla vieja que había al alcance y yo me senté encima suyo para cabalgarlo y al quedar de frente nos besamos, nos comíamos la boca en una muestra de desespero por devorarnos y lujuria, José sacó su lengua bañada en saliva y yo me la comí como un manjar, la acariciaba con mi lengua como si estuviera comiéndome su verga mientras seguía cabalgándolo…

José: que rica estás cuñada, que cuerpazo, que tetas, que culo y tu cara de calentura me encanta mi amor.

Yo: Ahora que me descubriste mirándote me estaba imaginando yo encima tuyo cogiendo como animales y míranos, acá estamos comiéndonos y me encanta, mi hijo te tiene celos porque cree que tú quieres cogerme… jajaja si supiera que sus temores se están haciendo realidad.

José: Eso le pone más morbo, mientras más sospeche tu hijo más ganas me dan de cogerte así como te tengo cuñadita rica.

Yo: Siempre habrá un momento y un lugar para que nos veamos papacito.

Seguí cabalgando a José Luis abrazada a él, era tal la calentura que tuve orgasmo tras orgasmo y se lo agradecía besándolo. Habrían pasado cerca de 30 minutos sin que nadie entrara a la cocina, minutos que para mí se fueron volando de tanto que disfrutaba ser penetrada y poseída por mi cuñado, cuando José sintió que se venía me arrodillé y él se paró para así tragarme su leche, me llenó la boca y me la tragué mientras me masajeaba la vagina, nos vestimos y yo fui al baño a lavarme la boca, José fue al segundo piso a terminarse de organizar y no levantar sospechas, cuando salí del baño venían mi hermana Belén y mi hijo Miguel…

Belén: Hola Nora, donde te metiste que te estábamos buscando, tampoco veo a José Luis.

Miguel se quedó mirándome con cara de desconfianza y sospecha…

Yo: Estaba en la cocina buscando un poco de hielo y como hay que picarlo también estaba buscando a José para que me ayudara, luego entré al baño porque me dio algo de calor y necesitaba mojarme un poco la cara.

José bajó del segundo piso…

Belén: Ahí estas amor, que hacías allá arriba?

José: Estaba haciendo una llamada porque acá el ruido no deja hablar, pero bueno, volvamos a la fiesta.

Nos dirigimos hacia donde estaban los demás y mientras mi hijo iba delante de mío y yo lo tenía tomado de los hombros mientras caminábamos José me agarró una nalga en señal de que esa no sería la única vez que nos veríamos y yo ya quería que la siguiente aventura llegara para ser la puta de mi cuñado.

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